Capítulo 7-Q: Senderos Inciertos

Es el amanecer de la Cuarta Edad. Y en la Tierra Media reina la paz... Pero aún quedan muchas cuentas pendientes. Incluyendo una de los Días Antiguos...
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Capítulo 7-Q: Senderos Inciertos

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Año 16 de la Cuarta Edad, finales de verano

A un día de viaje de Eldanar


Jugadores de esta trama: Bardino (Thandruiel) y Ron (Merevin)


Thandruiel salió de su meditación con dificultad. En el campamento, los guardias habían dado la alarma, y Pallando parecía estar hablando con un Merevin que tenía aspecto de estar completamente sorprendido.

Thandruiel : Qué... ¿Qué sucede? - preguntó el elfo.

Aún con la mente nublada por un despertar prematuro, el elfo se levantó muy confuso y tambaleante. Entre Merevin y Pallando lo ayudaron a ponerse en pie.

Merevin : Pallando dice que Lílien se ha ido. Uno de los guardias ha descubierto que faltaba un caballo hace un rato, y ha dado la alarma. Pallando dice que se ha ido, y que respetemos su decisión...

Thandruiel : ¿Ido...?

Pallando : Fue su voluntad, Merevin - dijo Pallando poniéndole una mano sobre el hombro -, y nadie puede ir contra la voluntad de quien elige libremente seguir un camino, incluso cuando eso nos duela.

Merevin : Pero... ¡Si Lílien aún es una niña! ¡No podrá...!

Pallando : Es fuerte, Merevin. Más de lo que crees. Y su camino se aleja del nuestro. La pregunta es, ¿cuál es nuestro camino?

Thandruiel : ¿Dónde ha ido? - preguntó el elfo aún aturdido.

Pallando : No lo sé. No me lo ha dicho.

Imagen Bueno, turno de reacción a la desaparición de Lílien. Pero ya os comento que aunque la busquéis, no la vais a encontrar.

Imagen Como quiero ir ágil con este interludio, cuando acabéis la escena nocturna, describid la llegada a Eldanar y los planes a partir de aquí. Tened presente que Nestador no viene con vosotros. Se despedirá de vosotros en el próximo turno, cuando sepa a dónde os dirigiréis, porque primero quiere saberlo por si puede prestar algún tipo de ayuda final.

Imagen Si vuestros caminos van juntos tras Eldanar, bien. Si no, también. Si decidís separaros, es vuestra elección. Si decidís seguir juntos, lo mismo.

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Bardino el Lunes, 19 de Noviembre del 2006 a las 17:30

Mensaje por Rittmann »

Thandruiel

No había duda de que el regreso a Eldanar estaba siendo mucho más animado que el camino de ida. Todos estaban sanos y salvos y habían resuelto los problemas que los abordaban últimamente, o casi todos. Sólo les faltaba el más importante, la búsqueda de Zanae, pero para seguir con su posible resolución habían decidido tratarlo en Eldanar, entre unos muros seguros, una comida caliente y un sueño reparador.
Durante el camino Thandruiel comentó a sus compañeros las posibles rutas a tomar si finalmente optaban por conseguir información sobre Ancalagon. Había considerado que si él ofrecía diferentes alternativas tal vez sus amigos lo tendrían más fácil a la hora de tomar decisiones. Pero en todo el trayecto hasta la ciudad del señor Aldarion nadie se decantó por una ruta u otra. Tal y como se habían propuesto, en Eldanar lo hablarían.
Todos escucharon las palabras del elfo y callaron, pero Lilien ni si quiera las llegó a escuchar. Desde hacía varios días se había mostrado más reservada, y cruzaba pocas palabras con los demás. Casi todos creyeron que se debía a los acontecimientos recientes, su transformación en dragón, el incidente de Merevin y toda la problemática con Pallando. Pero la verdad era otra.
Una de las noches, a escasas dos jornadas de viaje hasta Eldanar, Pallando se acercó donde Merevin y Thandruiel descansaban, dejando atrás los rumores que crecían entre los soldados de Aldarion. El dunadan tenía el sueño ligero aquellos días, y escuchó venir al Istari. Antes de que llegara se estaba incorporando.

Merevin: ¿Algún problema Pallando??dijo somnoliento.

Pallando: No creo que sea un problema, pero no os va a gustar?contestó casi en un susurro?es Lilien. Se ha ido.

Merevin: ¿Qué??dijo en voz alta y sorprendido, mirando de un lado para otro buscando a la joven lossoth, pero sus ojos no la encontraban, ni si quiera sus pertenencias.

Pallando: Un soldado se ha dado cuenta de que falta un caballo y nos ha avisado. Las cosas de Lilien tampoco están y suponemos que se ha ido hace ya un buen rato. Creo que será mejor dejarlo así.

Merevin: Pero ¿Qué dices??preguntó aun más alarmado.

El tono de Merevin había sacado a Thandruiel de su trance, y éste muy aturdido intentó averiguar qué estaba pasando.

Thandruiel: Qué... ¿Qué sucede? - preguntó el elfo.

Aún con la mente nublada por un despertar prematuro, el elfo se levantó muy confuso y tambaleante. Entre Merevin y Pallando lo ayudaron a ponerse en pie.

Merevin: Pallando dice que Lílien se ha ido. Uno de los guardias ha descubierto que faltaba un caballo hace un rato, y ha dado la alarma. Pallando dice que se ha ido, y que respetemos su decisión...

Thandruiel: ¿Ido...?

Pallando: Fue su voluntad, Merevin - dijo Pallando poniéndole una mano sobre el hombro -, y nadie puede ir contra la voluntad de quien elige libremente seguir un camino, incluso cuando eso nos duela.

Merevin: Pero... ¡Si Lílien aún es una niña! ¡No podrá...!

Pallando: Es fuerte, Merevin. Más de lo que crees. Y su camino se aleja del nuestro. La pregunta es, ¿cuál es nuestro camino?

Thandruiel: ¿Dónde ha ido? - preguntó el elfo aún aturdido.

Pallando: No lo sé. No me lo ha dicho.

Hubo un silencio, y los tres se miraron esperando qué más decir. Merevin y Thandruiel estaban asimilando todo lo que acababan de conocer y más dudas venían a sus cabezas. Fue el animista quien habló.

