Capítulo 7-R: Expedición al País del Frío

Es el amanecer de la Cuarta Edad. Y en la Tierra Media reina la paz... Pero aún quedan muchas cuentas pendientes. Incluyendo una de los Días Antiguos...
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Capítulo 7-R: Expedición al País del Frío

Mensaje por Rittmann »

Año 16 de la Cuarta Edad, principios de otoño

Bosque de Lorien


Jugadores de esta trama: Staktrick (Henoc) y Anarion el Kafir (Soilin)


Apostado junto al Túmulo de los Héroes, Henoc de Rohan se despedía en silencio de su padre. Era el último de los rohirrim que había quedado en aquel lugar tras la guerra, bajo un mandato real que le conminaba a ayudar a los enanos de Khazad-dûm - que nadie más la llamara Moria: la luz volvía a alumbrar los braseros de los salones superiores de la mansión enana -, y con otro en espera para un tiempo después. El primer mandato lo había llevado a cabo con diligencia, ayudando a los enanos en la confección de estructuras de reparación de los daños más graves cometidos por los orcos en Khazad-dûm. Su experiencia en las artes manuales le hacía ser un experto, quizás el más capaz de los ingenieros de guerra del rey Éomer.

Pero en su interior, Henoc también era un guerrero, un jinete de Rohan. Quizás no tan versado en el manejo de las armas como sus compañeros, pero sin duda diestro y capaz.

No muy lejos de él se encontraba esperando Soilin. El maestro forjador enano se había encontrado en una situación similar a la de Henoc. Suya había sido la dirección de la compleja obra que permitió alcanzar el respiradero de roca por el que penetraron las huestes de Elessar y de Thorin. Suyos los mandatos que permitieron hacer las reparaciones de emergencia más importantes en el complejo. Y una tercera persona les ayudó: la dama Ishtar en persona, maestra herrera noldo, heredera de las tradiciones de su pueblo. Había tratado de ser discreta en el trato con los orgullosos enanos que habían permanecido en Khazad-dûm, los Elegidos de Durin como ahora se llamaban a sí mismos para distinguirse de los Seguidores de Thorin. Estos últimos habían partido dos meses atrás hacia Erebor, dejando a los primeros la mansión enana, y dejando también un peligroso abismo de recelo entre antiguos camaradas. La muerte de Durin y de Thorin, pero sobretodo el modo en que habían muerto y en que habían dividido a los enanos, había provocado entre los enanos un distanciamiento que sería muy difícil de superar.

Henoc : Gracias por esperarme -dijo Henoc al regresar junto a Soilin y la dama Ishtar -.

Sus dos acompañantes no dijeron nada, pero asintieron con respeto. La dama Ishtar misma había pedido detenerse en el camino de bajada desde las puertas de Khazad-dûm, allí donde la explosión de pólvora mágica había segado las vidas de dos mil elfos... Y la de su esposo, el capitán Falfed de Lorien. Sus hombros estaban cubiertos por una capa negra, y durante el camino comentó que le habían llegado noticias dos días antes que sus hijos volvían a estar en Caras Galadhon.

Ishtar : Al mayor lo llamamos Fëanor, pero no por el lado cruel de nuestro ancestro, sino por la belleza de sus creaciones - comentó la dama -. Él es fuerte, y maduro. La que lo pasará peor es Layla. Ella quería mucho a su padre, y aún es muy joven.

Las heridas de la guerra habían alcanzado a todos en mayor y menor grado. Soilin mismo se detuvo ante la estatua levantada en el lugar donde Durin había muerto. Sus manos mismas la habían tallado durante la semana posterior al final de la conquista, y su corazón se encogía sólo de pensar en que los días de los siete Durin habían tocado a su fin. Se preguntaba qué futuro le esperaba a su raza, libre ahora de profecías de futuro.

Dos días después, llegaron al fin a Caras Galadhon. Soilin había preferido viajar a pie, pues el enano aborrecía montar a caballo tanto como Henoc lo veía como algo natural, y eso había hecho el viaje más pausado. Pero no había prisa. Una pequeña comitiva les recibió, llevándoles ante el señor Amdír, quien les informó rápidamente de las últimas noticias tras invitarlos a pasar a la sala del consejo. La misma donde se había celebrado el Concilio de los Pueblos Libres no mucho tiempo atrás. Ahora, con poca gente en ella, parecía casi vacía.

Pero allí les esperaba alguien. Sentada, revisando unas notas en un pergamino, estaba una elfa de bellas facciones. Ishtar se acercó hasta ella, y la saludó en su lengua.

Ishtar : Saludos, Lida. Siento lo sucedido en Erebor.

Lida : Fallamos, mi señora. Soy yo quien lo siente.

Soilin no comprendía la lengua de los elfos, pero al oir nombrar "Erebor", pudo entender que aquella era la elfa que había traído la nefasta noticia. Fuerzas enemigas desconocidas habían robado el cetro de los dragones... Y dado muerte a la reina Ethel, esposa de Thorin III. Y a muchos enanos. Y además, lo habían hecho exhibiendo un tremendo poder, enarbolando como punta de lanza en la batalla a un dragón. Aunque lejos de ser tan poderoso como el aborrecible Smaug, aquella bestia había causado tremendos daños en Erebor.

Estaban en medio de la conversación cuando otra dama entró en la sala del consejo: la dama Mistë, la vanya que combatía la amenaza de los dragones desde los albores de la Segunda Edad.

Amdír : Ya estamos todos. Sentáos, por favor - comentó Amdír, y todos asintieron -. Como sabéis, no hace mucho tiempo la dama Mistë nos anunció que su esposo Kalluin partió hacia el norte en busca de algo que nuestro nuevo enemigo busca. Este consejo determinó enviar a un grupo a investigar aquello. La dama Ishtar y yo hablamos con el rey Éomer y con el consejo de los Elegidos, así como con otros. Creemos que sóis los más adecuados para la tarea.

Lida, Soilin y Henoc se miraron. Henoc entendió entonces que aquel era el segundo cometido mencionado por su rey cuando se partió al sur y le dejó con los enanos. Soilin sabía que el consejo de los Elegidos de Durin le habían mandado allí con un propóstio, y al fin lo descubría. Y Lida... Lida se quedó en silencio, un nudo en su garganta. La dama Ishtar le daba una segunda oportunidad tras el fracaso de Erebor.

Amdír : Lida es una buena exploradora, y muy capaz abriendo caminos y encontrando rutas. Por otro lado, tanto Henoc como Soilin gozáis de la confianza de vuestros respectivos pueblos, y habéis demostrado con vuestras obras sabiduría y paciencia, virtudes que creemos necesarias en este viaje. Estamos esperando la llegada de un enviado de Góndor para que se una a vosotros, pero las últimas noticias indican que se retrasará unos días todavía.

Mistë : Como recordaréis, mi esposo Kalluin partió con un elfo llamado Anethor y dos medianos en busca de algo que buscaba desesperadamente Ancalagon el Gris en el lejano norte, más al norte del país de Angmar. Los reyes del Concilio desean saber más. Y yo os acompañaré, pues deseo reunirme con mi esposo.

Imagen Bien, turno de presentación de los personajes. Para conoceros, tanto yo como entre vosotros.

Imagen Sería bueno que cada uno describiese su escena de "intimidad": Henoc, la despedida ante su padre. Soilin, ante la estatua de Durin. Lida, la charla con Ishtar.

Imagen Plantead las dudas que tengáis. Para más información sobre el tema, os sugiero repasar las intervenciones de Mistë del capítulo 5-D: El concilio de los pueblos libres.

Imagen Las hojas de personaje las haré en función de lo que vea en estos primeros turnos.

Imagen Anarion, he puesto el nombre de Soilin a tu personaje. Si no te gusta, dime uno que te guste y edito.

Imagen Dudas, a Comentarios si es posible, por favor.

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Ultima edición por Rittmann el Dom Feb 11, 2007 1:52 pm, editado 2 veces
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Mensaje por Rittmann »

-Valeroso Amdìr, es todo un honor poder servirle en esta misiòn, hare valida la confianza que mi Rey Eomer ha mostrado en mi. En el momento en que usted lo mandase partire .

Despuès sudando un poco me dirigì a la dama Miste, sin duda era una mujer demasiado bella, algo excepcional, por lo que los nervios me incomodaron un poco

- Dama... hermosa dama Miste, me encuentro a su servicio, hare todo lo posible para que pueda encontrar a su esposo, pero sobretodo para resguardar nuestras tierras de este mal inminente- tomando un poco mas de fuerza- Se que no podemos fallar en nuestra misiòn, sin duda el destino nos ha juntado, se que estamos destinados a lograr grandes hazañas.- despues Henoc toma asiento en el salon.

