El pais de los sueños

[M_C]

Dicen que los primeros que empezaron a darse cuenta de eso fueron los niños...Los bosques oscuros, que ocultaban laderas de sombrías colinas; el arco plomizo y perenne de las nubes grisáceas; los oscuros arroyos que fluían en completo silencio, y los vientos solitarios que susurraban por los pasos.
Muy ocultamente, pero sin que se supiera desde cuando... El silencio había dejado de ser un simple silencio.
Como si se tratase de un cuento antiguo que los ancianos cuentan a los niños y como si estuviera allí desde siempre y a la vez desde hace tiempo, en el silencio, ciertamente había algo que respiraba...
El aullido de los lobos resonaba en los bosques como los lamentos de las ánimas en pena. En los dos últimos días, habían visto dos veces a sus perseguidores, a los que habían atisbado en las sombras que se extendían debajo de los tétricos árboles que tapizaban aquella severa tierra de Moth. Eran largos y de forma esbelta, y tenían las lenguas colgando y los ojos brillantes a causa del hambre voraz.

Paisaje sobre paisaje, colinas sobre colinas, ladera tras ladera, los días de viaje por aquel crepúsculo de bosques interminables habían sido como un sueño de vientos salvajes y halcones cazando en libertad, ocurrió entonces, que al llegar al extremo de una llanura, al final de la foresta, se encontraron frente a frente con una extraña escena que sacó a nuestros héroes de su ensimismamiento:

Empalados en grandes postes, plantados en el suelo a lo largo de las márgenes del camino, a manera de árboles con frutos humanos, había dos hileras de esqueletos amarillentos que bordeaban el sendero como un pequeño bosque en el que sólo se escuchaba el silencio de la muerte que sigue al tumulto de la batalla lejana.

Dalion, Saif y Fabio huyeron de aquel lugar espantados por la visión que tenían frente a ellos.

[Amaunator]

Ailuka Skarsol

Ailuka caminava juntos a sus amigos, al llegar a tan desconcertante evento, le pone la carne de gallina. Pero tras un minucioso examen se da cuenta de ciertas cosas que pone en comun con sus compañeros.

- Compañeros, parece que los esqueletos llevan aquí clavados mucho tiempo, quizás años, Como podeis ver por la falta de carne y si debian tener algo de valor ya se lo habran quitado. No me gusta nada y deberiamos avanzar lo mas rapido posible pero sin perder de vista nada de lo que nos rodea. Puede que haya algo merodeando por aqui y puede que venga a por nosotros.

Ailuka espera a ver que dicen sus compañeros, mientras señala a sus compañeros que han echado a correr por la vision de la cruenta escena pidiendo a uno de los que no se haya marchado que vaya a buscarlos mientras el observa la escena calculando si habia posibilidades de una emboscada.

[Kariwin]

Al llegar a la escena, tuve que taparme la boca con tal de no vomitar, ciertamente aquella imagen me inspiraba angustia, pero no tardé demasiado en recomponerme, ya que me habían enseñado a mantener la compostura en prácticamente todas las situaciones, y esta no iva a ser distinta, pero al ver que un desconocido hablaba hacia no sé quien con total confianza, volví a plantearme el por qué de estar allí, ¿no había pasado ya suficiente con el duro entrenamiento como para además tener que soportar otra prueba? En fín, suspiré y respondí al desconocido:

-Sea lo que sea lo que has venido a hacer aquí, te aconsejo que lo hagas rápido, o podrá ser peor... Mucho peor.

[Mad Monk]

Saif se queda como si nada, "esto es solo una prueba mas en mi camino al Cielo", piensa, mientras ve si alguno de estos pobres infieles trae algo que valga la pena quitarles.

Mientras urga entre los restos de los infieles, Saif se percata de los dos extraños, y los mira fijamente con sus vacios ojos azules, sin decir una sola palabra y respirando tan tenue que pareceria que no respira, mientras pone las manos sobre las empuñaduras de las cimitarras, esperando a que alguno de ellos haga algo que amerite desenvainar...

