La Isla de los Leprosos
Moderador: guli
Re: La Isla de los Leprosos
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La voz de la prudencia y la sensatez, encarnada en Zhang, calmó los ánimos unos instantes. Sus palabras teñidas de buenos propósitos escondían el sentido práctico del hombre de negocios que vela por sus intereses y su propia seguridad. Ardid que pareció funcionar. Armonio le escuchó atento, llamó a su hijo, le dio unas instrucciones al oído y el muchacho entró en una estancia contigua de la que salió al poco llevando consigo un objeto largo y estrecho envuelto en una gruesa tela de color rojo. Lo depositó sobre la mesa y procedió a desenvolverlo, con lentitud, casi con reverencia. A la vista de todos descubrió una hermosa espada cubierta de grasa protectora. Debajo de la misma se vislumbraba una hoja de doble filo acerada, con sutiles runas grabadas y una empuñadura en forma de cabeza de dragón donde brillaba el oro, el jade, y los rubíes en los ojos de aquella criatura de leyenda.
- Aquí tienes tu pago, hombre oscuro. Podéis venderla. Su valor daría de comer a una familia un año entero.
Las miradas de los presentes se hechizaron con la hermosa arma. Olvidaron en esos momentos sus riñas, su sed de sangre cercana a derramarse. No sería fácil la convivencia de esos hombres, el respeto perdido y las injurias como moneda de cambio. Su única unidad, la esperanza de salvarse y el odio hacia Valeria y su brujo.
Armonio miró a Zhang.
- Palabras de un hombre sabio, o, al menos con sentido común. Ah, oriental, no estoy loco, ni nunca hice uso de las trampas o la traición. Confía o niégame, al fin y al cabo, tanto me da. Es por ellos por quien hago esto. Algo me dice que es su última oportunidad de escapar de este mundo de muertos.
Tomó otro sorbo de su taza.
- Aciertas al conjeturar lo de la salida. Responderé a tus preguntas. Hace años descubrimos por casualidad una profunda caverna. Llevados por la curiosidad varios hombres penetramos en sus galerías. Durante dos días, asombrados, avanzamos por las entrañas de esta isla. Hasta que encontramos una oquedad donde yacían los restos de un hombre, huesos y ropa podrida, poco más. Un manuscrito sujetaban sus huesudas manos, letras de sangre. Solo uno de nosotros entendía ese idioma, y no demasiado. Narraba en unas pocas líneas que esos túneles subterráneos llevaban hasta otra isla, o la costa incluso del continente. Decía que era el camino del inframundo, donde moraban demonios y las sombras ululantes; solo él y otro entre todos consiguieron alcanzar su final. Pero él regreso en busca de su hermano. Extrañados, esperanzados, asustados?fuimos tan osados y tan locos como ese valiente carente de juicio. Continuamos adelante.
Sus ojos regresaron al pasado.
- Caímos en una fosa. Regresé malherido, único superviviente. Y sellé ese lugar para que los diablos no saliesen. Para proteger a mi familia. Debí morir entonces. Por eso prefiero que corran el riesgo a que se pudran aquí. No me juzguéis, no quiero vuestro desprecio o comprensión. Si aquel sujeto, seguramente un criminal, un asesino, logró esa hazaña, otros pueden imitarle. Aquí, en mi cabeza tengo el mapa dibujado en el pergamino. Mi esposa también lo sabe.
- Y ahora, decidid.
OFF
La balsa está destrozada y desaparecida. Por supuesto, nada os obliga a aceptar la propuesta del leproso. Podéis intentar construir otra balsa. O quedaros en la isla a cultivar patatas.
Saludos!
La voz de la prudencia y la sensatez, encarnada en Zhang, calmó los ánimos unos instantes. Sus palabras teñidas de buenos propósitos escondían el sentido práctico del hombre de negocios que vela por sus intereses y su propia seguridad. Ardid que pareció funcionar. Armonio le escuchó atento, llamó a su hijo, le dio unas instrucciones al oído y el muchacho entró en una estancia contigua de la que salió al poco llevando consigo un objeto largo y estrecho envuelto en una gruesa tela de color rojo. Lo depositó sobre la mesa y procedió a desenvolverlo, con lentitud, casi con reverencia. A la vista de todos descubrió una hermosa espada cubierta de grasa protectora. Debajo de la misma se vislumbraba una hoja de doble filo acerada, con sutiles runas grabadas y una empuñadura en forma de cabeza de dragón donde brillaba el oro, el jade, y los rubíes en los ojos de aquella criatura de leyenda.
- Aquí tienes tu pago, hombre oscuro. Podéis venderla. Su valor daría de comer a una familia un año entero.
Las miradas de los presentes se hechizaron con la hermosa arma. Olvidaron en esos momentos sus riñas, su sed de sangre cercana a derramarse. No sería fácil la convivencia de esos hombres, el respeto perdido y las injurias como moneda de cambio. Su única unidad, la esperanza de salvarse y el odio hacia Valeria y su brujo.
Armonio miró a Zhang.
- Palabras de un hombre sabio, o, al menos con sentido común. Ah, oriental, no estoy loco, ni nunca hice uso de las trampas o la traición. Confía o niégame, al fin y al cabo, tanto me da. Es por ellos por quien hago esto. Algo me dice que es su última oportunidad de escapar de este mundo de muertos.
Tomó otro sorbo de su taza.
