Apéndice: resumen de la Segunda Edad

[Nota del Editor]  El presente apéndice forma parte del artículo sobre la serie de ‘El Señor de los Anillos’ que está preparando Amazon Prime Vídeo escrito por Riley. Pero debido a su extensión, su complementariedad al citado artículo, a naturaleza de resumen exhaustivo y por su contenido especifico para los conocedores del universo de la Tierra Media, hemos optado por publicarlo en una entrada a parte. Complementa el artículo original (era su objetivo) y se publican en la misma fecha.

 

La Segunda Edad empieza con la caída de Melkor y se desarrolla a lo largo de 3441 años. Esta era termina, precisamente, justo cuando empiezan las películas de “El Señor de los Anillos” de Peter Jackson. Me gustaría recordar que no deja de ser un resumen, de modo que disculpadme si en algún momento hay alguna simplificación o se omiten detalles que para otros seguramente son imprescindibles.

Sus sucesos más destacados de la Segunda Edad del Sol, también denominada «Los Años Oscuros», son los siguientes:

 

La Ascensión y la Caída de Sauron

Tras la caída definitiva de Morgoth, y luego de ver el poderío de los Señores del Occidente, Sauron se amedrentó y pidió perdón y clemencia, a lo que se le conminó a ir a Valinor para ser juzgado. Pero Sauron hizo caso omiso y se escondió en la Tierra Media durante quinientos años antes de regresar a Mordor…

 

El nacimiento y esplendor de Númenor

A inicios de la Segunda Edad del Sol (año 32 S.E.), los valar los recompensaron a las Tres Casas de los Hombres (conocidas como “los amigos de los elfos”) por su inestimable ayuda en las guerras contra Melkor durante la Primera Edad y les proporcionaron una tierra donde vivir, lejos de la Tierra Media y cerca de las Tierras Imperecederas del Oeste: la isla de Númenor. Los amigos de los elfos navegaron hasta allí, guiados por la estrella de Eärendil, y se establecieron en esa tierra. Desde entonces se les conoció como los dúnedain.

Emplazamiento de la Isla de Númenor

Los dúnedain eran superiores a los demás hombres en nobleza de espíritu, a pesar de que todavía eran mortales y corruptibles. Una virtud que los distinguía de los hombres menores es la avanzada edad que lograban alcanzar (hasta 250 años para un dúnadan de pura raza). Esto era especialmente notable en la casa real de Númenor. Por ejemplo, su primer rey, Elros Tar-Minyatur, “el Medio Elfo”, alcanzó 500 años de vida, y Elendil y sus hijos, Isildur y Anárion (de los que hablaremos después), vivieron (o habrían vivido) entre 300 y 400 años.

De hecho, un detalle importante es que Elros Tar-Minyatur, el primero de los Altos Reyes de Númenor, era el hermano gemelo de Elrond (el señor de Rivendel, que aparece en el Hobbit y en El Señor de los Anillos). Al finalizar la Primera Edad del Sol, a los hijos de Eärendil (el padre de Elrond y Elros), se les permitió escoger a qué linaje pertenecer. Elros decidió compartir el destino de los hombres, y fue elegido rey de las Tres Casas de los Hombres y dirigió a su pueblo a Númenor. Elrond, en cambio, prefirió ser contado entre los Primeros Nacidos, los Elfos, y se quedó en la Tierra Media, como heraldo de Gil-Galad, el último de los altos reyes de los Elfos Noldor.

Los dúnedain tenían prohibido por los Valar acercarse a las Tierras Imperecederas (al Oeste de Númenor), así que los númenóreanos navegaron al Este, hacia la Tierra Media, y se convirtieron en marineros extremadamente hábiles: los Reyes del Mar.

Cuentan que la travesía del gran mar Belegaer fue únicamente una parte de los innumerables viajes realizados por los númenóreanos. Viajaron desde las Tinieblas Septentrionales, bordearon las costas occidentales, cruzaron las cálidas tierras del sur y llegaron a las Tinieblas Inferiores y aún más allá. Pasaron a mares interiores y finalmente, tras alcanzar las costas orientales, se dirigieron hacia el sol naciente tan lejos como osaron aventurarse.