Thandruiel: Por lo que veo has hablado con ella antes de que se fuera y no has evitado su marcha ¿verdad??el mago miró al elfo y luego a Merevin, asintiendo muy levemente?Y tampoco has querido saber a dónde va por lo que pueda pasar?Y el mago enarcó las cejas, dando evidencia de lo que el elfo estaba diciendo.

Merevin estaba realmente abatido, mirando hacia donde horas antes se encontraba tumbada Lilien, con la vista perdida. Ella había sido su apoyo en la búsqueda de Zanae, y ahora se había marchado. Thandruiel se dio cuenta, y se preguntó qué sentimientos estarían abordando al dunadan en aquel momento.

Pallando: Lo ocurrido esta noche no debe cambiar vuestras intenciones de futuro?advirtió el mago?descansad porque aun quedan unas jornadas de viaje. Quien sabe, tal vez volveremos a ver a Lilien antes de lo esperado.

Y el Istari se marchó para hablar con Nestador y el resto de hombres, que poco a poco fueron regresando a sus lugares de descanso. Thandruiel hizo lo mismo y se arrebujó en su manta, pero a Merevin le costó un poco más y no paró de moverse bajo su abrigo.

La llegada a Eldanar se hizo empezado el día, tras recomendación de Aldarion para evitar las multitudes y las posibles aglomeraciones. Zack se había adelantado junto con otro soldado para disponerlo todo en el castillo; habitaciones, agua caliente y un almuerzo. Mientras, el resto de la comitiva avanzó por la ciudad con paso ligero, observados por los ciudadanos más madrugadores y dirigiéndoles miradas atentas, intentando discernir si su señor regresaba tal y como se había ido.
Antes de llegar al castillo Merevin se acercó a Nestador y Thandruiel y les habló.

Merevin: Voy a ver a mi familia, es lo que más me apetece en estos momentos...--dijo sin mucho convencimiento--. Mañana a primera hora me presentaré en el castillo y os daré mi opinión sobre lo que debemos hacer. Espero que lo entendáis?luego dirigió su caballo hacia Aldarion para contarle lo mismo, y éste lo dejó ir tras posar su fornida mano derecha sobre su hombro a modo de saludo.

Los dos elfos se despidieron de su compañero y lo vieron marchar. A ellos también les hubiese gustado estar con sus seres más cercanos tras aquel viaje.
La llegada al castillo se hizo con el protocolo propio para cuando el señor regresaba de su ausencia y lo hacía sano. Un pelotón de soldados los recibía en el patio de armas, además de ser Kevan y otros miembros de la corte. El caballero ayudó a desmontar a Aldarion a la vez que le preguntaba por su estado. Mientras, otros mozos se encargaron de ayudar al resto de los viajeros.
El señor del Eldanar, tras hablar brevemente con su familia y sus vasallos, se acercó a los elfos y a Pallando.

Aldarion: Amigos, imagino que estaréis muy cansados, así que podéis ausentaros de la comida. Pero me gustaría mucho que esta noche asistierais a la cena. Tal vez sea la última a la que asistamos todos juntos y no quisiera pasar al menos un rato ameno en vuestra compañía.

Nestador: Descuida Aldarion, así lo haremos. Te estamos muy agradecidos?dijo el sanador comprobando que el resto asentía.

Y todos se dirigieron a sus correspondientes estancias y Pallando se sorprendió porque ya no tenía una guardia que le custodiara la puerta. Y hasta la hora de la cena ninguno las abandonó. Thandruiel ocupó su tiempo en asearse, comer, descansar y escribir una carta. Cuando tocaron en su puerta para que se presentara en el salón de banquetes ya la había terminado y la guardó en el interior de su camisa.
La visión del salón ya le era casi familiar al animista. Las mesas atestadas, casi todos ocupaban los lugares de siempre, a excepción de los soldados que habían acompañado a la comitiva a la Torre Negra, que ahora se sentaban en la mesa más cercada de Aldarion, compartiendo mesa y mantel con ser Kevan y otros caballeros. Pallando y Nestador departían en la misma mesa que el señor de la ciudad, que hablaba entusiasmado con los comensales de otra mesa. Entre los dos Istari había una silla vacía y fue a la que Thandruiel se dirigió. El bullicio era considerable y el tema de conversación era el ?Apasionante viaje del señor Aldarion y sus extraordinarios amigos?, tal y como lo describió un bardo que merodeaba por las mesas.
Mientras servían las viandas y la bebida Nestador aprovechó para hablar con el animista.

Nestador: ¿Has decidido algo ya?

La pregunta no cogió por sorpresa al elfo. Sabía que el sanador querría conocer sus intenciones antes de llevarlas acabo.

Thandruiel: Sigo manteniendo que las tres rutas que propuse en el camino de vuelta son las más interesantes.

Nestador: Ajá ¿Y por cual te piensas decantar?

Thandruiel: Lo he pensado bastante, y creo que lo tengo decidido?el elfo anciano mostró más interés y se acercó más al animista. Una silla más allá estaba Pallando impertérrito, casi ausente, aunque los dos elfos sabían que estaba atento a la conversación, y por ello Thandruiel no bajó el tono de voz?La ruta del sur tal vez sea la que mejor nos convenga: Es más larga que la que nos volvería a llevar a tu hogar, Nestador. Pero es la que más información nos pueda proporcionar, ya sea visitando las tierras de Elrond o la Marca. Así también podemos aprovechar para alertar de lo que se avecina.

Nestador: ¿Y Merevin que opina??preguntó tras sopesar la explicación.

Thandruiel: He tomado la decisión pensando en él. Mañana se lo explicaré y espero que comparta mis ideas. De todos modos no me gustaría que nos separásemos ahora. Creo que mi misión es seguir con uno de ellos, y ya Lilien no está.

Nestador: Bueno, al menos tendrás también la compañía y ayuda de Pallando. Me ha comentado que piensa acompañaros, es una buena noticia.

Pallando: Sería mucho mejor junto al de Tirion?dijo interrumpiendo la conversación.

Nestador: Oh, ya sabéis mi decisión. He de regresar a mi tierra, creo que he cumplido con mi cometido.