- Perdonen mi atrevimiento, pero se que a pesar del dolor, esto es lo que nos une, hemos perdido amigos por la guerra y se que debemos evitar que esto suceda a otras personas inocentes, no podria vivir en paz de no intentarlo. En nuestra batalla en los salones de Khazad-Dûm sentì una emocion gratificante, al fìn sentì que vivia mis sueños, sin embargo no todo fue alegrìa para mì- tomandome la cabeza y derramando unas pocas làgrimas- Mis coterraneos murieron en cientos en esa batalla, arrazados por el derrumbe y me decidi a escapar, huyendo como un cobarde; sin embargo a los pocos metros encontre a otros mas luchando contra algun orco sobreviviente, pero no quise ayudarles, solo queria escapar, pero encontre que mi padre el honorable Sadreil habia muerto en las manos de ese orco - golpeando con el puño el suelo- si tan sòlo hubiera actuado segun los principios de nuestro rey Eomer. Desde ese momento os jure a mi padre vivir mis sueños y proteger los sueños de los demàs, asi que os juro que jamàs retrocedere. Por eso entiendo su dolor y creo que es tiempo de calmarlo.


Imagen Bien, demuestro el lado sentimental de Henoc, que si bien no es su intencion impresionar a nadie, no oculta su tristeza.

Y para evitar confusiones, Henoc quedo admirado con Miste, pero no enamorado o algo al estilo, solo es que se quedo impactado
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Anarion_el_kafir el Domingo, 23 de Diciembre del 2006 a las 10:38

Mensaje por Rittmann »

Soilin:

La batalla de Khazad-dûm había sido memorable, una gran demostración de lo que la unión de varios pueblos podía conseguir. Gracias a una alianza de pueblos la más memorable de las fortalezas enanas había vuelto a manos enanas tras eones invadida por orcos y otros detestables seres. Soilin sabía que parte de esa victoria había sido gracias a sus muchos años de estudio, la arquitectura había dejado de ser su trabajo y su vocación para pasar a ser algo mucho más útil, el medio por el que un ejército puedo penetrar en las entrañas de a tierra y derrocar una vez más a las fuerzas enemigas.

Soilin se sentía orgulloso de su obra, pero se sentía más orgulloso aún de los aguerridos luchadores que lograron acabar con los orcos una vez dentro de la que por mucho tiempo se llamó Moria. El pueblo enano había demostrado una vez más que juntos podían ser la nación más poderosa y destructiva de toda la tierra media. Por desgracia volvieron a demostras horas más tarde porque no lo son. Una absurda pelea por el poder y el control de Kazad-dûm había acabado con la vida de los heroes que la recuperaron y había dejado sin rey al pueblo enano.

Soilin caminaba por los salones de Kazad-dûm revisando las últimas grietas y pilares de aquel majestuoso lugar. Las labores de reparación estaban terminadas casi por completo, aquel sitio estaba listo para que sus camaradas derramaran cerveza, cantaran y fueran felices en la tierra prometida. De pronto el ingeniero se topó con la que pocos días atrás había terminado. La estatua de Durin se alzaba orgullosa en frente de Soilin.

- ¿Eras tú realmente Durin? Sin duda mucho tiempo fue el que morastes entre nosotros, parece mentira que permanecieras todo ese tiempo en tu hogar, rodeado por orcos... ¿Cómo hicistes para que no te descubrieran? ¿Estabuistes muerto? ¿O sólo habías perdido la memoria? Cierto es que tu regreso entre los nuestros sirvió para recuperar esta gran mansión enana, la profecía tenía razón, pero nunca habló sobre los daños colaterales. Tu regreso sirvió efectivamente para unir a los enanos y recuperar nuestra casa, pero a cambio creo un nuevo cisma que, dificilmente, sera resuelto. No tenemos rey. La guerra es inminente de nuevo y, sin un claro líder, no auguro buenos resultados para nuestro pueblo. - Pensaba Soilin sentado junto a la estatua.

-
¡Oh Durin! ¿Por qué tanto dolor? - Preguntó a la nada el enano recostándose sobre la fría y dura roca de la estatua.

-------------------------------------------------------------------------------------

Ya en la sala del consejo Soilin escuchó las palabras de los presentes. La dama Ishtar seguía muy aflijida por la muerte de su marido. La maldita pólvora había acabado con la vida de muchos y valerosos elfos, algo que para el parecer del enano era el más vil delito.

Soilin escuchó atentamente las palabras de Amdír, las de la dama Mistë y posterioresmente de su camarada, el rohirrim Henoc. Pese a las muchas dudas que tenía a cerca de la misión no pudo atender a las palabras de Amdír y la impresionante dema Mistë sin antes hablar al quien iba a ser su compañero durante un largo periodo de tiempo.

-
Una historia sobrecogedora mi buen amigo Henoc. Siento mucho su pérdida y las circunstacias en las que sucedieron los hechos. Pero no es tiempo de lamentaciones, todos hemos perido algo en esta guerra ¿Verdad? - Preguntó retóricamente Soilin mirando a la dama Isthar. - Sin embargo hay que dar gracias de que nosotros si seguimos entre los vivos, Henoc tenemos una misión. Si Amdír, la dama Isthar y la mismisima dama Mistë han confiado en tí, en Lida y por alguna razón creen que yo soy uno de los elegidos para llevar a cabo este cometido, no debemos defraudarles. - Dijo el enano hacindo una pausa.

-
Será un honor servir a esta causa señores mios. Y un honor aún más grande caminar al lado de una dama tan valerosa y cultivada como usted dama Mistë. Es una suerte contar con usted aunque sólo sea en el inicio de nuestros pasos. - Concluyó el enano sin nada más que decir.
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Rittmann el Martes, 1 de Enero del 2007 a las 16:52

Mensaje por Rittmann »

La firme voluntad de los nuevos llegados se hizo patente rápidamente. Sin embargo, Lida permanecía silenciosa, la tristeza visible en su rostro aún cuando trataba de mantener un porte digno. La dama Ishtar tomó entonces la palabra.

Ishtar : No conocemos en este momento mucho más que lo que la dama Mistë nos ha podido comentar. Al parecer, ella y su esposo comparten algún tipo de vínculo empático que les permite saber en todo momento qué es del otro. Su esposo Kalluin está en el lejano norte a día de hoy, en las nevadas llanuras de Forodwaith, y ha detectado la presencia de Ancalagon el Gris allí.

Mistë : Mi esposo encontró en Forodwaith los restos de una batalla, librada entre gentes del pueblo lossoth e incursores en trineos negros. El gran dragón interrumpió la batalla y secuestró a una joven lossoth. Kalluin encontró a los hermanos de ésta joven poco tiempo después, procedentes de un refugio élfico secreto: Niebla Eterna, sede de la Logia del Despertar. Les acompañaban cinco elfos: la princesa Lóthiniel de Bosque Verde con sus guardianes, Thandruiel y Aglaroth; y dos noldo de Niebla Eterna, Nestador y Findulas. De estos últimos, sé pocas cosas, aunque sí sé que se separaron. Kalluin acompañó a dos de los hermanos, junto a la princesa Lóthiniel y a su guardián Aglaroth, más al norte aún, a un lugar llamado Pozos de Morgoth. Ahí perdí su rastro hace pocas semanas, y no lo he recuperado.

Amdír, que aún no había escuchado aquellas nuevas, lanzó una pregunta.

Amdír : ¿Qué hay del resto? ¿Dónde están?

Mistë : Van hacia Angmar, tras la pista de Pallando el Azul, o el Nigromante como se hace llamar. Al igual que en su día Saruman, parece ser que el istari también ha caido presa de su codicia, y había acudido al norte buscando aquello que codiciaba el dragón Gris. Kalluin no está seguro, pero cree que los trineos negros podrían haber tenido como objetivo acabar con Pallando, que se habría refugiado en un campamento lossoth.

Amdír : ¿Tras Pallando? ¿Qué quieren de él?

Mistë : Si mal no lo entendí, sospechan que Pallando sabe dónde se ha llevado a la chica secuestrada el dragón Gris. Tienen la esperanza de coaccionar al istari para que revele ese lugar, un lugar llamado Womaw.

Amdír : Womaw... - susurró, mirando a los demás presentes -. Womaw es un reino mítico, que dicen se encuentra en el extremo oriental de la Tierra Media. Dicen que Khamûl el Oriental, segundo de los nazgûl, procedía de aquella región lejana.

