Capítulo III: Nuevos Horizontes

Para recuperar lo que más se quiere, cualquier precio a pagar es pequeño; incluso la vida propia.

Director: Isildur
Jugadores: Helen, Setzer, Parpadee, Bolgran
Jugadores Reserva: Ninguno
Plazas Libres: 1
Periodicidad de los turnos: Semanal

Moderador: Isildur

Isildur
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Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Kinko
Distrito Barrio Nuevo

Rikku
Tras la charla con el Capitán Akodo Jinei, saliste del cuartel de la guardia y pusiste rumbo al Palacio de Invierno, lugar donde te hospedabas momentáneamente.
Estabas cansado del día anterior en el que habías estado investigando y luchando hasta altas horas de la madrugada.
Todo había terminado bien, pero te quedaba un regusto amargo.
Tomiko había vuelto con su padre, el cuál entendías que no iba a dejarte verla.
Además de que en un par de días, contraería matrimonio con un Grulla, que no ibas a ser tú.

Toda aquella frustración te quemaba por dentro, pero no había nada que pudieras hacer.
Llegaste al fabuloso Palacio donde las sirvientas atendieron todas tus peticiones y pudiste descansar apropiadamente el resto del día.
También aprovechaste para hacer unos estiramientos y practicar un poco, pues la mañana siguiente ibas a participar en el torneo de Iaijutsu del Festival de la Pureza.
Finalmente pudiste conciliar el sueño y descansar apropiadamente.

Una sirvienta te despertó a la hora indicada, sirviéndote un abundante desayuno con arroz, pescado asado, sopa de miso y verduras al vapor.
No tardaste en comer y prepararte para ir al Shihai Goten, el Palacio del Rugido del León.
Habías visto el edificio el día anterior, no muy lejos del cuartel de la Guardia de Oro, pero cuando llegaste ante él, con las puertas abiertas de par en par, te impresionó bastante más.

No era tan bello como el Palacio de Invierno, pero sí más grande y hasta intimidaba ligeramente.
Numerosos detalles en oro y una madera pulida con esmero, le daban un aspecto elegante, a la vez que robustas y simples columnas de madera, le daban un toque salvaje, junto con detalles de leones que parecían cobrar vida.
Dos grandes estatuas de los felinos decoraban la entrada al jardín, donde ya había empezado el Festival.
Numerosos puestos de todo tipo decoraban uno y otro lado, desde comida hasta venta de recuerdos, además de exhibiciones de todo tipo.
Había una tarima donde quizás fuera a actuar o parlamentar alguien, y el dojo adyacente al Palacio tenía las puertas abiertas de par en par. Numerosos participantes hacían cola para inscribirse en el torneo de Kenjutsu.
Caminando un poco más, pudiste ver como terminaban de colocar las dianas para el torneo de Kyujutsu, y te frotaste los ojos al ver caminando a lo lejos un grupo de leones, que alguien te aclaró que eran felinos de guerra entrenados por los Matsu.
Finalmente encontraste un improvisado círculo en el suelo, rodeado de cojines.
Un cartel que decía "Iaijutsu Taikai" (Torneo de Iaijutsu) te corroboró que era el lugar al que debías ir.
No habían colas como en el dojo, pero sí algunos participantes. Entre ellos Doji Hideo.
El futuro marido de Tomiko vestía sus mejores galas, su cabellera blanca recogida en una sofisticada coleta.
Te saludó con una reverencia casi inapreciable, y acto seguido sus sirvientes le protegían del sol con un parasol, al tiempo que le servían té frío.
Por ahora no había rastro de Tomiko.
Realizaste la inscripción, aún quedaba un rato para que empezara el torneo.

OR: Bueno, tú verás que haces por ahora. Saludos!
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Atanvarno
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Atanvarno »

Kaiken Matsumoto

- Si llega a ser el gordo- puntualicé, con sorna, al viejo Kaiken- su barriga hubiera rebotado la puerta de nuevo arriba y ¡ahora tendríamos al monstruo persiguiéndonos por los pasillos!

Parecía irreal pero la pesadilla había terminado, aunque no imaginé que el trabajo si lo hiciera. Consolé a Ahoime mostrándole mi mejor ánimo, a pesar de las heridas y el cansancio y me cercioré de la mirada expectante de la Komori respecto al cetro mas no le dije nada al respecto. Salimos al exterior y cruzamos las calles hasta llegar al palacio. Me inquietó el hecho de no movernos desapercibidos y ver a la princesa tan decidida. Cuando llegamos a la puerta se presentó como faraona y sus nuevos súbditos no rechistaron y nos dejaron pasar adentro de nuevo aunque me detuve con la excusa de buscar a nuestros compañeros heridos, y al general senpet, que todavía se hallaban ocultos en aquel pasadizo. Así que fuimos Toshiro y un servidor a por ellos y les llevamos a palacio, con los demás.