Thandruiel: Pallando tiene razón. Pero si tu decisión es llegar hasta aquí, la respetaremos. Y eso me recuerda una cosa?mientras hablaba buscaba entre su camisa la carta que había guardado, cuando la sacó se la extendió al sanador?Me gustaría que se la entregaras a Ninarië cuando llegues al hogar. Le escribo de lo que hemos vivido, de cosas dramáticas, pero también de las cosas buenas que hemos sacado de ellas.

Nestador: Así lo haré Thandruiel.
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Ron el Lunes, 26 de Noviembre del 2006 a las 11:26

Mensaje por Rittmann »

Merevin

Enrolló sobre la hierba las mantas donde había dormido. La madrugada bostezaba naranja en el horizonte, permaneciendo aún la tierra en los grises lindes de la noche. Se ajustó la mochila, y subió sin dilación al caballo. En breve estuvieron todos preparados para continuar el regreso al pueblo. Soplaba una suave frisa helada que enrojecía los rostros.

Merevin, una vez más, apenas había dormido. De hecho, no creía que lo hubiese conseguido. Ausente Lílien, comprendía la compañía que hacía. No pudo evitar apenarse. El resto de grupo con el que seguía era gente más adulta y distanciada de él. Sintió soledad entre ellos. Pero Thandruiel avanzó hasta ponerse a su lado, y le habló de caminos a seguir. Ello le animó un poco.

Llegaron a Eldanar con el sol apenas levantado. Los cascos de los caballos repiqueteaban por las calles; y era pocas las personas que acudían a verlos llegar. Merevin trató de ponerse a la par con el paso de la montura de Thandruiel.

Merevin : Voy a ver a mi familia? -dijo sin mucho convencimiento -. A la noche, o mañana a primera hora a más tardar, iré al castillo y os daré mi opinión sobre lo que deberíamos hacer. Espero que lo entendáis? ? se separó de él, para ir a comentárselo a Aldarion, que con una amable palmada en el hombro, dejó que se fuera a su hogar.

***

Al entrar al pequeño establo que había cerca de su casa, se alegró Merevin al encontrar más caballos de los que esperaba. ¡A buen seguro se trataba de su padre! Ciertamente no era una fecha extraña para su retorno de los comercios por las otras tierras. Se apresuró a entrar en su casa.

Le abrió la puerta el mismo Aramin, su padre. Al verlo abrió de par en par los ojos. La alegría del sorpresivo encuentro les hizo darse un afectuoso abrazo. Merevin le encontró con la barba más blanca, y el pelo más largo y canoso.

Aramin : ¡Merevin! ¡Hijo mío! ? exclamó entre risas. ? Te noto más mayor.

Merevin : ¡Yo a ti más viejo! ? dijo en broma. - ¡Madre!

Aleena se acercó a la entrada en cuanto oyó la voz de Merevin.

Aleena : ¡Hola hijo! ¡Me alegro que hayas vuelto! ? Le dijo mientras le daba besos a en las mejillas. - ¿has desayunado? Pasa, que ya estoy poniendo la mesa.

Merevin dejó la mochila y los abrigos en la entrada. El fuego del hogar debía de llevar ya un rato encendido. Aleena solía levantarse al poco de amanecer para encenderlo, y después se volvía a dormir un poco más.

Merevin : ¿Qué tal fue? ¿Qué tal están Levar y Jovan? ? preguntó impaciente.

Aramin : Nos fue bien, nos fue bien? a pesar del asunto del Norte? del que ya hablaremos. ?Merevin asintió.- Hemos conseguido muy buenas mercancías este año.

Aleena : ¡Pero cuéntale lo del primo Jovan, cuéntale?! -dijo sentándose a la mesa, dándoles un par de platos a cada uno con panceta humeante recién asada.

Aramin : ¡Se va a casar!

Merevin : ¿De veras? ¿Cuándo? ? dijo entusiasmado. Jovan era unos años mayor que él, y siempre había tenido una muy grata relación de amistad. - ¿Con quién?

La mañana fue transcurriendo mientras charlaban de asuntos familiares animadamente. El mismo Jovan y el tío Levar les visitaron a mediodía al saber que estaba Merevin. A Jovan se le notaba feliz, tenía una mirada alegre y brillante; Levar estaba parecido a Aramin, su hermano, pero al ser más joven, aún mantenía una barba espesa y oscura.

Tras la comida, salieron al campo a tomar unos vasitos de licores digestivos caseros, que preparó hacía unos meses Aleena, y fumar en pipa.

Aramin : Merevin? creo que es un buen momento para que nos cuentes qué sucedió una vez que nos marchamos. ¿Qué tal esta Zanae? ¿Y sus hermanos? He oído también que has estado acompañando al Rey, Aldarion. Se dice que fuisteis con grandes magos, que le devolvieron la movilidad de su cuerpo, cuando se quedó parado de nervio.

Merevin sabía que tenía que contar su historia, era irremediable. Pero no pensó que le costaría tanto comenzar. Miró ensimismado por unos instantes a ningún lugar. Habían pasado tantas cosas?

Comenzó su relato recordándoles la guerra de trineos y dragones en las llanuras heladas del Norte. La lucha, y los terribles choques entre los trineos? Fue la última vez que vio a Zanae...; llevándosela, con todo, el gran dragón aquél. A partir de entonces comenzó la búsqueda. Tras esto se encaminaron a visitar el valle de la Niebla de los elfos. Donde, uno a uno, fueron dándoseles extraños, pero certeros oráculos. En aquella isla mística?

Arrojándose al mundo con los trineos, siguió junto a Lílien la búsqueda de Zanae. En pos de pistas y señal, viajaron al sur. Y acabaron internándose en las ruinas de Carn Dûm.

Aramin : Merevin? ¿estuviste? por Carn Dûm?? ¡Nadie se atreve siquiera a merodear por sus inmediaciones! ?dijo preocupado.

Aleena : Menos mal que pasaste antes por casa?

Merevin : Lo sé. Pero fuimos bien acompañados por magos Elfos, el Rey Aldarion, y Zack.

Jovan : ¿¡Conociste al legendario Zack!?