Mistë : Mi preocupación, sin embargo, se centra ahora mismo en el paradero de mi esposo. En los Pozos de Morgoth buscaban lo que llaman "hijos del dragón", una extraña raza de sirvientes de Morgoth a la cual pertenecería Ancalagon el Gris. Cambiaformas, capaces de cambiar de aspecto a voluntad entre hombre y dragón. Sellados por la barrera de Etherion, un alto elfo de la casa de Ingwë, durante la batalla de Angband en la guerra de la Cólera. Kalluin ha ido a determinar si son una amenaza, pero hace semanas que no sé de él, desde que traspasara los límites de la barrera mágica que sella el lugar.

Ishtar : Nuestra primera idea es que os dirijáis a ese lugar - dijo la dama Ishtar -. Sin embargo, es un lugar que se encuentra muy lejos de aquí, y el camino puede llevar meses. Hemos pedido permiso al consejo de los Elegidos para poder utilizar el paso de Khazad-dûm hasta la casa de Elrond, en Imladris. Desde allí, quizás podáis encontrar al grupo que se dirigía a Angmar y saber de las últimas nuevas que traigan.e

Imagen Hora de hacer preguntas y plantear dudas, que seguro que habrá unas cuantas.
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staktrick el Viernes, 4 de Enero del 2007 a las 23:23

Mensaje por Rittmann »

Despues de las palabras de ambas damas, muchas dudas me intrigaron, nublando un poco mis pensamientos, cerrando los ojos un momento hasta que al final procure:

Concuerdo con su plan, lo mejor sera reunirnos con un grupo para dirigirnos hacia Angmar, si asi lo deseasen ustedes y Solìn partiremos por la mañana misma hacia el paso de Khazad-dûm, sin embargo creo que nuestras identidades deben ser secretas a pesar del peligro que corramos con eso, con tanto alboroto por aquellas tierras seguro, que esperan la venida de mas gente como nosotros. ¿O tu que pìensas valeroso Solìn?

Tomando una pequeña pausa y sonriendo retomo con Solìn

Amigo, creo que aunque lo detestes tendremos que partir a caballo de inmediato , luego retomando la seriedad

Disculpe dama Ishtar, Miste , pero ¿que se sabe acerca de esta chica lossoth? No entiendo por que tanto interes en ella, ¿Es que acaso guarda algun secreto importante o tiene realcion con aquellos que llaman hijos del dragòn?
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Rittmann el Sabado, 5 de Enero del 2007 a las 12:41

Mensaje por Rittmann »

La dama Mistë escuchó la duda de Henoc, y asintiendo, la respondió.

Mistë : Su hermana fue secuestrada, y sus hermanos al parecer pertenecen a este linaje de hijos del dragón. Ella también lo es, por lo tanto, o eso cree mi esposo. Por desgracia, no sé mucho más de ella, pero si han logrado dar caza a Pallando en Angmar y le han extraido información a ese mago traidor, podría hacer que esta tarea que se nos presenta tuviese que replantearse.

Ishtar : Henoc, ahora que habéis mencionado a los caballos... El paso de Moria no es seguro para ellos aún, según he oido. El interior de una montaña no es sitio para ellos. Sé que vosotros, los rohirrim, apreciáis a vuestras monturas por encima de todo, y de todos modos en el lejano norte tampoco podría ir. No es su lugar, y el frío es excesivo allí. Si lo deseáis, podemos cuidar de él en Lorien, pues imagino que tendréis aprecio a vuestro caballo.
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Anarion_el_kafir el Domingo, 6 de Enero del 2007 a las 10:52

Mensaje por Rittmann »

Soilin:

El arquitecto escuchaba atento las palabras de la dama Isthar, Amdír y la dama Mistë. Hablaban de asuntos realmente preocupantes y sacaban a la luz nuevas pistas. Hijos del dragón, Womaw, Palladano el azul... Eran muchos datos, demasiadas preguntas y muy poco tiempo para actuar. El viaje que se les presnetaba era largo y peligoso. Sin embargo, era el frio que haría durante el mismo el mayor enemigo con el que se podían topar.

Soilin se levantó y dió un paseo alrededor de los presentes, manos a la espalda y cabizbajo. Pensaba en que preguntas debía formular, cualquier información sería esencial para el viaje y una vez empezado este, ya sería imposible encontrar las respuestas.

- Señores, siento mi descortesía pero me gustaría preguntar por algunos asuntos. Primero de todo... ese linaje, los Hijos del Dragón. ¿Són a caso amistosos? ¿Por que Ancalagon el Gris los necesita secuestrar? Eso debe querer decir que al menos no son sus siervos. ¿Me equivoco? Por otro lado, ¿Dónde se encuentra Womaw? ¿Quién reina ahora en esa región? Y mi última pregunta. ¿Saruman fue muy poderoso y pudo reunir un gran ejército, Palladano es tan poderoso como él? - Preguntó el enano. Entonces se dió media vuelta tras oir las palabras de Henoc y las respuestas a estas.

-
Henoc, creo que tienes razón, nuestras identidades deben quedar aquí. Pasaremos como simples viajeros, será mejor para nosotros y para la misión. Como bien ha dicho la dema Ishtar, los caballos no serían más que un engorro. - Dijo Soilin con un guiño.
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Rittmann el Miercoles, 16 de Enero del 2007 a las 23:48

Mensaje por Rittmann »

Mistë fue quien respondió en aquella ocasión a las dudas del arquitecto enano.

Mistë : Los hijos del dragón que encontró mi esposo en el norte sí lo eran, pero eran ignorantes de su herencia. Es por ello que Kalluin decidió viajar con ellos hacia los Pozos de Morgoth, el lugar donde sospechaban podrían hallar un camino para acceder al sitio del que provenían aquellos muchachos.

Soilin : Y el hecho que no haya contactado aún con vos, podría ser síntoma que no son amistosos...

Mistë : Reconozco mi inquietud, sí. Sin embargo, el hecho que Ancalagon el Gris secuestrase a la chica, es cuanto menos síntoma que los hijos del dragón podrían estar divididos. Quizás Ancalagon tenga más gente en su bando, aunque por lo que sé, siempre ha sido un ser solitario.

Ishtar : Y quizás esa sea la razón del secuestro. Una compañera de su propia raza, ¿no?

Mistë : Así es. O al menos, eso es lo que creía Kalluin cuando perdí el contacto.

Amdir tomó la palabra entonces, respecto a la cuestión de Womaw.

Amdir : Womaw es un reino que se encuentra en el extremo oriental de la Tierra Media, mucho más lejos que el mar de Rhûn, en el este desconocido. Nuestras informaciones sobre ese lugar son escasas, y fue la dama Mistë quien nos las proporcionó.

Mistë : Hace unos años estuvimos en Womaw, siguiendo el rastro de Ancalagon. Alatar, el istari azul que partió hacia esa zona junto a Pallando, gobernaba el reino, y estaba en plena campaña expansionista. Al parecer, se hace llamar a sí mismo el Emperador Eterno, y estaba enfrentado con un reino vecino llamado Syraîn... Gobernado por Pallando el Azul.

Lida : ¿Una guerra entre los dos istari? - preguntó sorprendida Lida.

Mistë : En efecto. Así como Saruman cayó en las redes de la corrupción, parece que Alatar y Pallando tenían sus reinos en el este, y se preparaban para una guerra.

Ishtar : Esa guerra ya terminó - interrumpió la dama Ishtar -. Informes llegados desde Góndor apuntan que hace dos años, Womaw conquistó Syraîn empleando dragones en el ataque. Unos pocos, pero que hicieron que la victoria fuese fácil para los womawis.

Mistë se quedó en silencio, asintiendo.

Mistë : No lo sabía.

Ishtar : Al parecer, Úmbar está llena de refugiados de Syraîn que huyeron de la guerra y atravesaron el desierto de Harad para escapar de las huestes del Emperador Eterno. No sabíamos que ese hombre fuese Alatar el Azul.

Mistë se quedó en silencio de nuevo, sopesando las palabras pronunciadas alrededor de aquella mesa. Su mente parecía buscar un encaje de piezas, pero aún debía faltarle alguna clave.

Mistë : Soilin, habéis preguntado si Pallando es tan poderoso como Saruman lo fue. Es difícil de saber. Los rumores en Womaw le daban, sin embargo, un sobrenombre: Nigromante. Y ese es un nombre poco querido por estos lares.

Nigromante. El mismo sobrenombre que había recibido Sauron cuando permaneció oculto en Dôl Guldur. El mero nombre ya producía escalofríos.