-S Alteza S- requerí a la faraona- S ¿Y su hermano? No le hemos encontrado y quizás él y sus seguidores todavía acechen... S - de todas formas, y a pesar de su clara inferioridad numérica- parece que el combate finalmente se decantó por parte de los rebeldes. ¿Acaso habían obtenido apoyo desde dentro? ¿Les abrieron las puertas de la ciudad? ¿Hubo una revuelta interior? ¿Quizás dentro del mismo ejército faraónico? ¡Qué más daba! Al final, habían ganado, o eso parecía, y eso era lo importante.

Una vez dentro de palacio, pregunté a Nafné si podía averiguar el motivo de la presencia Thrane y si podían llevar, con seguridad, su barco hasta el puerto de Saleh. Una vez obtenida su garantía, ordené a Mifune que llevara noticias sobre nuestro éxito y que mandara trasladar el barco hasta el puerto y nos esperasen allí. Le dí instrucciones precisas, con la ayuda de Don Darío y Don Alfonso. Pedí a Don Alfonso, por favor, que acompañase a Mifune. Por otro lado, hablé a mis compañeros.

-¡Compañeros! Debo agradecerles el gran empeño y desempeño que han ejercido y logrado. Me siento honrado de que hayan confiado en mí y orgulloso de haber confiado mi vida a ustedes. Aunque la intención de ésta expedición era rescatar al señor Cornejo, sin duda éste viaje nos va a reportar muchos más beneficios. He pensado quedarnos al menos una semana o dos más para restablecernos y proveernos. Pero también tenía intención de conocer mejor el país y tomar nota de ello. No quería irme sin saber que recursos tenían, que producían, necesitaban, que costumbres tenían... aquellas cosas que hacen los viajeros curiosos y políticamente interesados en llevar la mejor información posible a su daimio.

-Harumi-sama- le acerqué el cetro- Tome. ¿Qué piensa de esto? ¡Ojo! que pesa como mil demonios...

Tras dejar que Harumi le echara un ojo y saciara su curiosidad, devolví el cetro a la princesa... perdón, faraona.

- S Alteza. Este cetro es una reliquia de su familia- dije, extendiéndoselo para que lo tomara. S
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Kinko
Distrito Barrio Nuevo


Haruno
El Mercader y sus guardaespaldas regresaron a la ciudad y te dejaron dialogando con tu padre.
Este no estaba demasiado preocupado, aunque era así su carácter.
Decidiste que sería apropiado preparar agua por si sucedía cualquier desgracia en los establos, así que llenaste varios cubos ayudado por tu progenitor.

Cuando transportabas cubos de un lado a otro, llegó una nueva visita a los establos.
Esta vez los caballos no se pusieron nerviosos como por la mañana, sino que parecían expectantes.
Viste llegar a una joven, que vestía inequívocamente los colores del Unicornio, y cuya belleza sólo se veía ligeramente manchada por el polvo del camino y algunas manchas en su kimono violeta.

Imagen

A medida que se aproximaba más, viste el mon Shinjo, no muy visible por cierto, y creías haberla visto en algún otro lugar anteriormente.
La joven, aparte de un daisho, yari y arco (además de un abultado fardo donde quizás guardara su armadura), caminaba tirando de las riendas de un caballo gaijin, cuyo pelaje blanco inmaculado estaba manchado por sangre que parecía ya de hacía un tiempo.
El animal tenía una flecha clavada cerca de su lomo, a simple vista lejos de los órganos vitales.
¡¿Son estos los establos del Unicornio?! preguntó exaltada y nerviosa. ¡Da igual! ¡Por favor, ayudad a Kumo! dijo, visiblemente preocupada por su montura.
Rafinha
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Rafinha »

Kakita Rikku

Esa noche duro una eternidad.

Mientras luchaba por conciliar el sueño, su mente se resistía con voluntad férrea; ¿Dónde está Tomiko? ¿Y Dogu? ¿Qué será de ellos? ¿Sabrán lo que paso conmigo? ¿Y que con su padre? Mañana comienza el torneo, donde es muy probable que enfrente a Hideo. ¿Sabrá que fui yo quien informo a Jinei?