Merevin : En efecto. ?dijo asistiendo con la cabeza.

Continuó el relato. En tono de anécdota contó la estulticia del Troll, que siendo pleno día, salió a la luz. Pero se le agravó la voz narrando el enfrentamiento contra Pallando.

Merevin : Nos encontrábamos en un pasillo estrecho, y oscuro. Tan apenas se lograba discernir nada más allá de tus narices. Apareció de súbito, con palabras profundas y con eco cavernoso. Infundía pavor; supimos, en cambio, mantener la entereza. Nos amenazaba con una magia eléctrica, surgía, brotaba de sus manos y de su bastón un chisporroteo azul siniestro. No vi otra salida que, inesperadamente, creo, arrojarme sobre él. Después de eso, hubo una gran confusión. Tuvimos que salir cuanto antes del lugar. Todo parecía venirse abajo por alguna fuerza que yo no comprendía. Es entonces cuando el Rey quedó inmovilizado.

Tras esto les habló de la vuelta a Eldanar, y la ida hasta la Torre Oscura de las montañas. El frío inusitado, la incursión en la extraña sala?

Aramin : En esta Arda hay demasiada magia que temer? - comentó con rostro circunspecto.

Finalmente describió la vuelta al pueblo.

Merevin les mostró una historia muy poco detallada y sin caer en cosas que, realmente, eran de suma importancia. Sabía que no sería entendido si les hablaba de ello. En los momentos en que pasaba por alto estos asuntos Aramin le miraba astutamente. No hacían falta más palabras.

Merevin : ?y ahora?he de seguir, e ir, por cuanto lejos quede, a esos desconocidos territorios, y con suerte, encontrarla. Es lo que he decidido.

Se mantuvo durante cierto tiempo un silencio de reflexión entre la familia. Con la charla, la tarde comenzaba a declinar en el ocaso.

Aramin : Merevin. Estamos orgullosos de ti. ?Jovan y Levar le miraban seriamente también. Su madre atendía amablemente. ? Has acompañado al Rey, y has caminado junto a Zack. Te has enfrentado a poderosas magias, y has comenzado a recorrer la tierra en que vivimos por tus propios pies. Has de seguir tu camino. El honor es el mayor sentido común para nosotros, los dunedain montaraces. Continúa sin abandonar, y al final, te sentirás henchido por tu orgullo, y por el nuestro. Has de ayudar a quienes consideres necesario. Confiamos ya en tu juicio. Es hora de que comiences a descubrir cuanto puedes llegar a ser.

Merevin recapacitó sobre la situación y sobre estas palabras. Como ya había reflexionado en la cima donde se encontraba la torre, estaba dispuesto a seguir. Con este respaldo que su padre le hacía sentir, era suficiente para ver un sentido al camino que recorrer y no sentirse tan solo.

Tenía, pues, que continuar, y continuar hasta el final. Aunque ahora ya no fuera tanto el motivo principal Zanae, sino el hecho de ayudar a alguien que tiene que ser ayudado.

Aleena : Se hace tarde queridos. Volvamos? quedaros a cenar Jovan, Levar. ¿Te quedas a cenar tú también, Merevin?

Merevin : Sí. Volveré al castillo mañana, al alba.

Durante el resto de día, y de noche, no preguntaron más a Merevin sobre lo que le aconteciera. Viéndole que no era tema liviano, sino oscuro, hondo, y de grandes pesares, procuraron animar al muchacho contándole aventurillas de sus compras y sus ventas por las costas del Oeste. Le regalaron una capa nueva, de un tono verde pardo, y le obsequiaron también con unas excelentes cerdas para el arco.

La velada fue breve pero agradable. Junto al hogar, donde ya el fuego se desplomaba sobre las brasas, contaron anécdotas familiares y de amistades cercanas, así como algún viejo cuento del abuelo Niriven. No demasiado tarde, Jovan y Levar decidieron marchar ya, y se despidieron cariñosamente de Merevin.

Jovan : Recuerda que me casaré el próximo verano. Ojala estuvieras por Eldanar por entonces, y con los asuntos ya calmados.

Merevin : Esperemos que pueda ser como dices? -dijo sin mucha esperanza.

Levar : Cuídate, sobrino. No olvides que algún día nos habrás de anunciar bodas también tú. ?dijo en tono picaron.

Merevin : Todo se andará? -dijo tratando de ocultar la tristeza que le había supuesto tal comentario: Le hizo recordar a la Zanae que tanto quiso? - Cuidaos mucho tío Levar ?le dijo dándole un último abrazo. - ?Jovan?

Pronto cada cual estuvo en su cama respectiva. Merevin, esta vez, logró dormir profundamente.

***

Antes de que amaneciera, Merevin se desveló ya intuitivamente. Esta vez se dispuso a salir sin despertar a nadie.

Bajó con cuidado las escaleras. Se podían oír los primeros cantos del gallo. Se percató de que el fuego estaba ya encendido. Pero su madre se había ya subido a dormir otra vez. Le había dejado un frugal desayuno sobre la mesa, así como algún paquetito, muy cuidadosamente atado, con comida seca para viajes. Se le amplió una sonrisa a Merevin. Quería muchísimo a su madre. Quizá pareciera que no estaba tan involucrada como Aramin, en los avatares de hombría del muchacho, pero sus detalles era tanto o más que los mayores consejos de su padre.

En seguida comió lo que había en los platos, y tras vestirse la ropa de abrigo, y meter la capa, las cedras, y los paquetes, salió de la casa con la mochila colgada a la espalda. Masticando la última galleta se dirigió al establo, y sacó al caballo. Apenas se cruzó con alguien en el ascenso, por las calles pedregosas y adormitadas de Eldanar, al castillo del Rey.

No tuvo problemas para entrar. Parecían estar todos al corriente. Se encargaron del caballo los mozos de las caballerizas reales, y le guiaron hasta una gran sala, de amplios ventanales, donde ya esperaba Thandruiel. Se encontraba sentado en un magnífico sillón aterciopelado, observando la vista. En cuanto lo oyó entrar, se levanto u se dirigió al joven dunadan.

Thandruiel : Buenos días, Merevin. ¿Qué tal tu visita? ?dijo con un rostro claro y amable.