Mistë : Deberíamos mandar a alguien a Womaw - dijo finalmente la dama -. Se decía que Alatar estaba conquistando únicamente porque Sauron ya no era una molestia. Si ha seguido la misma senda de locura que Saruman, podría ser la mano tras la guerra de Lorien. Y se empleó pólvora mágica, una rareza bien conocida por los Cinco istari.

Amdir : No será necesario enviar a nadie - cortó Amdir -, pues el verdadero señor de Lorien está de viaje por las tierras del este junto a uno de los hijos del caballero Elrond. Partieron poco después del final de la Guerra del Anillo, pues querían ver cómo habían quedado las cosas en tierras lejanas tras ese conflicto. Pero estoy convencido que en cuanto sepan de la guerra acontecida aquí, regresarán rápidamente.

Ishtar miró sorprendida a Amdir.

Ishtar : No sabía nada del viaje del caballero Celeborn. Pensaba que habría partido hacia el Oeste, tras su esposa Galadriel.

Amdir : No. Celeborn se quedó. Tenía algunas ideas para ayudar a Lorien, pero primero quería atraer colonos de otras tierras, contactar con otras comunidades élficas perdidas y con compañías errantes. Se tomó junto a Elrohir unas cuantas décadas para el viaje, para visitar el norte, el sur y el este. Ver a sus parientes en Lindon.

Ishtar : Y te dejó a ti como señor de Caras Galladhon en su lugar, mientras tanto.

Amdir asintió.

Mistë : En ese caso, dudo que un conflicto como esta guerra tarde mucho en ser conocido muy lejos de estas tierras. Esperemos que traiga noticias recientes del estado de las cosas en el este.

Amdir : Esperemos.

El resto de la reunión derivó en los detalles de la misma. Soilin y Henoc conversaron sobre algunas ideas que tenían sobre cómo hacer el viaje más cómodo, y el rohirrim empezó a hacerse a la idea que su fiel caballo no podría acompañarle en aquel largo viaje. La que sin embargo se mostraba silenciosa, era la elfa Lida. La dama Ishtar notó su extraño ánimo, y le hizo un gesto para hablar con ella a solas.

La mañana siguiente se despertó perezosa, pero al despuntar el sol tanto Soilin como Henoc ya tenían sus cosas a punto. Pero Lida no llegaba, y tampoco la dama Mistë. Con media hora de retraso, al fin llegaron tanto Mistë como la dama Ishtar, y les acompañaba un joven eldar de noble porte y fiera mirada, aparentemente preparado también para el viaje.

Soilin : ¿Y Lida? - preguntó el enano.

Ishtar : No vendrá con vosotros - dijo la dama Ishtar -. Tras el fracaso en Erebor, tenía muchas dudas en su corazón. Creía estar preparada, pero ayer me dijo tras la reunión que cuanto más oía el estado de las cosas, mayor era su inquietud por no volver a estar a la altura.

Los dos compañeros se miraron, encogiéndose de hombros.

Ishtar : El enviado de Góndor tampoco ha llegado todavía, y anoche recibimos un mensajero suyo. Al parecer, cogió fiebres pasado el Rauros, y se está recuperando por el camino. Es por ello, que Fëanor os acompañará.

Las miradas entonces se centraron en el joven junto a la dama Ishtar. Su oscura melena contrastaba fuertemente con los dorados cabellos habituales en Lorien.

Ishtar : Fëanor es mi hijo, y ha vivido en Pelargir durante casi toda su vida. Conoce al señor de la ciudad, y al rey Elessar. Es joven, pero es capaz.

Fëanor : Encantado de conoceros - dijo el joven elfo -. Espero ser de ayuda en este viaje.

Mistë llevaba una túnica gris que cubría sus facciones. Aunque la túnica era elegante, disimulaba en gran medida su porte y su aspecto ultraterreno: perfecto para la discreción.

Mistë : Aclarado todo, pues. ¿Nos vamos?

Imagen Bien, el turno irá del siguiente modo: "turismo en Khazad-dûm".

Imagen Se trata de describir la travesía, y alguna anécdota que suceda en ella. Puede ser, por ejemplo, una parada para hablar con el consejo de los Elegidos de Durin sobre la situación en el exterior y la naturaleza de la misión. De esta parte, puede encargarse el enano, para mostrar un poco sus relaciones con alguno de los miembros del consejo.

Imagen En cuanto a Henoc, puede vivir alguna situación durante la travesía en que la diferencia de cultura con los enanos sea incómoda. Por ejemplo, puede que se les haga un banquete como invitados honorables, y se vea en una situación apurada ante la "hospitalidad enana". En ese caso, podría tener que "aislarse" con los dos elfos - que pasarán por el mismo problema -, o tratar de superarlo.

Imagen Este turno, pues, es más para darle juego y vidilla a vuestros personajes que para la trama en sí misma. Interpretación bastante libre, y me gustaría ver unos turnos un poco trabajados para poder ir perfilando las personalidades de Henoc y de Soilin.

Imagen Respecto a detalles sobre el estado de Khazad-dûm: la zona occidental de la ciudadela, o sea la que da a la puerta del Kraken, aún está bastante poco explorada a estas alturas. Está bien asegurado el lado este, el de Lorien, pero para salir por el otro lado se os asignará escolta, pues aún quedan bandas de orcos en esas zonas que las brigadas de limpieza no han eliminado. El paso en sí en principio está limpio, pero dado que sóis importantes, los enanos del consejo de los Elegidos de Durin insistirán.

Imagen Dudas, a comentarios generales. Si queréis coordinaros para que cada uno ponga una parte del turno, o alternaros con un par de escritos, adelante.

Imagen Haraldur, si lees esto - lo dudo - me has demostrado que eres Ixyon. Estás fuera de la partida.

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staktrick el Martes, 29 de Enero del 2007 a las 23:53

Mensaje por Rittmann »

El gusto de conocerlo es mìo, joven Fëanor, su ayuda sera indispensable para el viaje. Aunque dejemos atras las formalidades, es momento de que partamos. Y si no le molesta noble Amdir he de pedirle un favor importante, cuide de mi corcel mientras no estoy, no puedo confiarlo a nadir mas que a usted, si no volviera de este viaje, dejelo libre, es la voluntad que tengo con mi amigo .

Tomando nuestras cosas respectivas y despues de que todos charlaron un poco mas, nos dirigimos hacia nuestro destino, el viaje seria largo y mas aun parta mi, pues no acostumbro vaiajr sin mi amigo. Mi amigo Solìn, tomo la iniciativa del viaje, era nuestro lider en ese momento, el plan era llegar con el Consejo de Elegidos de Durìn y Solìn los conocia mejor que nadie, asi que el se encargo de todo. El viaje era aburrido para mi, los elfos juntos platicando historias del rey y su pasado, Solìn se encontraba muy animado de presentarnolos a todos y yo caminando alerta de cualquier improvisto en el camino. Paramos un momento para refrescarnos en un riachuelo cercano, mientras rapidamente distingui un arbol frondoso de manzanas, por lo cual corte con mi espada una para cada compañerro del viaje, hasta que una voz interrumpio mi suerte:

Hey, muchacho deja esa fruta, es mi arbol y no permito que nadie se acerque a ella El viejo enano se acerco gritando pero en realidad no me importo y segui haciendolo mas de prisa a cada paso que daba, hasta que el viejo enano imploro:

Por favor ese arbol, representa mucho para mì, lo he plantado en honor a mi esposa, sus frutos son en memoria de ella y las atesoro solo en este dìa, cualquier otro dìa del año puedes tomarlas.

Anciano, la fruta esta hecha para comerse, asi de sencillo, o acaso tu esposa quisiera que muriera de hambre , se sensato hombre, sin embargo puedo hacer algo por tii, si nos dejas pasar la noche aqui.

El anciano acepto de mala gana, seguramente pensaba que podia hacerle algun daño y por eso acepto, mis compañero tambien tomaron de mala gana la invitacion, sin duda se encontraban molestos conmigo, pero querian quedar resarcirse con el viejo, sobre todo Solin que estaba realmente molesto con mi actitud, fastidir a uno de su raza le parecia el colmo del asunto.
El enano nos dio de cenar, mientras platicaba unas pequeñas historias con Solin, todos comieron un poco, yo en realidad casi acabe con todo lo que tenia reservado, hacia dias que no probaba comida y la suya me parecio suculenta, motivo por lo que no desaproveche la oportunidad, pase a dormir fuera de su casa, meintras los demas ayudaban a con los quehaeres del hogar.Antes de ir a dormir nos mostro el lugar donde habia enterrado a su esposa, junto al arbol de manzanas.