Puerto de Andúnië, situado en la bahía homónima, en el extremo noroeste de la isla de Númenor, con la torre de hizo construir el rey Tar-Minastir para observar el Oeste (es decir, la ‘immortalidad’)

Los navegantes también realizaban visitas bastante frecuentes a los Puertos Grises de Gil-galad y Círdan, pues por aquel entonces la amistad entre los eldar y los edain aún era firme. E incluso, en el año 1700 S.E., el rey Tar-Minastir envió una gran flota para socorrer a los elfos en la guerra contra Sauron y ayudó a expulsar al Señor Oscuro, en lo que se conoció como la Guerra de Eregion.

Después del rey Tar-Minastir, los reyes de Númenor mostraron una afición desmedida por la riqueza y el poder. Transformaron sus puertos en fortalezas armadas, especialmente en el sur de la Tierra Media, adonde iban más a menudo. La más notable de todas ellas fue Umbar, reforzada en el año 2280 S.E. A estos puestos amurallados fueron llegando en número creciente los colonos, y a causa de su superioridad en conocimientos y armamento, no les fue difícil cambiar su posición de maestros y colaboradores por la de gobernantes y usurpadores. Se dice que incluso Sauron llegó a temerlos y se retiró de las tierras próximas a sus puertos.

 

Annatar, el Señor de los Dones

Al inicio de la Segunda Edad, Sauron se concentra en el engaño y la persuasión antes de desplegar sus fuerzas, de manera que usó una nueva identidad haciéndose llamar Annatar el Señor de los Dones.

Llegó primero a Lindon (~ año 1200 S.E.), los dominios del poderoso Gil-Galad diciendo ser un enviado de los Valar (siendo esto una anticipación de los Istari), pero tanto el líder de los elfos noldor como Galadriel y Elrond desconfiaron de él.

Sin embargo, sí fue bien recibido por el elfo noldor Celebrimbor y los herreros de Eregion (llamados Gwaith-i-Mírdain), quienes buscaban el conocimiento y la creación. Annatar (Sauron) comprendió los deseos de los noldor y aprovechó su objetivo de alcanzar el cénit del conocimiento y la creación, para someterlos. ¿Cómo? Sauron persuadió a los elfos para que forjasen los Anillos de Poder, si bien se reservó para sí la forja del Anillo Único en los fuegos del Monte del Destino.

Sauron, bajo la apariencia de Annatar, colaborando con Celebrimbor con la forja de los anillos de poder

Pero Celebrimbor desconfió de Annatar y, de espaldas a este, creó los Anillos Élficos (año 1590 S.E.); el herrero elfo los forjó para que preservaran en el mundo la belleza de los Días Antiguos, pero sin utilizar los poderes enseñados por Sauron, que tampoco los llegó a tocar o influir de modo alguno.

Celebrimbor fundador de la Gwaith-i-Mírdain, la hermandad de herreros elfos

Los anillos malditos, en cambio, fueron repartidos por Sauron entre aquellos que desearan su poder. Siete dio a los reyes enanos -que se volvieron irascibles y avaros- y otros nueve a los reyes, hechiceros y guerreros humanos -que acabarían convertidos en espectros esclavos de Sauron, los nueve Nazgûl-. Es importante destacar que fue la unión del conocimiento de los elfos y Sauron lo que permitió la creación de los anillos, puesto que ni el uno ni los otros hubiesen podido alcanzar ese poderío mágico por sí solos.

Celebrimbor entregó los tres Anillos élficos antes de que Sauron regresara a Eregion. Dos se los dio a Gil-Galad: Vilya -Anillo de aire- y Narya -Anillo de fuego-, y el otro se lo entregó a Galadriel: Nenya -Anillo de agua-. Al poco tiempo Gil-Galad entregó a Narya a Círdan, ‘el Carpintero de Barcos’.

Tras forjar el Anillo Regente en el Monte del Destino (año 1600 S.E.), Sauron pronunció el hechizo para someter a los otros anillos y las voluntades de sus portadores. Pero al enterarse que Celebrimbor había entregado los Anillos Élficos, Annatar mostró su verdadera identidad y regresó a Eregion desde Mordor, abiertamente como Sauron, con un ejército para arrasar el reino y recuperar los Anillos del Poder.