Merevin : Hola, Thandruiel. Ha sido muy? reconfortante.

Merevin se sentía animado, dispuesto, firme. Tenía mejor sujetas las dudas y las seguridades que le hacían suspenderse en la empresa.

Merevin : Escucha? iré contigo a Womaw, hasta Zanae. En cuanto al camino?

Thandruiel : Sí, de eso quería hablarte compañero ?le cortó sin malicia. Le invitó a sentarse en una butaca cercana al sillón donde estaba antes acomodado.

Merevin sabía que la mejor opción era ir acompañado por él. Abalanzarse sobre recónditos caminos y un mundo que aún no conocía, él sólo, era imprudente y una temeridad. Había resuelto ya en su mente acompañar al elfo, fuera el camino que escogiese, en tanto que, indudablemente, no variara el objetivo.

En el mismo momento en que se sentó, y vio por las ventanas su pueblo, supo que no lo volvería a ver en mucho, mucho tiempo. Pero tenía el convencimiento de seguir adelante hasta donde fuese necesario; así que miró a Thandruiel, que se disponía a explicarle qué opción consideraba él la adecuada para llegar hasta Womaw.


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Imagen Siento el retraso -que ya de por sí, tenía retraso. En fin, no sé qué tal verás la cháchara con la familia. No sabía muy bien cómo encauzarla. Si salen a tomar algo fuera es por que es finales de verano.

Imagen Supongo que ahora, Bardino, podrías poner un breve post Imagen con el tema de los caminos y demás. A ese podría responder de nuevo yo; pero si lo deseas, Merevin estará de acuerdo con el camino que Thandruiel decida ^^

Imagen Merevin llevaba arco? Porque no sé que me da que me lo he sacado de la chistera... cambiaría lo de las cedras por alguna otra cosa (nimia).
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Mensaje por Rittmann »

THANDRUIEL

Al elfo le gustó la predisposición del dunadán y confió en que su propuesta saliera adelante. Así que sin más dilación le habló de ello.


Thandruiel: Si recuerdas te hablé de tres posibles rutas, y de todas ellas creo que la que mejor nos puede convenir es la que nos lleva hacia el sur.

Merevin: Sí, algo me comentaste sobre eso. Pero poco sé de tierras tan lejanas de la mia.

Thandruiel: Es un camino largo, realmente largo que nos llevará hasta Imladris. Tengo confianza en conseguir consejo e información allí. Luego si todo va como planeamos viajaremos hasta llegar al río Isen y atravesar el vado para alcanzar las tierras de los rohirrim. Desde ahí retomaremos rumbo norte dejando al oeste el bosque de Fangorn y si Irmo así lo quiere llegaremos al Bosque Verde, hogar de elfos. Si luego tenemos que viajar al este no habrá una cordillera que nos entorpezca el camino en muchos kilómetros. Al menos hasta donde sé...--explicó el animista haciéndose una idea mental de la cantidad de tiempo que eso requerriría.

Merevin: ¿Y qué hará finalmente Nestador?--preguntó sin demasiado convencimiento.

Thandruiel: Nuestra ruta es opuesta a la de Nestador. Tanto Pallando como yo hemos intentado en cierta manera convencerlo de que su ayuda es esencial en esta empresa. Pero también entendemos que su viaje con nosotros ha terminado, él siempre lo advirtió. Además, un viaje de esta envergadura puede ser atractivo para jóvenes como nosotros, y aunque Nestador es poderoso, para un elfo de su edad puede ser más que extenuante. No creo que le guste la idea de pasar meses pateando caminos.

Merevin: Imagino entonces que la intención de Pallando de acompañarnos vendrá dada por motivos personales.

Thandruiel: Seguramente. Quiere lavar su mala imagen de Nigromante. Además, se siente en deuda con nosotros.

Merevin: Pues creo que está todo decidido amigo elfo. Sólo queda anunciarlo y prepararnos. No debemos perder más tiempo aunque sea mucho el que nos va a llevar todo esto.

Y ambos se pusieron en pie optimistas. El elfo pensó que después de todo el objetivo que se propuso tras su visión en Tol Ely seguía intacto y hacia el que avanzaba con pasos cortos. El dunadan pensó que a base de proponérselo siempre había un camino para la esperanza, también andado con pasos cortos. Pero ambos siempre hacia adelante.
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Mensaje por Rittmann »

Pasaron así algunos días en Eldanar, con los preparativos de la nueva partida en mente. Pallando deseaba que tanto Thandruiel como sobretodo Merevin se tomasen unos días de descanso antes de empezar un viaje tan largo como iba a ser el de la búsqueda de Womaw. La primera escala ya estaba fijada: Imladris, feudo de los hermanos Elrohir y Elladan, hijos del caballero Elrond. Los herederos de la sabiduría del hermano del primer rey de Númenor eran ahora los custodios de la Casa de Elrond, y eso lo sabía bien Thandruiel por cosas que había oido antes de partir de Bosque Verde.

Eldarion se encargó de suministrar a los viajeros todo aquello que pudiesen necesitar: monturas fuertes, raciones de viaje, y algo de oro para gastos. Por desgracia, la gloria pasada de Eldanar había decaído en gran medida, y el señor de Eldanar poco más podía hacer salvo desear suerte a los tres viajeros. Idéntico fue el trato dispensado a un Nestador que se preparaba para regresar a su lugar al frente de la Logia del Despertar. El elfo y Pallando mantenían largas charlas hasta altas horas de la madrugada cada noche en el castillo, y eso lo sabía bien Thandruiel, quien de vez en cuando compartía sus inquietudes. En aquellas charlas, Pallando mencionó la amenaza que suponía ahora el istari Alatar, autoproclamado Emperador Eterno de Womaw, y que poseía gracias a su vasallo Ancalagon el Gris el poder de dominar dragones.

Pallando : Su ambición ha crecido con desmesura. Yo, en busca de medios para frenar su poder en aumento, perdí mi mente en las sendas de la Nigromancia... Hasta que me salvasteis. Puede que fuese cosa de la suerte, pero creo que Ilúvatar me ha dado una segunda oportunidad para redimir el mal que he hecho.