Rikku se reincorporo de la cama lentamente, como si su cuerpo pesara más de lo normal. Tenía la frente húmeda y fría, producto del sudor. Camino de un lado a otro de la habitación con la mirada fija en el suelo de madera. Estaba muy preocupado y nervioso a la vez: no podía dormir.

Prendió un incienso y aguardo un instante a que la habitación se impregnara de ese olor a pino fresco que tanto le gustaba. Aspiro hondo. Decidió entonces que era un buen momento para relajar su cuerpo y practicar su Iai. Tomo su espada del atril de madera y corto el aire una y cien veces hasta que sus músculos se entumecieron. Estaba satisfecho. Cuando volvió a la cama finalmente pudo cerrar los ojos hasta el otro día.

A la mañana siguiente, luego de haber desayunado y antes de partir, Rikku se arrodillo frente a su espada y medito un instante en total silencio.

Estaba listo.

Kakita Rikku se dirigió a la boca del león; el torneo se iba a realizar en el Palacio del Rugido del León: Imponente y austero, a excepción de algunos detalles forrados en papel de oro. Muy bonito, si, pero es tan solo una sombra del Palacio de Invierno.

Pronto descubrió el lugar en donde se anotaban los participantes y se dispuso a inscribirse sin más. No le sorprendió su encuentro con Hideo. Al fin y al cabo enfrentarse contra el era todo y cuanto quería. Le devolvió la reverencia sin mucha floritura.

En su mente no había lugar para otro asunto que no fuese el torneo.
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Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Tierras Senpet

Matsumoto
Tus compañeros fueron acatando tus designios, poniéndose en movimiento.
Mifune partió rápidamente, usando un bote escoltado por la guardia faraónica, navegando río abajo en un trayecto mucho más rápido y cómodo que la ardua travesía por el desierto de la ida.
Los que estabais más malheridos fuisteis siendo atendidos por los médicos locales, cuyos ungüentos demostraron ser tremendamente efectivos.
Harumi examinó el cetro, el cual desde luego no tenía muy buena apariencia.
Necesitaría evaluarlo durante unas horas, pero algo maligno irradia de él. No recomendaría a nadie que lo usara. explicó. El cetro debía volver a manos de Nafné, que era su teórica propietaria.

La ahora Faraona se fue instalando en sus nuevos aposentos.
Cuando fuiste a visitarla, numerosos ancianos consejeros la rodeaban pidiéndole decidir esto o aquello.
(S)Maese Matsumoto... nunca podré agradeceros suficiente todo lo que habéis hecho por mi y mi pueblo. Ahora volvemos a ser libres.
Dejad un par de días para que los tesoreros hagan un recuento de las arcas, y os otorgaré el oro prometido.

En cuanto a mi hermano, según parece él y el grueso de su ejército se han marchado.
Debería haberlo supuesto, había demasiados pocos guardias en la ciudad y apenas ninguno vigilando los caminos. No se que estará tramando, pero sin duda debe de ser algo realmente importante para arriesgar su trono.
Lo único que me han informado los consejeros es que partió junto a los extranjeros que vinieron a Saleh.
explicó, algo preocupada.

(S)Ese cetro no me pertenece. Es una abominación forjada por Indeh para usar brujería. Lo guardaré en lo más profundo de las mazmorras de este palacio. explicó.

Te instalaste en un ala del palacio destinada a los invitados por designio de la Faraona.
Era momento de saborear la victoria o como mínimo de descansar.
Una habitación con una gran alfombra, y cómodos cojines rodeados de cortinas de seda invitaban al descanso.
Un par de sirvientas prepararon el baño de la habitación.
Cuando disponías a relajarte, llamaron a la puerta.
Al principio no lo reconociste, pues sólo lo habías visto cargado a hombros de Darío, pero no tardaste en reconocer al Capitán Cornejo.
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Se notaba que todavía no estaba del todo recuperado por su manera de andar, pero era milagroso que se hubiera recuperado tanto en tan pocas horas.
Su mirada tenía algo que te hacía creer que podía ver hasta los más profundos de tus pensamientos.
Vos debéis ser el Capitán Matsumoto. dijo en un fluido rokuganés.
Supongo que no necesito presentación, pero igualmente, soy el Capitán Cornejo.
Don Darío me ha explicado todo lo acontecido en los últimos tiempos... debo daros las gracias por todo cuanto habéis hecho por mi tripulación.
Me gustaría quedar a charlarme largo y tendido con vos, pero no tengo mi ron ni nada con lo que refrescar debidamente la garganta...
insinuó, con una leve sonrisa.
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Shukei
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Shukei »

HARUNO

Sudoroso de cargar barriles de agua de un lado a otro, preparando cortafuegos para evitar que el fuego se extienda, y especialmente cuidando de que los establos de los animales estén bien cuidados de cualquier fuego que se produzca en cualquier otro lugar, Haruno es sorprendido por la visión de la hermosa unicornio. Durante un instante solo puede quedarse atónito mirándola mientras explica el dolor de su compañero de viajes.