- Aciertas al conjeturar lo de la salida. Responderé a tus preguntas. Hace años descubrimos por casualidad una profunda caverna. Llevados por la curiosidad varios hombres penetramos en sus galerías. Durante dos días, asombrados, avanzamos por las entrañas de esta isla. Hasta que encontramos una oquedad donde yacían los restos de un hombre, huesos y ropa podrida, poco más. Un manuscrito sujetaban sus huesudas manos, letras de sangre. Solo uno de nosotros entendía ese idioma, y no demasiado. Narraba en unas pocas líneas que esos túneles subterráneos llevaban hasta otra isla, o la costa incluso del continente. Decía que era el camino del inframundo, donde moraban demonios y las sombras ululantes; solo él y otro entre todos consiguieron alcanzar su final. Pero él regreso en busca de su hermano. Extrañados, esperanzados, asustados?fuimos tan osados y tan locos como ese valiente carente de juicio. Continuamos adelante.
Sus ojos regresaron al pasado.
- Caímos en una fosa. Regresé malherido, único superviviente. Y sellé ese lugar para que los diablos no saliesen. Para proteger a mi familia. Debí morir entonces. Por eso prefiero que corran el riesgo a que se pudran aquí. No me juzguéis, no quiero vuestro desprecio o comprensión. Si aquel sujeto, seguramente un criminal, un asesino, logró esa hazaña, otros pueden imitarle. Aquí, en mi cabeza tengo el mapa dibujado en el pergamino. Mi esposa también lo sabe.
- Y ahora, decidid.
OFF
La balsa está destrozada y desaparecida. Por supuesto, nada os obliga a aceptar la propuesta del leproso. Podéis intentar construir otra balsa. O quedaros en la isla a cultivar patatas.
Saludos!
Re: La Isla de los Leprosos
Bazag
Acaba por no entender cómo ha podido enervarle Urugh. Le piden que ayude a una familia y él pide cobrar. Al menos está claro que mientras Zhang hable, la situación puede llegar a ser tolerable. No van a llevarse bien, pero les basta con tolerarse hasta culminar la venganza. Después cada uno por su lado. La sola idea le alegra un poco más.
Vuelve a prestar atención a la historia de su anfitrión. -Perfecto, está completamente loco-. Se acabó la esperanza de salir. La enfermedad ha debido nublar su juicio. ¿Una cueva que llega hasta otra isla?, podría ser. Jamás ha oído hablar de nada parecido, pero podría ser. ¿Diablos dentro de esa cueva?
Bueno, hace unos años habría costado creerlo. Ahora debería abrir un poco más la mente. Vienen de una isla donde han luchado con un ser que claramente no formaba parte de la naturaleza, al menos no de la naturaleza normal. Antes de eso ya había visto cosas raras. Demasiadas. Demasiado raras. ¿De verdad puede haber diablos allí dentro? Piensa en ello durante unos segundos. No tienen armas de verdad para luchar, tan solo la que acaban de darles cómo pago, y no es buena idea pensar en ella. Sería otro motivo de pelea. Recapitulando, deben moverse hacia una cueva que probablemente no exista, que de existir sufre desprendimientos con facilidad, y que según dicen puede llevar al mismo infierno. Todo eso para tener una pequeñísima oportunidad de llegar a tierra firme de nuevo. Es una locura y una estupidez.
-¿Cuando partimos?-. Se ha ilusionado con solo pensarlo. Casi ha olvidado las discusiones de hace unos instantes. Será emocionante, aunque prefiere no alegrarse demasiado. Todo esto no son más que historietas, al menos por ahora. Ya verá dentro de unas horas si merecía la pena estar expectante. -El viaje que describes, si hay algo de verdad en toda esa historia, es bastante peligroso. Bien podrías estar enviando a tu mujer y tu hijo a la muerte. ¿Estás seguro de esto?-
En realidad no cree que vaya a reconsiderarlo. Tampoco le importa mucho. Ahora sabe de la supuesta existencia de esa cueva. Aunque la hubiesen sellado, aquí no hay muchos medios para hacerlo en condiciones. Podría ponerse a buscarla por su cuenta. No lo hará, piensa cumplir su parte del trato. Sacar a la mujer y al niño de la isla. Ignora si lo han pensado bien, por eso quería insistir, y lo hará una vez más antes de irse. Salir hacia la libertad está bien, pero más adelante se tratará de una mujer sola con su hijo. Puede no ser la mejor forma de "salvarlos". Sí, preguntará después, antes quiere oír las opiniones de sus forzosos compañeros.
Acaba por no entender cómo ha podido enervarle Urugh. Le piden que ayude a una familia y él pide cobrar. Al menos está claro que mientras Zhang hable, la situación puede llegar a ser tolerable. No van a llevarse bien, pero les basta con tolerarse hasta culminar la venganza. Después cada uno por su lado. La sola idea le alegra un poco más.
Vuelve a prestar atención a la historia de su anfitrión. -Perfecto, está completamente loco-. Se acabó la esperanza de salir. La enfermedad ha debido nublar su juicio. ¿Una cueva que llega hasta otra isla?, podría ser. Jamás ha oído hablar de nada parecido, pero podría ser. ¿Diablos dentro de esa cueva?
Bueno, hace unos años habría costado creerlo. Ahora debería abrir un poco más la mente. Vienen de una isla donde han luchado con un ser que claramente no formaba parte de la naturaleza, al menos no de la naturaleza normal. Antes de eso ya había visto cosas raras. Demasiadas. Demasiado raras. ¿De verdad puede haber diablos allí dentro? Piensa en ello durante unos segundos. No tienen armas de verdad para luchar, tan solo la que acaban de darles cómo pago, y no es buena idea pensar en ella. Sería otro motivo de pelea. Recapitulando, deben moverse hacia una cueva que probablemente no exista, que de existir sufre desprendimientos con facilidad, y que según dicen puede llevar al mismo infierno. Todo eso para tener una pequeñísima oportunidad de llegar a tierra firme de nuevo. Es una locura y una estupidez.
