Entrevista a J. Capdemut

[Riley] Tengo el placer y satisfacción de entrevistar a un amigo y colega rolero de hace muchos años. Siempre quedarán en la memoria de todos los compañeros del grupo las partidas y campañas en uno de los settings más interesantes de AD&D, como era Ravenloft. Amigo J. C. Rosa, bienvenido a Nación Rolera.

[Capdemut] Es un placer, compañero.

¿Vamos al lío?

1) Recuerdo que en el lejano, y ya mítico, foro Inforol, abriste un tema sobre las expectativas laborales en el futuro. Ese tema terminaría siendo uno de los más largos, a la vez que profundos, a nivel de sinceridad, de los usuarios. No recuerdo exactamente tus reflexiones, pero casi estoy seguro de que no hablabas de tu futuro como escritor… 

Si te soy sincero, tampoco recuerdo muy bien de qué iba eso. Hace muchos años ya… y creo que fue mi primer contacto con internet.

Lo que sí recuerdo es que hacía poco que me había mudado, y en mi nuevo pueblo existía un club de rol al que no tardé en unirme y en el que fantaseaba con la idea de crear algún tipo de espacio permanente donde jugar, en plan ludoteca abierta a diario. Quizás fuera una idea muy loca, pero había mucha gente joven, y eso era algo que me habría gustado encontrar a mí en mis inicios en este mundillo. Por supuesto, algo así debería estar remunerado… y esas cosas no pasan en el mundo real.

Y no, no hablaba de mi futuro como escritor.

2) Puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que eres un gran bloguero. Quizás, gracias a ello han nacido tus libros. ¿Qué nos puedes decir de tus blogs? ¿Han sido tu catalizador para sacar a la luz tu talento como escritor?

Sí y no. Llevo escribiendo desde mucho antes de que existiera internet (por lo menos, a nivel doméstico) y seguramente hubiese acabado publicando igualmente si no hubiese existido nunca.

Pero sí es cierto que los blogs fueron mi primer contacto con un público relativamente crítico y me hicieron plantearme, por primera vez en mi vida, el escribir pensando en agradar a los demás.

Además de eso, mantener tres blogs ―los cuales se actualizan semanalmente― me mantiene «en forma» a la hora de escribir, ya que se crea un hábito de escritura, lo cual es esencial para cualquier autor.

3) Pero hemos venido aquí para hablar de tu libro… La onomatopeya del ladrido (y otros relatos pulp). Tu primer escrito, «En busca de Wonderland», me recuerda a una intensa aventura de rol en un mundo postapocalíptico. ¿Hasta qué punto crees que tus habilidades como director de juego (o máster, como lo hemos llamado toda la vida) han influido en tu manera de escribir?

Pues, ya que lo mencionas… Como máster suelo tirar mucho de improvisación, dirigiendo las partidas en torno a una idea básica, pero dejando que los jugadores se muevan libremente por la historia.

En el caso de «…Wonderland», este es un relato que escribí de forma casi automática, añadiendo elementos que se me ocurrían en el momento y añadiéndolos a la trama principal, la cual sí tenía pensada de antemano.

En cierto modo, ha sido como dirigir una partida con unos jugadores interpretados también por mí mismo, lo cual está bien, porque así no se comen todas las patatas aprovechando que estoy mirando tablas en la pantalla.

4) Insistiendo en tu novela, la narración que da nombre al libro, «La onomatopeya del ladrido», contiene alguno de los pasajes más hilarantes que he leído en los últimos tiempos, con el que llegué a desternillarme de risa, literalmente. Me atrevería a decir que en él se vislumbran dos de tus pasiones: la música y el rol. ¿Estamos quizás ante tu escrito más destacado? ¿Lo podríamos considerar como tu obra maestra hasta este momento?

Supongo que te refieres al flashback escatológico del final… Me alegro, y me desconcierta, que te gustara.

Creo que llamar «obra maestra» a ese relato es exagerar un poco, pero sí es cierto que ha sido el primero que escribí para este libro, el más largo que he publicado nunca y, quizás, en el que me he saltado a la torera todas las recomendaciones narrativas para escritores noveles: Tiene dos personajes protagonistas, flashbacks, dos argumentos que se entrecruzan, dos líneas temporales que acaban coincidiendo… Todavía no entiendo como es comprensible, pero parece que a la gente le gusta, y no voy a discutirles.