A diferencia de su padre, Haruno no ha dedicado nada de su entrenamiento personal a los animales, sin embargo curar es algo que sí que es capaz de hacer con su magia.

No se preocupes, Shinjo-sama. Dice tras inclinarse con respeto a la mujer, conocedor de su lugar como ronin. Mi nombre es Haruno, y estos son los establos de mi honorable padre. Aunque no sean los establos Unicornios, él cuidará bien de su compañero Kumo. El samurai ronin se dirige a la estancia tras dejar al corcel en el establo más cercano, dejando con él agua bien fresca, así como el mejor alimento que tienen a mano.

Otosan, tenemos compañía, por favor ven a ver a esta noble criatura y atiende su herida. Hasta que su padre no eliminase la flecha, el ronin no podría usar su magia curativa. Era un dúo que ambos ya eran expertos en mantener. De igual manera luego llamó a su madre Haha, por favor prepara algo de té para nuestra querida Shinjo-sama.

Todo listo, Haruno se dirige de nuevo hacia la Shinjo que mira preocupada a su corcel mientras el padre de Haruno atiende a la herida de la flecha. Shinjo-sama no debe preocuparse por Kumo-san.
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Atanvarno
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Atanvarno »

Kaiken Matsumoto

-¡Oh!- exclamé cuando apareció el Don Cornejo- ¡pase, pase! ¡póngase cómodo!- invité, mientras salía del baño y me secaba con la toalla.

- Pediré a las sirvientes que traigan algo para beber.

Llamé a las sirvientes y les pedí ron, o la bebida alcohólica que tuviesen a mano.

- El placer y el honor es mío, Capitán Cornejo- me sorprendía el enorme parecido entre Cornejo y el Capitán "sensei-Oni". Si no fuera por los rasgos rokuganeses del último que serían prácticamente clavados.

- Debo reconocer que me sorprende haberle encontrado de una pieza. Cuando Don Darío me habló de su desaparición, no tenía muchas esperanzas de encontrarle. Sin embargo, su contramaestre se mostró admirablemente fiel y fue su ánimo el que nos empujó hasta aquí.

El capitán Cornejo era joven y demostraba el saber estar de la gente de buena familia. Se le veía un hombre cultivado, perspicaz y curioso. Tomamos un trago de las copas recién colmadas por las sirvientes.

- Dígame Capitán. ¿Qué le trajo aquí y por qué arriesgó tanto?- pregunté sin cortapisas, dando por hecho que sabría al peligro al que se enfrentaba cuando atracó en el puerto de Saleh.
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Kinko
Distrito Barrio Nuevo


Rikku
25º día del mes de Akodo de 1186, Mañana, Soleado

Poco a poco iba llegando más y más gente al recinto del Shihai Goten.
Samurai de todos los Clanes, aunque claramente los León eran los más numerosos, llenaban los jardines.
Los olores de pescado asado y fideos llegaban a tu nariz, mientras observabas como unos malabaristas entretenían al personal haciendo girar una pelota con un paraguas.

También sonaban algunos instrumentos en la tarima que habías visto, como el tradicional shamisen.
Pero los músicos no tardaron en abandonar el escenario, momento en el que todas las miradas se dirigieron a un grupo de personas que se aproximaban al escenario.
Vestían armaduras negras y doradas con un mon que creías que era el usado por la Legión de la Verdad, nuevo nombre de la tradicional Legión Imperial.
Los legionarios, una veintena, se quedaron rodeando el escenario, mientras un hombre que vestía un kimono negro brillante, con el mon de Shinjitsu subía ante las atentas miradas de todo el personal.
Llevaba una katana a cada lado de su obi, algo sin duda provocador, pero sin duda debía tratarse de alguien muy importante.
A su lado subió al escenario un hombre entrado en años, con ropas de tono marrón y el mon León en sus ropas.
Entre el público, también viste a Akodo Jinei, que miraba serio los recién llegados.
El primero en tomar la palabra fue el anciano, a todas luces un cortesano.
Buenos días y bienvenidos seáis todos a esta nueva edición del Kiyosai. Es ya la ciento cincuenta edición de este Festival, y personalmente tengo el honor de haberlo presidido durante veintisiete ediciones ya.
Recuerdo mi primer día presentando este Festival como si fuera el día de ayer. Ha pasado mucho tiempo, y en él Rokugan ha cambiado drásticamente. Cambios que han permitido a esta ciudad seguir creciendo, hasta convertirse en el centro económico de Rokugan.
Doy gracias en nombre del Consejo Mercantil y del Clan León a los que doblemente represento hoy a todos los que nos honráis aquí con vuestra presencia, y ya sin más, os dejo con las palabras de nuestro grandioso y honorable Sh?gun, Kaneka Takuya-sama.
dijo el Consejero Ikoma, ante un aluvión de vítores y aplausos.