-¿Cuando partimos?-. Se ha ilusionado con solo pensarlo. Casi ha olvidado las discusiones de hace unos instantes. Será emocionante, aunque prefiere no alegrarse demasiado. Todo esto no son más que historietas, al menos por ahora. Ya verá dentro de unas horas si merecía la pena estar expectante. -El viaje que describes, si hay algo de verdad en toda esa historia, es bastante peligroso. Bien podrías estar enviando a tu mujer y tu hijo a la muerte. ¿Estás seguro de esto?-
En realidad no cree que vaya a reconsiderarlo. Tampoco le importa mucho. Ahora sabe de la supuesta existencia de esa cueva. Aunque la hubiesen sellado, aquí no hay muchos medios para hacerlo en condiciones. Podría ponerse a buscarla por su cuenta. No lo hará, piensa cumplir su parte del trato. Sacar a la mujer y al niño de la isla. Ignora si lo han pensado bien, por eso quería insistir, y lo hará una vez más antes de irse. Salir hacia la libertad está bien, pero más adelante se tratará de una mujer sola con su hijo. Puede no ser la mejor forma de "salvarlos". Sí, preguntará después, antes quiere oír las opiniones de sus forzosos compañeros.
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Re: La Isla de los Leprosos
Urugh Bey
Los ánimos se calman. ¿Mejor así? Cuando un volcán tapona su boca explota por otro lado. El fuego va por dentro.
Hablan del pago. El niño va y viene, trae algo consigo. Una espada. No es lo que esperaba. Armonio se la tiende. Es hermosa. Tiene esas piedras de colores que tanto gustan a mercaderes y demás hienas del comercio. Hasta él puede ver que es un arma cara. Su valía en batalla es dudosa. No es la primera que ve. Recuerda haber visto a señores de las tierras altas engalanados para la batalla con armas tan ornamentadas como aquellas. Son los primeros en chillar de miedo cuando con arcos y piedras empiezas a abollar su vestimenta. Enfunda el arma.
-Mi familia. Yo también tengo una. Como tú, quiero salvarlos. Necesito este dinero.-Quiere dejar claro que no es un usurero. Y que no mata por placer. Sino por sobrevivir, por buscar una salida para los suyos. Supone que Armonio le entenderá. Los demás le dan un poco igual. Espera que Zhang le ayude a venderla a buen precio cuando lleguen al mundo civilizado. Se gira hacia los demás con el arma en alto.-Mi pago. Mi espada.-Para él está bastante claro lo que ha querido decir. Si alguno quiere algo más que lo pida, pero el arma es suya, para su gente. Se la echará a la espalda. En la cintura le estorbaría, no está acostumbrado.
Armonio les habla de la salida. Un pasaje subterráneo, una gruta, que llega hasta otra isla. Y más allá, al continente. Bajo las olas y los peces, bajo la morada de los dioses ciegos.
-Entonces ¿No tendremos que volver a subir a una balsa?-Para él es una buena noticia. Prefiere un viaje a pie, aún bajo tierra, que volver al mar. No domina las aguas, no puede moverse libremente por ellas. Se siente más cómodo en tierra firme. Es natural, para eso tiene piernas.
No le preocupan los diablos ni los demonios. Los hombres de ciudad cuentan muchas historias. A algunos de los clanes más al oeste de sus tierras los llaman así. Se pintan la cara y se comen a sus muertos. Demonios. No, solo hombres. Caminaran bajo las aguas. No es una locura pensar que las criaturas que allí moren serán salvajes y peligrosas. ¿Y qué? La vida es una jungla, una batalla continua. Entiende a las fieras. Desconoce el comportamiento de los hombres que le rodean. Los diablos son otro enigma. ¿Y qué? Pasarán por el pasaje y vivirán o morirán. Lucharán hasta el final. No se puede pedir más.
-*Haremos lanzas con puntas de piedra. Necesitaremos antorchas. También comida y agua. Cazaremos un poco. ¿Cuántos días de viaje nos llevará recorrer la gruta?-Tienen que calcular la cantidad de raciones que necesitan. Serán en total...cuenta. El chico, la mujer, su hermano, los dos piratas, Arcan, él...y ella, claro.-Haremos una camilla.-O hará. No puede, ni quiere, pedir ayuda a los demás para esto. Mira fíjamente a Zhang. Supone que le debe una explicación. Porque no lo entiende, no ve lo que hay debajo de sus silencios y sus miradas apagadas. No ve, no siente. Es como si su corazón tuviese un muro alrededor incapaz de captar los latidos de aquellos que viajan con él.-Cuando Lena y su grupo me encontraron estaba moribundo, herido y hambriento. Podían no haber corrido el riesgo de ayudarme, un desconocido, un salvaje, cuando estaban en tierra de nadie, naúfragos, fugados de los piratas, sin comida ni bebida que compartir. Podían no haber corrido el riesgo. Y yo ahora estaría muerto.-Coloca su mano en la nunca de Zhang y le hace mirar a sus ojos.-Iremos a esa sima. Y si te rompes una pierna. ¿Será más sensato dejarte atrás porque ya no puedes caminar?¿Por qué nos retrasarías?¿Y si caes enfermo, igual?¿Y si tropiezas y caes en una brecha y no podemos sacarte?¿Tendríamos que dejarte allí, en la oscuridad, rodeado de diablos porque no es prudente ayudarte?¿Por qué no podemos correr ese riesgo?-Enmudece de súbito. No espera una respuesta. Son de esas preguntas que se hacen sabiendo que la respuesta está clara. Son palabras al aire. Llenar el espacio con obviedades.-Yo volvería por ti. Yo no te dejaría atrás, estuvieses lisiado, enfermo o muerto. Cargaría con tu cadáver hasta enterrarlo en tierra dura, donde las bestias no pudiesen profanar tu cuerpo. Yo correría el riesgo. Espero que lo entiendas...-Le suelta. Le ha sonreído, mostrando todos sus dientes como un tiburón.