El Señor Oscuro destruyó por completo la capital, Ost-in-Edhil, y mató a Celebrimbor, clavando su cabeza en una pica para terror de elfos y hombres. Sauron extendió la oscuridad por la Tierra Media, dominando a los hombres menores, quienes, temerosamente, lo veneraban como a un dios a los pies del cual todo caía bajo su poder y asolaba lo que se levanta a su paso.

Pero las fuerzas del bien de la Tierra Media no tardarían en responder. Los elfos, liderados por Gil-Galad, más los dunedain de Númenor, atacaron por el norte y sur respectivamente a las tropas de Sauron, en lo que se conoció como la Guerra de Eregion. Derrotado, el Señor Oscuro se volvió a refugiar en Mordor a la espera de recuperar su poder.

 

Los anillos élficos

Los Anillos Élficos fueron creados por Celebrimbor, con el fin de preservar y embellecer la vida de todo lo que hay en la Tierra Media; funcionaban de la misma forma que funcionaba el Anillo Único, otorgándole poder a su portador según su estatus, y su destino estaba atado al de su creador, pero fueron capaces de conservar su poder aún después de la muerte de Celebrimbor, debido a su atadura hacia el Único.

A diferencia del Anillo Único, que solamente tenía el poder de destruir, los Tres tenían el poder de crear, preservar y curar. Se dice que, debido a los poderes de estos anillos el ambiente de los lugares en donde se encontraban se hacía más ameno y el lugar mucho más hermoso, además de que el tiempo transcurría más lentamente.

Los poderes de los anillos élficos son los siguientes:

Vilya, el Anillo Azul, se dice que podría embellecer el lugar donde vivía su portador y era capaz de curar las heridas causadas por el mal en la Tierra Media, esto explica cómo Elrond fue capaz de curar a Frodo de la herida infligida por el Rey Brujo con la daga de Morgul.

Nenya, el Anillo Blanco, portado por Galadriel era capaz de preservar las cosas sin mancha ni deterioro. Su poder era tal que se dice que el tiempo no transcurría de la misma forma en Lothlórien que en el resto de la Tierra Media. Con él Galadriel tenía el poder de enterarse de eventos lejanos y de protegerse de las fuerzas de Sauron: solo el Señor Oscuro en persona portando el Anillo Único podía traspasar.

Narya, el Anillo Rojo, Su poder era el de encender los corazones de las personas para que realizaran actos heroicos más allá de lo que pudieran alcanzar por sí mismos. Era portado por Círdan el Carpintero de Barcos, quien lo cedió a Gandalf después de su llegada a la Tierra Media. Su mayor ejemplo de uso fue cuando Gandalf liberó al rey Théoden de la senilidad prematura que lo había acogido, y lo lleva incluso a cabalgar en ayuda de Minas Tirith.

 

Decadencia de Númenor

Desgraciadamente, la longevidad de la que los dotaron los Valar terminó siendo perjudicial para los dúnedain… Con el paso de los años y las generaciones, empezaron a temer a la muerte y a querer prolongar sus vidas por cualquier medio. También empezaron a mirar con envidia a las costas inmortales, al Oeste, y a cuestionar la prohibición de navegar allí y sobrepasar los límites de su propia beatitud.

De modo que, con el pasar de los siglos, los reyes se volvieron más orgullosos y más reacios a abandonar la vida y ceder el cetro a sus herederos, aferrándose a ella hasta la senilidad y la locura. La mayoría del pueblo compartía los recelos de sus reyes y ya no fueron fieles a los Valar ni amigos de los Elfos. Así empezó el declive de los Dúnedain de Númenor.

En sus últimos días (~ año 2250 S.E.), el pueblo de Númenor, el Reino Isla, estaba roto, con dos facciones o grupos: por un lado “los Fieles” o Elendili (que recibieron este nombre por permanecer fieles a la voluntad de los Valar y por mantener la amistad con los Elfos y su lengua), y por el otro “los Hombres del Rey” (que deseaban imponer la supremacía de Númenor sobre otros pueblos y en superar la mortalidad impuesta a los hombres por los Valar). Hubo momentos en los que “los Hombres del Rey” empezaron a perseguir y a acosar a los Fieles, pues los acusaban (falsamente) de rebeldes y espías de los Valar, e incluso a deportarlos. Con la ascensión del rey Ar-Phârazon, todo empeoró.