El Sh?gun tomó la palabra tras dedicar un saludo al veterano León.
El Kiyosai es el Festival de la Pureza. Un Festival que fue creado para recordar a todos los que tenemos la suerte de ser guerreros, que hay conductas que jamás deben olvidarse.
Una espada puede ser un arma de matar, pero también es un símbolo y una obra de arte.
Nuestra nación ha sufrido guerras y muchos hemos perdido a seres queridos en los últimos tiempos.
Es por ello que no debemos olvidar jamás la importancia de un arma, capaz de sesgar vidas.
Es por ello que no debemos olvidar los preceptos del Bushido, que convierte a los guerreros en almas puras.
Disfrutemos del Kiyosai.
pronunció sin demasiado énfasis. Hubo numerosos aplausos y vítores, pero también notaste cierta animadversión de algunos espectadores alejados de la tarima.

El Sh?gun y el Consejero Ikoma Taiki se marcharon, y siguieron los eventos del día.
Entre ellos, el torneo de Iaijutsu.
Un mozo vino a buscarte, anunciandote que estaba a punto de empezar tu primer duelo.
Erais dieciséis participantes, por lo que debías de ganar tres combates para llegar a la final.
Tu estabas dispuesto en el lado Nishi (Oeste), mientras Doji Hideo, gran favorito y campeón del año pasado, estaba en el lado Higashi (Este). Lo que significaba que sólo os prodriais enfrentar en una hipotética final.
Llegaste rápido al ring, donde unos encargados alisaban la arena tras el combate inaugural entre un Akodo y un Moto que había ganado el primero.
Te situaste en el interior del círculo donde ya esperaba tu oponente, un chico bajito y con el pelo alborotado que lucía el mon del Gorrión.
Y llega el segundo combate del día, Kakita Rikku contra Suzume Taro. anunció el árbitro principal, situado en el centro del ring.
Había otros dos jueces asistentes, sentados en los cojines de primera fila.
Varias decenas de curiosos se iban acercando a observar, mientras el árbitro principal os recordaba las reglas.
Se usaban vuestras espadas, y los duelos eran a primera sangre.
Aquel que hiriera a drede a su contrincante sería descalificado. En caso de impacto simultáneo, serían los jueces los que decidirían el ganador según la belleza del golpe.
El Suzume te saludó cortésmente y tomó posición de duelo.
Era el momento de la verdad.

OR: Bueno pues si recuerdas las tiradas de la otra vez ya puedes ir tirando. Saludos!
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Tierras Senpet

Matsumoto
Las sirvientas no tardaron en traer vino, uno oscuro y fuerte que dejaba un sabor afrutado.
El Capitán sonrió al ver el alcohol y vacío la copa como si llevara días sin beber.
Se acomodó en uno entre los cojines como si esto fuera su casa, escuchando tus palabras mientras degustaba más y más vino.
(M)Don Darío es un hombre eficaz, demasiado metódico, pero se puede confiar en él. dijo como si fuera un tema sin mucha importancia.

(M)Antes que nada, creo, por la reacción de Darío al preguntárselo, que habéis visto ya "el medallón"... e hizo una pausa, volviendose su rostro serio.
(M)Lo conseguí hace cosa de un año, al norte de Merenae, en un reino ya olvidado hace siglos. Las tierras de Udun.
Supongo que no os suena el nombre...
El caso es que estuve examinándolo e investigando sobre él. Es una reliquia forjada por los brujos que poblaron ese reino, capaz de invocar un poder que aún desconozco. De algún modo creo que el poder del medallón fue lo que llevó su reino a la destrucción...

