Capítulo 7-M: El Ritual

Es el amanecer de la Cuarta Edad. Y en la Tierra Media reina la paz... Pero aún quedan muchas cuentas pendientes. Incluyendo una de los Días Antiguos...
Director: Rittmann
Jugadores: Alier-mim, Anarion el Kafir, Arty, Bardino, Darth Mandelbroth, Derkin, Elen-dûr, Firu, Iasbel, Jacob Curapies, JJDLTC, Kazhi, Mandrigal, Morag, Ron, Sonvlad y Thorontir

Moderador: Rittmann

Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Capítulo 7-M: El Ritual

Mensaje por Rittmann »

Año 19 de la Cuarta Edad, mediados de primavera

Entrada al Imperio Dragón


Jugadores de esta trama: Firu (Ribon), Derkin (Aglaroth), Iasbel (Lóthiniel), Arty (Anethor), Elen-dur (Fëahelka)


El lento subir de las inacabables escaleras que conducían de las oscuras profundidades del Imperio hasta la luz del día en el exterior se estaban haciendo interminables. La empinada escalera de negros escalones cargaba las piernas como una pesadilla, y lo peor era que aún no habían siquiera subido un tercio de lo que bajaran dos años atrás.

Atrás había quedado la isla del Oráculo de las Profundidades, las despedidas, el viaje en lagarto hasta la salida, y un breve encuentro con la guardiana del lugar: Shazanna.

Kalluin abría la marcha. El Manco, que no había dicho palabra en la visita al Oráculo de las Profundidades, portaba en su mano buena una gema que brillaba con luz mágica iluminando los negros escalones de roca volcánica. Y entonces, tras varias horas de penosa ascensión, se detuvo.

Kalluin : La barrera de Etherion...

Apenas a diez metros ante ellos, lo que antaño era una barrera invisible ahora chisporroteaba con finos hilos de energía perfectamente visibles. No eran muy numerosos, pero sí eran suficientes como para dejar claro que la barrera estaba bien presente, y que su naturaleza había cambiado desde la llegada de los viajeros al Imperio.

Aglaroth : Pasemos al otro lado de la barrera, y preparémonos para canalizar las fuerzas que nos envíen desde Itarhorn. El ritual debe estar casi a punto.

Fëahelka : ¿No saldremos al exterior? - preguntó el príncipe?

Aglaroth : Para nada. Aquí, tan dentro de la montaña, estamos lejos de cualquier posible ataque del Gris, y a menos que baje a pie todos estos escalones, aquí estaremos protegidos.

Y con cuidado, cruzaron la barrera. Así como la primera vez que la pasaran no notaron absolutamente nada, en aquella segunda ocasión pudieron notar una extraña tirantez que les impedía el paso. No era aún lo bastante fuerte como para impedir su paso por completo, pero sí era lo bastante fuerte como para tener que hacer un esfuerzo. Aglaroth incluso tuvo que ser ayudado, así como Ribon, Glían y la dama Lóthiniel, pues la fuerza de la barrera era ya lo bastante intensa como para contrarrestar sus limitadas fuerzas.

Los elfos se prepararon para iniciar el ritual. Anethor y Lóthiniel se dieron una mano, y la dama dio la otra a Aglaroth. Los dos hobbits se retiraron unos pasos, y junto a Kalluin, montaron vigilancia unos metros más arriba del límite de los escalones para poder vigilar cualquier cosa que se acercase por el túnel. Fëahelka y Erane, conocedores de algunos misterios mágicos de su raza, asumieron sus formas de batalla para poder enfocar mejor su poder, y comoshi'muals , se unieron al círculo formado por los tres elfos.

Aglaroth : Dama Teryalim - dijo un Aglaroth plenamente concentrado -, estamos en el lugar adecuado y listos para empezar.

Una sensación de asentimiento envolvió a los cinco, y enfocando su mente empezaron el ritual para canalizar las energías enviadas por los hechiceros de los hijos del dragón hacia la barrera. Pudieron notar cómo esta se tensaba, cómo se agitaba vibrando al recibir un chorro de energías mágicas desde su interior y su exterior a la vez, y sintieron el descomunal poder del Gris luchando contra aquel ataque a sus esfuerzos por solidificar la barrera mágica.

Lóthiniel y Anethor, más acostumbrados que Fëahelka y Erane a la manipulación de las energías de la magia, fueron los que se dieron cuenta primero. Algo no iba nada bien. Pese a su descomunal poder combinado, el trabajo de meses del Gris era fuerte, y era imposible siquiera alcanzar el poder del anciano dragón. Anethor, con rabia, se dio cuenta que lo que había visto en Tharbad era apenas una muestra de la verdadera fuerza del Gris, y con dolor, entendió las palabras del Oráculo: pese a todo su entrenamiento, en dos años apenas se había acercado al poder de un ser que contaba su edad en milenios.

Nerviosos, con la posibilidad del fracaso terriblemente cercana, sintieron la tensión de sus cuerpos crecer súbitamente. Abrieron los ojos, y vieron a un Aglaroth tranquilo y concentrado. Y Anethor entonces notó un poder inmenso, casi tan grande como el del Gris, surgiendo directamente de la barrera. Y lo reconoció, o más bien reconoció su naturaleza, pues la Esencia Oscura era tan fuerte en aquel manantial de poder que hizo que su propia alma se estremeciera y gritara de terror. ¿Qué era aquello?

Aglaroth apretó los dientes, tratando de no perder la concentración. Y Lóthiniel sintió algo latiendo en la propia barrera, un chorro de luz pura que todo lo inundaría de no ser por la oscuridad que había aparecido en aquel momento y que atemorizaba a Anethor. Fëahelka y Erane, ajenos sus sentidos mágicos a todo aquello, notaban el crepitar del poder que había alrededor de los tres hechiceros elfos.

Algo restelló en la barrera. Un choque de fuerzas titánicas resonó en algún lugar muy lejano, revelando al fin a un ser de oscuridad titánica reforzado por el poder del ritual que, emergiendo de la barrera, chocó contra el Gris. La barrera se estremeció con una fuerza insólita, y de pronto algo cedió en ella. Miles de años de aprisionamiento habían enfurecido aquella criatura oscura, que llena de la fuerza que le había transmitido el ritual, descargó su furia contra la barrera de Etherion...

Y la barrera se quebró. Lóthiniel entonces, como un sol que ha sido eclipsado pero que vuelve a surgir tras el disco de la luna, volvió a sentir la brillante luz que había sentido instantes atrás, y sus brazos la envolvieron casi de manera inconsciente. Anethor cayó de rodillas, agotado y acobardado por los terribles poderes desatados en aquel ritual, invisibles al ojo en aquel rincón frío y distante de todo que eran las escaleras negras. Y Aglaroth se quedó de pie, su mirada fija en la batalla que se producía a mucha distancia de aquel lugar, concentrado en su desenlace.

Y de repente, Lóthiniel gritó.

Lóthiniel : ¡Ayudadme! - dijo desesperada, sus brazos envolviendo algo aún indefinido.

Aglaroth y Anethor reaccionaron tan rápido como pudieron, canalizando su poder a la dama sinda, ante la atónita mirada de los demás presentes. Y en los brazos de Lóthiniel, envuelto en luz, apareció la blanca figura de un elfo inconsciente.

Aglaroth : E... Etherion...

Imagen Bien, sé que muchos no tendrán mucho que hacer, pero el turno puede desde tener reflexiones a las palabras finales del Oráculo, hasta cosas varias que han sucedido en el turno. Sé que es un poco confuso, pero entre todos tenéis toda la información de lo que ha pasado aquí. Así que, hablando... Puede que le saquéis todo el jugo a la cosa.
_________________
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...

Visita www.rolhistorico.org - La web para jugar la Historia

Ultima edición por Rittmann el Sab Nov 11, 2006 12:37 am, editado 1 vez
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

iasbel el Viernes, 28 de Septiembre del 2006 a las 19:43

Mensaje por Rittmann »

Lóthiniel

Vivos... Los suyos, su familia, sus padres, conservaban aún el don de la vida... Una oleada de cauta tranquilidad envolvió a la bella joven, proporcionándole una calidez oxidada y olvidada durante aquellos dos largos años y que la acompañó durante el extenuante y extremadamente largo recorrido hacia su destino.

Agotada, con las fuerzas mermadas por el esfuerzo de aquel penoso y laborioso ascenso, la vio ante ella cual fina y elegante tela de araña tejida con delgados filamentos luminosos que separaban los dos mundos.

Aspirando aire algo más puro debido al lugar ya próximo a la superficie, con los ojos cerrados, calmó su desasosiego y cansancio y se dispuso a atravesarla. A su llegada aquella barrera invisible y volátil no había supuesto ningún problema o impedimento, incluso ni siquiera había notado su existencia físicamente.

Ahora, aquella hebras, aquellas sutiles cadenas entorpecían su avance, paralizaban sus movimientos, dificultaban de una manera tan obvia el alcance del otro lado, que la hermosa joven tuvo que recibir ayuda del pequeño pero fuerte hobbit, para poder superarla.

Al límite de la extenuación por el viaje, la interminable escalinata y el cruce de aquel obstáculo, Lóthiniel se preparó junto a sus hermanos de raza para realizar aquel necesario y urgente ritual. Con fe, alargó su mano a Anethor mientras le dedicaba una cálida sonrisa de esperanza y confianza. Tras asirla con determinación ofreció la otra a Aglaroth, aquel que había cambiado tanto y que resultaba irreconocible a sus ojos.