-¿Dónde podemos aprovisionarnos sin ser vistos?
*Ahora mismo no recuerdo si Urugh sigue teniendo su hacha. Creo que si. Pero no estaría de más hacer un recuento de armas.
Los ánimos se calman. ¿Mejor así? Cuando un volcán tapona su boca explota por otro lado. El fuego va por dentro.
Hablan del pago. El niño va y viene, trae algo consigo. Una espada. No es lo que esperaba. Armonio se la tiende. Es hermosa. Tiene esas piedras de colores que tanto gustan a mercaderes y demás hienas del comercio. Hasta él puede ver que es un arma cara. Su valía en batalla es dudosa. No es la primera que ve. Recuerda haber visto a señores de las tierras altas engalanados para la batalla con armas tan ornamentadas como aquellas. Son los primeros en chillar de miedo cuando con arcos y piedras empiezas a abollar su vestimenta. Enfunda el arma.
-Mi familia. Yo también tengo una. Como tú, quiero salvarlos. Necesito este dinero.-Quiere dejar claro que no es un usurero. Y que no mata por placer. Sino por sobrevivir, por buscar una salida para los suyos. Supone que Armonio le entenderá. Los demás le dan un poco igual. Espera que Zhang le ayude a venderla a buen precio cuando lleguen al mundo civilizado. Se gira hacia los demás con el arma en alto.-Mi pago. Mi espada.-Para él está bastante claro lo que ha querido decir. Si alguno quiere algo más que lo pida, pero el arma es suya, para su gente. Se la echará a la espalda. En la cintura le estorbaría, no está acostumbrado.
Armonio les habla de la salida. Un pasaje subterráneo, una gruta, que llega hasta otra isla. Y más allá, al continente. Bajo las olas y los peces, bajo la morada de los dioses ciegos.
-Entonces ¿No tendremos que volver a subir a una balsa?-Para él es una buena noticia. Prefiere un viaje a pie, aún bajo tierra, que volver al mar. No domina las aguas, no puede moverse libremente por ellas. Se siente más cómodo en tierra firme. Es natural, para eso tiene piernas.
No le preocupan los diablos ni los demonios. Los hombres de ciudad cuentan muchas historias. A algunos de los clanes más al oeste de sus tierras los llaman así. Se pintan la cara y se comen a sus muertos. Demonios. No, solo hombres. Caminaran bajo las aguas. No es una locura pensar que las criaturas que allí moren serán salvajes y peligrosas. ¿Y qué? La vida es una jungla, una batalla continua. Entiende a las fieras. Desconoce el comportamiento de los hombres que le rodean. Los diablos son otro enigma. ¿Y qué? Pasarán por el pasaje y vivirán o morirán. Lucharán hasta el final. No se puede pedir más.
-*Haremos lanzas con puntas de piedra. Necesitaremos antorchas. También comida y agua. Cazaremos un poco. ¿Cuántos días de viaje nos llevará recorrer la gruta?-Tienen que calcular la cantidad de raciones que necesitan. Serán en total...cuenta. El chico, la mujer, su hermano, los dos piratas, Arcan, él...y ella, claro.-Haremos una camilla.-O hará. No puede, ni quiere, pedir ayuda a los demás para esto. Mira fíjamente a Zhang. Supone que le debe una explicación. Porque no lo entiende, no ve lo que hay debajo de sus silencios y sus miradas apagadas. No ve, no siente. Es como si su corazón tuviese un muro alrededor incapaz de captar los latidos de aquellos que viajan con él.-Cuando Lena y su grupo me encontraron estaba moribundo, herido y hambriento. Podían no haber corrido el riesgo de ayudarme, un desconocido, un salvaje, cuando estaban en tierra de nadie, naúfragos, fugados de los piratas, sin comida ni bebida que compartir. Podían no haber corrido el riesgo. Y yo ahora estaría muerto.-Coloca su mano en la nunca de Zhang y le hace mirar a sus ojos.-Iremos a esa sima. Y si te rompes una pierna. ¿Será más sensato dejarte atrás porque ya no puedes caminar?¿Por qué nos retrasarías?¿Y si caes enfermo, igual?¿Y si tropiezas y caes en una brecha y no podemos sacarte?¿Tendríamos que dejarte allí, en la oscuridad, rodeado de diablos porque no es prudente ayudarte?¿Por qué no podemos correr ese riesgo?-Enmudece de súbito. No espera una respuesta. Son de esas preguntas que se hacen sabiendo que la respuesta está clara. Son palabras al aire. Llenar el espacio con obviedades.-Yo volvería por ti. Yo no te dejaría atrás, estuvieses lisiado, enfermo o muerto. Cargaría con tu cadáver hasta enterrarlo en tierra dura, donde las bestias no pudiesen profanar tu cuerpo. Yo correría el riesgo. Espero que lo entiendas...-Le suelta. Le ha sonreído, mostrando todos sus dientes como un tiburón.
-¿Dónde podemos aprovisionarnos sin ser vistos?
*Ahora mismo no recuerdo si Urugh sigue teniendo su hacha. Creo que si. Pero no estaría de más hacer un recuento de armas.
Re: La Isla de los Leprosos
ZHANG XEI
Noté que todo se calmaba a mi alrededor y que por fin parecían de lanzarse pullas de forma continua? Armonio habló sobre el pago y trajo una preciosa espada? Ni siquiera me acerqué demasiado a ella, temeroso siquiera de tocarla aunque fuese brevemente? Había estado en contacto con el enfermo y desconocía si podía ser infeccioso o no? No obstante había que reconocer que era un arma hermosa? ¿Cuántas vidas habrían quedado segadas con aquella arma? Seguro que de poder venderla sacaríamos un buen puñado de monedas? Solo faltaba llegar de una vez por todas a un lugar civilizado donde se pudiesen hacer cosas normales y no padecer por animales salvajes o enfermos locos sedientos de venganza?