Es más, con Ar-Phârazon, vigésimo quinto (y último) rey de Númenor, y el más orgulloso y ambicioso de todos ellos, llegó la caída del Reino Isla…

 

La captura de Sauron y su traslado a Númenor

A finales de la Segunda Edad, pese su derrota en la Guerra de Eregion, Sauron seguía siendo el señor más poderoso de la Tierra Media. Esto despertó la ira y la envidia de Ar-Phârazon, rey de Númenor (y el último de su dinastía), quien navegó a las costas de Umbar (puerto natural al sur de Gondor, con base de dominio númenóreano) con un poderoso ejército y, a las puertas de Mordor, exigió a Sauron su rendición, so pena de destruirlo. Era el año 3261 de la Segunda Edad.

Y el Señor Oscuro, contra todo pronóstico, aceptó rendirse y ser llevado como prisionero a Númenor. Sin embargo, esto era lo que Sauron en verdad deseaba, pues durante gran parte de la Segunda Edad los Númenóreanos habían estorbado en sus planes, ayudando a Gil-Galad y los Elfos en su contra, y ahora quería hacer desaparecer el reino de los Dúnedain y acabar con ellos. Es difícil pensar que, en realidad, los númenóreanos pudieran haber hecho frente a Sauron, pues este poseía el Anillo Único, pero el Señor Oscuro permitió su captura porqué su intención era la de infiltrarse en Númenor y persuadir al rey Ar-Phârazon a venerar la oscuridad…

Sauron, bajo la apariencia de Annatar, “sugiendo” al rey Ar-Phârazon su siguiente paso

Y no le fue difícil. Pronto, el ya de por si ambicioso rey de Númenor, empezó a desear la vida eterna, a rechazar a los elfos y a los valar y -contradiciendo a los orígenes de su pueblo- a cerrar las llegadas de elfos a puertos de la Isla Solitaria. Y fue cada vez a peor: en el templo de Armenelos (capital de Númenor), que tenía una altura de 500 pies (~150 metros) y se había dedicado a la adoración a los Valar desde su fundación, se ofrecieron sacrificios humanos a Melkor, principalmente miembros de los Elendili (los dúnedain que seguían siendo amigos de los elfos).

Pero la persuasión de Sauron, fue más allá…

 

La caída de Númenor y el fin de Annatar, el Señor de los Dones

Finalmente, con sus malas artes, Sauron llegó a convencer al último rey de Númeror de que debía conquistar “Las Tierras Imperecederas” y la inmortalidad.

El argumento con el que el Señor Oscuro convenció a Ar-Phârazon para tal temeridad, fue que “era su derecho” como descendiente de Eärendil (padre de Elrond y Elros). El rey, ante la proximidad de la muerte, cedió y preparó una gran armada.

La Gran Armada de Númenor

 

Una vez Ar-Phârazon construyó la flota zarpó hacia el Oeste para conquistar a los Valar, apoderarse de Valinor, y lograr la inmortalidad. Esta fuerza fue citada por Tolkien como la “mayor fuerza jamás reunida en Arda“. Sauron, por el contrario, se quedó en Númenor.

Ar-Pharazôn preparándose para embarcar hacia Valinor

En el año 3319 de la Segunda Edad Ar-Pharazôn atracó en las orillas de Valinor. Como los Valar tenían prohibido actuar directamente contra los Hombres, Manwë (rey de los Valar) invocó a Ilúvatar para que interviniera, y este desató un cataclismo de grandes magnitudes, que provocó el Cambio del Mundo: la Tierra hasta entonces plana se transformó en un globo terráqueo, y las Tierras Imperecederas se ocultaron del mundo para siempre. Y con el cataclismo, Númenor -como el mito de la Atlántida- sucumbió bajo las aguas y la mayoría de los Dúnedain fallecieron en la hecatómbe.

Los únicos númenóreanos que escaparon con vida fueron los colonos asentados en la Tierra Media y algunos de los Fieles, los Elendili (amigos de los Elfos), que se salvaron navegando a la Tierra Media, liderados por Elendil y sus hijos: Isildur y Anárion.