Éste habló y tras sus escuetas palabras, la elfa cerró suavemente sus ojos, acompasó su respiración a su ritmo cardiaco y se sumió en un trance profundo destinado a encontrar y canalizar su energía, su magia, su poder, su don.

Sumida en el letargo físico, la psique de la joven recibía violentas descargas de energía que provenían de la brutal oposición del Gris a ser derrotado y ver destrozada su labor y obra. El miedo ante tamaño poder, el temor a verse anulados, la incertidumbre de un posible fracaso provocaron ligeros temblores en su ahora escuálida figura y que de repente abriera los ojos desmesuradamente.

A su lado, Aglaroth continuaba impertérrito, seguro de que con aquella acción, con aquel procedimiento lograrían alcanzar su meta. Anethor había sucumbido a la desesperación y el abatimiento. Se liberó entonces la esencia oscura atrapada en el abismo del tiempo que potenciando y aumentando su poder gracias a la presencia y la magia de los tres elfos, cobró inusitada vitalidad y se enfrentó al Gris.

La lucha de los dos titanes estremeció de pies a cabeza a la muchacha que con fuerza continuaba sujeta a las manos de los dos hombres y de los que finalmente pudo liberarse cuando la barrera cayó.

Fue entonces cuando empezó a crecer en su interior. Consciente , anonadada y maravillada, todo al mismo tiempo, presenció su propia metamorfosis. Sus manos recogidas ante su regazo empezaron a separarse con suavidad para dar cabida a algo o alguien. Su fuerza interior traspasó los poros de su piel y la envolvió en una inusitada y hermosa claridad que crecía al mismo tiempo que el ser que entre sus brazos tomaba con lentitud forma. Y de sus ojos dos lágrimas resbalaron ante el milagro al que estaba asistiendo y del cual estaba formando parte. Alzó su rostro hacia el inexistente cielo y rebosante de poder grito....

-?!Ayudadme!?

Entre sus brazos un cuerpo, cálido y frío, pesado y ligero, se materializó. Cayó de rodillas al suelo, lo acogió entre su brazos y lo apretó contra su cuerpo. Mesó los lánguidos cabellos y volvió el rostro de aquel al que ella había ?engendrado? de la nada y portado en cuerpo presente desde lo desconocido hasta aquella realidad. Y la sonrisa y el asombro se turnaron en su rostro, que atónito seguía observándolo con complacencia...
_________________
"El Mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños."
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Firu_Ribon el Jueves, 4 de Octubre del 2006 a las 19:16

Mensaje por Rittmann »

Las palabras del Oráculo me habían turbado bastante, un secreto antiguo dormía bajo la Comarca... nuestra salvación residía en él, pero y si alguien mas lo codiciaba, ¿sería también el motivo de nuestra caída?

Era algo que me preocupaba, y las indicaciones del Oráculo eran muy vagas... no sabía por donde empezar. Pero sabía que hacer, llevaba años allí metidos, no los suficientes para conocerme toda la biblioteca de la Academia ni sus historias. Pero antes de partir visité a mi tutor y le pedi consejo sobre que hacer y permiso para llevarme alguno de los mapas de la edad antigua. Toda esa tierra había quedado hundida por el cataclismo de la Gran Guerra, pero allí estaba el reino de los Hijos por lo tanto la tierra al oeste de sería lo unico que quedaba de aquello. Con los mapas que llevaba y cotejandolos en el exterior con mapas de la actualidad podría al menos tratar de deducir de que se podría tratar y quienes habían vivido en aquellos años. Sería duro, y lo que había pensado como un pequeño tiempo para ver a mi familia y decirles que estaba bien sería un tiempo agetreado pero bien lo merecía.

Durnte todo el viaje estuve repasando mentalmente lo que había leído sobre la historia de la Tierra Media y de las historias de la Comarca para conseguir un momento de lucidez. Pero en la Comarca todo era tranquilo... Durante los descansos intentaba hablar con los elfos, pues ellos sabían de la esencia de la Tierra y objeto tan antiguo debía ser poderoso y tener alguna manifestación, pero absortos como estaban en la preparación de sus mentes y cuerpos para ritual apenas me hicieron caso. Era algo que tenía que hacer solo.

El viaje fue silencioso, ya que tras la visita al Oráculo cada uno estaba inmerso en sus propios pensamientos y problemas. Pero no fue hasta que llegamos al paramo que daba al exterior cuando caí en la cuenta. La única zona extraña en la Comarca era el bosque viejo... todo el mundo sabía que allí había algo y Pippin y Merry contaron la historia sobre el viejo Ucorno y sobre algo mas, un personaje del bosque del que apenas hablaron porque apenas sabían que decir de él. ¿Quizá fuera eso...? Lo que me llevaba de nuevo a decidir si ir a la Comarca antes o tomar el Camino hacia el sur, hacia el gran bosque... Era dificil y peligroso hacer el viaje solo. Me maldije por no haber aprendido algo de superviviencia y haber mejorado con una espada y no solamente los estupidos juegos de arquería con los elfos. De nuevo dependería de lo que decidiesen el Príncipe y Kalluin y si irían hacia el sur o cruzarían las montañas antes.

Allí descansamos un tiempo antes de salir para que los elfos realizasen el ritual. La barrera era distinta, hasta yo que no poseía el minimo resquicio del Don ni de la Vision podía sentir una energía que nos detenía a la hora de intentar salir. Tuve que poner todo mi empeño para atravesar esa red chispeante de fuerza, cuando justo al final una mano se aferró a mi hombro. Asustado empuje con todas mis fuerzas para salir de allí, y conmigo vi que la mano que se había agarrado a mi espalda era la de la bella dama Lothiniel. Fatigado por el esfuerzo y el sobresalto me dirigí hacia la entrada con el arco y una flecha en mano. Kalluin y Glian se adelantaron también, ya que nosotros poco podíamos hacer allí si no proteger la entrada de cualquier intrusión y dudaba que de pasar aquello sirviésemos para algo.

Atrás quedaron los elfos, preparandose y concentrándose. Mientras nosotros mirabamos a la oscuridad de la escalinata atentos. Glian estaba a mi lado y le comenté lo que se me había ocurrido sobre lo que había dicho el Oráculo.

- Glian- susurré, para no ser escuchado y no romper el circulo que parecían estar formando atrás.- Tu oíste al Oráculo, yo voy a salir al exterior, he prometido volver y así lo haré cuando Kalluin y el Príncipe vuelvan del viaje que preparan. Pero mientras tanto necesitamos alertar en la Comarca de lo que llega y buscar la salvación de la que ha hablado el Oraculo.- Glian me escuchaba aunque no me mirase, y atrás se notaba calor y tensión, algo extraño, extraña como cualquier magia y sobre todo como esa tan antigua. - Se me ha ocurrido que si me acompañas será más facil e incluso podremos llegar a...- de repente algo terrible se noto a nuestras espaldas, y nos giramos preparados para loq ue fuese.

Nadie había aparecido, pero algo había, Aglaroth que parecía controlarlo estaba sereno pero los otros dos elfos estaban pujando contra una nueva fuerza. Algo paso de repente, unc hoque y la barrera tomo una forma fisica para hacerse añicos finalmente. Nos acercamos para ver si estaban bien, pues los elfos parecían derrumbados por el esfuerzo. Pero cuando lo hicimos algo llamo nuestra atención, había algo mas allí. Alguien mas.

- Etherion- susurró Lothiniel. Los elfos la rodearon para ayudarla y yo me retiré a un segundo plano, aquello era algo que se me quedaba grande.

Imagen Ritt siento lo de iberia, pero mi ordenador murió aquella noche. Estoy sin internet y escribo desde mi casa que he bajado hoy al optico. Estaré algo ausente, ya te informaré a ver cuando vuelvo a estar 100% y si puedo apañar algo para iberia. Siento el turno un poco al bum bum, pero así te lo dejaba puesto por si esto se alarga. No tiene demasiado que ver con el ritual... pero el pobre hobbit no pinta nada ahí. Así que relleno un poco. Un saludo!
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

derkin el Miercoles, 17 de Octubre del 2006 a las 23:14

Mensaje por Rittmann »

Aglaroth--->El futuro se hace presente

El viaje hasta la salida del Imperio de los Hijos del Dragón me había proporcionado el tiempo suficiente para reflexionar sobre las nefastas noticias que me diera el Oráculo de las Profundidades y sobre todo para aceptar la nueva carga que pesaba sobre mis hombros púes en la actualidad yo era el único conocedor de la magia arcana sobre la faz de la Tierra Media, así que si muriera sin transmitir el arte el mismo desaparecería.

Por suerte durante el viaje me di cuenta de que todavía tenía tiempo suficiente para instruir a otros en los rudimentos de la magia arcana antes de que tuviera que ponerme en grave peligro, de modo que mientras subía las numerosas escaleras que llevan a la Barrera de Etherion mi mente se encontraba plenamente concentrada en el ritual que tendría que realizar instantes después.

Tras un par de horas ascendiendo por las escaleras llegamos hasta la Barrera que ya no era el invisible velo que nos encontráramos a nuestra llegada al Imperio sino que ahora se la veía como varios hilos de energía entretejidos y chisporroteantes.
Notando las dudas de mis compañeros ante el nuevo aspecto de la Barrera les dije:
-Pasemos al otro lado de la barrera, y preparémonos para canalizar las fuerzas que nos envíen desde Itarhorn. El ritual debe estar casi a punto.