Nestador : No lo dudo, Pallando. Ayuda a estos muchachos, y descubre más sobre los planes de Alatar. Yo mandaré una embajada a los reyes de los elfos para que estén alerta, y de ellos pasará la noticia a los reinos de los hombres.

Pallando : El corazón me dice que todo depende de los cuatro muchachos, los hijos del dragón. Sus corazones caminan en un filo de tinieblas y luz, me temo.

Nestador : Tienen mucha fuerza, sí... Y mucho carácter. Su sangre es demasiado ardiente para mi gusto, al menos estos tres jóvenes que he conocido. Pediré consejo a Irmo en mis plegarias, y me pondré en contacto con Helloth.

Pallando : ¿En verdad existe, pues?

Thandruiel interrumpió la conversación.

Thandruiel : ¿Helloth? ¿Qué es eso?

Nestador : Es normal que no conozcas de ese lugar, Thandruiel. Es la ciudad de los lossidil, los elfos de las nieves, siempre congelada en el centro del polo norte de Arda. La llaman la Flor de Hielo, y en su centro se alza Helechtil, el pie de una de las lámparas que antaño iluminaron al mundo. Es una visión espléndida, pero la ciudad está rodeada de inmensas llanuras de hielo eterno que inducen la locura en quienes las tratan de atravesar.

Thandruiel no daba crédito a lo que acababa de oir.

Thandruiel : Sabía que había elfos de las nieves en el norte. Pero desconocía que tuviesen una ciudad.

Nestador : Helloth no es muy grande. La reina Losp'indel gobierna desde el trono de hielo el lugar, y suya ha sido la tarea desde la Guerra de la Cólera de mantener la montaña sagrada de Orod Certhas, el monte encantado donde durante los siglos, Helloth y Niebla Eterna han insrito todos y cada uno de los sortilegios que han conocido los eldar. Con un propósito.

Thandruiel : ¿Mantener ese saber entre los hielos?

Pallando : Lo dudo. Las runas se degradan con la mordedura del hielo en la roca, y esa montaña si mal no recuerdo se encuentra en el extremo norte de una cadena de montañas mucho más frías que las que rodean Niebla Eterna, ¿verdad?

Nestador : En efecto. De hecho, tiene que ver con la Vergüenza de los Elfos. Esos sortilegios y poder van a parar en la Barrera que preserva los contenidos de los pozos de Morgoth. La refuerzan para que jamás pueda caer.

Thandruiel : ¿Un nodo mágico? - dijo Thandruiel recordando haber oido mencionar la existencia de lugares como aquel a Aglaroth en alguna ocasión.

Nestador asintió.

Imagen Turno no muy largo. Merevin puede encargarse de los preparativos para la partida, de despedirse de su familia - pues es una escena que prefiero que hagas tú, Ron - y esas cosas. Por cierto, insisto: Aldarion NO ES REY de nada, es señor de un castillo.

Imagen Por parte de Thandruiel, pues puede ser un buen momento de obtener más información de futuro. Creo que lo mejor será que me pases por privado las areas en que quieras saber más cosas, y te responderé lo que toque para que puedas construir el turno. O un día lo comentamos por el msn. No quiero avanzar más rápido porque quiero coordinar algunas cosas con otra trama.

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Rittmann
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Mensaje por Rittmann »

THANDRUIEL

A pesar del ánimo del dunadan y el elfo, Nestador les recomendó paciencia y calma. El viaje que iban a iniciar no sería corto precisamente. Pallando corroboró las palabras del sanador y Aldarion también recomendó mesura si querían prepararlo todo con precisión.
Y aunque fueron días de descanso, ni Merevin ni Thandruiel desaprovecharon el tiempo. El dunadan se dedicó con tesón a los preparativos del viaje. Se preocupó de que su madre guisara comidas que aguantaran bastantes días, estaba harto de comer las saladas raciones de viaje que le hacía retorcer el gesto cada vez que pensaba en ellas. También visitó con sir Kevan las cuadras del castillo, y bajo su recomendación eligió tres buenas monturas y un caballo de tiro, para las provisiones.
Por otro lado Thandruiel quiso pasar con Nestador el mayor tiempo posible. Sabía que en unos días el camino de ambos se dividiría y quiso recibir el mayor número de consejos y recomendaciones posibles. Además, los conocimientos del sanador sobre Imladris y los herederos de Elrond eran indispensables para llegar a Rivendel con garantías de obtener información precisa.
Tampoco quiso dejar de escuchar los comentarios del viejo Zack. Aun pasarían varios días antes de que abandonaran los lindes de Eldanar, y el explorador les indicó mediante precisas descripciones donde podían pasar las primeras noches y qué sendas tomar o evitar. Siempre para ahorrar tiempo, esfuerzo o disgustos. Una tarde en la que fueron a montar los caballos nuevos, Zack les reveló que los acompañaría durante dos jornadas. Por lo visto Aldarion así se lo había pedido, lo que no sabía su señor era que de todas maneras él iba a hacerlo por su cuenta.

Zack: He conocido a mucha gente a lo largo de mi vida, pero a vosotros os he cogido afecto pardiez. Incluso al viejo que vino medio muerto al castillo- Y se quedó mirando al horizonte, pensativo- Creo que tendré alguna historia más que contar a mis nietos este invierno, oh sí- dijo riendo como recordando algún suceso reciente-Escuchad, os lo digo hoy porque cuando me despide definitivamente tal vez no me acuerde. Pero cuidad el uno del otro. El viejo se vale por sí mismo y es poderoso, pero vosotros os teneís el uno al otro. Creo que es por eso por lo que habéis llegado tan lejos. Es una pena que Lilien no esté con nosotros, esa chiquilla...-dijo con reproche- Estoy seguro de que la volveréis a ver.

Thandruiel agredeció en el corazón aquellas palabras. El viejo explorador había ayudado de manera importante en todo lo que habían conseguido y sin duda había demostrado ser un profesional sin parangón. Consideró que en el Bosque Verde costaría encontrar alguien con sus habilidades. El afecto era mutuo y se prometió que en algún momento regresaría a Eldanar para aprender de sus conocimientos.