Bueno, y luego está el porque vine aquí y pedí a mi embarcación que me dejara adentrarme solo.
Lo cierto es que ya hace tiempo que hago negocios en Senpet, en el puerto de Saleh más que nada.
Y en cada visita hablo con los lugareños, que compran madera y minerales que aquí escasean.
Una vez me hablaron del Faraón Usmeth, y de su Palacio de Oro en Amra. También dijeron que el Faraón era capaz de doblegar el destino a su antojo, al poseer el Don como su antepasado "Indeh El Brujo".

En ese momento, creí que visitar al Faraón podía ser de gran ayuda para descifrar el medallón definitivamente y encontrar el modo de destruirlo. Pues según mis cálculos, los Senpet ya existían cuando lo hacía Udun, así que pensé que quizás en sus tierras habría respuestas.

Así que me encaminé a Amra, pero todos los lugareños me habían advertido de que el Faraón era un hombre que rara vez recibía gratamente a los extranjeros, por eso pedí a mis hombres que aguardaran en la costa para evitar ponerles en riesgo. Y así fue como llegué a esta ciudad, donde Usmeth me recibió pese a todo.

Le conté mi historial como comerciante en sus tierras y le hice un poco la pelota para pasar luego al tema del medallón.
Allí todo cambió radicalmente. Para mi sorpresa, conocía de sus existencia y me pidió verlo. Me exigió mejor dicho.
Como comerciante que soy, nunca llevo mis mercancías más valiosas encima cuando intuyó que hay peligro, así que había dejado el medallón en el barco.

Pero el Faraón no me creyó. Sus soldados se me echaron encima y me registraron de cabo a rabo.
Convencido de que no lo llevaba, se mostró enfurismado y me encerró en los calabozos... durante un par de días.
Parecía que había encontrado algo con lo que "usarme".
Me arrastraron hasta una de esas pirámides. Usmeth dijo que mi sangre serviría para devolver a la vida a su antepasado Indeh.
Y allí estuve, sangrando lentamente durante quién sabe cuanto tiempo ante la mirada del Faraón.
Sin embargo, algo trastocó sus planes.

Llegaron visitas, las cuáles debían ser de gran confianza pues las recibió en medio de mi desangramiento...
No pude verlos muy bien, pero eran dos tipos.
Uno era un Thrane, su acento le delataba. El otro iba todo cubierto por una casaca negra, pero me llamó la atención su espada. A decir verdad, me recuerda mucho a la vuestra.

Los recién llegados parecían con prisa, pero Usmeth les trató de hacer entender que estaba ante algo demasiado importante. Discutieron, el Thrane dijo que sus barcos no podían esperar.
El de la casaca comentó algo de que debían apresurarse si querían coger por sorpresa a los Merenitas.
Y finalmente Usmeth cedió y se marcharon, dejándome encerrado a mi suerte...

Terminé por perder el conocimiento hasta que me salvasteis.
explicó, llenando tu vaso y el suyo.

(M)Conozco a los Thrane. Son buenos navegando, y aún conservan muchos barcos de lo que fue su armada antes de que la plaga les desolara hace unos dos siglos.
Se dedican a la piratería para subsistir, pues es lo único a lo que pueden aspirar; subsistir.
Porque entre otras cosas, cada uno va por su cuenta, no existe líder alguno.

Pero creo que eso ha cambiado. Es posible que los hombres que visitaron al Faraón hayan conseguido unificar a los Thrane... y por sus palabras, sólo se me ocurre un motivo; destruir Merenae.
dijo, mientras vaciaba ya su cuarta copa.
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Atanvarno
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Atanvarno »

Kaiken Matsumoto

- ¡Malditos sean!- Exclamé, sombrío, girando suavemente la muñeca en círculos mientras sostenía la copa de vino. Me había vestido con una túnica senpet que me habían dejado como ropa limpia. Mi ropa se la habían llevado las sirvientes para lavarla. Consideraba también a Merenae como mi país y estaba furioso.

- Ahora entiendo las visiones del medallón. Sí, lo tuve en la mano tres veces. La primera vez el propio medallón me llamó e, hipnotizado, acudí a su llamada. Cuando lo tomé tuve una visión en la cual una ciudad era arrasada por el fuego. Una ciudad de estilo merenita. Puede que sea un eco del pasado, del destino de Udun, o puede que sea una visión del futuro...

Creo que aquí poco se podrá hacer. No creo que sea buena idea acercárselo a ningún poderoso ni siquiera mencionárselo pues lo codiciará. Creo que la respuesta la hallaremos en la propia Merenae y más concretamente en Udun. Es posible que algún sabio, algún monje, custodie en su biblioteca documentos de Udun. Tenemos que encontrar el rastro de lo que ocurrió a aquellos hechiceros: quizás en el norte de Merenae todavía exista alguna orden oculta que trate de continuar su legado... ¿Que pensáis vos?