En la noche mientras todos dormìan, inspeccione el lugar, un enorme establo en la parte trasera del lugar me habia llamado la atencion desde que pasamos cerca de ahì, al entrar al lugar, observe los mejores caballos que habia visto antes juntos, una docena de hermosos ejemplares, bien alimentados ,fuertes todos, ademas de lo que parecia ser un pequeño oficio de forjador de metal

En la mañana despues de que no pudimos desayunar, debido a que me habia comido lo que tenia, nos dedicamos a partir, mientras la dama Miste bendencia al anciano, deje un sobre su mesa, sin que este se diera cuenta, al salir de la morada, todos presenciaron un hermoso arreglo de flores junto al arbol, ademas de una pequeña barda con las letras de metal "En honor al amor" .

Despues del espectaculo, toos partimos, apurados por el dia de retraso que teniamos por mi culpa, Solìn descubrio mis manos negras y pregunto que tenia, le conteste que habia trabajo un poco aquella ncohe, Solìn entendio que habìa pasado y seguimos por el camino....

Tiempo despues de su asombro el viejo enano abrio la carta:

Amigo, perdon por los incovenientes, pero te he distinguido, se que eres el enano del que mi padre me hablo, aquel enano especial, aquel que se atrevio a criar caballos por amor a su esposa. Te he dejado un pequeño presente , y quisera decirte que tengo un caballo fabuloso en Lorien, quisiera que lo cuidaras por mi, mientras parto. Algun dìa nos veremos nuevamente.

Al final del sobre el enano encontro un medallon de oro puro y sonrìo.

Imagen Bueno, he aqui mi turno, me he dilatado un poco por que tenia varias ideas para esto, pero me decidi por esta para concordar con los tiempos y dejarle espacio a Anarion con el tema de los enanos. Me hubiera gustado que tuvieramos otra replica al asunto pero con el paro de la pagina y mi de por si tardanza no dio mas, asi que lo dejo en tus manos Anarion. En proximos turnos me gusta la idea de dejarnos intyercalar turnos,

Espero haya mostrado un poco de la personalidad de Solin y perdon por desviarme un poco, pero para eso era este turno.
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Anarion_el_kafir el Miercoles, 30 de Enero del 2007 a las 02:18

Mensaje por Rittmann »

La caminata desde Lorien hasta Kazad-Dûm se hizo interminable. Soilin sólo pensaba en volver a estar bajo tierra en los bellos salones de la antiguamente denominada Moria. Los acontecimientos que habían tenido lugar en el interior de la mina meses atrás habían sido muy intensos y todavía hoy no estaba totalmente zanjados, las labores de reconstrucción no habían acabado y aún merodeaban los últimos orcos en lo más profundo de la mina.

El consejo de Durin se había hecho con el control del lugar, y pasaban horas y horas en el salón del trono discutiendo temas vanales y otros que no lo eran tanto. Eso a Soilin no le gustaba demasiado, reconocía que no servía para eso, a Soilin le cautivaban otro tipo de artes en vez de la charlatanería. Desde luego el producto de la escultura era mucho más bello que el de una acalorada discusión.

Eso era lo que más temía, tener que verselas con el consejo para explicar los pormenores del viaje. Una reunión con aquella manada de cabezones se podía demorar horas, incluso días, y el tiempo no era algo que pudieran desperdiciar. Así que si debía explicar la misión ante el consejo iria directamente al grano.

El grupo llegó a su destino al medio día del día siguiente al de la marcha. Varios guardias los recibieron en la entrada este y fueron reconocidos de inmediato, no por Soilin y Henoc sino por la dama Mistë, una cara muy conocida en toda la zona.

Nada más llegar a los salones principales del lugar un enano vestido con el traje de la nueva guardia de Kazad-Dûm se dirigió al grupo.

- Espero que hayan tenido un buen viaje hasta esta mansión. Vengo a informar de que el consejo de Durin reclama la presencia de al menos uno de ustedes para reunir información a cerca de lo hablado en Lorien. - Dijo el guardia.

-
Me lo temía, ya ire yo, se como tratar con enanos. Los demás no teneís porque sufrir su insufrible caracter. Jajajaja. - Dijo el enano entre risas.

El guardia condujo al variopinto grupo a sus aposentos y Soilin se acomodói de inmediato. Estaba cansado física y mentalmente, lo que más necesitaba era dormir. Y así lo hizo, después de almorzar se quedó completamente dormido y al despertar presintió que ya era muy tarde y que habría faltado a la cita. El enano se levantó de un brinco y se vistió con sus más elegantes ropajes, no tenia tiempo de arreglarse el cabello ni la barba pero trató de apalnar los pelos rebeldes con sus manos. El enano salió corriendo del lugar y en escasos minutos llegó antes las puertas del salón del trono, allí una pareja de guardias protegían el gran portón de madera. Nada más ver al enano comenzó la conversación.

-
¿Qué quieres? - Dijo uno.

-
Mi nombre es Soilin... vengo a hablar con el consejo de Durin. ¿Llego tarde? - Preguntó el enano.

-
Tranquilo aún no han llegado todos los consejeros, pero no eres el primero en llegar hasta aquí, pasa, te esperan.

Los guardias abriron el portón y el enano accedió al interior. Era una habitación preciosa con una arquitectura esquisita y unos arcos preciosos, en el centro de la sala una gran mesa redonda de piedra blanca, y después de contar el enano advirtió que había diez y seis sillas, con tan solo dos de ellas ocupadas.

Una de ellas estaba siendo ocupada por un enano de edad avanzada, su barba era blanca como las nubes y las arrugas de su piel eran como dunas. A su lado un enano tuerto de pelo anaranjado y con una amplia sonrisa miraba al arquitecto inquisitivamente.

-
Tranquilo no llegas tarde. Los otros miembros del consejo llegaran de un momento a otro. Mi nombre es Rnehh. Tú debes ser Soilin si no me equivoco. - Dijo el pelirrojo.

-
Y yo soy Yogen, el más anciano del consejo. Cuando lleguen los demás espero que contestes satisfactoriamente a nuestras preguntas. ¿No vendrán tus compañeros? - Dijo el segundo enano.

-
Si... yo soy Soil... pues no, no vendrán... se encuentran muy cansados por el viaje, les dije que yo me encargaría de comunicarles todo lo necesario para... - Decía Soilin cuando fue interrumpido por la puerta y un gran murmullo, el consejo entraba ahora ruidosamente y comenzaba a acomodarse en sus asientos. En pocos momentos estubo todo el mundo sentado en su correspondiente asiento y sin más dilación llegó la primera pregunta.

-
Supongo que lo primero que deberíamos tratar es el motivo de la misión que se os ha encargado... si básicamente, ¿Cuál es el proposito?. - Preguntó Rnehh.

-
Bu...bueno, como ya saben, el esposo de la dama Mistë se encuentra en la región Angamar buscando pistas sobre una extraña raza de seres que se hacen llamar Hijos del Dragón... sion embargo el vínculo mental entre Mistë y su esposo no esta activo actualmente debido a una barrera mágica que lo deshabilita. Y de eso ya hace semanas. El viaje hasta esa región puede durar meses por ello nuestra idea es ir a la casa de Elrond que viene de camino, con suerte encontraremos a un grupo que acaba de regresar de esas tierras y que nos podría dar nuevos datos. - Dijo un nervioso Soilin.

-
Bueno, y esos Hijos del Dragón, ¿Tienen algo que ver con Ancalagon el Gris? - Preguntó Yogen.

-
Se me hace dificil responer a esa pregunta. Bueno, si tienen algo que ver con él, creo que le son fieles, Kaullin fue allí para averiguar si eran un motivo real de amenaza. Pero se poco más... Todo lo que se son solo suposiciones. - Dijo Soilin.

-
Esto no nos lleva a ningún sitio, será mejor que comiences desde el principio hijo. Hay muchos datos nuevos y si no nos cuentas todo lo que sabes poco podremos entender. - Dijo el anciano enano.

-
Mucha razón teneís. Trataré de resumir los acontecimientos... Kaullin encontró en Forodwaith los restos de una batalla. Si no recuerdo mal combatieron gentes del pueblo lossoth contra incursores en trineos negros. Ancalagon entró en la batalla secuestrando a una joven lossoth. Kalluin fue en busca de sus hermanos y los encontró en un refugio. Iban con cinco elfos, Kalluin acompañó a dos de los hermanos, junto a la princesa Lóthiniel y a su guardián Aglaroth, más al norte aún, a un lugar llamado Pozos de Morgoth. Pero allí se perdió el rastro de Kaullin. Los otros hermanos, fueron a Angmar, creo que en busca de la piesta de Palladano el Azul, que al parecer también había acudido al norte en busca de lo mismo que ansiaba encontrar el dragón. Él sabe donde esta la chica secuestrada. - Comezó Soilin. Cuando paró para respirar puedo apreciar como todos los presentes le escuchaban entusiasmados y justo cuando iba a proseguir con su exposición...