Las naves de los Elendili salvándose de la destrucción e Númenor

El Señor Oscuro había conseguido, no por fuerza de las armas sino por astucia y malicia, la destrucción de la Isla de Númenor. Pero se dice en la historia de la Caída de Númenor que Sauron, atrapado por la gran ola que destruyó esta isla, perdió la capacidad de tomar una forma amable y hermosa, es decir, perdió la habilidad de transformarse en Annatar para siempre. Eso sí, su oscuro espíritu sobrevivió y regresó como viento maligno a la Tierra Media, aposentándose nuevamente en la Torre Oscura. En adelante, siéndole imposible recuperar otra vez una forma que pareciera adecuada a los ojos de los hombres [y engañarlos], solo pudo usar la fuerza y el miedo para conservar su poder.

 

La salvación del Árbol Blanco

Dentro de la obra de Tolkien hay un curioso hilo conductor, a lo largo de la historia de la Tierra Media, que gira alrededor de los Árboles Blancos, teniendo una sucesión propia, como si de una dinastía se tratara. Podríamos decir que los árboles están relacionados con la mitología más cercana al Génesis del mundo de la Tierra Media.

El Árbol Blanco en Minas Anor (Minas Tirith)

Tal y como se narra en El Silmarillion, su origen debe remontarse a los Años de la Oscuridad, antes de la Primera Edad del Sol cuando el espíritu Yavanna creó dos enormes árboles mellizos, llamados Laurelin y Telperion. Estos árboles de naturaleza mágica irradiaban cada uno un tipo de luz diferente. Laurelin emitía un fulgor dorado mientras que el de Telperion era plateado, y ambos se alternaban secuencialmente en sus momentos de floración (momentos de mayor intensidad de la luz que irradiaban) haciendo una ilusión de “paso de horas”.

Pero los dos Árboles de Valinor, fueron destruidos por Melkor y la araña Ungoliant, y lo único que se pudo hacer por ellos fue rescatar un fruto de cada uno (con el que se acabarían creando el Sol y la Luna) y un vástago de Telperion, que fue plantado en la isla de Tirion y al que se le dio el nombre de Galathilion, cuyo nombre en sindarin significa «árbol blanco de la Luna».

Galathilion tuvo varios vástagos, uno de cuales se llamó Celeborn, cuya traducción del sindarin significa «árbol de plata» o «árbol blanco de los Eldar».

Cuando se creó la isla de Númenor, Elros recibió un vástago de Celeborn, que los Dúnedain llamaron Nimloth, cuyo nombre significa «capullo blanco». Fue plantado en el patio del rey en la ciudad de Armenelos (capital de Númenor).

Cuando comenzaron las disensiones internas entre los Fieles y los Hombres del Rey, Nimloth fue abandonado. Y con la ascensión de Sauron a Númenor con su nefasta influencia sobre el rey Ar-Phârazon, el árbol fue directamente quemado.

Pero poco antes de ello, Isildur, hijo mayor de Elendil, en una intrépida acción, salvó una fruta de Nimloth y la llevó consigo a la Tierra Media antes del hundimiento de Númenor.

De esa fruta, nació un vástago que fue plantado en Minas Ithil (región de Ithilien, feudo de Gondor). Ese retoño de Nimloth creció hasta convertirse en el Árbol Blanco, símbolo de los reyes de Gondor. De hecho, este árbol ya no recibió ningún nombre en particular, pasando ya a llamarse directamente «Árbol Blanco de Gondor».

Bandera de Gondor, con su Árbol Blanco

Durante la Guerra de la Última Alianza entre Elfos y Hombres, Sauron atacó y tomó la Ciudad (3429 S. E.) y quemó el Árbol. Pero Isildur, otra vez, tomo una semilla y la llevó consigo a Minas Anor (que posteriormente pasaría a llamarse Minas Tirith) y la plantó en la ciudadela en donde por más de 1600 años en la Tercera Edad creció y se embelleció en ese lugar.

El Árbol Blanco en Minas Tirith

 

La fundación de los reinos de Arnor y Gondor y la Última Gran Alianza

De la caída de Númeror se salvaron aquellos que siguieron fieles a sus orígenes y siguieron siendo amigos de los elfos, los Elendili.