5) «La venganza de Caperucita» y «El incidente de Belén» son reformulaciones y vueltas de tuerca de historias populares. Siempre has sido muy crítico y mordaz con las tradiciones populares. ¿Te gusta ahondar en la hipocresía de la sociedad o bien te gusta sacar a la luz la mediocridad de muchas personas que presumen de lo contrario?

Ambas cosas me gustan, y no solo eso: creo que son necesarias, en cierto modo. Escribir ficción está muy bien, pero toda ficción tiene una base real y disfrazando esta realidad es cuando podemos ser más críticos. No quiero compararme con nadie, pero si nos vamos a lo más alto de la literatura mundial nos encontramos con autores como George Orwell y su Rebelión en la granja, que es una ultraobra maestra en la que hace una crítica feroz al sistema político, pero que en la superficie no es más que una fábula.

En mi libro, tanto «…Caperucita» como «El incidente…» pueden ser vistos como un manifiesto feminista, el primero, y una crítica social, el segundo. Pero, si no queremos complicarnos la vida, encontraremos simplemente el final alternativo de un cuento popular en el primero y un relato de artes marciales en el segundo. Y desde mi punto de vista, ambas interpretaciones son correctas. Lo bueno de leer es que al ser un acto íntimo y voluntario, nadie te puede venir a decir cómo interpretarlo. Por eso, nunca hay que dejarle un libro que nos guste a nadie; porque te discuten y, encima, no te lo devuelven nunca.

6) Tu primer libro, Textos de mediocridad e hiperrealismo, es una recopilación de escritos llenos de crítica a la sociedad occidental, donde sacas a la luz el cinismo más profundo del ser humano y sus bajezas más profundas (destaco el relato de CiFi «De amor y vacío»), mostrando que, aunque la sociedad nos empuja puerilmente a una fachada donde debe prevalecer la apariencia de lo políticamente correcto, en el fondo, la mediocridad impera y destaca a nuestro alrededor. En la La onomatopeya del ladrido (y otros relatos pulp) ¿esta crítica mordaz al cinismo se ha templado respecto a tu primer libro?, ¿o bien consideras que estamos ante una evolución, ante el tipo de redacción?

Sin duda he evolucionado desde que escribí el primer libro, tanto a nivel de redacción como de ser humano. Hay que tener en cuenta que, aunque lo publiqué el año pasado, algunos relatos los escribí hace más de veinte años, cuanto solo era un pimpollo virginal.

A pesar de eso, mi punto de vista sobre la sociedad en la que vivimos no ha cambiado demasiado, y si lo ha hecho, es a peor. ¿Has oído eso de «cuanto más conozco a la gente, más me gustan los perros»? Pues, en mi caso, cambia perros por plantas, piedras o cualquier otro objeto inanimado.

7) Por último, y sin olvidar el alma mater de Nación Rolera, ¿a qué diriges últimamente? ¿Con qué frecuencia juegas? O, más importante todavía, ¿con qué frecuencia diriges?

Actualmente estoy intentando jugar con cierta regularidad, y casi te diría que lo estoy consiguiendo. Trato de dirigir una vez al mes, mínimo, y tengo un par de grupos de juego, muy dispersos, eso sí, que intentan acoplarse a mis horarios.

Tengo una campaña del juego FAITH a medias, la cual trataré de retomar. También estoy dirigiendo en el club de rol de Novelda, AOCAN, partidas sueltas (los jugadores no lo saben todavía, pero forman parte de una campaña) de La Sombra del Rey Demonio, un juego que gané, por cierto, en un concurso que se gestó en Google+, y que consistía en crear un juego de rol completo (reglas, ambientación, creación de personajes, etc.) en solo 200 palabras (poco más de medio folio). Y también dirijo una partida de La Puerta de Ishtar ambientada en Glorantha, en la web de Comunidad Umbria. No está mal, para un señor mayor como yo.

Enlaces de interés:

 

38 años (aunque todos le dicen que aparenta 37 y medio) alto, guapo y con una extraña mirada ausente, propia del que busca continuamente ideas para escribir. Nacido en tierras norteñas y emigrado al sur en busca de paz y de serenidad. Formó una familia y ahora trabaja incansablemente pare ella. Escritor aficionado, en busca de la semiprofesionalidad, ha publicado dos libros hasta el momento y, si se le ocurre algo, irá a por el tercero. Aficionado a los juegos de rol y a lanzar patos al pan que hay en los lagos.

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