[Isildur]

DALION SCHWARZ
Hacía ya días que andaba perdido por los malditos bosques interminables.
Finalmente, encontré algo en mi camino; signos de una vieja batalla, más bien de una masacre. Las batallas se ganan o se pirden, incluso lo de empalar los cuerpos no me parecía tan extraño en tiempos de guerra; así se advertía a futuros adversarios. Pero esta obra que tenía ante mis ojos era algo macabro e inexplicable... ¿qué sádico aprovaría empalar todos esos cuerpos?
De pronto, sentía como debía abandonar ese lugar. La maldad del lugar imbadió mis sentidos, y empecé a recular sin pensarlo.
Las palabras de un par de individuos hacen percatarme que no estoy solo en el lugar. Almenos tres individuos aparecen ante mí. Un extraño joven, con una aura que me hace presagiar que no es del todo humano. Un chico bajo y desaliñado, aunque con cara avispada. Y un estraño Kushita, a juzgar por su indumentaria.
Sí, es cierto... llevan muertos hace demasiado. Pero...¿Qué sucede aquí? ¿Quién sois?

[Amaunator]

Ailuka Skarsol

Ailuka se da cuenta de que sus palabras pueden haber molestado o haber inquietado a los viajeros con los que se habia encontrado delante de esa masacre.

- Disculpadme por mis palabras, no deseaba inquietaros, pero al ver que no estava solo en esta zona no queria sentirme solo, pues los peligros pueden acechar a un viajero solitario. Me llamo Ailuka, Ailuka Skarsol, natal de Alberia. Es extraño este enceuntro pero tal vez deberiamos viajar juntos por si acuden problemas a nuestro paso. ¿No lo creeis asi? - las palabras de Ailuka surgen como agua, parecen naturales en el y no transcriben ninguna emocion oculta, parece sincero en su ofrecimiento.

Ailuka espera sus respuestas pero sin perder detalle de lo que hay a su alrededor.

[Mad Monk]

Despues de mirar fijamente al Alberiano, como dispuesto a atacarlo, Saif dice con un fuerte acento Kushistani:

"Se. Tieneis razón. Yo voy con vosotrois."

[Kariwin]

Guardé un largo silencio antes de responder a los desconocidos que salían al paso, quizás alguno de ellos fuese el culpable real de lo que allí estaba sucediendo, o quizás eran víctimas, pero igualmente, sabía que debía de controlarse hasta el momento preciso. Finalmente, con un gesto sereno, se decidió a responder:

-Mi nombre es Miguel Lázaro, de Arkángel, encantado de conoceros. Realmente no sé que ha sucedido aquí, y sinceramente, no me importa, al menos ya no, no podemos hacer nada por ellos, nada de nada, así que... -se encogió de hombros- Si vamos por el mismo camino, ciertamente ir juntos es mejor idea que ir separados... Al menos si sois capaces de cofiar tán ciegamente en un, o unos, desconocido.

[Mad Monk]

Saif solo cierra lijeramente sus ojos mientras mira al hombre de Arkangel, como tratando de leer su mente y decifrar que quizo decir. "Es obvio que aqui nadie confia en nadie, y menos yo." pensó.

Sin esperar a la respuesta de los demas, Saif se da la vuelta y empieza el camino, siempre con la mano sobre el mango de su espada.

[Isildur]

DALION SCHWARZ
Entre la extraña tensión del momento, parece que nadie se preguntaba qué hacíamos en ese lugar... Por mi parte me inquietaba más eso, la razón del porque estabamos en ese lugar, más que la presencia, fuera hostil o no, de otras personas.
El kushita que se presentó como Saif, inicia el paso, agarrando su cimitarra en todo momento; eso demuestra que es un hombre de poca clase, o quizás ha tenido experiencias desagradables en sus encuentros. Miro a el resto de compañeros, los cuales de momento tampoco inician gestos hostiles, y avanzan sin saber hacia donde; creo.
Soy Dalion, del reino de Goldar. ¡¿De veras no os preguntáis porqué estamos aquí?! dije algo exaltado. Sí, me parece bien irse de aquí, con suerte encontraremos algún camino.

[Kariwin]

-Un placer, Dalion de Goldar, no me pregunto qué hacemos, es más, el cómo hemos llegado o por qué hemos llegado es, ahora mismo, irrelevante, lo único relevante es el objetivo que nos haya traido a cada uno y, el principal, sobrevivir para contarlo, es decir, vivir un día más.

Caminé de su lado, bajando la guardia ante los demás, demostrando así una quizás falsa confianza en ellos.