El príncipe Feahelka me miro extrañado y me pregunto:
-¿No saldremos al exterior?

Lo miré y recordé que ese era un asunto que había tratado con la Dama Teryalim, ambos habíamos acordado que salir al exterior sería una arriesgarse a cualquier ataque estupidamente y además haciendo el ritual cerca de la Barrera quizás tuviera ocasión de comprobar si había ocurrido lo que esperábamos.
Con tono serio respondí al Hijo del Dragón:
-Para nada. Aquí, tan dentro de la montaña, estamos lejos de cualquier posible ataque del Gris, y a menos que baje a pie todos estos escalones, aquí estaremos protegidos.

Así tras estas palabras mis compañeros fueron atravesando uno a uno la Barrera y me dio la impresión de que tuvieran que realizar un esfuerzo para atravesarla.
Mi impresión se constato cuando lo intente yo pues hube de ser ayudado pues no podía malgastar mis limitadas fuerzas en atravesar la Barrera.

Una vez más allá de la Barrera los compañeros sin habilidades mágicas se adelantaron un poco para vigilar que nadie nos atacara desde el exterior mientras que aquellos que sabíamos moldear la magia a nuestra necesidad nos sentamos en círculo y agarrados de las manos.
Ya estábamos preparados para iniciar el ritual así que se lo comunique a la Dama Teryalim y sentí como la Dama asentía.

Sin más dilación nuestras mentes se centraron en la tarea que nos correspondía y comenzamos a canalizar tanto nuestras energías como las de todo aquello que nos rodeaba hacia la Barrera de forma que el poder de Ancalagon respondió al instante a nuestra ofensiva.
Pese a todo nuestro poder era una ofensiva vana pues el trabajo de Ancalagon resultaba demasiado resistente para que nuestras fuerzas lo inquietaran, pero yo al contrario que el resto de mis compañeros sabía que todavía faltaba lo más duro del ataque, Durlach aún no había entrado en acción.
Un momento después noté la inmensa fuerza de Durlach uniéndose a nuestro ataque así que apretando los dientes redoblé mis esfuerzos, ese era el momento en que se decidiría si nuestra ofensiva lograba expulsar a Ancalagon o si los Hijos del Dragón seguirían encerrados por siempre.

Las energías puestas en juego eran cada vez mayores y me encontraba al borde del colapso cuando mis aguzados sentidos mágicos captaron el impresionante enfrentamiento de voluntades entre Durlach y Ancalagon hasta que de repente la Barrera se estremeció desde sus mismos cimientos donde para mi sorpresa algo cedió.

Con mis fuerzas al limite y sabedor de que mi labor se había terminado me puse de pie mientras observaba la batalla entre Ancalagon y Durlach, dos seres de oscuridad de poder muy parejo.
Mientras observaba la batalla me dije para mí que lo mejor que podía pasar es que se destruyeran el uno al otro.
Por ahí fluían mis pensamientos cuando la voz de Lothiniel quebró el silencio:
-¡Ayudadme!

Rápidamente canalice mis exiguas fuerzas hacia mi princesa y para mi sorpresa una resplandeciente figura apareció entre sus brazos.
No tuve que fijarme en la figura para saber quien era, su imagen se hallaba grabada en mi mente pues en una de las visiones que Irmo me enviara estando en Tol Ely aparecía una escena como esta.
Casi sin querer pronuncie su nombre:
-E... Etherion...

Mi mente era un autentico torbellino de ideas y de caos, solo una cosa estaba realmente clara y es que las cosas no habían ido como debían.
Sin hablar para nadie más que para mi mismo comencé a hablar con una mezcla de indignación y temor en mi voz:
-¡Esto no es lo que debía ocurrir, aún no es el momento!
¿Por Eru Iluvatar que es lo que he hecho?
¿Por qué tanta responsabilidad recae sobre mí?


Sin lograr contenerme caí de rodillas mientras de mis ojos se derramaba un torrente de lágrimas, habia liberado una oscuridad que no podía parar.
Todavía no, era demasiado pronto para enfrentarme a Durlach.

Tras un rato llorando logre serenarme y tras limpiarme las lágrimas miré a los ojos a cada uno de mis compañeros para que me prestaran atención, además de entender la gravedad del asunto y comencé a hablar:
-Compañeros he de contaros algo, no son para nada buenas noticias.
Como algunos ya habréis comprendido se ha roto la Barrera de Etherion, en principio eso podría parecer bueno pero no comprendéis todas las consecuencias que conlleva.

Hasta donde vosotros sabéis el buen Etherion creó la Barrera para evitar que la más terrorífica creación del Enemigo que se encontraban en los pozos de Angband y eso es cierto.
Pero lo que no sabéis es lo que yo descubrí a tenor de una de las visiones que me envió Irmo; púes los Hijos del Dragón no son los únicos que habían quedado encerrados por la Barrera sino que también había quedado encerrado Durlach, un ser creado por la oscuridad y la llama: un Balrog.

Y resulta que cuando descubrí que Ancalagon estaba reforzando la Barrera también tuve un encuentro con Durlach.No os podéis imaginar lo que es encontrarse en presencia de semejante ser, la sensación de pequeñez que produce tan solo vislumbrar una parte de su poder.
En esa reunión llegamos a un acuerdo para destrozar la influencia de Ancalagon sobre la Barrera púes a ninguno nos beneficiaba que ésta se volviera indestructible, pero jamás osé imaginar que en el enfrentamiento entre Ancalagon y Durlach la Barrera se rompería.

Ahora un ser como Durlach anda libre sin que haya nadie con el poder suficiente para derrotarlo.
¡He liberado a la Oscuridad, he condenado a muchas criaturas de la Tierra Media a sufrir su maldad!


Tras decir estas palabras me quede de pie esperando las opiniones o ideas de mis compañeros, yo no veía la forma de refrenar a Durlach pero quizás sus mentes funcionaran con más claridad que la mía que estaba embotada por el agotamiento.
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

iasbel el Sabado, 20 de Octubre del 2006 a las 10:30

Mensaje por Rittmann »

Lóthiniel

Fue mientras le mesaba los largos cabellos, mientras se deleitaba de la belleza de aquel rostro demacrado y algo enjuto debido a las penalidades sufridas, que la hermosa joven oyó el llanto y las palabras de Anglaroth.

Sin darse cuenta sus manos aferraron con fuerza aquel cuerpo desvalido y sin fuerzas, mientras la rabia crecía y se desbordaba ante los hechos. Lóthiniel miró a su compañero con dureza y antes de contestar a sus ruegos tragó saliva trabajosamente intentando organizar sus palabras y contestó con rabia contenida...

-?Tu, poderoso elfo, amante de acuerdos, portador de secretos, forjador de tramas ... ¿Te lamentas ahora de tus actos?? ?la muchacha cerró sus ojos, tomó aire y con voz pausada y algo más tranquila prosiguió.

-?Tan solo existe un ser capaz de enfrentarse y vencer a ese engendro. Para nuestra desgracia y la de todos los habitantes de esta tierra se encuentra ahora entre mis brazos, indefenso, desvalido. El balrog está muy lejos ya y tan solo veo dos opciones a seguir...? ?tras una breve pausa, midiendo bien sus palabras, sin soltar aquel cuerpo que con parsimonia parecía ir reviviendo, continuó.

-?Podemos esperar a que Etherion vaya recuperando de forma natural su energía, su poder, su fuerza, al mismo tiempo que avanzamos en nuestra misión y en la búsqueda de esa monstruosidad... O puedo utilizar mi don aquí y ahora. Puedo ser el canal, la vía que ayude a aliviar su enorme carga, proporcionándole todas sus fuerzas, la vida, aunque... El precio a pagar ante tamaña empresa quizás conlleve la pérdida de la mía... Y en consecuencia, nadie podría aliviar la carga de la portadora de la corona...?

Cerró sus labios y sus ojos se empañaron. Su mirada se fijó en el hermoso ser al que ahora acunaba dulcemente y que a instancias de la decisión del resto de la compañía, podía acabar con sus ilusiones, esperanzas y futuro...
_________________
"El Mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños."
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Arty el Jueves, 25 de Octubre del 2006 a las 23:49

Mensaje por Rittmann »

Anethor


Preguntas y respuestas; enigmas y más enigmas. Ese Oráculo no había otorgado a Anethor lo que él necesitaba. Su advertencia todavía resonaba dentro de su cabeza, como un molesto ruido del que no se podía librar. Ni siquiera para los demás integrantes del grupo había sido provechoso. Noticias nefastas para Lothiniel y respuestas oscuras para Fëahelka. ¿Para que había servido entonces?-Para nada- pensaba enojado el elfo.

No tardaron mucho más en aquel lugar, y sin muchas palabras se retiraron y volvieron a subir las escalinatas para llegar a la Barrera de Etherion. El viaje era realmente tedioso, y el silvano no podía esperar más para encontrarse con el poder del Gris. La ansiedad lo corroía por dentro y la única razón por la que no apuraba el paso era para no dejar al grupo atrás. Por momentos sentía ganas de correr hasta arriba y enfrentar al maldito dragón; o en realidad a su magia. Durante el ascenso Anethor fantaseaba con la idea de vencer a su enemigo¿Como se sentiría Ancalagon cuando lo vencieran?¿Se acordaría de él? Seguramente no. Igualmente era difícil que alguna persona de su pasado le reconociera; no solo había cambiado sus poderes y su forma de ser, sino también su aspecto físico.