-
Y ¿Dónde la llevaron? - Interrumpió Rnehh.

-
A Womanw, que se encuentra en el extremo oriental de la Tierra Media. - Respondió Soilin.

-
¿Para qué la han llevado hasta allí? - Preguntó Rnehh.

-
Eso aún no lo sabemos. Alatar gobierna el reino. Al parecer, se hace llamar a sí mismo el Emperador Eterno, y estaba enfrentado con un reino vecino llamado Syraîn... Gobernado por Pallando el Azul. Pero, hace dos años Womaw conquistó Syraîn empleando dragones en el ataque. - Respondió Soilin.

-
Entonces debermos enviar a alguien a esas tierras. Si Alatar ha ganado tanto poder será mejor saber que pretende. - Dijo otro de los consejeros.

-
No será necesario, el mismo Clebron viajó junto con uno de los hijos de Elrond a esas tierras, y estoy seguro que pronto tendremos noticias suyas. - Respondió el arquitecto.

-
Tonterías. Un elfo es un elfo, no creo que siga con vida en una tierra tan peligrosa, madaremos a alguien. - Impuso el enano.

-
Pero mi señor, la dama Mistë, la dama Isthar y Amdír no lo creyeron necesario... - Decía Soilin cuando fue interrumpido de nuevo.

-
No seaís impertienente Soilin. ¡Sabrás más que el consejo de Durin! ¡No questiones sus decisiones! - Saltó otro enano.

-
¡Dejad que se explique! - Gritó Rnehh.

-
¡Ya ha dicho suficiente! - Inquirió un nuevo consejero.

-
¡Cálmense señores! ¿Por qué se sulfuran? - Dijo Yogen.

La reunión se había convertido en una batalla campal entre enfervorizados enanos y otros que trataban de calmar los ánimos. Soilin ya había sospechado algo parecido desde que puso su pie en Kazad-Dûm, tanto enano junto no podía ser porbechoso. La batalla verbal prosiguió durante una hora más en la que Soilin aguantó cayado y tratando de que su mente escapara de aquella vergonzosa situación.

Cuando Yogen dió por conlcuida la reunión Soilin suspiró aliviado y regresó a sus aposentos. Con un poco de suerte mañana sería un día mejor, y aquellos enanos no recordarían nada de lo sucedido en el atardecer del último día.

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Rittmann el Sabado, 9 de Febrero del 2007 a las 12:52

Mensaje por Rittmann »

Imagen No tengo por costumbre editar los mensajes de los jugadores, Staktrick, pero la verdad es que el tuyo es uno de los posts más extraños que me he encontrado en Hijos del Dragón. No es que la historia sea mala, que no lo es. Tampoco es que el redactado sea difícil, nada de eso. Sencillamente, es que no encaja para nada en el mundo en que estáis. He de asumir que has leído las partes de la historia que te comenté, y en los capítulos 3 a 6 se describe - y mucho - la región entre Lorien y Moria. Si has visto las películas, también imagino que recordarás esas partes. Aquí no hay enanos - dejando de lado que los enanos suelen aborrecer los caballos -, y acaba de haber una terrible guerra ganada casi metro a metro por el bando de los elfos contra los orcos. Así que no me encaja de ninguna manera esto.

Imagen Como copio al documento en word que llevo todos los posts de la partida, y los edito para darles coherencia, comentar que en esta ocasión casi me ha tocado re-escribirlo todo. Así que pongo lo re-escrito, que será lo que consideraré de cara a futuro "como lo que pasó". Te sugiero que si puedes, le pegues un repaso a las películas al menos, porque te he visto un poco bastante descolocado con este turno, la verdad.


---

Henoc : El gusto de conocerlo es mío, joven Fëanor. Su ayuda es más que bienvenida para este viaje. Pero dejemos de lado las formalidades: es momento de partir. Y si no le molesta, noble Amdir, he de pedirle un favor importante: cuide de mi corcel durante mi ausencia. No puedo confiarlo a nadir más que a usted. Si no volviera de este viaje, déjelo libre. Esa es mi voluntad para con mi amigo.

Tomando nuestras respectivas cosas y tras despedirnos de todo el mundo, emprendimos la marcha. El viaje sería largo, más aún para mi, pues no acostumbraba a viajar sin mi fiel corcel. Soilin tomó la iniciativa del viaje, y rápidamente se convirtió en nuestro líder, pues Fëanor era aún joven y tímido, y la dama Mistë permanecía siempre en un discreto segundo plano. A través del bosque de Lorien, el plan era llegar a Khazad-dûm, donde bajo la protección del Consejo de Elegidos de Durin, cruzaríamos hasta el lado este de las montañas que cerraban el paso. Soilin los conocía mejor que nadie de nuestro grupo, pues había trabajado para ellos desde el final de la guerra, de modo que él se encargó de todo.

Aquel primer día se volvió monótono para mi. Mistë instruía al joven Fëanor en su propia lengua, y el joven elfo escuchaba con atención las indescifrables palabras de la dama. Por su parte, Soilin se encontraba muy animado ante la perspectiva de volver a Khazad-dûm en un par de jornadas, mientras que yo caminaba alerta. Aunque la paz había llegado al bosque, aún no me había acostumbrado a ver aquel lugar como un sitio de paz. Además, podían quedar trampas dispuestas por los orcos, las mismas que con tantos exploradores habían acabado. A media tarde, paramos un momento para refrescarnos en un riachuelo cercano, un afluente del Celebrand propablemente. Junto al agua había un árbol frondoso cargado de manzanas, y pensando que una de ellas sería una buena merienda, corté con mi espada una para cada compañero de viaje. Estaba cortando la primera cuando una voz interrumpió mi mano:

Elfo : Muchacho, deja esa fruta. Es mi árbol, y no permito que nadie se acerque a ella.

El elfo vestía una túnica verde y liviana, del mismo color del bosque, y por ello no lo había advertido antes aún cuando algo le decía que había estado en aquel lugar todo el tiempo. Pero en realidad no me importó, pues únicamente quería algunas manzanas para la tarde, y seguí haciéndolo más deprisa. El elfo se sorprendió con mi gesto, y se acercó rápidamente.

Elfo : Por favor, este manzano representa mucho para mi. Lo planté tiempo atrás en honor a mi esposa, y sus frutos son para mi una memoria de ella, por lo que los atesoro el día del aniversario de su muerte. Ese día es hoy, y por eso estoy aquí. Cualquier otro día del año puedes tomarlas.

Henoc : La fruta está hecha para comerse, así de sencillo lo veo yo. ¿O acaso tu esposa querría que muriera de hambre? Sé sensato, pues. Sin embargo, si lo deseas puedo hacer algo por ti, si nos dejas pasar la noche aqui. Porque imagino que debe haber algún lugar cercano que conozcas para descansar, ¿no?

El elfo aceptó de mala gana. Fëanor intentó calmar los ánimos, disculpándose al elfo por los modales de Henoc, pero el rohirrim no lograba comprender la lengua de los elfos del bosque. Soilin tampoco aprobaba mis palabras, y sin duda mis compañeros se encontraban molestos conmigo.

El elfo nos llevó a un pequeño claro en el que pastaban algunos caballos. Sobre un árbol, un flet servía de plataforma de vigilancia a la vez que de lugar de descanso, y allí descansamos. Durante la cena, el elfo se quedó conversando con Mistë y Fëanor, mientras yo me quedé charlando con Solin. Acabada la cena, el elfo se puso a cantar para regocijo de Fëanor y Mistë, y parecía que habían logrado hacer buenas migas entre ellos. Pero yo estaba incómodo, de modo que bajé del árbol en la penumbra del crepúsculo para tener los pies en el suelo. Los árboles eran para los elfos. Antes de ir a dormir, me acerqué de nuevo al manzano, que no estaba lejos. Con las primeras luces de la luna, junto al río pude ver un pequeño montículo de piedras con una inscripción que brillaba plateada a la luz de las estrellas. Era algún tipo de inscripción élfica, y entendí que estaba ante la tumba de la esposa del elfo.