Elendil fue advertido de la proximidad de la guerra contra Valinor, convenciéndole que se mantuviesen al margen y que se preparasen para una rápida evacuación de Númenor. Elendil siguió el consejo de su padre, y junto a sus hijos, Isildur y Anárion, preparó nueve barcos cargados de mercancías y en los que embarcó a sus seguidores, los “Fieles de Númenor”.

Los Argonath, esculturas de Isildur y Anárion, construidos hacia el año 1248 de la Tercera Edad del Sol

Así fue como los Fieles se salvaron de la caída de Númenor, que fue hundida en el mar por Ilúvatar como castigo por desafiar a los Valar. Los Fieles, bajo la dirección de Elendil y sus hijos, alcanzaron la Tierra Media gracias a los fuertes vientos y grandes olas, escapando con ello del gran cataclismo, por lo que entendieron que habían sido protegidos por los Valar.

De los Hombres del Rey, que servían a Sauron, lograron salvarse algunos. Desembarcaron en Umbar, poblando con el tiempo las regiones del este de la Tierra Media. Los Hombres del Rey fueron conocidos como los Númenóreanos negros y su estirpe sirvió al mal muchos siglos después, hasta los acontecimientos ocurridos en El Señor de los Anillos.

Pero como hemos dicho, Elendil escapó del hundimiento de Númenor con nueve barcos: cuatro para él, tres para Isildur y dos para Anárion, sus hijos. Tras sortear terribles tormentas y montañas de agua, desembarcaron en las costas occidentales de la Tierra Media. Y allí fundaron reinos en el exilio: en el norte reinó Elendil en el Reino de Arnor; en el sur reinaron sus hijos en el Reino de Gondor.

Reinos de Arnor y Gondor en la Tierra Media

 

La Última Alianza

El Señor Oscuro había logrado la destrucción de la Isla de Númenor. Primero, con la división de los Númenoreanos en Fieles y Hombres del Rey; y luego, con la infausta Gran Armada de Ar-Phârazon en el año 3319 S.E. Pero en el hundimiento y desaparición de Númeror, Sauron también sufrió estragos.

Por eso Sauron volvió a Barad-dûr y reunió sus fuerzas para atacar y tomar Minas Ithil en el año 3429 S.E., donde destruyó el Árbol Blanco y obligó a Isildur a huir al Norte, hasta Arnor, donde se encontraba su padre. Mientras, su hermano Anárion se quedó resistiendo en Osgiliath y en Minas Anor. Ese fue el comienzo de esta Guerra de la Última Alianza, que duraría 11 años.

Así que mientras Anárion resistía en el sur -y al parecer había logrado mantener a Sauron dentro de Mordor-, Isildur pasó por el Sur de Gondor para convocar a los Reyes de la región ante la Piedra de Erech y conformar un ejército que los ayudara en la lucha contra el Señor Oscuro. Luego volvió al Norte a unirse a su padre.

Con el poder del Anillo Único, Sauron amenazaba con conquistar toda la Tierra Media

En el año 3430 S.E. se reunieron en concilio Gil-Galad y Elendil, junto a otros grandes señores elfos y decidieron conformar una alianza que los llevara hacia el Este a tratar de eliminar definitivamente el peligro de Sauron en la Tierra Media.

Luego del concilio los Hombres y los Elfos reunieron sus ejércitos. Gil-Galad y sus tropas de elfos se reunieron con las de Elendil, los Dúnedain. Ambos ejércitos se dirigieron a Rivendel donde, junto con Elrond, prepararon ejércitos mientras reunían más soldados para la guerra.

Y fue así como en la Guerra de la Última Alianza se dieron cita en Mordor los mayores y más imponentes ejércitos de los Elfos y los Hombres hasta la fecha.

Por el lado de los elfos la gran mayoría eran de la rama de los Noldor, pero había también elfos silvanos de Lothlórien y del Bosque Negro. El ejército elfo fue dirigido (principalmente) por Elrond, señor de Rivendel, y por Gil-Galad, Alto Rey de los elfos de Noldor.