Al llegar a la Barrera pudieron notar una anomalía: chispas y destellos salían de la misma. Anethor pudo sentir como una gran cantidad de magia se concentraba en la misma. Desde su entrenamiento podía sentir este tipo de poderes como si estuviera tocando objetos materiales. De hecho percibía mucho más con su "sexto sentido" que con su vista o su olfato. Uno a uno fueron cruzando al otro lado.

Aunque sintió un ligero rechazo al pasar por la Barrera al elfo no le costó en lo absoluto. No le había resultado mucho más difícil que subir las escalinatas o viajar hasta el Oráculo. En cambio los demás debieron hacer un esfuerzo para pasar, e incluso ser ayudados. Anethor los observo con una sonrisa burlona.-Pobres, ni siquiera pueden realizar una acción simple como esta- pensó. En su interior los consideraba inferiores, aunque sabía que contaban con grandes capacidades. La burla se convirtió en temor cuando Anethor consideró algo que no había pensado antes:-¿Y si por la culpa de alguno de ellos no se puede consumar el Ritual?¿Puedo confiar en su persona y en su poder? . A pesar de no estar seguro de las respuestas no pudo seguir reflexionando ya que se encontraban prontos a realizar el sortilegio mágico.

Se tomaron todos de la mano formando un círculo junto a la Barrera. La elfa dedicó una sonrisa amistosa al silvano que no fue correspondida. Él no tenia ganas de fraternizar con los de su raza. Además podía ser que ese gesto al parecer bondadoso fuera peyorativo y soberbio. Después de todo, tal vez para ellos él seguía siendo un simple elfo de los bosques, nada más. Demostraría que había dejado atrás su pasado de debilidad. Cambiaría la jerarquía de poder que siempre había existido. Ya nada sería como antes. Pero eso era para mucho más adelante, mucho más, y en ese momento debían enfocarse en frustrar los planes del Gris. Al ver a los Hijos del Dragón en plena metamorfosis el elfo pensó si con más entrenamiento no podría llegar a tomar formas más amenazadoras y potentes. Era un tema a considerar para el futuro.

Todos se encontraban listos y al unísono comenzaron el importante Ritual. El poder de los cinco fluía libremente hacía la Barrera, y era tan fuerte que parecía materializarse. Anethor no tardó en sentir la magia del Gris. Era muy pujante, poderosa y terrible. La concentración del silvano estaba enfocada en oponerse a ella. Pensó en todo su entrenamiento, cerró los ojos con fuerza y fijó la odiada imagen de Ancalagon en su mente. Deseaba destruirlo, eliminarlo por toda la eternidad y que sufriera mucho, por todo lo que le había ocasionado.-No podrás vencerme, no lo harás- se decía con rabia Anethor.

De a poco se fue dando cuenta de algo que no quería admitir. El poder de Ancalagon iba ganando terreno. De repente una estruendosa risa se escuchó. Anethor miró a la cara de sus compañeros, pero al parecer él era el único que la percibía. No podía ser. Años de entrenamiento, interminables horas en las profundidades del Imperio Dragón no habían sido suficientes. El mundo se desmoronaba frente a Anethor. Iba a fallar, fracasaría. La risa era cada vez más fuerte, y un impulso de taparse los oídos lo invadió. Sin esperarlo la escena de la vez en que el Gris lo había vencido volvía a su mente. Todo el odio y el enojo comenzaban a convertirse en miedo. El Oráculo había estado en lo cierto.

En sólo unos segundos un nuevo poder surgió de la Barrera. Para el silvano no fue difícil reconocerlo: era Esencia Oscura. Pero no era como la que el poseía, sino todavía más maligna y muchísimo más intensa. Una mancha oscura cubría todo, y envolvía a Anethor. Pero no lo envolvía como antes lo hubiera hecho para otorgarle poder, sino que lo hacía para pulverizarlo, para quitarle la vida. La tensión el elfo llegó a un punto límite. Estaba atrapado entre el poder del Gris y el del Ente oscuro. No sabía que hacer. Había olvidado todo deseo de venganza, toda idea de destrucción. Ahora sólo quería largarse de allí.

Poco a poco la sustancia negra tomaba su forma, hasta que antes los ojos de Anethor una bestia oscura se erguía. Inesperadamente chocó contra el poder del Gris, y una intensa lucha se dio entre ellos dos. El silvano se sintió un poco más liberado. Sus pensamientos se aclararon. Incluso consideraba aprovechar el momento para atacar al poder del dragón maldito. La risa había acabado. Pero todavía no se sentía con fuerzas, estaba muy débil.

De improvisto un movimiento fortísimo golpeó a la Barrera. Todos los miembros del Ritual se estremecieron. Un terrible chillido atacó a los oídos del elfo Anethor. Mientras soltaba las manos de sus compañeros una intensa luz inundó el túnel. El alma del silvano se estremecía de pánico, y no pudo soportar más. Cayó de rodillas antes la imposibilidad de resistir. Había sido vencido, su poder no había sido suficiente. Él, que estaba repleto de Esencia Oscura, fue superado por un intenso poder bondadoso, un ser nuevo que surgía. Su magia no podía hacer nada contra él. La Barrera de Etherion, al romperse, había liberado poderes inimaginables.

Estaba sumido en sus miedos y pensamientos cuando la extraña luz comenzó a cambiar, cual lo había hecho la oscura. Anethor se sintió más tranquilo y dispuesto a levantarse, cuando un grito de ayuda se oyó en el túnel:


Lóthiniel: ¡Ayudadme! - dijo desesperada, sus brazos envolviendo algo aún indefinido.


Tan rápido como pudo Anethor canalizó su poder hacia la elfa. Algo estaba surgiendo sobre sus brazos, y al parecer requería de la ayuda de todos para hacerlo. El silvano no sabía bien que podía hacer, y todavía estaba muy confundido, pero presentía que los ayudaría en algo. Y en los brazos de Lóthiniel apareció de repente el cuerpo de un hermoso elfo, inconsciente. Acto seguido el mago Aglaroth lo llamó Etherion.-¿Etherion?- pensó Anethor-¿El creador de la Barrera?


El elfo comenzó a llorar y a lamentarse hacia Ilúvatar, gritando diferentes nombres y cosas extrañas sin razón. Fue entonces cuando el silvano se dio cuenta de que definitivamente otras fuerzas se habían entrometido en su Ritual. Tal vez esa fuera la razón por la que habían fallado. Tal vez no era su culpa, no era la falta de poder, sino la intromisión de otros seres. Esa idea le sedujo y lo consoló, aunque en el fondo sabía que sólo era una forma de autoengaño. Necesitaba más entrenamiento. La Barrera se había roto, los planes de Ancalagon frustrados, pero él no había sido el responsable. Y de todos modos había sido vencido en su misión personal, y era algo que no podía soportar.

Mientras los demás se reponían Aglaroth comenzó a contar varias cosas que antes había ocultado. Anethor escuchó interesado sobre las visiones enviadas por Irmo, el Balrog y la Barrera. El enojo crecía en él poco a poco.¿Cómo se les habían ocultado esa información?¿Cómo es que Aglaroth pudiera haber cometido un error tan grande? .-Elfo débil y tonto- se dijo para sus adentros-Ahora tenemos algo más de lo que preocuparnos- . Un balrog no era un problema menor en lo absoluto, y ahora debían encargarse de sacarlo del camino. Lo bueno era que se oponía a Ancalagon, pero Anethor quería que él fuera su oponente, y ninguna otra criatura. Debían destruirlo. Entonces habló con enojo y orgullo:


¿Como puede ser que no se nos dijera nada sobre esto?¡Tal vez podríamos haber evitado el problema! Ya tenemos suficiente con Ancalagon como para que ahora un Balrog merodee por este lugar. Pero no importa, el error ya está cometido, ahora debemos solucionarlo. La cuestión de la Barrera ya no debe preocuparnos. Propongo que vayamos a destruir a esa horrorosa criatura. Podemos formar un grupo poderoso: tenemos magos, guerreros, hechiceros. No es imposible vencerlo. Hagámoslo, para que el camino hacia el Gris quede despejado. ¿Y que haremos con este elfo Etherion?¿Cuáles son sus poderes?¿Por qué Durlach no surgió de la Barrera débil, como él?


Mientras hablaba dirigía una mirada acusadora de furia a Aglaroth. Estaba muy molesto, y su paciencia era poca. Esperaba que no se le ocultaran más cosas, y que todos estuvieran de acuerdo con su idea. Y si no era así tampoco le importaba; iría sólo. En realidad no necesitaba de la magia y la espada de otros; él solo dominaba las dos artes. Como antes había dicho,nada ninadie se interpondría entre él y el Gris.
_________________
"... Y llegará una hora después, media hora después, o diez minutos después.. Y un día lo perderá por unos pocos segundos.. Y así seguirá y seguirá, pensando que va a encontrar lo que ha dejado aquí..." Ray Bradbury, "El Hombre Ilustrado&qu
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Elen-dur el Sabado, 3 de Noviembre del 2006 a las 03:18

Mensaje por Rittmann »

Ellas están bien... Aquella a la que amaste y aquella a la que amaras... Las palabras del oráculo resonaban aun en mi cabeza, junto a ellas daban vueltas la mirada de decepción de Tiamat, las voces del ritual, el poderoso resplandor y los susurros de lothiniel al traer junto a nosotros a aquel al que tanto habíamos odiado...