Durante las noches el animista escuchaba con atención las conversaciones entre Nestador y Pallando, en su afán por saber algo más de su próximo viaje. Fue en esas reuniones donde oyó hablar por primera vez sobre los elfos de las nieves y su mitológico reino de Helloth. A medida que los dos ancianos hablaban fue descubriendo que de mitológico no tenía nada. Era tan real como Rivendel. Y por lo que hablaba Nestador era un reino que tal vez entrara en los planes de Alatar. Ante tal revelación, el joven elfo quiso saber más sobre el reino helado de Helloth y qué tenía que ver con todo lo que estaba ocurriendo. Finalmente Nestador le recordó la Vergüenza de los Elfos, y de cómo los súbditos de la reina Losp'indel se encargaban, junto con los habitantes de Niebla Eterna, de proteger con magia la montaña de Orod Certhas. Lo que era conocido como nodo mágico.

Thandruiel: Alatar lo ha planeado todo meticulosamente. Si Helloth se encarga de la protección de la barrera, entonces uno de sus objetivos es ese reino de hielo ¿no?

Nestador: Puede ser, joven Thandruiel. Como has dicho, Alatar lo ha planeado todo muy bien. No podemos desestimar la posibilidad de que las tierras de la reina Losp'indel estén bajo amenaza. Además, tal vez tenga también relación con lo que Pallando estuvo buscando no hace mucho.

El animista parecía estar escuchando otro idioma. Pallando, sin embargo, serio y callado mostraba ser conocedor de lo que el sanador estaba hablando.

Thandruiel: ¿De qué hablas Nestador?

Nestador: Si Pallando estuvo buscando un fragmento de Illuin, no puedes ni imaginarte de lo que guardan en Helloth.

Hubo silencio.

Pallando: Es por eso por el que no sigues con nosotros, para alertar de la posible amenza.

Nestador asintió brevemente.

Nestador: Vosotros seguid con vuestro camino, ahora es lo más importante. Esperemos, por el bien de todos, que mis viajes terminen en Niebla Eterna.

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Imagen MdJ: Supongo que tendremos algún post de inicio de viaje. No quise avanzar más por ese motivo y en espera del turno de Ron. Ritt, ya me dirás si va bien el turno así después de lo que hemos hablado o si hay que retocar algo.
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Rittmann
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Mensaje por Rittmann »

--Merevin --

Aleena : ¡Cuanta más prepare mejor! ¿No va a ser un largo viaje, dices? –preguntó entusiasmada por poder ayudar a su hijo.

Merevin : Sí, madre, pero es que nos tienen que caber en las mochilas, ¡no que tengamos que ir con cinco sacos de comida cada uno! – repuso Merevin.

Aleena : Bobadas ¡A ver si os vais a quedar flacuchos con tanto viaje y aventuras hijo! –dijo girándose hacia la mesa, para empezar a cocinar.

Merevin se encogió de hombros y salió a la calle. Fuera le aguardaban un par de ayudantes que el señor Aldarion había designado para el joven Dunadan con idea de apoyarle en la disposición de todo lo que considerara necesario para el viaje que iban a emprender Thandruiel y él.

Merevin : Lurin, Iorin, debemos de escoger los caballos. – les dijo.

Las caballerizas del castillo eran grandes, pero para los tiempos que corrían, demasiado grandes. Apenas llegaba a estar ocupada la mitad con los caballos que había. Tras echar una ojeada, Merevin decidió que los caballos que los habían acompañado a la torre de las montañas serían una buena elección, debido a que ya se habían habituado a ellos, y la salida a las cordilleras los habrían preparado un poco para un viaje largo como era el que iban a recorrer.

Lurin : De acuerdo, avisaremos ahora al encargado para que los tenga en consideración especial. –dijo dando ya unos pasos para ir a buscarlo.

Seguidamente acudieron a diversos puestos por el pueblo. Hacían falta un par de sacos, y de mantas. Un par de cuerdas enrolladas, cantimploras… Merevin aprovechó para adquirir un par de botas nuevas, pues las que tenía apenas les quedaban ya suela. Fue tratando de ir consiguiendo todo lo que se le ocurría, pero dentro de lo necesario. “Nada más terrible que ir demasiado cargados” pensaba para sí. Era su lema. Les urgía lo necesario, útil y eficaz.

De encargo en encargo, fueron pasando al menos dos días. Lo guardaban todo en una habitación del castillo dedicada a ello exclusivamente, gracias al favor señorial.

Lo que más costó a Merevin fue encontrar un par de recias y fuertes mochilas, y la comida. Era engañoso pues, resultaba fácil llenarse hasta arriba de cosas con la etiqueta de “quizá esto lo podamos necesitar”. Pero Merevin cuando pensaba algo así, antes de posar la mano sobre el objeto, reflexionaba, y se convencía que para que algo continuara con ellos, debía de ser un objeto que pudieran llevar fácilmente encima. La ligereza de equipaje daba alas a la hora de viajar, y eso lo tenía concienzudamente en la cabeza.

Por ello decidió prescindir de una tienda, por sencilla que fuera, de algún tocón de leña seca –y lo suplió con algunas astillas preparadas a tal efecto de poder comenzar un fuego en casi cualquier lugar-, de cantimploras de reposición, etc.

En cierta ocasión de aquella mañana del segundo día acudió a Thandruiel para sugerirle ir a ver al herborista del pueblo, y así procurarse de, al menos, las más vitales y recurridas hierbas para remedios comunes que pudieran surgir.

Merevin se sorprendió muy gratamente por la comida que les preparó su madre. Al contrario de lo que pensó, no se excedió en hacer cosas demasiado voluminosas, sino que, con gran astucia, cocinó alimentos que durarían para largo, y ocuparían poco espacio.

Aleena : …y esto son galletas de trigo y vino, las he puesto en esos saquitos para las coloqueis en cualquier resquicio de la mochila, o incluso en el bolsillo, para que no tengáis que rebuscar. Este queso es salado y viejo, que lo tenía tu tío por su casa y me lo ha dado para ti. Dice que te durará bastantes días. Y esto otro… - iba diciéndole. Era comida básica, muy bien preparada en pequeñas porciones para que se pudieran adecuar de innumerables maneras en la mochila.