Observé la mirada ávida de los piratas depositada sobre la espada? No me fiaba ni un pelo de ellos¡¡¡ Habían demostrado su valía pero nada más? Seguían siendo unos vulgares piratas? Sopesé la posibilidad de intentar? Daba igual¡¡¡ No era el momento¡¡¡
La fuerte voz de Armonio me sacó de mi ensimismamiento? Sus palabras sonaban sinceras mientras me hablaba de las posibles tretas? De una cosa estaba seguro¡¡¡ Antes desconfiaría de los piratas que de él mismo? De Ururgh? Era aún más sencillo? Ese salvaje era incapaz de mentir¡¡¡
Su historia sobre las grutas bajo tierra me llamaron mucho la atención y consiguieron incluso sobreponerse al terror que me provocaba el estar bajo toneladas de roca? La posibilidad de caminar bajo tierra hasta un lugar mejor alentaba bastante? pero lo de pasar por el ?inframundo? donde moraban los demonios y las sombras ululantes, me erizó los bellos del brazo? A pesar de todo, la curiosidad me podía más? Tras escuchar los comentarios de todos comenté:
- Bazag¡¡¡ Te dispones de forma muy rápida a partir a un lugar del que no sabes nada? O eres un valiente muy estúpido o es que estás demasiado ciego como para no ver el peligro que esconde la historia de Armonio? - Tras menear la cabeza posé mi mirada en Urugh? - La podemos llevar? Pero será una carga?¡¡¡ Según Armonio hay demonios ahí abajo? Que por cierto? ¿viste alguno? Sería bueno cualquier información extra a parte del itinerario a seguir? No sabemos como es el camino? Si habrá que escalar, si habrá habido un desprendimiento, o inclso bucear debajo de aguas gélidas? Por no decir que puede llamar bastante la atención cuando le entra uno de sus ataques de histeria? ¿Qué haremos entonces? ¿Amordazarla? ¿Golpearla hasta que se calle? ¿Será eso más moral que dejarla aquí a su merced? Vale¡¡¡ Pues la llevaremos a parte de los niños? Ya sabes que yo podré llevarla poco rato? Mis brazos no son fuertes? No aguantan esfuerzos prolongados? Tienes razón¡¡¡ Todos nos podemos herir en el camino? Pero hemos llegado hasta allí por voluntad propia? asumiendo los peligros? Si yo me hiriese, a lo mejor tú volverías? Yo? Yo no puedo cargar contigo? - No quise decir nada más? Sobraban más palabras? Pero miedo me daba que Urugh tuviese un percance y me quedase a merced de aquellos piratas?.
Dejé pasar unos instantes? En los cuales me temí un acceso de furia de Urugh, enojado conmigo y mi forma de pensar?
- Harán falta algo más que unas lanzas de piedra? Necesitaremos cuerdas, y ropa de abrigo? En las entrañas de la tierra acostumbra a hacer frío? Y cualquier información sobre los seres que nos podemos encontrar allí dentro... Y si dispones de ese libro que has hablado? ¿Sería posible echarle una ojeada?
Saludos
Noté que todo se calmaba a mi alrededor y que por fin parecían de lanzarse pullas de forma continua? Armonio habló sobre el pago y trajo una preciosa espada? Ni siquiera me acerqué demasiado a ella, temeroso siquiera de tocarla aunque fuese brevemente? Había estado en contacto con el enfermo y desconocía si podía ser infeccioso o no? No obstante había que reconocer que era un arma hermosa? ¿Cuántas vidas habrían quedado segadas con aquella arma? Seguro que de poder venderla sacaríamos un buen puñado de monedas? Solo faltaba llegar de una vez por todas a un lugar civilizado donde se pudiesen hacer cosas normales y no padecer por animales salvajes o enfermos locos sedientos de venganza?
Observé la mirada ávida de los piratas depositada sobre la espada? No me fiaba ni un pelo de ellos¡¡¡ Habían demostrado su valía pero nada más? Seguían siendo unos vulgares piratas? Sopesé la posibilidad de intentar? Daba igual¡¡¡ No era el momento¡¡¡
La fuerte voz de Armonio me sacó de mi ensimismamiento? Sus palabras sonaban sinceras mientras me hablaba de las posibles tretas? De una cosa estaba seguro¡¡¡ Antes desconfiaría de los piratas que de él mismo? De Ururgh? Era aún más sencillo? Ese salvaje era incapaz de mentir¡¡¡
Su historia sobre las grutas bajo tierra me llamaron mucho la atención y consiguieron incluso sobreponerse al terror que me provocaba el estar bajo toneladas de roca? La posibilidad de caminar bajo tierra hasta un lugar mejor alentaba bastante? pero lo de pasar por el ?inframundo? donde moraban los demonios y las sombras ululantes, me erizó los bellos del brazo? A pesar de todo, la curiosidad me podía más? Tras escuchar los comentarios de todos comenté:
- Bazag¡¡¡ Te dispones de forma muy rápida a partir a un lugar del que no sabes nada? O eres un valiente muy estúpido o es que estás demasiado ciego como para no ver el peligro que esconde la historia de Armonio? - Tras menear la cabeza posé mi mirada en Urugh? - La podemos llevar? Pero será una carga?¡¡¡ Según Armonio hay demonios ahí abajo? Que por cierto? ¿viste alguno? Sería bueno cualquier información extra a parte del itinerario a seguir? No sabemos como es el camino? Si habrá que escalar, si habrá habido un desprendimiento, o inclso bucear debajo de aguas gélidas? Por no decir que puede llamar bastante la atención cuando le entra uno de sus ataques de histeria? ¿Qué haremos entonces? ¿Amordazarla? ¿Golpearla hasta que se calle? ¿Será eso más moral que dejarla aquí a su merced? Vale¡¡¡ Pues la llevaremos a parte de los niños? Ya sabes que yo podré llevarla poco rato? Mis brazos no son fuertes? No aguantan esfuerzos prolongados? Tienes razón¡¡¡ Todos nos podemos herir en el camino? Pero hemos llegado hasta allí por voluntad propia? asumiendo los peligros? Si yo me hiriese, a lo mejor tú volverías? Yo? Yo no puedo cargar contigo? - No quise decir nada más? Sobraban más palabras? Pero miedo me daba que Urugh tuviese un percance y me quedase a merced de aquellos piratas?.
