Un monstruo en la estación de bomberos: El resultado

Nota del Editor: Esta entrada corresponde a las conclusiones que se extrajeron de jugar a la aventura Un monstruo en la estación de bomberos.

Ya han pasado unas cuantas semanas desde que escribí el post Preparando la primera partida de rol para niños, y unas pocas menos desde que pudimos jugar esa partida. Se hizo de rogar, no conseguíamos concretar una fecha y, cuando lo hicimos, surgió un cumpleaños de por medio.

Pero finalmente la jugamos, con tres niños de cuatro años, uno de seis y dos adultos de… edad indeterminada. Dos de ellos llegaban con muchas ganas, aunque no habíamos querido generar mucha expectativa.

¿Y cómo resultó la partida? Más o menos como lo esperado, el guión se cumplió y los peques parecieron pasárselo bien. Fue un entretenimiento de algo menos de una hora. Pero el feedback final no fue todo lo positivo que nos hubiese gustado. Pero no adelentemos acontecimientos.

Teníamos preparada la escenografía, la estación de bomberos de Sam con varias habitaciones hechas con Lego, ropa y toallas hechas con goma EVA, monstruos de plastilina, contratos listos para ser firmados…

Y todo duró montado, más o menos, medio minuto. A la primera de cambio ya había un par de monstruos sin cabeza, la estación estaba cerrada y alguna habitación andaba medio desmontada. Pintaba que iba a ser una partida dura, a lo mejor eso de jugar con escenografía no iba a ser tan buena idea como había pensado. También venían exaltados, después de comer fuera de casa, comida de reyes con zona infantil incorporada, así que la relajación no era el estado de ánimo más representativo en ese momento y eso nunca ayuda.

Pero pronto volvimos a recomponer todo y llego algo de tranquilidad. Firmaron sus contratos, eligieron sus nombres, escogieron minis (a elegir entre clics y legos), les contamos qué íbamos a jugar a un juego de imaginación donde teníamos que buscar a un monstruo, repartimos los objetos del maletín… y comenzamos.

C:\Users\JORKANE\AppData\Local\Microsoft\Windows\INetCache\Content.Word\la estacion.jpg

Y en pocos segundos, de nuevo, la idea de usar minis volvía a ser puesta en duda. Los muñecos se convirtieron en la parte principal del juego y todos querían estar en todas partes, los movían de aquí para allá, sin parar, contando lo que hacían, todos a la vez. Lo bueno de los juegos de rol y de mesa es que se aprenden cosas como respetar el turno de forma natural, así que les hicimos ver que había que jugar con un poco más de orden y les explicamos un poco mejor cómo había que jugar. De nuevo, todo volvía a su curso.

La primera baja llegó rápidamente, en menos de cinco minutos, explorando la primera habitación. “No me gusta, no quiero jugar” dijo uno de los de cuatro años. Sin insistir mucho, porque sería contraproducente, le dijimos que le diese una pequeña oportunidad más y que si no le gustaba podía jugar a otra cosa. Tenía que ser, lógicamente, algo divertido para ellos, no para nosotros (que también, pero ellos son lo primero) y no se les puede obligar porque encima lo acabarían odiando. Así que un minuto después se convertía en el “de pj a pnj” más rápido de la historia.

Los otros tres sí que aguantaron hasta el final, y a mí me dio la impresión de que se divertían bastante. Se notó mucho la diferencia de edad. Yo daba por sentado que tendríamos que ir guiándoles con las pistas (“hay ropa tirada, ¿a algún monstruo no le gusta la ropa tirada?”) y les hice fichas especiales de monstruos, con el dibujo de las cosas que les gustan y que no, ya que los más pequeños aún no saben leer. Pero el más mayor descubría todas las pistas al instante (admitámoslo, eran pistas para niños y, además, no soy una Agatha Christie) y se repasaba las fichas de arriba abajo para demostrarnos que tenía razón. Todo un crack, estuvo muy participativo. Otro de los dos más pequeños también participó bastante mientras que al tercero le costó un poco más saber qué hacer, pero ayudándole en esa primera partida “desconcertante” también fue aprendiendo y divirtiéndose.

Y como primerizo director de juego para niños, en un juego en el que tampoco tenía experiencia (aunque el sistema tampoco tiene ninguna complicación), yo también tuve mis descuidos, ¡cómo olvidarme, con la emoción, de tirar para ver si capturaban al monstruo!

Aunque hay que tener en cuenta que no quisimos abusar de las tiradas. En mi opinión, podía ser lo que más los descolocase. “¿Para qué tirar dados? Yo digo lo que hago, se hace y punto.” Así que no hicimos muchas tiradas, sólo para que los dados estuvieran presentes y que vieran que es un juego de mesa y no un juego con juguetes.

También me preocupaba la “complejidad” del sistema de “3 dados, coge el del medio” para los más pequeños. Fijaos que he puesto complejidad entre comillas ;). El sistema potencia las matemáticas (ordenar números y coger el medio), pero corta mucho el ritmo para los más pequeños. Creo que, para ellos, un sistema de sólo un dado más otro por ventaja o desventaja sería más rápido (es más fácil entender “tira un solo dado”, “coger el mayor” o “coge el menor” que “coge el del medio”, “coge el mayor de tres” o “coge el menor de tres”). Además, con dados de seis caras y tiradas tan sencillas para un juego en el que los resultados no son lo primordial, no veo necesario hacer un sistema gaussiano.