En cuanto a los hombres, en su mayoría eran descendientes del linaje de Númenor (Dúnedain que se habían salvado del desastre de la Isla y que habían constituido dos grandes reinos de Arnor -en el norte- y Gondor -en el Sur-). El bando de los hombres lo encabezaban Elendil y sus hijos Isildur y Anárion, junto con guerreros gondorianos y arnorianos, en los que abundaba la sangre de Númenor.

La Última Gran Alianza frente a Sauron

En esta Alianza participaron, también, los Enanos de Khazad-dûm al mando de Durin IV, quienes se enrolaron bajo la divisa de Gil-Galad. Pero también hubo Enanos de las casas más orientales que participaron en las huestes de Sauron, quizás atraídos por el poder del Anillo Único.

Por parte del bando de la oscuridad se encontraba el multitudinario ejército orco de Sauron. Los Hombres del Este, que habían caído bajo la sombra cuando Sauron habitó esas regiones, tras su expulsión de Eriador. Los Sureños del Cercano Harad, que estaban organizados en un poderoso reino y comandados, por los Reyes Herumor y Fuinur. Parece probable que también los Númenóreanos Negros participaran con Sauron, luego del Hundimiento de Númenor, ya que los Hombres del Rey dominaban el poderoso Puerto de Umbar.

En el año 3434 S. E. las huestes de la Última Alianza cruzan las cordilleras de Hitaeglir por los pasos cercanos a Rivendel. Ya en los Valles del Anduin se le unen las fuerzas de Durin. Los elfos del Bosque Negro y de Lothlórien también se les unen, pero evitan juntarse con el ejército mayor, porque «no estaban dispuestos a someterse al mando supremo de Gil-Galad».

 

La Guerra de Última Alianza: la Batalla de Dagorlad y el Sitio de Barad-dûr

Tolkien explica que «En la guerra todas las criaturas vivientes se dividieron ese día…, algunas de la misma especie, aún bestias y aves, estaban en uno y en otro bando; excepto los elfos. Sólo ellos no estaban divididos y seguían a Gil-Galad».

Con las fuerzas de la Alianza en Rhovanion y dirigiéndose hacia el sur (a Mordor), Sauron retrocede hasta Dagorlad, no sin arrasar todas las tierras entre el sur del Bosque Negro y el Anduin, especialmente las Tierras Pardas en donde vivían las ent-mujeres y muchos hombres del Norte.

Finalmente, ambos ejércitos chocan en el Llano de la Batalla de Dagorlad, justo al norte de la Puerta Negra de Mordor. Los primeros en entrar en combate fueron los elfos silvanos. Pero como estos, si bien eran muy numerosos, estaban mal equipados y fueron rechazados y empujados hacia las Ciénagas de los Muertos. Allí cayó Amdir, líder de los elfos de Lórien.

Gil-Galad y Elendil, por su parte enfrentaron al grueso del ejército de Sauron, derrotándolo y empujándolo hacia Mordor. Muchos hombres de la sombra, orcos y trolls perecieron, tanto en el llano, como en las grandes ciénagas.

Fueron también los elfos silvanos de Oropher quienes primero arremetieron contra Mordor. El rey de los silvanos avanzó «a la cabeza de sus más bravos guerreros, antes de que Gil-Galad alcanzara a dar la señal de ataque». ​ Allí cayó Oropher, pero su hijo, Thranduil, sobrevivió y tomó el mando de las fuerzas silvanas sobrevivientes. A continuación, el ejército mayor entró en la planicie de Udûn encontrando el camino casi despejado, gracias a la valerosa acción de los Silvanos y terminó por empujar a Sauron hacia dentro de su fortaleza.

 

Se estableció un sitio alrededor de Barad-dûr, que duraría siete años. Sauron tenía una enorme fuerza de orcos y hombres orientales atrincherados en su fortaleza, mientras eran rodeados por tropas de Gondor, Arnor, Lindon y Rivendel, por lo que este asedio se considera la mayor batalla de la Segunda Edad.

Sauron participando en la batalla de Dagor-Dagorath

El sitio abarcaba toda la planicie que rodea la fortaleza del Señor Oscuro, incluidas las laderas del Orodruin en donde Sauron había forjado el Anillo Único y donde había conexión con Barad-dûr a través de un puente de hierro; por el que podría huir. Los ejércitos se asentaron en todos los flancos e incluso se les unió Anárion con un gran ejército con refuerzos proveniente de Gondor.