Dejé pasar unos instantes? En los cuales me temí un acceso de furia de Urugh, enojado conmigo y mi forma de pensar?
- Harán falta algo más que unas lanzas de piedra? Necesitaremos cuerdas, y ropa de abrigo? En las entrañas de la tierra acostumbra a hacer frío? Y cualquier información sobre los seres que nos podemos encontrar allí dentro... Y si dispones de ese libro que has hablado? ¿Sería posible echarle una ojeada?
Saludos
- ragman711
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Re: La Isla de los Leprosos
Urugh Bey
-¿Puedes tú escalar, Hermano?-Le preguntó a Zhang.-¿Y bucear por aguas gélidas?¿Y el manco? El niño no podrá. La mujer de Armonio tampoco. Iremos por donde puedan ir ellos. Y si no pueden pasar, habrá que ayudarles.-Así de sencillo. Más esfuerzo. Lo necesario. ¿Por qué hacerlo fácil? Una gruta, demonios. Le sobraba el niño y la mujer, la enferma y los perros piratas, hasta Zhang le sobraba. Él era un cazador. Podía ser sigiloso, esconderse, luchar contra los diablos y encontrar una salida sin mapa alguno, guiándose por su instinto, la luz, el agua, el sonido o las corrientes de viento. Desde el punto de vista de Zhang debía dejarlos a todos atrás. No lo haría. Ni siquiera al pirata manco y al otro tipo enano tan molesto.
Se quedó cara a cara con el interpelado. Entendía perfectamente lo que Zhang había querido decir al sugerir que no podría cargar con él. Gruñó algo.
-No te pediría algo de lo que no fueses capaz. Vigilarás a la mujer y al niño. Y si vienen esos demonios. Tú eres el brujo...-Afiló la sonrisa.-Ya hemos matado uno, y bien gordo. No tenemos porque temer.
-¿Puedes tú escalar, Hermano?-Le preguntó a Zhang.-¿Y bucear por aguas gélidas?¿Y el manco? El niño no podrá. La mujer de Armonio tampoco. Iremos por donde puedan ir ellos. Y si no pueden pasar, habrá que ayudarles.-Así de sencillo. Más esfuerzo. Lo necesario. ¿Por qué hacerlo fácil? Una gruta, demonios. Le sobraba el niño y la mujer, la enferma y los perros piratas, hasta Zhang le sobraba. Él era un cazador. Podía ser sigiloso, esconderse, luchar contra los diablos y encontrar una salida sin mapa alguno, guiándose por su instinto, la luz, el agua, el sonido o las corrientes de viento. Desde el punto de vista de Zhang debía dejarlos a todos atrás. No lo haría. Ni siquiera al pirata manco y al otro tipo enano tan molesto.
Se quedó cara a cara con el interpelado. Entendía perfectamente lo que Zhang había querido decir al sugerir que no podría cargar con él. Gruñó algo.
-No te pediría algo de lo que no fueses capaz. Vigilarás a la mujer y al niño. Y si vienen esos demonios. Tú eres el brujo...-Afiló la sonrisa.-Ya hemos matado uno, y bien gordo. No tenemos porque temer.
Re: La Isla de los Leprosos
Linpur era una ciudad costera de Hyrkania, bulliciosa y tormentosa, no porque sufriera con frecuencia las inclemencias del tiempo sino debido a las gentes que la habitaban: lobos de mar, soldesca de los regimientos de Turán destacados en ella, revoltosos jinetes esteparios indeseables para su propia gente; mercenarios de toda clase, belicosos borrachos y mercaderes astutos sin ningún escrúpulo; y en torno a ellos toda una legión de buscavidas, vagabundos, ladrones y prostitutas. En su puerto se mecían decenas de barcos de guerra, comerciales o de pesca. Toda una flota impresionante, que sin embargo sería ridícula con las que podían verse en los puertos del suroeste de Hyboria.
Al norte de ella tan solo quedaban pocas poblaciones que, más o menos, rindiesen tributo y fidelidad a Turán. Más allá, los rebeldes hyrkanios de defendían con uñas y dientes, y sangrientas escaramuzas se daban a uno y otro lado de la desigual frontera, un auténtico reguero de vidas y oro que se le escapaba a los recursos de Turán, cuyo rey estaba empeñado en mantener su poderío sin importarle dicha pérdida, que compensaba con elevados impuestos y exigentes tributos.
Y tenía otra espina clavada: la pirata Valeria y su feroz tripulación que asolaban el Mar de Vilayet tanto o más que el resto de corsarios que navegaban en él. Valeria le había hecho llegar la cabeza de su hermano, el cual fue enviado por el mismo rey para dar caza al Terror. Os podéis imaginar el humor del rey Yildiz?