La partida acabó en algo menos de una hora, incluyendo firma de contratos y todo. Consiguieron descubrir al monstruo, le encerraron y en seguida se fueron a jugar a otra cosa. Ni siquiera nos dieron la oportunidad de repartir las medallas. Un final desconcertante, estaban deseando irse a jugar a otra cosa. ¿Puede que no les gustase tanto como yo estaba pensando?

Así que pedimos feedback y la respuesta se repartió entre un “no” rotundo, dos “sí, sólo un poquito” y un “sí, mucho”. Este último me exigía, a los cinco minutos, jugar otra partida. Así que era un “25%” de valoración positiva. Un aparente fracaso.

¿Un fracaso? Mi amigo, en el grupo friki de Whatsapp, afirmó que había sido un rotundo éxito, con un optimismo propio de un político jugando con los porcentajes tras unas elecciones. “Ha sido todo un éxito, le ha gustado mucho a un 25% de los jugadores, eso está por encima de la población media de frikis”.

Yo me fui con una sensación un poco agridulce. Pero, con los días que han pasado desde entonces, he cambiado de opinión. Me parece que sí que fue un éxito, porque ese día aprendieron un juego nuevo, que les podía gustar o no, pero lo probaron. Además, se divirtieron, y es a lo que habíamos ido. Y mis dos hijos ya me han dicho que querrán jugar otro día. El germen friki está sembrado.

La idea de las minis, durante la partida, me pareció que podía haber sido una mala elección. Pero al final, cuando ya cogieron la dinámica del juego, les dio un gran apoyo visual .Mi amigo piensa que para los más mayores puede ser mejor dibujar el mapa o incluso hacerlo con minis, pero en plan HeroQuest, mostrando las habitaciones según avanzan. Todo es probarlo.

No abusar de las tiradas también estuvo bien para esta primera partida. Incluso el propio olvido de la tirada de captura lo considero positivo. De todas maneras, no es un juego en el que haya que lanzar los dados continuamente, e incluso se podría jugar sin tirar.

Otra idea que ha surgido después de la partida, sugerida por mi amigo, es jugar con las luces apagadas (alguna encendida, claro, para no pasar miedo) para que así usen la linterna y busquen las luces de la estación (o la casa en la que estén).

La gente que ya ha jugado mucho al rol y/o a juegos de mesa con niños, con bastante PX ya ganados en esta área, seguro que podría habernos dado unos cuantos buenos consejos. Pero creo que, entre mi amigo y yo, lo hicimos bastante bien y nos complementamos a la perfección. Y para ellos ha resultado una experiencia muy positiva: probar cosas nuevas, potenciar su imaginación, aprender algo de matemáticas con las tiradas, respetar los turnos y divertirse.

Y, algo muy importante a tener en cuenta para cualquier padre que también quiera vivir esta experiencia, es que no queríamos (ni deberíamos) forzar a nuestros hijos a ser frikis. Si van a serlo, que sea porque a ellos les gusta. La intención era que se entretuviesen un buen rato con las cosas “que les gustan a nuestros papás”. Los futboleros llevas a sus hijos al campo de fútbol, y nosotros a la mesa de la partida (que, en mi caso, es la misma que la mesa para comer).

Nota del Editor: si queréis leer un resumen de lo que pasó la aventura, en forma de historia, podéis descargaros desde este enlace el archivo correspondiente en PDF.

Escrito por Goznar

Criador de goblins con poco tiempo libre para tirar dados, este madrileño viejuno le roba horas al sueño para poder dedicarle algo de tiempo al frikismo.
Comenzó sus andanzas roleras a finales del 93, dibujando infinidad de “mazmorras avanzadas”, pero ahora intenta cambiar los puntos de experiencia por aspectos.
Lleva lo de ser director de juego en la sangre y le mola. En sus primeros años dirigió mucho (mucho mucho) más que jugó, en la universidad pudo repartir las tareas a partes iguales. Ahora se conforma con contar con una mano las partidas que puede jugar al año.
Ha ideado tantos sistemas de juego que si los publicase provocaría una burbuja en el mercado del rol. Afortunadamente eran tan malos que siempre los ha dejado en el olvido.
Tiene unas cuantas magic perdidas en algún cajón y muchas minis del caos y tau reclamando su derecho a ser pintadas.

2 Comentarios

  • comment-avatar

    Gracias por este artículo. A los que tenemos hijos nos allanáis el camino.

    Por lo que leo mis conclusiones son que las diferencias de edad pueden ser problemáticas para las pistas y, sobre todo, que los muy pequeños ‘sin entrenamiento’ llevan complicado el tablero y las reglas.

    En mi caso tengo un hijo de tres años y aunque estoy ansioso por preparar algo rolero creo que empezaré con una búsqueda de tesoro más ‘tradicional’ (por la casa adelante).

    Comparto el artículo porque me parece muy objetivo y, sobre todo, sincero.

    • comment-avatar

      Goznar

      Muchas gracias por el comentario, me ha encantado lo de la sinceridad y objetividad.

      Yo esperé hasta casi los cuatro, cuando ya vi que les gustaban los juegos de mesa. Pero si tú puedes en modo gymkana seguro que se puede antes.

      Mira este hilo de tweeter con los consejos de @Asterfall https://twitter.com/NacionRolera/status/946333689465761792 que debe ser todo un maestro del PDM!


Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies