Capítulo III: Nuevos Horizontes

Para recuperar lo que más se quiere, cualquier precio a pagar es pequeño; incluso la vida propia.

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Atanvarno
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Atanvarno »

Kaiken Matsumoto

Le dí la ropa y el cuchillo, tampoco era cuestión de dejarle completamente desarmado, pero guardé el resto de sus armas.

- Mientras estemos en merenae llevaré tus armas. Los thranitas estáis mal vistos aquí y ver que vas armado puede provocarles, y no quiero líos ni problemas con los alguaciles. ¿Está claro?

Tomamos entonces dirección a Lucrecia, el barrio de los gremios. Por el camino estuvimos charlando amenamente. Pregunté a James por su pueblo y su país, sobre qué había y como había quedado, si los thranitas se habían unido y por qué no estaba con ellos, etc. Al llegar a la taberna, encontré a mis compañeros y amigos frente a la ventana. Me llamó la atención que Ahoime parecía desenfadada y risueña, y algo ruborizada.

Matsu-kun... tardaste demasiado, lento, ¡¡buhhh!!


¡Iba borracha! Mis compañeros se disculparon pero no pude evitar reírme de la situación.

- ¡jajaja! Bueno, no es el mejor momento pero, en fin, ahora ya si que puede decir, Ahoime-sama, que es usted una mujer de mar...

Era curioso verla borracha. Parecía una chiquilla a la que sus padres le habían dejado salir a jugar con sus amigos. No paraba de reírse y de decir bobadas, la muy tonta.

Me dirigí, socarrón, a Harumi.

-¿Y de verdad estaban dispuestas a beber agua caliente? ¡Por todos los kamis! ¡Han hecho bien en equivocarse! Ahora sólo queda usted, Harumi-sama. Debería aprovechar para beber cuando celebremos mi cumpleaños. Es una experiencia que debería explorar al menos una vez en la vida...

tiro Tentación a Harumi, para que le pique el gusanillo de emborracharse


- Por cierto. A conseguido muchos progresos aprendiendo merenita. ¡Se lo tenía muy callado! Me alegra saberlo ¡No deja usted de sorprenderme!

Desde que nos alejamos de Rokugán que sentía como cada vez relajaba más mis costumbres. Ya en Senpet sentía como el ronin aventurero de toda la vida volvía a crecer en mí, y desde que pisamos Baroma y vestía como un merenita que casi ni recordaba que era samurai. No es que se me hubiera olvidado, es una forma de hablar, pero había adaptado mis costumbres a las merenitas, ello me hacía adaptarme fácilmente y mejoraba mis relaciones con mi entorno y no me dejaba fuera de lugar. Con todo, he de decir, si no lo he dicho ya, que me sentía muy cómodo con la forma de ser de los merenitas, aunque eran quizás demasiado ofensivos en ocasiones.

-Bueno, llevaré a Ahoime-sama a dar una vuelta a la manzana, a ver si se le pasa un poco. Espérennos aquí mientras charlan.

Acompáñeme, Ahoime-sama. Le hará bien andar y que le de un poco el aire...


Salimos fuera y dimos una vuelta. Aproveché, una vez doblamos la esquina y nos habíamos alejado lo suficiente de la taberna, para tomarla de la cintura y pegarla a mí. Le susurré cerca del oído.

- Te he echado mucho de menos, Ahoime-chan...


Tras dar una vuelta, nos reunimos finalmente con nuestros amigos. No era la primera vez que estaba en Lucrecia pero tampoco era un barrio que hubiese frecuentado mucho. Era el barrio de los gremios, principalmente de los artesanos, y dado que básicamente compraba en los mercados del puerto y alrededores y que no solía hacer negocios importantes pues que no tenía muchos alicientes para pasarme por allí. En todo caso, sabía donde estaban los fundidores y fabricantes de armas así que fui para allá. Con unas pocas preguntas pude localizar pronto a los artilleros que buscaba.
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Shukei
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Shukei »

HARUNO

Lo había intentado, al menos había intentado encontrarla, pero claro una flor como ella como querría estar con un ser bruto y criado entre heimin como él? El chico del establo no tenía derechos con la princesa del castillo. El samurai se fue al baño por sí solo, tras esquivar las miradas de los guardias que habían ido a averiguar que había sucedido tras el grito de la Unicornio. Avergonzado, como pocas cosas podrían causarle, el samurai se quedó en el baño esperando que la noticia no se esparciese. Al menos tenía seguro que no llegaría hasta sus padres.

Los días subsiguientes, durante la marcha, sería muy incómodo, seguro. Tendría que hacerlo lo más profesional posible, manteniéndose a distancia de la samurai-ko, observando el camino.
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Merenae
Baroma


Matsumoto
Por el camino, James te contó que hacía ya décadas que Thrane, antaño un reino sirviente de la corona de Merenae, había sido arrasado por una plaga.
Sus supervivientes se habían echado a la mar como piratas principalmente, cada cual buscando tan sólo subsistir.
Algunos pocos se habían unido a la guardia real Merenita, pero eso era muy complicado, ya que tradicionalmente ambos pueblos no se llevaban demasiado bien.
Según dijo, quedaban algunos pequeños núcleos de población, como el lugar de donde él venía, donde malvivían en la miseria y era sólo cuestión de tiempo que las tierras de Thrane quedaran totalmente despobladas si no cambiaban mucho las cosas.
No creía que fuera posible que sus paisanos se hubieran unido en una sola causa común, pero si había nacido un líder lo suficientemente convincente para que todos los piratas le hicieran caso, no sería del todo imposible.

Ya en la posada, propusiste a tus compañeros, Harumi principalmente, que bebieran el aguardiente.
La Komori te miró como ligeramente ofendida, pero lentamente tomó la copa que tenía sin tocar delante suyo, y olió el contenido.
Por su fuerte olor, he de imaginar que es incluso más fuerte que el shochu nuestro, el cuál sólo he probado una vez en la vida.
Haber venido hasta la otra punta del mundo y no probar sus bebidas, puede ser un desperdicio según se mire...
dijo, y le dió un sorbo a la copa, poniendo cara de asco.

¡Buff! ¡No hay quién se beba esto! No se como ha podido vaciar su copa Aohime-san... exclamó la shugenja, aparentemente inalterada.

Poco después saliste a fuera con la Doji, que andaba con claras dificultades, y tuviste que ayudarla.
Llegando a un callejón de detrás de la taberna, la estrechaste contra tu cuerpo, y ella empezó a reír tontamente.
Ahhhh... quieres aprovecharte de una... joven ebria... joven ebria, uhuhuhu... dijo, y torpemente te dió un morreo algo forzado.

(M)¡Putos sodomitas! alguien gritó desde la otra punta del callejón.
Se acercaban tres tipos vestidos en poco más que harapos, pero debajo de estos podías apreciar dagas y puñales.
Al fin y al cabo, los dos ibais vestidos de hombre.

Caíste en la cuenta de que en esta ciudad había mucho ratero que aprovechaba para asaltar a los despistados que se perdían por los callejones.
Aohime se separó de tí, vomitando en el suelo, mientras los tipos os rodeaban.
(M)No se de donde habéis salido, pero soltad todo el dinero y objetos de valor o no podréis regresar a vuestra patria... ¿Me entiendes maricón? ¡El dinero leches! gritó, sacando a relucir una pareja de dagas.

OR: Pues tú sabrás, o pagas o a luchar. Por ahora Aohime está indispuesta así que son tres contra tí. Saludos!
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Shiro Moto

Haruno
1º día del mes de Doji de 1186, Mañana, Nublado

Tras lo acontecido la noche anterior y la vergüenza pasada, era hora de proseguir el camino.
Sakura estaba callada y seria, y a diferencia de otros días se mantuvo sin hablar todo el trayecto.
Sheng no pareció comprender nada, y en realidad tampoco parecía importarle el cambio de humor de la Shinjo.
En cambio, Eijiro, estaba más risueño que de costumbre, y pese a que no hizo comentarios al respecto, intuías que sabía lo sucedido, especialmente cuando te dijo.
Estaban muy bien los baños del castillo, ¿no creéis? preguntó, como si fuera algo muy importante.

El camino prosiguió hasta la Muralla del Norte, lugar fabricado décadas atrás para protegerse de las tribus salvajes de Yobanjin y Ujik-hai.
Los soldados Moto os dejaron salir sin muchas preguntas, y con ello se suponía que ya estabais fuera de Rokugan.
El día tampoco acompañaba, pues unas densas nubes amenazaban con llover de un momento a otro.
Cabalgasteis por caminos áridos, ligeramente definidos y acondicionados para el tránsito de caravanas de mercaderes Ide, de las cuales visteis una durante todo el día.

Ya al anochecer, acampasteis a un lado del camino, cuando empezó a llover considerablemente y entre el barro y la oscuridad era muy complicado avanzar.
Debajo de unas rocas secas y sin apenas vegetación en ellas, os cobijasteis de la lluvia y esperasteis hasta el amanecer para reprender el camino.

Por la mañana el clima era mucho mejor, la lluvia había menguado y pese a los charcos que se habían formado, no habían obstáculos para avanzar.
Sakura seguía seria, pero esta vez dijo alguna cosa, como que pronto llegaríais al último lugar mínimamente civilizado antes de entrar en vasto desierto de las Arenas Ardientes.
Se trataba del Campamento Ide, que servía tanto de lugar de aprovisionamiento para las caravanas, como punto de compraventa de rokuganeses y tribus del desierto.

En efecto, al atardecer llegasteis a un amplio descampado a un lado del camino, o dicho de otro modo, el camino parecía terminar aquí.
Lo que se veía más allá, era un mar de arena y rocas que parecía infinito.

El Campamento estaba formado por una veintena de tiendas, la mayoría de gran tamaño.
Habían también en el centro numerosos puestos de venta, con mercaderes de distintos orígenes.
Un Ide joven y curtido (parecía más un guerrero que un cortesano) os recibió cortésmente y os ofreció lugar para pasar la noche en una de las tiendas.
Bienvenidos seáis. Mi nombre es Ide Kazuo. No nos habían informado de vuestra llegada... Igualmente, podéis pasar aquí la noche. Los chacales abundan por la zona, especialmente de noche...
Aquí estaréis seguros.
Si necesitáis cualquier cosa, creo que no tendréis ocasión de adquirir nada en días... o semanas...
explicó todo lo cortés que pudo.

Habían numerosos Bushi Unicornio, así como varios Ide y algún que otro gaijin, con piel tostada y ropajes de pieles, además de numerosas pinturas corporales y las orejas anilladas. Llamativos anillos decoraban los dedos del que parecía su jefe, un tipo de poblada barba y un sombrero hecho con plumas de algún ave.
Según Sakura, eran Ujik-hai, o al menos unos algo civilizados.
Entre sus artículos a la venta, habían unas extrañas lanzas y escudos, así como unos trabucos que parecían cerbatanas hechas de cobre o algún metal parecido.
También tenían una especie de conos con cristales a ambos extremos, y una cajita donde había una aguja que parecía señalar algo.

Cuando empezó a oscurecer, los gaijin recogieron y se marcharon, mientras los Unicornio despejaron los puestos de venta y encendieron una gran hoguera, que debía dar calor y mantener alejadas a las bestias del campamento.
Sakura se sentó cerca de la hoguera, mientras Ide Kazuo se sentaba a su lado y le ofrecía algún tipo de bebida y comida.
Te pareció que el Ide trataba de entablar conversación, pero Sakura le debió responder escuetamente, pues no tardó en retirarse.
Cuando el Ide te vió por allí se dirigió a tí.
Ah, Haruno-san. Si tenéis hambre dirigíos allí, están cociendo arroz con carne... dijo, sin dejar claro de qué era la carne, pero al menos estaba mínimamente cocinado y no tenía mala pinta, con numerosas especias y hierbas que le daban un fuerte aroma (una especie de curry).

Aparte de agua, también tenían sake, y un alcohol de origen gaijin hecho de leche de oveja fermentada y que olía fatal... aparte de que parecía muy fuerte.

OR: Bueno pues si quieres hacer algo, interactuar con alguien, comprar o lo que sea ya dirás. Si no pues seguirá el camino. Saludos!
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Atanvarno
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Atanvarno »

Kaiken Matsumoto

En el bar

- ¡jajajaja! Ahora no es el momento, tenemos cosas que hacer, pero mañana será mi cumpleaños así que tendrá la oportunidad de celebrarlo como es debido. Compraré algo mejor que el aguardiente. Conozco un vino que será muy de su gusto...- recomendé, teniendo en mente un buen barril de moscatel. Pensando en el moscatel me vino a la cabeza el siguiente paso tras contratar a los artilleros.

En la calle

- ¡Maricón será tu padre, desgraciado hijo de puta!- contesté desafiante mientras les encañonaba con mis dos pistolas- Tengo plomo para dos y acero para el que quede. ¿Quién quiere recibir el plomo?

Dejarme mangonear por unos mangarrianes de chichinabo no iba con mi estilo.

Tiro intimidar e iniciativa, por si se ponen valientes.
Rafinha
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Rafinha »

Kakita Rikku

- ¿Como?-fruncio el ceño, confundido- ¿A que se refiere con "practicamente huerfano"?-pregunto, curioso- ¿Sabe algo acerca de mis padres, Yasuki Yojiro-sama?-la incertidumbre lo devoraba por dentro pero debia mantener la compostura- A juzgar por lo poco que hemos hablado y lo mucho que sabe de mi... creo que sabe muy bien lo que puedo ofrecerle. ¿Que es, pues, lo que deberia hacer para ganarme la mano de su hija, Yasuki Yojiro-sama?-se inclino hacia delante y con los brazos cruzados por encima de la mesa, apoyandolos sobre la misma.
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Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Merenae
Baroma


Matsumoto
Con tus pistolas al aire, trataste de intimidar al trío de asaltantes.
Uno corrió a esconderse como por inercia, mientras que los otros levantaron las manos.
(M)Eh, tampoco hace falta enfadarse... ya nos vamos... dijo uno de los dos, tras lo que empezaron a correr callejón abajo.

Tras sentirte a salvo, guardaste tus armas y regresasteis a la taberna, donde Aohime necesitaría descansar un buen rato.
Poco después saliste en busca del artillero, por la calle de los vendedores de armas de fuego.
Preguntando en un par de tiendas, recibiste información sobre un tipo que había servido en el Polvorín Real y respondía al nombre de Julián.
Fuiste a la tienda donde se encontraba, una armería que tenía numerosas pistolas, mosquetes y hasta se veía algún cañón expuesto.
Un hombre manchado de aceite y grasa, y de aspecto fornido y curtido te miró serio.
No era especialmente alto, iba afeitado y el cabello lacio y canoso peinado hacia atrás.
(M)Buenas tardes, ¿necesitáis algo? preguntó, sin sacar la vista de un arcabuz que limpiaba concienzudamente.
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Kinko
Distrito Camino Alto


Rikku
26º día del mes de Akodo de 1186, Mediodía, Soleado

El Yasuki suspiró. Creía haber expuesto sus condiciones pero no terminabas de entenderle.
¿Lo que debéis hacer? Os lo diré claramente porque veo que no lo entendéis. No es algo que esperó que hagáis, si no que simplemente no estáis a la altura de mis expectativas.
Ni tenéis un estatus suficiente ni los recursos suficientes como para que os vea como un pretendiente digno. Es así de sencillo.
Me da igual que manejéis muy bien la espada y ganéis torneos festivos mientras sigáis siendo un guardia cualquiera sirviendo en una aldea anodina.

Y creo que ya no tengo más que decir.
dijo, haciendo un gesto con la mirada al Daidoji, que dió un paso al frente, mirándote fijamente.
Rafinha
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Rafinha »

Kakita Rikku

- ¿Y si le dijera que el mismisimo capitan de la Guardia de Oro, Akodo Jinei-sama, me solicito entrar a la misma?-pregunto mientras se reincorporaba lentamente- Ademas hay una persona muy importante en esta ciudad que me debe un favor por haberle salvado su vida.-hacer alarde de una manera tan poco meticulosa y evidente no era propio de el, pero si de su familia- Sere mucho mas que un simple guardia en una aldea remota. Le doy mi palabra.-concluyo, convencido de su discurso.
Última edición por Rafinha el 28 Abr 2017, 04:13, editado 2 veces en total.
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Atanvarno
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Atanvarno »

Kaiken Matsumoto

- Buenas tardes, señor- contesté, educadamente- busco al señor Julián, el artillero.

Una vez me lo presentó, me presenté.

- Es un placer conocerle. Me llamo Kaiken Matsumoto, puede llamarme simplemente Matsumoto, y soy natural de Rokugán, un país muy al Oeste de aquí- aunque había tomado la ruta del Este para llegar, ya que tuvimos que ir al Imperio Senpet- Le buscaba porque tengo entendido que es usted un experimentado artillero y busco contratar a un especialista como usted. Le explico: necesito que instruya a los hombres de mi clan en el uso de artillería. Le pagaría dos monedas y media de oro al mes por ello. Si, además, tiene pericia en la fabricación de artillería y armas de fuego que le pagaría otras dos monedas y media de oro puro para enseñar a fabricar a la gente de mi clan, lo que serían un total de 5 monedas de oro mensuales, más aparte lo que pueda ganar con sus negocios... Éste sueldo es una fortuna, en mi país, en donde usted viviría muy cómodamente. ¿qué le parece?
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Kinko
Distrito Camino Alto


Rikku
26º día del mes de Akodo de 1186, Mediodía, Soleado

Sojiro hizo un gesto con la mano y su yojimbo volvió a su posición como un autómata.
Interesante... murmuró.
Debí haber supuesto que no vendríais aquí sin nada que ofrecer...
La Guardia de Oro es un puesto de gran honor en la ciudad, pero habrá que ver hasta donde sois capaz de prosperar en ella. Por otro lado, es cierto que oí rumores de que un Grulla había salvado la vida del Consejero Ikoma, ahora queda claro que fuisteis vos.
añadió algo complacido.

Encontrar un prometido y concretar una boda es algo que puede tardar meses.
Así que os daré un plazo de medio año para que me demostréis que os habéis convertido en alguien digno, o de lo contrario Tomiko se casará con alguno de los pretendientes que haya encontrado en ese tiempo.
afirmó, dando a entender que no había espacio a negociaciones.

Cuidaos, Rikku-san. dijo a modo de despedida, esta vez sin dar orden al Daidoji de moverse.
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Merenae
Baroma


Matsumoto
El recio hombre te miró serio y con frialdad.
Sus ojos reflejaban una enorme experiencia y haber sobrevivido a duros días.

Imagen

(M)Menuda cantidad de dinero... No conozco nada del reino que decís, y me parece un lugar lejano y remoto.
Pero vuestro proyecto me llama la atención. Adiestrar a todo un pueblo en el uso de las armas de fuego, y en su fabricación.
Es un reto que me gustaría poder llevar a cabo.

Sin embargo...
su rostro se volvió oscuro.

(M)No puedo marcharme así como así de Merenae. Tengo algo muy importante que cumplir. Lo siento, buscad a otro hombre. afirmó resignado, pese a que en un principio parecía muy ilusionado con la oferta.
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Atanvarno
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Atanvarno »

Kaiken Matsumoto

En Merenae existe una extirpe de hombres recios, parcos en palabras, que son de terrible fuelle si se les provoca pero que, en cambio, una vez te los has ganado son el mejor bastión en el que resguardarse de las inclemencias de la vida. Julián parecía de esa clase. Quién sabe qué hizo y por qué para que le despidiesen del servicio del Rey. Expiré lentamente el humo de mi tabaco.

- Señor Julián, no muchos hombres de éste país estarían dispuestos a emprender esta aventura con su entusiasmo y me dolería irme de aquí y dejarle en tierra habiendo estado en mi mano el solucionarlo. ¿Qué le ata aquí, Julián? Dígamelo y veré que podemos hacer.

Contesté, con tranquila resolución.
Isildur
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Isildur »

Merenae
Baroma


Matsumoto
El llamado Julián suspiró resignado.
(M)Mmm... Se trata de mi hija...
Desde que mi esposa falleció, se volvió rebelde y nada quiso saber de mí.
Entró al convento de Santa Inés, y lo último que sé es que se unió a la Inquisición...
No puedo dejar que consuma su vida sirviendo a esos fanáticos. Pero desde aquí no puedo hacer nada, ni siquiera ha respondido a mis cartas.
explicó, algo avergonzado.
Rafinha
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Re: Capítulo III: Nuevos Horizontes

Mensaje por Rafinha »

Kakita Rikku

Aunque el hecho de vanagloriarse habia surtido el efecto deseado, Rikku tenia la esperanza de no tener que utilizar este mismo recurso en un futuro. El consideraba que los rumores debian ser los emisarios de sus gestas, y no el.

- Medio año sera pues.-le agradecio con una sonrisa e inclinando su cabeza ligeramente hacia adelante.

Rikku regreso sobre sus pasos mirando hacia los lados con disimulado interes, buscando a la quien pudiera ser su esposa.

No tuvo suerte.

En el trayecto hacia la Guardia Dorada el joven Grulla intento aclarar su mente y ordenar sus pensamientos; medio año es todo lo que tengo para asegurar mi compromiso con Tomiko, se dijo. Medio año.

Al menos ahora cabia la posibilidad de que el padre aceptara la union. Una pequeña pero merecida victoria, penso para si. Ahora, sin embargo, tenia que hacer lo imposible por mostrarse digno de tal cosa.
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