Regresé al claro, y observé los caballos. Eran buenos corceles, hermosos como los elfos que los montaban, y allí había cerca de una docena de ejemplares bien alimentados, fuertes todos. Un poco más allá, encontré lo que parecía una pequeña cabaña entre los árboles, pero estaba todo oscuro y costaba ver qué había en su interior. Por fortuna, junto a la puerta pude ver el perfil de una tea de aceite, y tras volver a buscar a mi mochila algo de yesca y pedernal ? por fortuna, las mochilas del viaje no las habíamos subido al flet, donde aún podía oir las canciones suaves del elfo -, pude encender la tea. La cabaña parecía un pequeño almacén para la guardia de los bosques, con sillas de montar y herramientas, además de algunos arcos. Parecía recién reconstruido, por lo que supuse que los orcos lo habían tomado durante la guerra. Además, junto a la pared del fondo vi lo que parecía ser un pequeño oficio de forjador de metal.

A la mañana siguiente partimos, sabedores que el linde occidental del bosque estaba a lo sumo a una hora de camino. La dama Mistë bendijo al elfo por su hospitalidad. Yo no le dediqué más que un frío adiós, y partimos. Lo que no dije a mis compañeros, es que esa noche había dejado junto al manzano, sin que nadie se diera cuenta, un hermoso arreglo de flores junto a una pequeña barda con las letras de metal "En honor al amor". Y en la cabaña, dejé una nota sobre la estantería de la que recogí las varillas de metal que me habían servido para crear la barda.

Soilin descubrió mis manos negras de grasa, la que había empleado para doblegar en frío las varas de metal que había encontrado en la cabaña. Me preguntó sobre ello, y sobre qué me había dado para comportarme de aquel modo con el elfo. Me limité a responderle que había tenido trabajo aquella noche. Soilin no dijo más, pues comprendió al ver mi rostro serio y apenado que algo había hecho para compensar mi falta de respeto hacia nuestro anfitrión. Y así, seguimos por el camino...

Cuando esa tarde el elfo entró en el almacén, encontró la nota. En ella, rezaba lo siguiente:

Amigo,

perdón por los mis palabras de ayer. Créeme si digo que en verdad siento haber faltado a tu respeto. En una ocasión, hace tiempo, mi padre me habló de una leyenda que hablaba de un elfo que criaba caballos en el bosque, los mejores de su reino secreto. No sé si ese elfo eras tú, pero en verdad te digo que siento como una herida el haberte causado dolor con mi actitud. Acepta, pues, un pequeño presente como compensación. Mientras dormíais, esta noche he labrado en una moneda de plata las palabras que refulgían anoche en la tumba de tu esposa. Hay una manzana en el anverso. Espero que esto te ayude a recordarla y a llevarla cerca de tu corazón tanto como tus manzanas.

Quisera pedirte una cosa. Tengo un caballo en Lorien, a cargo del señor Amdir. Quisiera que lo cuidaras por mi, mientras estoy de viaje. Sé que contigo, estará bien cuidado.

Hasta nuestro próximo encuentro, en que te preguntaré tu nombre. Mil disulpas por no habértelo preguntado hoy.

Henoc

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Rittmann el Lunes, 11 de Febrero del 2007 a las 13:48

Mensaje por Rittmann »

El consejo de los Elegidos de Durin se quedó toda la tarde debatiendo sobre los asuntos que Soilin les había comentado. Por fortuna para el tímido arquitecto, la cosa no pasó a mayores por su parte, y poco antes de comer le dieron una dispensa una vez quedaron saciadas las dudas principales del consejo.

De aquel modo, pudo regresar con los demás. Mistë y Fëanor estaban sentados en un banco de piedra que daba a una galería prácticamente acabada, una de las pocas zonas ya muy avanzadas en la reconstrucción habitable de Khazad-dûm. Encontró a Henoc un poco más lejos, observando cómo un grupo de enanos trabajaba sobre la piedra, cincelándola para restaurar algunas viejas formas comidas por los derrumbes, convirtiéndolas en algo un poco más elegante y con menos aspecto de viejo.

Henoc : Tus compatriotas trabajan rápido - le comentó el de Rohan.

Soilin : Trabajan por su hogar, Henoc. El cisma con la gente de Erebor es grande, y muchos temen no poder volver a la Montaña Solitaria, o a los lugares que les vieron crecer. Lo compensan tratando de volver a levantar esta mansión, la que antaño fuera la más grande de los nuestros. Pero somos pocos, ciertamente.

Henoc : ¿Cuántos sóis, realmente?

Soilin : En sus días de esplendor, todo el complejo de Khazad-dûm podía albergar varias decenas de miles de almas. ¡Aulë lo sabe bien! - clamó Soilin con orgullo -. Sin embargo, ahora que ya han llegado las familias de los que combatieron al lado de Durin, el censo rondaba los tres mil enanos: mil quinientos supervivientes de la guerra, y un millar de familiares. Los otros quinientos son voluntarios que han llegado a posteriori, atraídos por una nueva vida aquí.

Eso era ciertamente poca gente. Los veteranos de la guerra estaban en campaña semi-permanente, vigilando los niveles inferiores y las entradas. Soilin había colaborado en primera instancia en la creación de trampas y sistemas defensivos para poder frenar una incursión orca organizada. No estaba claro cuántos enemigos quedarían en las profundidades de las minas de los niveles inferiores, pero los cálculos más pesimistas hablaban de al menos diez mil trasgos. Los optimistas bajaban ese número a la mitad. Sin embargo, la calidad de las defensas y la fiereza de los enanos hacía que no hubiesen podido hacer nada en las incursiones de las primeras semanas, y tras eso las defensas habían logrado convertirse en un muro impenetrable.

Henoc : ¿Saldréis adelante, con esa amenaza bajo vuestros pies? - preguntó el de Rohan.

Soilin : Khazad-dûm es nuestro hogar. Y pobre del que trate de privar a un enano de lo que es suyo.

Sí, no renunciarían a lo que tanto había costado recuperar. Demasiada sangre había corrido por aquel lugar, y no podían permitirse el lujo de perderlo. Serían unos años duros, casi como vivir en una nueva frontera, pero prevalecerían. Si tan sólo los parientes de Erebor y ellos pudieran limar las diferencias que tan profundas ahora discurrían entre ellos...

Durante la cena llegó un invitado inesperado: Rnehh. Venía de parte del consejo, y traía las bendiciones del mismo para su expedición, además de informarles que una escolta de veinte enanos les llevaría hacia la puerta este.

Rnehh : Y a buen seguro, nos encargaremos de investigar más sobre estos hijos del dragón, si está en nuestras manos.

Así que pronto por la mañana, recogieron sus cosas y se encontraron con su escolta. La capitaneaba un veterano de la guerra llamado Krud, cuyo principal rasgo era que le faltaba media mano, fruto de un golpe orco que se llevó el dorazón, el anular y el meñique de su mano derecha. Como usaba un arma a dos manos, sin embargo, aún era capaz de sujetarla y combatir. Krud Mediamano, le llamaban.

Krud : Saludos, nobles señores y dama - dijo con cierta jocosidad informal que fue en cierto modo bienvenida tras las formalidades del día anterior con el consejo -. Seré su guía en esta excursión de tres días por las entrañas de Khazad-dûm. Por favor, si sucede cualquier cosa inesperada, absténganse de participar de ella. Mis muchachos y yo estamos aquí para eso, y aunque hay un destacamento en la puerta oeste, muchas zonas por las que pasaremos están deshabitadas y en ellas no hay ni una sola colonia. No tenemos tanta gente, por desgracia.

Krud resultó ser una mente inquieta. De linaje real, emparentado en grado de primo tercero con Thorin III, el enano comentó durant el viaje cómo le partía el corazón la división entre los que siguieron a Durin y los que siguieron al rey. Sin embargo, él lo tenía claro.

Krud : Yo estaba allí, y oí a Thorin de su propia voz. Él sólo quería ser "el rey que tomó Khazad-dûm". Pero para nada valoraba a sus hombres, o a quienes habían combatido aquí. Sólo anhelaba su gloria, y el mithril de este lugar. Muchos de los que lo seguían, así lo pensaban. Que despreciara a Durin, que nos condujo a la victoria, fue algo indigno. Deben pedir perdón.

Pero el rey estaba muerto, y aunque había muerto a manos de un misterioso hechicero, justo antes de eso había sido atacado por antiguos vasallos fieles. Por ello, los que lo seguían tildaban de traidores a los enanos de Khazad-dûm. Soilin estaba apenado por ello. Tozudos como eran, costaría que se tendiesen los puentes para la reconciliación, pues a su modo todos tenían razón. Y lo peor es que algunos pronto olvidarían el motivo del cisma, y el odio ya sería generacional.

Krud : Sí, habría que hacer algo, pero... ¿Quién lo haría? Difícil asunto, sí.