La barrera estaba rota, los hijos libres por fin, habían sucedido demasiadas cosas en los últimos días. Apenas había podido cruzar unas palabras con Tiamat tras la visita al oráculo y este pensaba ahora que había fracasado como padre. Había renunciado a sus hijos por el bien del imperio. Hubiera sido yo capaz de lo mismo, pronto lo sabría, pues si el oráculo no se equivocaba, y mucho temía que no, Krista habría dado a luz a una hija de mi sangre el invierno siguiente a que llegásemos a las cavernas.

Mientras todos se arremolinaban en torno a la elfa y al recién aparecido Etherion, yo me senté con cuidado en el arcón que había transportado desde Andorath. Un baúl repleto de pieles joyas y especias del imperio para obsequiar a los ancianos y tres huevos de lagarto, uno para cada una de las tribus. Era mas que probable que el frío los matase o que ni siquiera llegasen a nacer, pero eran hermosos y quizás en las calidas estancias del interior de los bergs los huevos pudiesen eclosionar. Todos estaban preocupados por la salud del arcano, pero sobre todo por haber liberado la sombra y la llama. De nuevo los elfos con su vanidad y arrogancia habían desencadenado otro mal en el mundo... Vagamente podía recordar las leyendas que ahora se hacían reales de Tepez, el Cuidador enano, en las que hablaba de Durlach, el balrog de la brecha de Morgoth. Estaba claro que era un grave problema el haber liberado a semejante criatura. Pero en mi agitada cabeza el balrog ocupaba un lugar bastante pequeño. Tras edades encerrados los hijos eran por fin libres, pero, ¿estaríamos preparados para salir? Lo que era evidente es que el mundo no estaría preparado para nuestra llegada. No, la barrera no debía haberse abierto aun, pero ya nada o poco se podía hacer, tan solo avisar cuanto antes a Tiamat.

Las voces del resto subieron de tono, poco faltaba para que se gritasen los unos a los otros, pero no era mi discusión, al menos no de momento. Miré hacia Erane y nuestros ojos se cruzaron. Por primera vez desde que llegamos a las cuevas, desde que le fuera encomendada su misión sus ojos volvían a brillar, volvían a estar vivos. Pero no era por el viaje que haríamos a los bergs, ni porque la barrera se hubiese abierto al fin. Sino por lo que esto implicaba, abierta tan pronto nuestro destino estaba sentenciado, ya no hacia falta que ella portase con su carga. Pero lo que para ella parecía un alivio, para mi suponía el fin de todo en lo que había basado mi vida en los últimos tres años y medio. Ya no tenía sentido que padre durmiese y que yo fuese nombrado emperador, ya no tenia sentido que fuese yo quien viajase mas allá del mar, quien portase la negra armadura y la lanza de batalla, ante quien se postrasen hijos, humanos, elfos y enanos, quien los liderase contra las tropas del gris. Ya no tenía cabida mi destino...

Pero no, debía ser fuerte, era ahora cuando el destino me ponía a prueba, cuando debía demostrar a Padre y a todos que podía cumplir con mi parte en la historia, que no haría falta cambiar los planes, o al menos no cambiarlos completamente. Debía demostrarles que podía ser emperador por mis acciones y no por obligación. Así que debía centrarme, debía tratar de ocuparme de los problemas que teníamos ahora.

Agite la cabeza y volví a la realidad. Las voces se habían calmado y era ahora Lothiniel quien hablaba, con los ojos brillantes por las lágrimas hablaba de sacrificio, de dar su vida por devolver el poder a Etherion, para así dar caza a Durlach. Con calma me levante y con paso indeciso me acerque a ella. Observe al anciano elfo. Su piel era fina y parecía suave como podría ser la de un niño. Sin embargo, sus ojos vidriosos demostraban el cansancio de los eones pasados. Con cuidado pose una mano en el hombro de la sanadora

Es un gran sacrificio el que ofreces y mas viniendo de alguien de tu raza. Por eso te digo que lo pienses bien, puesto que si Etherion es trasladado a Malakor no pasaran más de una semana antes de que se reponga del todo gracias a las arcanas artes. Se que es un tiempo valioso, pero también nos eres valiosa tu, y no tanto para calmar el dolor de la portadora sino como acabas de decir para encontrar el camino hacia Durlach.

Retire mi mano de la elfa y hable dirigiéndome al resto.

No se que es lo que pretendéis hacer, pero creo que lo mas sensato sería que Etherion fuese llevado al palacio pues allí podría ser tratado debidamente. Por otro lado alguien debería seguir el rastro de Durlach, pues si puede que de momento no pretenda hacer nada, no estaría de más estar sobre aviso de sus movimientos. Aglartoh, tu arrogancia le liberó, por lo que creo que no puedes obviar tu responsabilidad en este asunto y creo que Lothiniel sería una valiosa ayuda. Por mi parte he de ir a la bahía de los bergs, donde los lossoth se reúnen y donde comenzó todo, pues la responsabilidad me llama. Tenía pensado regresar directamente. Pero si accedéis a venir, allí podríamos aprovisionarnos y con la barrera caída podríamos recibir información desde Malakor en cuestión de horas, por lo que si el emperador lo encontrase necesario podría acompañaros en vuestra búsqueda.
_________________
Imagen
[Comunidad Orca] Elen-dur el Matadragones , Shaman orco
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Rittmann el Domingo, 11 de Noviembre del 2006 a las 01:26

Mensaje por Rittmann »

Kalluin se quedó mirando el rostro del elfo que sostenía entre brazos Lóthiniel. Con la tensión del momento, nadie se había dado cuenta de cuán parecidas eran las facciones de los dos elfos. Sus cabelleras, doradas y sedosas, casi albas, les caían hasta bien entrada la espalda. La piel, fina y blanca, se amoldaba a rostros inmaculados. Únicamente que en Etherion la mella del agotamiento era evidente, y en su hermano manco no.

Con su mano buena, Kalluin acarició los mechones dorados de su hermano mayor. Con lágrimas en los ojos, quiso decirle algo, pero la emoción se lo impidió. Luego, empezó la confesión de Aglaroth.

Durlach el balrog estaba libre.

Algunas voces sugerían regresar al interior del territorio del Imperio. Otras, perseguir a Ancalagon o al balrog. Fëahelka seguía con su mente centrada en llegar al berg de la bahía de chorros cuanto antes.

Kalluin : Escuchad, con discutir no vamos a ganar nada - dijo el vanya -. Ahí fuera están Ancalagon y un balrog, ¿no es así?

Aglaroth : Sobre la montaña sagrada de Orod Certhas. En los mapas, está a una semana de viaje de aquí.

Kalluin : Esa distancia es insignificante para Ancalagon. Y para un balrog, quién sabe. Fëahelka, Erane, sóis príncipes del Imperio. Si salís ahora, corréis riesgo de ser capturados. Con la barrera caída, vuestro señor padre puede daros una escolta adecuada a la importancia de vuestro linaje. Precipitaros ahora sólo os expondrá al peligro.

Kalluin miró a su hermano, desnudo como estaba, y quitándose su propia capa ayudó a la dama Lóthiniel a envolverlo.

Kalluin : Además, hay algo que no me gusta en todo esto. Tengo un muy mal presentimiento.

Fëahelka : ¿Qué quieres decir, Kalluin?

Kalluin : Si queréis que alguien siga el rastro de Ancalagon o el balrog, iré yo. Durante dos edades he perseguido al Gris y me he enfrentado con éxito a él en el pasado. Sólo os pido que no os precipitéis en vuestros actos.

Lóthiniel miró a Etherion. Si ella hacía el sacrificio, podría devolverle la vida y así el vanya podría unirse en aquel peligrosísimo viaje a su hermano menor. Quien, además, estaba mutilado en una mano. ¿Qué debía hacer? Su alma era un mar de dudas.

Glían miró con preocupación a Anethor. Sintió cómo los puños del flamante hechicero imbuido de Esencia Oscura se apretaban cuando oyó la posibilidad que Kalluin saliese en solitario a perseguir al Gris."Si voy con Kalluin, puedo dejarle a él el balrog y encargarme yo de Ancalagon" - pensó el elfo. Pero... ¿Realmente se creía su pensamiento? ¿O era otra ilusión causada por la esencia oscura que lo recorría?

Erane se agitó desde un rincón.

Erane : ¿Peor presentimiento que el hecho que un balrog ha sido liberado? ¿Y qué hará ahora? - preguntó ella -. No sabemos nada de este Durlach: ¿qué pretenderá? ¿Vengarse del que le ha atrapado, quizás? - dijo señalando al vanya inconsciente que sujetaba Lóthiniel.

Kalluin apretó su puño y miró su fardo. La espada oscura que quitase a Ancalagon aún estaba en él. Si el Gris carecía de su arma, quizás pudiese vencerle. Pero, ¿un balrog? El vanya sabía que Etherion tenía suficiente poder para enfrentarse a un ser como aquel.

Kalluin : Lóthiniel, ¿de veras podrías devolverle la plenitud de las fuerzas a mi hermano? - preguntó ansioso el Manco.