[Mad Monk]

[ojo que Saif nunca se presento como tal, yo pongo su nombre para que sepan quien habla]
Saif, rodeado de erejes (para sus ojos claro), camina sin decir una palabra, sin ver a nadie, y manteneiendo la distancia suficiente como para no ser atacado por los extraños; pero eso si, siempre con la mano en la empuñadura de su espada.

Despues de un rato de caminar, Saif mira al cielo y voltea al sur, guarda silencio por un minuto, y alcanza a los extraños (a menos que estos le pregunten algo).

[Firu]

Fabio

Varios días hacía que vagaba por ese camino, bajo la luz del sol aprovechando los largos días y descansando guarecido por la noche. De momento aún tenía provisiones para un par de días pues el carretero amablemente le había dado algo de carne seca que llevaba y había conseguido un hogaza de pan antes de salir de la ciudad. El camino pese a estar bien asfaltado cada vez se fue haciendo más inusitado, llevaba ya varios días sin haber visto una sola carreta pasar en dirección contraria o adelantarle.

El ambiente ciertamente se enrarecía más conforme seguía caminando y algo en el aire hacía que fuera más pesado y rancio, algo que Fabio sabía era olor a enfermedad. Probablemente, colindante a esa carretera hubiese alguna colonia de enfermos leprosos pues eso explicaba la reticencia de la gente a pasar por aquella carretera. Aunque seguía sin coincidir que la carretera estuviese tan bien cuidada.

Fabio siguió caminando durante toda la mañana absorto en sus pensamientos y notando como cada vez más el aroma a rancio aumentaba. Paro a comer en el linde de una carretera, a la sombra de unos arboles que crecían cercanos y le protegían del abrasador sol. Minetras masticaba aquellos duros y gomosos trozos de panceta curada escuchó un repiqueteo, el primero que oía en todo el día. Fabio recogió aprisa todo por si se encontraba con algún imprevisto y vió pasar a un hombre a caballo. Desde luego era forastero también, peus sus ropajes no coincidía con los que había visto en los últimos pueblos. Fabió cargo todo de nuevo en su zurrón y desde el linde del camino intentó llevar el paso del jinete.

A las dos hroas y ya casi extenuado del ritmo tan alto que había tenido que marcar dejo de escuchar el eco de los pasos del caballo y en un último esfuerzo apretó el paso para ver que pasaba allí. Cuando llegó la escena era dantesca, nada que hubiese visto jamás. Hileras de cadáveres descompuestos y desgarrados por las aves se sucedían empalados en las lindes de la carretera. El olor a rancio y el estado de los cuerpos al sol hacía pensar que llevaban ya allí tiempo pues la descomposición estaba avanzada.

Fabio contempló por un momento aquella imagen embelesado por su crueldad pero prontó escuchó una voz que gritaba que se acercarán y no huyesen. Cuando dirigió la vista otra vez al camino allí se habían congregado en un momento varias personas más y parecía que le habían visto. Fabió reprimió un grito de miedo y trató de ocultarse en la linde del camino esperando que no le hubiesen visto. Allí ocultó espero y trató de escuchar lo que decían.

Su miedo se fue disipando, aquellos hombres no eran los artifices de la matanza y parecían no conocerse. Llevaban un tiempo intercambiando absurdas frases de presentación y especulando sobre quien confiaba en quien. Fabió pensó que lo más prudente era seguir como hasta entonces, desde la linde del camino, ya que ahroa un grupo tan numeroso se movería con mayor lentitud y podría aguantar su paso.

[M_C]

No muy lejos del campo de empalados, al salir de una curva....

El primer monstruo que encontraron en su marcha era gordo y tenía dientes excepcionalmente feos y putrefactos. Lo encontraron en el camino, poco después del campo de los empalados, dónde junto a sus compañeros monstruosos, algunos desertores del ejército de Lucer Grey, habían parado un coche de caballos, y habían arrastrado de éste una muchacha, quizás de trece años, quizás menos. Sus compinches habían matado al cochero de la caravana de una forma rápida y brutal, mientras el gordo rasgaba la ropa de la chica, gritando que ya era tiempo oportuno para que ella conociera a un hombre de verdad.

OFF: Hay cuatro bandidos, mas el jefe de la banda

[Mad Monk]

Ja, nada como matar infieles con el gran pretexto de "justicia heroica", piensa Saif. A sabiendas de que habrá problemas, Saif se lanza contra uno de los ezbirros del gordo, desenvainando y cortando a la vez. (tiro iniciativa? ataque?)