Los tres días siguientes discurrieron entre ruinas antiguas y lugares donde el camino había sido remodelado para facilitar el paso. Por fortuna, era un camino que transcurría por los niveles superiores de Khazad-dûm, lejos de las minas del fondo, y de aquel modo hasta que no estuvieron cerca de la salida del este no empezó a bajar el camino. Allí se encontraron con la colonia que había mencionado Krud: unos trescientos enanos, trabajando codo con codo para crear un puesto comercial y remodelar la zona para facilitar el paso a los futuros viajeros. Aún quedaba mucho para que la ruta estuviese operativa, pero el paso de Khazad-dûm sería sin duda un paso comercial vital para el futuro del comercio del metal, del mismo modo que lo era la ruta del Anduin.

Tras pasar la noche en el asentamiento de Puerta Oeste, al fin salieron al lago y al exterior. Habían pasado casi cinco días en la oscuridad, y ver el sol de nuevo fue una experiencia llena de alivio. El joven Fëanor se sobresaltó al ver una enorme calavera de extraña forma sobre un pedestal junto al agua, al lado de la salida.

Fëanor : ¿Qué demonios es eso?

Mistë : Es de un kraken, ¿verdad?

Krud rió, lleno de orgullo.

Krud : Participé en su abatimiento. El Guardián era realmente un peligro, y por fortuna sabíamos de él gracias al paso de la Comunidad del Anillo por este lugar. ¿Sabéis que combatieron con él? Pero estábamos preparados, y tras atraerlo, lo abatimos con jabalinas y rocas, con fuego de alquimia y con pólvora. Fue una dura batalla, y este pedestal es en homenaje a los cinco enanos que cayeron en ella. También es un recordatorio a nosotros mismos: prevaleceremos en este lugar.

Fëanor asintió, lleno de sorprendida admiración. Para él, medio noldo, uno de los últimos de la Tierra Media, ver cómo los naugrim aún eran un pueblo guerrero y orgulloso era algo digno de admirar. A fin de cuentas, el suyo también lo había sido, y sin embargo en aquellos primeros días de la Cuarta Edad, observándolos nadie lo habría dicho.

Las despedidas siguieron, y a partir de allí emprendieron otra semana de camino hacia el valle secreto de Imladris. Rívendel, la casa de Elrond. Mistë, conocedora del camino, abría la marcha. En las paradas, Henoc y Fëanor intercambiaban algunas estocadas amistosas, entrenándose en su manejo de las espadas. Ninguno de los dos estaba a la altura de un guerrero entrenado, pero sin duda no eran mancos.

Fëanor : Mi madre aprendió la herrería de nuestro linaje tiempo atrás. Se instaló en Pelargir con su familia hace mucho, en una torre blanca, donde practicaba sus artes para las gentes de Góndor. Siempre tuvo buenas relaciones con ellos. Yo vivía a caballo de Pelargir, con ella, y de Lorien con mi padre - les explicó una vez Fëanor -. Desde pequeño, deseaba convertirme en un herrero noldo, capaz de crear con estas manos objetos maravillosos. Y luego, claro, llegó la guerra.

Mistë : Y por eso, aprendiste a usar las espadas que forjabas.

Fëanor asintió.

Mistë : Me sorprende que tu madre te pusiera el nombre del Asesino de Hermanos.

Fëanor podría haberse molestado, pero no lo hizo.

Fëanor : También creó los objetos más maravillosos que ha creado nuestra raza, Mistë. Las palantiri, los silmárils... Antes de que la oscuridad del Enemigo nublara su corazón, había hecho todas aquellas nobles cosas.

Mistë : Y sin embargo, tú también empezaste con las mismas artes que él, para tomar más adelante las armas.

Fëanor se encogió de hombros al oir aquella certera sentencia, y no dijo nada. Por fortuna, al día siguiente había recuperado el buen humor. Fëanor era joven para los estándares elfos, apenas salido de la adolescencia. Su ascendencia era notable, trazando su linaje hasta Finarfin por parte de madre, y por parte de padre descendía del caballero Celeborn y la dama Galadriel, cosa que le convertía en descendiente de la casa de Fingolfin. Sin embargo, en su familia podía encontrar algunos descendientes de la Primera Casa, señores durante la Segunda Edad en la antigua Ost-in-Edhil, la fortaleza de los Eldar.

Fëanor : Mi madre estuvo allí hace más de cien años. Pese a estar en ruinas, me dijo que el corazón aún se maravilla por la majestuosidad del lugar. La ciudad está labrada literalmente sobre un monte de granito, labrado sobre la unión de dos ríos con la forma de un barco que viaja al oeste. Allí se crearon los anillos de poder, y allí vivió Celebrimbor.

Sus ojos estaban como idos, buscando en su mente la imagen creada por veces y veces que su madre le había contado la historia de aquel lugar.

Fëanor : Imladris no existía en aquellos tiempos. Fue cuando Sauron se reveló como el Señor de los Anillos, traicionando a los elfos a los que había mostrado la ciencia de la forja de los anillos de poder - fue eso lo que le permitió atarlos al Único -, que la fortaleza de los Eldar cayó. Elrond llevó a un grupo de refugiados hasta las puertas de Khazad-dûm, pero el rey enano había recibido en presente uno de los siete. La influencia del Único no fue suficiente para esclavizar su voluntad, pues los enanos son de carácter fuerte y Sauron no lograba entenderlos. Y sin embargo, sí fue suficiente como para sembrar en él el miedo al Señor de los Anillos, y las puertas del oeste por las que pasamos hace poco no se abrieron.

Soilin : Conozco la historia. De ahí viene el ancestral odio entre elfos y enanos.

Mistë : En realidad, viene de antes - comentó Mistë -, de la muerte de Thíngol a manos de los herreros del Nauglamír. Los sindari de la época ya no se podían ver con los enanos. Los noldor no tenían agravios con ellos, sin embargo, y no fue hasta entonces que aparecieron.

Soilin pensó en aquello, y trató de imaginar cuánto tiempo había durado aquel odio ancestral. Bueno, aún duraba. Interiormente, rezó para que lo de Erebor y Khazad-dûm no derivara en algo de aquel tamaño.

Fëanor : Tras aquello, Elrond recibió una visión, y viajó al norte. Allí encontró el valle secreto de Imladris, y allí estableció una colonia con los refugiados. Ahora, viven allí sus hijos Elrohir y Elladhan, aunque Elrohir está de viaje con Celeborn. Elladhan nos recibirá, y querrá saber cómo están las cosas en Lorien.

La semana pasó rápido, y al fin alcanzaron las inmediaciones de Rívendel. La guardia de la casa de Elrond les salió al paso, y al reconocer a la dama Mistë, saludaron a los recién llegados.

Guardia : Una belleza como esta sólo puede corresponder a Mistë de los Vanyar. Bienvenidos seáis, extranjeros, a esta casa.

Así, los acompañaron hasta la casa de Elrond, y allí Elladhan los recibió.

Elladhan : Saludos, viajeros. Soy Elladhan, señor junto a mi hermano Elrohir, de este lugar. Sed bienvenidos.

Mistë : Bienhallado este día, Elladhan. Me alegro de volver a veros.

Elladhan miró extrañado a Mistë.

Elladhan : Sin duda, recordaría a alguien como vos, dama Mistë. Pero me temo que no he tenido el placer.

Mistë sonrió.

Mistë : Pero así fue, aunque en aquel tiempo tanto mi esposo como yo gustábamos de tomar apariencias menos llamativas para viajar. Quizás os acordéis de la pequeña Iniria y su esposo Alciomë.

Elladhan abrió mucho los ojos, y sonrió sorprendido.

Elladhan : En ese caso, me alegro de volver a ver a la Dama del Susurro en el Viento.

Mistë agachó la cabeza en señal de respeto y de saludo, con toda la cortesía de la que era capaz, embriagando a los presentes.

Mistë : Nos envía el Concilio de los Pueblos Libres. Nos dirigimos al norte, en busca de mi esposo, que a su vez se encentra buscando a los hijos del dragón.

Elladhan asintió con suavidad.

Elladhan : Extraño es el destino y los encuentros, pues. Anoche, una hija del dragón fue hallada en las fronteras de este valle, dirigiéndose al este. La dejamos ir.

Mistë : ¿Qué? ¿Lílien está aquí? - se sobresaltó Mistë, al menos todo lo que ella era capaz de sobresaltarse.

Elladhan asintió.

Mistë : Fëanor, Soilin, Henoc, quedáos aquí y esperadme. Hay algo que debo hacer.

Y Mistë les dejó allí, y ninguno de ellos se sintió capaz de contradecir aquella petición - ¿o había sido una orden? - de la dama...

Continua en el Capítulo 8-F: Rívendel
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