Lóthiniel miró a Kalluin, y en el hermoso elfo vio un gesto de preocupación como jamás lo había visto. Asintió, pero se recostó ligeramente para protegerse de aquella mirada. Al darse cuenta de que había infundido temor en la dama, Kalluin se sobresaltó y trató de relajarse.

Kalluin : Dis... Disculpadme, señora. No era mi intención...

Ribon se acercó a Glían, que seguía mirando preocupado a Anethor. El hóbbit se sentó en un escalón, sabiendo que el tiempo jugaba en contra del grupo.

Y Aglaroth, en silencio rodeado de oscuridad, se preguntaba cómo podría redimirse de la liberación de aquel ser de llama y oscuridad. Como le profetizase Irmo, había liberado a la luz y a la sombra. Y la sombra estaba bien viva, y la luz completamente apagada...

Imagen Bien, hago efectivo el cambio de Beren por Kalluin a partir de esta trama. En el recopilatorio del capítulo 5 está la trama ya modificada.

Imagen En esencia, Kalluin es un vanya que luchó en la guerra de la cólera. Es el hermano menor de Etherion, y tras identificar la amenaza del Gris, pidió a los Valar quedarse para completar la tarea de su hermano. Los valar le dieron permiso y Irmo profetizó que tardaría más de una edad en lograr su cometido. Lleva dos buscando a Ancalagon.

Imagen Lúthien es la dama vanya Mistë.

Imagen Por el resto, el turno anterior abrió muchas opciones. He tratado de sintetizar las que expusísteis, añadiendo los factores de los personajes no jugadores. Es hora, pues, que elijáis vuestros cursos de acción. Dado que esto puede desencadenar en una discusión, os pediría que hiciérais algo que en este turno no he visto mucho: leer los turnos de los demás, incluso tras postear los vuestros, para poder dar pie a réplicas. Me gustaría que de este turno salga con claridad para dónde tirará cada uno.

_________________
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...

Visita www.rolhistorico.org - La web para jugar la Historia

Ultima edición por Rittmann el Lun Dic 25, 2006 9:04 pm, editado 1 vez
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Alier-mim el Martes, 20 de Noviembre del 2006 a las 18:26

Mensaje por Rittmann »

Erane se revolvió nerviosa. La situación se había tornado inesperadamente complicada tras los acontecimientos de última hora, y aquello la incomodaba.

Erane : Me temo que estamos pasando por alto demasiadas cosas. Puede que Durlach sea un temible enemigo, pero haríamos bien en no olvidarnos de Sauron: sigue atrapado...

Erane quedó, de repente, en silencio. Había reparado en un detalle que no se le había ocurrido pensar: los hijos del dragón ya no eran presos, y tal vez sus pretensiones, una vez lo supiesen, no fueran las mismas... y sin embargo, era obvio que la terrible maldición que Morgoth, voluntariamente o no, había impuesto sobre ellos bastaría para que siguiesen pretendiendo buscar la redención de los Valar.

Erane : Es igual. No sé lo bastante sobre el tema como para opinar si Sauron es más importante que Durlach o Ancalagon. Si Lóthiniel decide sacrificarse por salvar al elfo, adelante: puedo soportar yo sola la carga de mi entrenamiento.

Erane se volvió hacia su hermano tras decir aquellas últimas palabras, y se aproximó a él, hablando algo más bajo.

Erane : ¿Qué opinas que debemos hacer? Nuestro padre debería saber de inmediato, si no lo sabe ya, lo que ha sucedido. Y tal vez, ahora que nuestro pueblo es libre, desee otorgarte nuevos deberes... Mi intención es regresar, y más tarde, acabar con aquello para lo que estoy siendo adiestrada. ¿Volverás conmigo al interior del imperio, o seguirás otro camino, hermano?

----
Off-rol: Bueno, me inicio con un turno corto, siguiendo un poco las indicaciones de Ritt. He preferido no meterme mucho, ya que es mi primer post, y aparte he considerado que, con lo que se nos pide, hay bastante por el momento.
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

iasbel el Viernes, 23 de Noviembre del 2006 a las 15:20

Mensaje por Rittmann »

Lóthiniel

Notó como suavemente la mano del príncipe dejaba su hombro y cayó en la cuenta de que ante ella estaba arrodillado Kalluin que se desprendía rápidamente de su capa para envolver en ella a su hermano. Ensimismada en la contemplación del maravilloso ser, desolada ante la reacción de algunos de aquellos a los que había llegado a considerar compañeros, no se había percatado de aquel hecho.

Se apresuró a ayudarlo y mientras observaba al vanya que con lágrimas en los ojos intentaba vocalizar alguna palabra sin llegar a emitir sonido alguno, sintió, percibió como las constantes vitales de Etherion cobraban fuerza por momentos. De una manera lenta pero segura, la fuerza y el poder de aquel ser volvían con firmeza mientras los ojos de la hermosa mujer pasaban de uno a otro hermano admirando el parecido, mientras su alma se debatía en una tremenda y amarga duda, mientras escuchaba a los allí presentes.

¿Debería sacrificarse por él?

Pronto las palabras del vanya manco la sumieron aún más en aquel pozo sin fondo de confusión y duda que anidaban en su interior. Lo miró y arrebujándose aún más contra el cuerpo de Etherión, asintió con su cabeza brevemente a su pregunta, ante la fiereza y la urgencia de aquella miraba que tanto la asustaba. Fueron las acciones, la palabras, los razonamientos de los dos hermanos, lo que hicieron decidirse a la dama.

Cuan diferentes eran los dos, pensó la dama mientras organizaba sus ideas e intentaba dar paso a sus palabras. El hermoso y valeroso Fëahelka había posado su mano sobre su hombro, la había reconocía como una persona valiosa para la expedición que debían llevar a cabo y ofrecía razonamientos y alternativas para evitar el sacrificio.

Por el contrario su hermana proclama a los cuatro vientos su fortaleza, seguridad y capacidad de poder llevar a cabo sola, la misión de portar la corona, sin importarle lo más mínimo la vida de aquella mujer que junto a ella había soportado semana tras semana, mes tras mes, año tras año aquella carga, aquel duro entrenamiento que había dejado a ambas agotadas física y psíquicamente sesión tras sesión, incluidas las últimas.

-?Si... Si puedo devolverle sus poderes y plenas facultades aquí y ahora, pero no creo que por el momento sea necesario, dado que estamos a una semana de viaje de nuestro objetivo. Sería más conveniente que pudiera cuidar de él y de que él mismo fuera adquiriéndolas lentamente. Ahora no le son necesarias ya que aunque las tuviera, el momento del enfrenamiento aún es lejano...? ?murmuró suavemente sin dejar de acariciar aquellos lacios y blanquecinos cabellos, evitando la mirada del elfo manco, que finalmente tuvo que afrontar al proseguir...

-?Yo permaneceré a su lado, cuidaré de él y si llegado el momento es necesario, le daré lo que me pedís a vuestro hermano. Supongo que llegada la hora, al hacerlo, de seguir el ritmo de recuperación que parece llevar, no acabaría con mi vida, que por otro lado puede servir para algo más...? ?la dama restó en silencio unos segundos para luego continuar, desviando sus ojos hacia Erane.

-?Por tanto, ya que la princesa se siente lo suficientemente fuerte y capaz de ser la única portadora y cree que podrá con la carga ella sola, que así sea. A partir de este momento restaré a cargo de tu hermano si no encuentras inconveniente alguno, Kalluin...? ?acabó entristecida la joven.
_________________
"El Mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños."
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Alier-mim el Lunes, 26 de Noviembre del 2006 a las 23:38

Mensaje por Rittmann »

Erane

Erane se volvió al oír la respuesta de Lóthiniel. Había algo en su voz... ¿resentimiento?¿o simplemente era lástima? No lo sabía. Se negó a prestarle importancia, a pesar de que por su cabeza cruzaron pensamientos oscuros.
No deseaba dejarse perturbar por nada, y al fin y al cabo había sido ella la que había provocado la respuesta de la elfa... ¿Debía acaso haber esperado otra cosa?

Erane : Bien, entonces la decisión está tomada. Todos asumimos sacrificios en esto, dudo que haga falta aclararlo. Sin embargo, el reino de mi padre no estará a seguro mientras aquel que creó la barrera que condenó a Durlach al olvido durante siglos siga estando en el interior de sus fronteras. Así mismo, quizá él, que hizo preso a mi pueblo igualmente en el empeño de mantenerle a raya, no esté a seguro en el interior de nuestro reino.

Mirando con extrañeza al elfo, tan bello y a la vez tan frágil, Erane sintió lástima por él. Sus palabras habían sonado muy duras, y eran, probablemente, las más determinantes que había pronunciado en mucho tiempo.
No sabía hasta qué punto le causaría aquello la enemistad de quienes la rodeaban, pero ya no le importaba. De repente sentía el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, y eso le daba seguridad, claridad de visión, y, ciertamente, orgullo.
Y sin embargo no se creía cegada por él, ¿qué era lo que debía hacer la hija de un emperador, si no advertir de los peligros a los que se podía ver sometido su reino?

Erane : El tiempo corre ya en contra de todos nosotros. Algunos ya hemos tomado una decisión, otros tal vez deseéis meditarlo... pero yo me pondré en marcha de inmediato. Dime, hermano, ¿vendrás conmigo?