Los cuatro viajeros llegaron a Linpur una mañana. Un grupo pintoresco formado por un picto, un shemita, el oriental y el valeroso Máximo. No iban mal vestidos, bien armados, y se leía en ellos una férrea determinación en sus miradas.
Escapar por aquellos túneles invadidos de criaturas de otro mundo y tiempo, fue algo más que una odisea para Urugh, Bazag y Zhang Shei. Una pesadilla que hubiese trastornado a otros hombres más débiles que ellos. Lo habían conseguido aunque dejando allí parte de sus propias almas y juventud. Armonio murió defendiendo a su familia; a Gonej lo mató por la espalda la pelirroja, atravesándole el corazón con un largo cuchillo. La chica luego huyó enloquecida por los oscuros y tenebrosos pasillos, perdiéndose en ellos para siempre. Arcan, el comerciante, ahora desconocido sin su tripa, con el pelo canoso, también lo logró, lo mismo que Máximo. Los dos demostraron una entereza y fuerza de ánimo inusitadas, sobre todo el joven muchacho. Clanda, su madre, cayó en una emboscada de furiosos perros infernales.
Alcanzaron la costa de Hyrkania tras incontables días. Salieron de la caverna, libres al fin. La leyenda resultó real y estaban vivos para poder contarlo. Robaron para comer y llegaron a una decente población donde Urugh vendió la espada y, gracias a las artes de Zhang, el comerciante les pagó el doble de su valor, engañado por el taimado oriental. Pudieron comprarse ropas, armas, comida. Arcan se hizo cargo de Máximo, regresaría a Agrapur, y allí lo cuidaría y le daría educación. Se despidieron y la pareja de fue.
El picto conservó buena parte de su botín y, hombres unidos por un destino atroz, ahora tenían un proyecto en común.
Venganza.
Allá estaban, en Linpur, después de enterarse de que se reclutaban gentes lo suficientemente valientes y desesperadas como para embarcarse en la búsqueda y captura de El Terror. No faltaría oro por parte de Turán para pagar a semejantes temerarios.
Pero Máximo, apenas un adolescente, abandonó a Arcan y les siguió. Quería ser un guerrero como su padre, quería aprender de aquel trío de hombres que a él le parecían los mejores del mundo. Y se unió a ellos, quisieran o no.
OFF
Podéis narrar lo que querías de vuestro viaje a través de las oscuras cuevas. En cuanto al muchacho, vosotros veréis.
Al norte de ella tan solo quedaban pocas poblaciones que, más o menos, rindiesen tributo y fidelidad a Turán. Más allá, los rebeldes hyrkanios de defendían con uñas y dientes, y sangrientas escaramuzas se daban a uno y otro lado de la desigual frontera, un auténtico reguero de vidas y oro que se le escapaba a los recursos de Turán, cuyo rey estaba empeñado en mantener su poderío sin importarle dicha pérdida, que compensaba con elevados impuestos y exigentes tributos.
Y tenía otra espina clavada: la pirata Valeria y su feroz tripulación que asolaban el Mar de Vilayet tanto o más que el resto de corsarios que navegaban en él. Valeria le había hecho llegar la cabeza de su hermano, el cual fue enviado por el mismo rey para dar caza al Terror. Os podéis imaginar el humor del rey Yildiz?
Los cuatro viajeros llegaron a Linpur una mañana. Un grupo pintoresco formado por un picto, un shemita, el oriental y el valeroso Máximo. No iban mal vestidos, bien armados, y se leía en ellos una férrea determinación en sus miradas.
Escapar por aquellos túneles invadidos de criaturas de otro mundo y tiempo, fue algo más que una odisea para Urugh, Bazag y Zhang Shei. Una pesadilla que hubiese trastornado a otros hombres más débiles que ellos. Lo habían conseguido aunque dejando allí parte de sus propias almas y juventud. Armonio murió defendiendo a su familia; a Gonej lo mató por la espalda la pelirroja, atravesándole el corazón con un largo cuchillo. La chica luego huyó enloquecida por los oscuros y tenebrosos pasillos, perdiéndose en ellos para siempre. Arcan, el comerciante, ahora desconocido sin su tripa, con el pelo canoso, también lo logró, lo mismo que Máximo. Los dos demostraron una entereza y fuerza de ánimo inusitadas, sobre todo el joven muchacho. Clanda, su madre, cayó en una emboscada de furiosos perros infernales.
Alcanzaron la costa de Hyrkania tras incontables días. Salieron de la caverna, libres al fin. La leyenda resultó real y estaban vivos para poder contarlo. Robaron para comer y llegaron a una decente población donde Urugh vendió la espada y, gracias a las artes de Zhang, el comerciante les pagó el doble de su valor, engañado por el taimado oriental. Pudieron comprarse ropas, armas, comida. Arcan se hizo cargo de Máximo, regresaría a Agrapur, y allí lo cuidaría y le daría educación. Se despidieron y la pareja de fue.
El picto conservó buena parte de su botín y, hombres unidos por un destino atroz, ahora tenían un proyecto en común.
Venganza.
Allá estaban, en Linpur, después de enterarse de que se reclutaban gentes lo suficientemente valientes y desesperadas como para embarcarse en la búsqueda y captura de El Terror. No faltaría oro por parte de Turán para pagar a semejantes temerarios.
Pero Máximo, apenas un adolescente, abandonó a Arcan y les siguió. Quería ser un guerrero como su padre, quería aprender de aquel trío de hombres que a él le parecían los mejores del mundo. Y se unió a ellos, quisieran o no.
OFF
Podéis narrar lo que querías de vuestro viaje a través de las oscuras cuevas. En cuanto al muchacho, vosotros veréis.