Debemos partir enseguida, si queremos tomar la delantera al ejército invasor. No nos será difícil si partimos mañana pues no tenemos que aguardar a que otros barcos nos sigan el ritmo. Por la forma en la que han abandonado el país y quienes les acompañan que supuse que partirían a alguna campaña militar pero nunca creí que tuviesen el valor de hacerlo contra Merenae... Debemos poner en aviso al Rey.

Debemos avisar a la princesa... digo Faraona.

Por cierto Capitán. Se arriesga mucho portando ese medallón. ¿Cómo a conseguido mantener a raya su llamada? ¿No le afecta su posesión? La primera vez que lo tomé lo solté cuando Darío me sacó del trance pero, las dos siguientes veces, lo tomé y dejé a voluntad pero con mucho trabajo...


¿Quién sería aquel sujeto rokuganés que les acompaña? ¿Podría ser el propio Shingen? Shingen, por lo que sabía de dicho personaje, solía ir vestido de negro. Si es así... ¿Qué tramará? En cualquier caso, se trataba de un rokuganés y por tanto otros rokuganeses le seguirían. Se trataba de una poderosa coalición con la que poder batir a Merenae.

Cuando terminamos de hablar, llamé a la sirviente y le pedí que nos llevara inmediatamente a ver a la Faraona. Cuando nos recibió, no me andé por las ramas.

- S Mi señora. Le pido disculpas por haberla molestado pero la gravedad del tema no admite vacilaciones. Tal y como sospechaba, su hermano a partido a una campaña militar de gran envergadura. El objetivo es Merenae, uno de los países más poderosos que conozco. Si reunís una flota en los próximos días, podremos atacar su retaguardia por sorpresa y eliminar definitivamente a su hermano y sus fuerzas. De lo contrario, cuando vuelva, quedaría sola y acorralada frente a él y su potente coalición. S
Rafinha
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Rafinha »

Kakita Rikku

A pesar del estricto y riguroso entrenamiento, el joven Grulla estaba nervioso. Y como para no. Jamás había participado de un torneo de semejante magnitud e importancia. Los únicos torneos en los que había participado habían sido en su dojo y con estudiantes como el, con compañeros. Esto era muy distinto. Por si fuera poco y a diferencia de muchos otros competidores, Rikku se encontraba solo. Está bien. Necesito concentrarme, se dijo a si mismo.

Sin embargo, el despliegue de artistas y la presentación de estos le robaron su atención. Agradeció, para si, por un momento de distracción tan bonito.

Luego del discurso de apertura, Rikku reparo en la presencia del Shogun. Vaya. Jamás pensé que el propio Kaneka Takuya sama estuviera aquí. Debo dar lo mejor de mi e impresionar a esta gente. No puedo flaquear. Rikku cerró el puño y le dio un beso; un pequeño gesto de autoconviccion.

Llego el momento.

Cuando subió al escenario, saludo al Gorrión con una reverencia marcial y aguardo la señal. Estaba tranquilo pero ansioso a la vez.

Es tan solo un duelo mas.
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Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Kinko
Distrito Barrio Nuevo


Haruno
25º día del mes de Akodo de 1186, Mañana, Soleado

Tu padre asintió, aplicado y corto en palabras como en él era costumbre.
Con sumo cuidado extrajo la flecha del corcel, calmandolo con sus largos años de entrenamiento con animales.

La joven Shinjo observaba la escena sin apartar la vista, y cuando se percató de que el caballo estaba fuera de peligro, te dedicó una profunda reverencia.
¡Muchas gracias Haruno-san! ¡Gracias Otosan! dijo, y tu progenitor le dedicó una reverencia algo avergonzado.
Mi nombre es Shinjo Sakura, y acabo de llegar a la ciudad. De hecho, no hace demasiado que he llegado a Rokugan... bueno, es una larga historia.
Lamento las molestias y haberme presentado de improviso. Tengo algo de oro, vos diréis cuanto.
dijo, mirando el corcel que poco a poco respiraba calmado.

OR: He hecho la tirada de Medicina por tu padre, que lo tenía muy fácil. Has la tirada del conjuro y postea lo que quieras. Saludos!
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Shukei
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Shukei »

HARUNO

El ronin se acercó mientras su padre terminaba el trabajo y extrajo un pergamino de su bolsa que ahora colgaba de su lado desde la amenaza. El shugenja comenzó su encantamiento conforme sobreponía su mano sobre el lomo del caballo. El samurai y el corcel fueron rodeados por una suave aureola celeste durante unos instantes conforme la magia del humano sanaba las heridas del animal (Sana 21 puntos de daño, más lo que el padre haya sanado). El lugar donde la herida había estado de la flecha se cerró volviendo a la normalidad.