Pero aquello podía costar caro. Tal vez no hubiese entendido del todo bien a Lóthiniel... ¿pretendían viajar hacia el exterior arrastrando el cuerpo exhausto de Etherion?¿Era una imprudencia, o era un martirio? Quizá las dos cosas.
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Firu el Viernes, 7 de Diciembre del 2006 a las 09:45

Mensaje por Rittmann »

Ribon miraba la escena preocupado. Desde luego aquello no marchaba bien, no sólo porque un balrog de incontables edades estuviese ahora libre y activo y probablemente sobrevolando sus cabezas y escuchándoles. Lo que de verdad preocupaba era la situación del grupo, y la nueva situación de los Hijos. Ahora eran libres, y aquellos cuya misión era conseguir la libertad de los Valar ya estaban perdiendo su rumbo.

Con paso tranquilo se levantó, era un hobbit y muchos de ellos grandes señores elfos o los herederos del Trono de los Hijos, pero ahora aquello no le detendría.

- Señores no aconsejo que se tomen decisiones precipitadas en estos momentos, ni que se arriesguen vidas innecesarias pues no sabemos lo que está por venir y todos nosotros somos valiosos y mas ahora que todo vuelve a estar en nuestra contra- dijo mirando especialmente a Lothiniel. - Etherion debe regresar y descansar, fue el que encerró a los Hijos cuando era una amenaza, pero si de verdad los Hijos están dispuestos a salir al exterior e intentar una convivencia deberán por empezar por olvidar viejos rencores, pues estos son fruto de su herencia.

La verdad es que sus palabras brotaban por momentos, la situación no era nada facil, y de nuevo el miedo a que los Hijos mostraran su lado mas oscuro y cruel del Señor que los había creado le asaltó en el fondo de sus pensamientos.

- Dama Erane, con todos mis respetos, no puede olvidar que tiene un importante cometido y tras ver lo que hemos visto creo que aun más importante. Todo lo que fue encarcelado puede liberarse, y nosotros tenemos a uno de los Maiar más oscuros encerrado en una corona. Acepto esa carga, y aunque ahora sean libres, aun están sometidos a la condena de su esencia oscura, y por lo tanto aun necesitán de los Valar siendo Sauron su única moneda de cambio. Una guerra se acerca, y ahora que pueden participar el miedo a la muerte de su pueblo pueden llevarlos a la desgracia.- Las miradas de todos se concetraban ahora en el hobbit, recordaba los consejos del maestro de la Academia, aunque la sensación de ser un niño en una conversación de adultos no la podía reprimir... aun le quedaba mucho que aprender, y volvería para hacerlo si todo acababa bien.

- Señor Kalluin, creo que tampoco es conveniente dejar al balrog campar a sus anchas, al menos saber de sus movimientos. Su hermano tardará de recuperar, y creo que tener información de como suceden las cosas sería importante para saber como actuar. Si Ancalagorn y el balrog unen sus fuerzas será bueno saberlo para prepararnos y si en cambio se enfrentan... saberlo será una información valiosa sin duda, y dado que aquí hay un hechicero que conoce al ente liberado, creo que le será de ayuda su conocimiento además de que debería asumir cierta responsabilidad...- el hobbit terminó su discurso mirando al hechicero elfo, que si bien había logrado frenar a Ancalagorn, lo había hecho a un alto precio.

Había dado consejo para todos, en la medida que el creía poder darlo. Pero y ¿qué iba a hacer él? Dependía de las decisiones del resto, pero estaba claro que ahora más que nunca si se iba a declarar una guerra tendría que proteger a su pueblo. Quizá ahora no necesitase del viaje que el Heredero iba a hacer, si no que podría pedir una pequeña escolta para viajar y regresar de nuevo al Imperio...

El hobbit se retiró junto con Glian, desde luego era un viaje que no quería hacer solo...

Imagen Siento retraso. Bueno para algo llevo el "interludio" estudiando sobre historia y política jeje. Espero no haberme pasado mucho. Siento si esta algo desordenado, pero la verdad que hay muchas cosas a tener en cuenta y no es fácil... un saludo!
_________________
La hora ha llegado, unete al culto de los portadores, El Primero renacerá y remodelara este mundo como en los tiempos oscuros. Unete en las nuevas comunidades.
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

derkin el Viernes, 7 de Diciembre del 2006 a las 17:25

Mensaje por Rittmann »

Aglaroth--->La oscuridad debe ser frenada

En un rincón oscuro y con lagrimas en los ojos escuche las palabras del resto de mis compañeros que exponían varias de las posibilidades que teníamos, pero según los oía me daba la impresión de que hablaban de forma un tanto despreocupada sobre todo Anethor que hablaba de enfrentarse al balrog como sino fuera mas que un vulgar orco.
No tenían la menor idea de aquello a lo que nos enfrentábamos, en su ignorancia desconocían el poder de Durlach pues no lo habían comprobado en sus carnes como me había pasado a mí.

Mientras mis compañeros seguían hablando en mi interior se libraba una dura batalla pues el corazón me impelía a hacerme cargo de mis responsabilidades y seguir a Durlach aunque sólo fuera para mantenerlo bajo vigilancia mientras que mi mente me decía que me olvidara del Balrog para volver al Imperio donde seguiría creciendo en el uso de la magia arcana hasta llegar al poder necesario para derrotar a Durlach.

Sin darme cuenta me había sumido demasiado en mis pensamientos sin hacer caso a lo que ocurría a mi alrededor y cuando volví a prestar atención a mis compañeros estaba diciendo Ribon:
-Señor Kalluin, creo que tampoco es conveniente dejar al balrog campar a sus anchas, al menos saber de sus movimientos. Su hermano tardará de recuperar, y creo que tener información de como suceden las cosas sería importante para saber como actuar. Si Ancalagorn y el balrog unen sus fuerzas será bueno saberlo para prepararnos y si en cambio se enfrentan... saberlo será una información valiosa sin duda, y dado que aquí hay un hechicero que conoce al ente liberado, creo que le será de ayuda su conocimiento además de que debería asumir cierta responsabilidad...

Nada mas decir estas palabras se me quedo mirando fijamente y una fría ira comenzó a recorrer mi cuerpo pues incluso el hobbit que hasta el momento había tenido la misma utilidad que una bolsa de viaje durante nuestra travesía se atrevía a decir lo que yo debería hacer así que saliendo de las sombras di un paso adelante y con fuego en los ojos los fui mirando uno a uno:
-¡Que fácil os resulta juzgarme ahora que todo ha salido mal,que fácil es para vosotros hablar de responsabilidades cuando no sabéis cuales cargo ya sobre mis espaldas?!

Ahora vociferáis que tendría que haberos dicho lo de Durlach y se os llena la boca diciendo que podríamos haber afrontado el problema pero no tenéis la menor idea del poder de ese ser, si os encontrarais con él la mayoría os encogeríais en una esquina gimoteando y llamando por vuestras mamas?
No habríamos sido capaces de enfrentarnos a él y además si todo hubiera salido como debía tampoco tendríamos que haberlo hecho, por eso no os dije nada sobre Durlach pues no era menester cargar vuestras patéticas mentes con semejante preocupación que os haría fallar en el ritual.

Y ahora que está libre proclamáis a voz en cuello que debo afrontar mi responsabilidad de liberarlo y perseguirlo, pero lo que no sabéis es que si yo caigo en desgracia conmigo caen secretos legendarios.


Tras esta inicial explosión me calme un poco y girándome hacia Kalluin le dije:
-Si vais a perseguir a Durlach para vigilarlo os acompañare, pero no esperéis que entable batalla con él a no ser que sea inevitable.
Aunque algunos me hayan tildado de arrogante no lo soy y reconozco que aun no estoy preparado para semejante reto, todavía no soy lo suficientemente diestro en mi arte.


Una vez dichas estas palabras me quede de pie con el fuego ardiendo en mis ojos dispuesto a afrontar las respuestas de mis compañeros.
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Alier-mim el Viernes, 7 de Diciembre del 2006 a las 19:31

Mensaje por Rittmann »

Erane

La escena ganaba en tensión por momentos. Aquel extraño grupo, hacía unas pocas horas hermanado por la idea de una lucha común, comenzaba a sacar a relucir los resquemores de su alma.
Y más que nunca, Erane podía sentir como el desprecio se apoderaba de ella, aún cuando ella misma trataba de rechazar el sentimiento que invadía su mente. Siempre había sido orgullosa y decidida, hasta que había tenido ocasión de descubrir su verdadera naturaleza. Aquel descubrimiento la había vuelto débil e indecisa, y la había arrastrado irremisiblemente tras los pasos de otros. Estaba cansada de recibir desaires y de ser una segundona en toda aquella historia, pues al fin y al cabo, ¡era a ella a quién le correspondía la mayor de las responsabilidades! ¿Qué era Ancalagorn, o siquiera Durlach, ante el infinito poder, y la infinita indestructibilidad de aquel que había puesto en jaque en infinitas ocasiones a la Creación? Sabía lo bastante de todo aquello como para comprender que su labor era la más pesada.

Por ese motivo, no pudo sino sentir que una súbita rabia al adelantarse aquel pequeño ser, de aspecto niñáceo, y comenzar a impartir consejo. Y sin embargo, sintió hacia aquella criatura, que bien podría haber parecido frágil, un respeto y una admiración inusuales. De todas las palabras, acusaciones, y pretensiones que se habían formulado tras la caída de la barrera, aquellas habían sido las más prudentes y sabias. La rabia y desprecio iniciales se tornaron pronto en curiosidad, y Erane deseó saber más acerca de aquella peculiar raza, de la que se decía que uno de sus miembros había sido la causa de la caída del señor oscuro.
Una determinación se apoderó de ella. Erane, mujer-dragón, nacida y criada para la guerra, sintió de súbito la atracción del saber, y aunque sólo fuese por un instante, lamentó el no haber aprovechado parte de su tiempo en aprender de aquellos que antes habían tenido que enfrentarse al poder del más temido de los siervos de Morgoth.