Merevin : Gracias madre - le dijo con una sonrisa dándole un afectuoso abrazo.

Aleena : Cuidate mucho hijo allá por donde vayas. Cuando marcheis saldré a despediros de lejos... que ya sabes que no me gustan nada las despedidas.

Merevni De acuerdo.

Con la ayuda de Lurin e Iorin lo llevaron todo hasta el castillo. Ya a la tarde dejaron lo que debía ir en el caballo apoyado en la valla del establo.

Estaba todo listo y preparado.

Tras agradecer la ayuda prestada a los muchachos, subió al castillo a comunicárselo al Rey; y después repasar con Thandruiel el equipaje, para tener la seguridad de no dejarse nada importante que pudiera echar en falta el elfo.

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Imagen Siento el retraso de veras. Bien, lo he escrito con algo de prisa, espero que al menos no resulte demasiado indecente. Salud!
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Rittmann el Viernes, 8 de Febrero del 2007 a las 23:55

Mensaje por Rittmann »

El día de partir finalmente llegó, y con él llegaron las despedidas. Como había dicho a su hijo, Aleena no salió a despedirse de Merevin, pero desde la lejanía de un balcón de la casa familiar observó cómo el pequeño grupo se despedía del señor de Eldanar y sus demás allegados.

Era un momento agridulce. Habían pasado muchos peligros juntos, muchas tristezas, pero el recuerdo que les quedaría era la alegría de los buenos momentos. Thandruiel dejaba muchos amigos en Eldanar. Merevin, su hogar. A partir de ese momento, sólo se tendrían el uno al otro, y a Pallando. Nestador también partía esa mañana, y hacia él fueron la mayor parte de las palabras de elogio de Aldarion.

Aldarion : Eldanar siempre recordará vuestros hechos, Nestador. Aunque sus habitantes cambien con los años, la memoria de los hombres de estas tierras siempre os recordarán como amigo. Regresad cuando lo deseéis.

Nestador : En verdad os digo que para mi ha sido un grato placer encontrar a hombres tan rectos y valientes en estas tierras. Aldarion, sóis un digno soberano de Eldanar, y aunque no ostentéis el título de rey, Elessar de Góndor y Arnor tiene gran suerte de contar con un vasallo de vuestras virtudes.

Aldarion : Tened buen viaje de regreso al norte, Nestador.

Tras esas palabras, fue a los demás a quien se dirigió el señor de Eldanar.

Aldarion : Y a vosotros, amigos, qué me queda sino daros la buenaventura en vuestro trayecto, y desearos que logréis tener éxito en esta difícil empresa que se abre ante vosotros.

Pallando : Volveremos, Aldarion. Tarde o temprano, pero volveremos.

Aldarion : Os esperaremos - sentenció.

Y tras despedirse de Nestador y recibir sus bendiciones para el viaje, los cuatro viajeros del sur partieron. Eran cuatro, pues Zack se había unido a ellos temporalmente, al menos para darles su guía en las tierras que conocía hacia el valle oculto de Rívendel.

Zack : Los trolls de piedra no son muy frecuentes en estos días, pero en los bosques de estas tierras uno puede toparse con esos monstruos, además de otras lindezas a su altura. Arañas, algún orco... Nunca se sabe.

Los cuatro jinetes se movían al paso, con la tranquilidad del que sabe que apresurarse en un trayecto tan largo únicamente traería el agotamiento a sus monturas. Poco a poco, con el paso de los días, la vida al aire libre regresó a su rutina de antes de llegar a Eldanar. Conservaban las raciones de viaje tanto como les era posible, tratando de aprovechar las bayas y la caza del camino para tener una fuente de comida fresca constante. Merevin aún recordaba la sonrisa de Thandruiel cuando le había comentado ir a ver al apotecario de Eldanar para comprar algo de hierbas y remedios.

Thandruiel : No es por desmerecer, Merevin, pero esa es mi especialidad. Tengo un don de Yavanna, dicen entre los míos, y conozco todos los nombres de las plantas que hay en Eriador. ¿No recuerdas, acaso, cómo busqué junto a Zack el musgo mágico que despertó a Nestador y a Pallando? - sonrió -.Si necesitamos algo, no me costará encontrarlo, y yo ya tengo algunas reservas por si acaso.

Merevin asintió entonces, y cada anochecer asistía embobado a un verdadero espectáculo. En el norte, yermo, no había sido posible. En las tierras del sur de Angmar, donde la vida podía hallarse esplendorosa, Thandruiel dedicaba menos de una hora en obtener todo tipo de raíces, hojas y bayas con las que confeccionar estupendos guisados vegetales. Un poco de carne seca solía darle el punto justo para que supiera a gloria. Realmente, Thandruiel no había exagerado lo más mínimo al hablar de su habilidad: cada zona por la que pasaban tenía algo nuevo y único que ofrecer, y el elfo siempre lo encontraba y lo traía para la cena.

Llegó finalmente el día en que Zack les anunció que ya no seguiría más con ellos. Era de mañana, y fue tras levantar el campamento cuando comentó aquello.

Zack : Si os soy sincero, desde aquella colina que pasamos hace dos días que no conozco nada de estas tierras. De veras que me gustaría continuar con vosotros, muchachos, pero... Aldarion me necesita en Eldanar.

Thandruiel : Cuando todo esto acabe, Zack, pasaré por Eldanar. Soy un ser que ama los caminos y los espacios abiertos, y los días que pasamos juntos en las montañas, estoy seguro que podremos repetirlos - dijo Thandruiel dando una palmada en el hombro al veterano explorador -. Aunque esta vez, será sin presión, y en tierras que los orcos no pisen.

Zack : Eso está hecho - respondió Zack, devolviéndole la palmada en el hombro.

Y ambos se quedaron mirando, y se fundieron en un abrazo señal de su amistad. Luego, Zack montó su caballo y se preparó para el regreso a Eldanar. Mientras se alejaba, Pallando se irguió sobre su montura, mirando al sureste, inspirando una bocanada de aire fresco matinal.

Pallando : El aire viene fresco esta mañana. Rívendel está a pocos días de aquí. ¿Vamos?

Continúa en el Capítulo 8-F: Rívendel
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