Es un Honor, Shinjo Sakura, responde el samurai con una suave inclinación respetuosa. Luego le indica el precio de la sanación. Debido a que apenas se han usado materiales, el samurai se permite el lujo de reducir el precio hasta lo mínimo apropiado. No puedo cobraros el favor de los kami que han querido sanar a tu compañero de viaje, así que solo son...

Entonces aparece la madre de Haruno portando una jarra de té blanca con un diseño morado de nubes. Por favor, le indica el ronin a la Shinjo si disponéis de tiempo, me encantaría oír vuestra historia mientras tomamos un poco de té. Es una variedad humilde llamada 5 Armonías, algo amargo.
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Tierras Senpet

Matsumoto

Creo que aquí poco se podrá hacer. No creo que sea buena idea acercárselo a ningún poderoso ni siquiera mencionárselo pues lo codiciará. Creo que la respuesta la hallaremos en la propia Merenae y más concretamente en Udun. Es posible que algún sabio, algún monje, custodie en su biblioteca documentos de Udun. Tenemos que encontrar el rastro de lo que ocurrió a aquellos hechiceros: quizás en el norte de Merenae todavía exista alguna orden oculta que trate de continuar su legado... ¿Que pensáis vos?


El Capitán Cornejo torció los labios pensativo.
(M)Es posible... Pero poco probable. Udun desapareció, según mis cálculos, hace cosa de mil años. Es difícil que siga existiendo descendientes o seguidores de ese reino. explicó.

Al preguntarle sobre cómo había resistido el poder del medallón, sonrió ligeramente.
(M)Sí, yo también me vi tentado. Su llamada es poderosa y puede doblegar las voluntades más débiles con facilidad.
Por mi parte, estoy acostumbrado a tratar con... fuerzas sobrenaturales.
dijo sonriendo.


Apresurado, fuiste a ver a Nafné en sus nuevos aposentos, desde donde se podía observar toda la ciudad a través de su balcón.
La Faraona escuchó tus palabras, con cierta preocupación.
(S)¿Flota? Los Senpet apenas tenemos barcos que puedan resistir una larga travesía por los mares, y mucho me temo que Usmeth se habrá llevado prácticamente todos...
No creo que pueda ayudaros. Cualquier cosa que necesitéis para vuestro barco, o hasta hombres de repuesto, lo podéis dar por hecho.
dijo solemnemente.

Notaste la mano de Cornejo sobre tu hombro.
(M)Navegaremos a toda vela, siguiendo la ruta costera.
Ellos necesitarán navegar a mar abierto por su número, perdiendo velocidad.
Es una ruta arriesgada por los arrecifes, pero sin duda más rápida.
Avisemos al Rey de lo que acecha, eso y... tengo ganas de "charlar" con Usmeth.
dijo, con una mirada llena de energía.
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Atanvarno
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Atanvarno »

Kaiken Matsumoto

En mi cuarto

Froté el mentón, pensativo.

- Si fue tan poderoso e importante como para dejar en la ruina el país, quizás el medallón tuvo cierta fama, la suficiente como para haberse escrito o dejado alguna evidencia de su poder- reflexioné-. De todas maneras, tras más de mil años de existencia, alguien debe haber tenido alguna experiencia con él, o sobre él. Si usted ha conseguido, tras todo ese tiempo, dar con el medallón es posible que otros antes lo hayan hecho. Me cuesta creer que no hayan más referencias, aunque sean indirectas, sobre él.

Con la reina

No tuve más remedio que asentir.

- Está bien. Entonces partiremos nosotros- afirmé al capitán.

- S Partiremos mañana- confirmé a Nafné- S Necesitaremos al menos 20 marineros y 30 guerreros, que nos acompañen. También provisiones pero ya le daremos detalles sobre ello.S


Tras haber tratado todos nuestros asuntos, despedí a la faraona con una reverencia y volví a la habitación, en donde cité a la sirviente que tenía adjudicada.
¿Cómo se llama?


- S "nombre de la sirviente", por favor. Tráigame pétalos de rosas y una bebida más suave... ya sabe, que "entre bien"...- La sirviente enarcó la ceja- y lleve éste mensaje a la señorita Ahoime, mi paisana de pelo blanco ¿Sabe quién le digo?. S
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