Muchas veces atacaron, pero fueron rechazados, puesto que Barad-dûr era inexpugnable. Estaba construida con dura roca y protegida por el poder del Anillo, y era la mayor construcción que había en la Tierra Media. Pero Sauron tampoco se quedó quieto, pues muchas veces salió del sitio y atacó a las fuerzas de Elendil y Gil-Galad. Otras veces, desde la misma fortaleza, hostigó con todo tipo de proyectiles y sortilegios a los ejércitos enemigos, causando grandes pérdidas. En una de esas acciones murió Anárion, en el año 3440 S.E. en la planicie de Gorgoroth.

Elendil y Gil-Galad haciendo frente al Señor Oscuro

Y en uno de esos ataques Sauron mismo salió de la fortaleza y atacó a Gil-Galad en las laderas del Monte del Destino. Poco pudo hacer el elfo ante la gran embestida del propio Señor Oscuro y cayó muerto. Elendil, que estaba junto a él, respondió el ataque y también fue muerto y «la espada Narsil se le quebró». En ese momento Isildur cogió la espada quebrada de su padre y le cortó a Sauron el dedo en el que portaba el Anillo Único…

Ilustración pictórica de la derrota de Sauron mediante la defensa desesperada de Isildur

Cuando el Señor Oscuro perdió el Anillo su cuerpo quedó sin forma y su espíritu maia huyó hacia el Este refugiándose en su ignota fortaleza. Su ejército terminó derrotado y los supervivientes dispersados. Barad-dûr fue demolida, pero quedaron los cimientos, pues habían sido creados con el poder del Anillo y no caerían hasta su destrucción.

Los vencedores instalaron a la entrada de la planicie de Udûn dos poderosas torres para vigilar Mordor, las Torres de los Dientes. Así también construyeron al sudoeste y sobre las Montañas de la Sombra la torre de Cirith Ungol. La intención de los hombres del Oeste, y en especial de Gondor era evitar la vuelta de Sauron y la ocupación de ese territorio. La vigilancia fue constante y se mantuvo por más de 10 siglos.

Pero el Anillo Único no fue destruido porque Isildur no lo arrojó al fuego en el Monte del Destino, como le había aconsejado Círdan y Elrond; Isildur respondió que lo conservaría como prenda de la victoria y como «indemnización por la muerte de mi padre y por la de mi hermano»,​ llevándoselo como herencia de su casa. El dúnadan fue a Minas Anor, plantó un vástago del Árbol Blanco y marchó al norte. Pero en el viaje fue muerto por los orcos en Los Campos Gladios y el Único se perdió en el rio Anduin.

 

Fin de la Segunda Edad

La Gran Alianza logró derrotar a Sauron, quitándole el Anillo Único; pero este no fue destruido, y se perdió con la muerte de Isildur. Esta nueva derrota del Señor Oscuro no fue definitiva, como creían los aliados -quienes pensaban que el mal había sido finalmente eliminado-, sino temporal.

Con el final de la guerra se inició la Tercera Edad del Sol, pero también la decadencia de los elfos y su marcha hacia Occidente, especialmente de los Noldor que habían quedado muy disminuidos en número por esta guerra. La Tercera Edad seria conocida también la Edad de los Hombres.

En el Anillo Único quedó intacto el poder de Sauron, pero fuera de su alcance. Y si el Señor Oscuro lograra recuperarlo, vendría su regreso, o lo que es lo mismo: mientras el Anillo Único persistiese, Sauron permanecería con vida.

Y tal como se narra en El Señor de los Anillos, como el Anillo Único (que contenía el poder del Señor Oscuro) no fue destruido, Sauron volvió mil años después y durante veinte siglos reconstruyó ese poder y amenazó, una vez más, la integridad de la Tierra Media. Pero eso es parte de otra historia…

 

 

Escrito por Riley

Admirador de la obra de J.R.R. Tolkien, pero también de los Reinos Olvidados y la Dragonlance. Máster de D&D y la Llamada de Cthulhu entre otros. Jugador de Eclipse Phase, Cultos Innombrables entre otros. Moderador en Nación Rolera.

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