Pero pronto un súbito estallido cortó sus reflexiones, devolviéndola a la cruda realidad. El elfo, el mismo que guardase para sí el terrible secreto, aquel que pactó con el Balrog, había estallado en furia. Su arranque fue tal, que Erane no pudo evitar retroceder. Aglaroth era poderoso, eso ya lo sabían, pero Erane pudo darse cuenta, en aquel simple instante de ira, que en su interior había un poder terrible.
Y sin embargo, las palabras del elfo no sonaron sabias, sino resentidas y crueles, despreciativas, y justificadoras de unos actos que no tenían justificación. ¿Cómo se atrevía a llamarles estúpidos, después del terrible error cometido? Ciertamente era una labor difícil y peligrosa la que había tenido que acarrear el elfo, ¡pero su fracaso no era culpa del resto!
Volviéndose hacia Aglaroth, Erane habló con voz seca, manteniendo una expresión dura:

- Ciertamente es probable que no conozcamos el alcance del poder de ese ser, Durlach, y seguramente sea cierto que no habría servido de nada que supiéramos de él. Pero has cometido un error, y éste te pertenece tan sólo a ti. No esperes que otros asumamos la carga de ese fracaso, ni que lo tildemos de otro modo; y sin duda harías bien en no insultar a otros por una ignorancia de la que no tienen culpa, y cargar con el error, tú, que eras el único que podías haberlo evitado.

¡Cuanta arrogancia habría de soportarse aquella tarde! Apenas conocía a los elfos, pero hasta la fecha todo lo que había visto en ellos había sido sentimiento de superioridad, y un convencimiento absoluto de ser los únicos capaces de arreglar las cosas. ¿Qué les hacía creerse tan superiores? La raza más antigua de todas, y sin duda la que más errores acarreaba a sus espaldas. Erane resopló, y se volvió hacia el mediano.

- En cuanto a ti, mediano... me temo que has sido el único que ha pronunciado una palabra sensata desde que todo este lío comenzó. Y sin embargo, espero que puedas entender que mi pueblo quizá no esté preparado para acoger al mismo ser que tiempo atrás les condenó al olvido. Ciertamente, el rencor debería superarse, pero ¿podremos? No sé si merece la pena el riesgo.
Y espero que entiendas también que ha de ser mi padre quién asuma el riesgo de refugiar a Etherion, y si alguien debe tomar esa decisión, suponiendo que los elfos estén de acuerdo con ella, debe ser él quién lo haga.


Y, desafiante, Erane quedó en pie a la espera de que el resto tomasen sus respectivas decisiones. Ella ya sabía lo que haría, y la decisión de la dama Lóthiniel no había hecho sino reafirmarla en su determinación.
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Avatar de Usuario
Rittmann
Mensajes: 2427
Registrado: 15 Abr 2007, 17:40
Ubicación: Batallando por la galaxia
Contactar:

Arty el Viernes, 7 de Diciembre del 2006 a las 20:45

Mensaje por Rittmann »

Anethor


Aunque nadie decía nada en aquel momento, Anethor podía sentir una gran tensión que iba en aumento. Parecía que se estaban evadiendo las cuestiones que debían tratar sí o sí. No habían respondido directamente al elfo ni a ningún otro de los presentes.

El silvano observó mientras al inerte cuerpo de Etherion; se veía muy débil y ridículo, lo que hacía difícil pensar que era un ser de gran poder. Todavía se preguntaba por qué el balrog no había surgido de la barrera también sin fuerzas, pero el único que podía responder eso, el hechicero Aglaroth, estaba pasando por un mal momento y no se recuperaba de lo sucedido.-¡Pobre tonto! - pensó Anethor -no sólo comete errores, sino que no es capaz de afrontarlos - - También sentía resentimiento hacia él por haberle ocultado información importante.

Los primeros en hablar fueron el manco Kalluin y la dama Lothiniel. Al parecer había una forma de que Etherion recuperara su poder, pero esto costaría la vida de la elfa. Con burla escuchaba Anethor como ella trataba de evitar el sacrificio y proponía curarlo y esperar. Tiempo, eso era lo que no tenían y lo que Lothiniel no entendía. Por otro lado Kalluin se ofrecía para perseguir al Gris y al balrog. Esto preocupó sobremanera al silvano. ¿ Querría este personaje enfrentarse a Ancalagon y vencerlo? Eso era imposible, y Anethor no lo permitiría. No dejaría que años de entrenamiento se echaran a perder, sin importar que el vanyar hubiera estado décadas buscando al dragón. -Tanto tiempo y nunca logró nada - pensó con satisfacción.

La inminente discusión sobre el rumbo a tomar se había desatado. Algunos proponían esperar, otros querían volver al Imperio, y varios perseguir a Duroch y al Gris. El silvano estaba entre esos últimos.


Tú hablas de esperar, de curar a Etherion, pero tiempo es precisamente lo que no tenemos - dijo Anethor a la dama Lothiniel -El Gris no es nuestra única amenaza ahora, y además ese maldito dragón debe estar furioso ahora que frustramos sus planes y pensando en algún tipo de venganza. Nadie te obliga a sacrificar nada; y si no eres lo suficientemente valiente para hacerlo nadie te culpará, pero yo no estoy dispuesto a quedarme aquí cruzado de brazos esperando a que Ancalagon venga a destruirme. Si la cobardía les impide enfrentar al Mal nada más tengo para decirles.


Habló con palabras duras a la elfa, pero muy en el fondo la respetaba y hasta le agradaba, aunque tal vez él no se daba cuenta, ya que la Esencia Oscura obnubilaba sus pensamientos.

Erane quería apurar la situación, lo que le pareció bien a Anethor, pero el hobbit Ribbon también quería opinar. Aunque fuera un ser muy valeroso y emprendedor, el silvano se preguntaba qué podría aportar a esa discusión cuando poco tenía que ver. Le sorprendió escuchar que sus palabras eran bastantes sensatas, y un recuerdo vago paso en su cabeza de cuando en su pasado lo había conocido. También se reconfortó al ver que no era el único que pensaba que Aglaroth era el mayor responsable de lo sucedido. El elfo esperaba con ansias las palabras del mismo, por el que sentía bastante antipatía. Le recordaba a los elfos soberbios con los que se había topado en repetidas ocasiones en Lórien.

Como si hubiera leído los pensamientos suyos el hechicero salió de sus pensamientos, pero parecía enojado y ofuscado. Efectivamente habló con enojo, pero sus palabras fueron muy duras. Poco a poco Anethor escuchaba lo que el elfo decía, y la furia en él aumentaba. Las palabras del hechicero eran arrogantes e insultantes. La Esencia Oscura en Anethor hervía y le lo ayudaba a comprender. No era la primera que vez que algo así le sucedía. Ese elfo cobarde quería purgar sus culpas y desplazarlas a los demás; su orgullo lo cegaba. El silvano estaba cansado de que aquellos elfos se creyeran superiores por una simple cuestión de raza. Anethor deseaba demostrarle su poder, enseñarle que estaba equivocado.

si os encontrarais con él la mayoría os encogeríais en una esquina gimoteando y llamando por vuestras mamas?

...vuestras patéticas mentes ....


Los insultos de Aglaroth resonaban con fuerza en la cabeza de Anethor. La sangre del elfo corría cada vez más rápido y los latidos de su corazón se aceleraban. Su piel se veía más oscuro y destellos de rabia se podían observar en su mirada. El silvano estaba realizando un gran esfuerzo para controlar su violencia. Erane respondió al hechicero, pero Anethor poco escucho. No soportando más esa situación enfrentó a Aglaroth y le respondió:


¡Cobarde! ¿Quién eres tú para hablarme así? ¡Tendrías que pensar mejor tus palabras! Si has cometido este terrible error debes afrontarlo y no ser cobarde y arrogante. No pienses que tu raza o estudios te confieren más poder y capacidades que otros. ¿Así que no quieres entablar batalla?¿No eres lo suficientemente valiente para enfrentar a Durlach? Yo por mi parte estoy dispuesto a luchar contra él y contra el Gris también si es necesario. No les temo como tú, aunque por la responsabilidad que tienes en esto deberías también enfrentarlos. Y por cierto creo que debemos decidir rápido, por mi parte ya saben lo que pienso


Afortunadamente Anethor pudo calmarse y no reaccionar violentamente hacia el hechicero, pero no estaba dispuesto a soportar más insultos. La próxima vez no se esforzaría tanto en controlarse, aunque prefería guardar sus fuerzas contra el Gris.
_________________
"... Y llegará una hora después, media hora después, o diez minutos después.. Y un día lo perderá por unos pocos segundos.. Y así seguirá y seguirá, pensando que va a encontrar lo que ha dejado aquí..." Ray Bradbury, "El Hombre Ilustrado&qu
Zu jeder Zeit, an jedem Ort,
ist das Tun der Menschen das gleiche...
Cerrado

Volver a “Los Hijos del Dragón [ESDLA RMF]”