Re: La Isla de los Leprosos
ZHANG XEI
A pesar de todas mis quejas se habían empeñado en cruzar aquellas cuevas malditas? N siquiera mi ?hermano? Urugh me había escuchado. La sesera de aquel salvaje podía ser tan práctica en un momento y tan estúpida en otro que me exasperaba? Para colmo teníamos que hacerlo con la chica loca y con el enfermizo Armonio?
Aquellas cuevas casi habían acabado conmigo? No solo era la perenne oscuridad, ni la humedad y el frío reinante que te helaba hasta el tuétano de los huesos, ni siquiera la sensación asfixiante de tener toneladas de roca en la cabeza? Allí abajo no estuvimos nunca solos? Primero había sido un ataque relámpago de unas criaturas salvajes semejantes a trasgos? Solo el sacrificio del leproso nos había permitido escapar de aquel primer aviso? A partir de ahí ya no nos descuidamos nunca más? Pero aún así no estábamos preparados para un ataque desde el interior? Cuando vimos el cuerpo de Gonej con un puñal clavado en el pecho mientras los gritos de la pelirroja resonaban adentrándose en las profundidades no pude evitar mirar acusadoramente a Urugh como diciéndole? Te lo dije¡¡¡¡ Ese pobre infeliz podía haber sido yo? La última víctima de aquella alocada excursión fue la madre del chaval? Aquellos perros infernales habían salido de la nada y antes de que pudiésemos hacer algo ya la habían arrastrado hasta las profundidades de la tierra?
En más de una ocasión estuvimos a punto de caer en simas escondidas y varios desprendimientos amenazaron con sepultarnos en vida? pero unas veces la suerte y otras las innatas habilidades de Urugh y los demás nos permitían seguir adelante, sin saber a ciencia cierta si llegaríamos algún día a ver de nuevo la luz del sol?
Pero allí estábamos? Linpur. El calor y la sensación de estar a salvo me hacían caminar casi como si fuese un rey? Cerraba los ojos de vez en cuando dejándome llevar por los demás? Parecía mentira lo que un buen baño y ropas limpias podían hacer sobre una persona. Tras salir de las cuevas habíamos tenido que vivir unos días del hurto y de la ratería? hasta encontrar a aquel gordo mercader? Pobre Galminder¡¡¡ Cuando se diese cuenta de que tenía un arma que valía menos de la mitad de lo que había pagado? Pero eso nos había proporcionado la posibilidad de poder dormir en una cama? Y bañarnos? Nunca en la vida me había reconfortado tanto sentir el agua caliente corriendo por mis delgadas carnes? Tras comprarme una túnica nueva y un bastón en el que apoyarme, llegué a notar como si un peso se fuese de encima de mi alma?
Ahora caminaba al lado de Urugh? que seguía oliendo como el día que salimos de la cueva? De Bazag el pirata? Y de ese maldito muchacho, Máximo, que al parecer se empeñaba en acompañarnos en lugar de ir detrás de Arcan y vivir como una persona? Este nos había abandonado para volver a su casa y retomar sus negocios, pero la invitación de llevarse al chico no había servido? Yo insistía en que debía de marcharse? No podíamos permitirnos el llevar a un chico allí donde teníamos pensado ir?
Armas nuevas tintineaban en los arneses del mago y del picto? Y mi zurrón rebosaba de hierbas y condimentos necesarios para ?mis cosas?. Notaba el peso del cuchillo largo en mi costado y la suavidad de la madera pulida de mi bastón? Totalmente diferente de mis compañeros y sin embargo estábamos unidos por un sentimiento común? No sabía que pensaban mis compañeros? Bazag parecía encontrarse como en casa, ya que los tipos que andaban por ahí, no eran muy diferentes de él? Tal vez el más desvalido era Urugh, mi ?hermano?? Sonreí ante ese pensamiento? Era algo a lo que me había acostumbrado y a pesar de lo dura que tenía la cabeza? algo se había creado entre los dos? Sabía que las ciudades no le gustaban? Prefería el salvaje bosque? La gente lo podía engañar con facilidad, ya que era tan ingenuo para según que cosas? Pero aprendía con facilidad¡¡¡
- Bueno¡¡¡¡ Ya estamos aquí? Tal vez deberíamos de buscar una posada donde pernoctar y buscar algo de información? Yo si no os importa la buscaré por las tiendas y los comerciantes del mercado? Así aprovecharé para buscar libros y cosas que me puedan ayudar a la caza de esa puta de Valeria? No quiero que me vuelvan a coger desprevenido? - Ignoré al chico como si no estuviera? Había desistido de intentar influir en aquellos dos? pero para mí era un estorbo más que un beneficio?
Dicho aquello y si no dicen nada en contra me adentraré en la zona comercial, preguntando sobre noticias y rumores de Valeria y su barco Terror? Y de paso buscaré una varita como la de Harry Potter que lance rayos y cree un escudo a mi alrededor para que nadie me pueda hacer daño? Jejejejeje (Bueno¡¡¡ Eso no? Pero si encuentro algo para fortalecer mis habilidades si que lo compro? si tengo dinero? vamos¡¡¡¡)
Un saludo
A pesar de todas mis quejas se habían empeñado en cruzar aquellas cuevas malditas? N siquiera mi ?hermano? Urugh me había escuchado. La sesera de aquel salvaje podía ser tan práctica en un momento y tan estúpida en otro que me exasperaba? Para colmo teníamos que hacerlo con la chica loca y con el enfermizo Armonio?
Aquellas cuevas casi habían acabado conmigo? No solo era la perenne oscuridad, ni la humedad y el frío reinante que te helaba hasta el tuétano de los huesos, ni siquiera la sensación asfixiante de tener toneladas de roca en la cabeza? Allí abajo no estuvimos nunca solos? Primero había sido un ataque relámpago de unas criaturas salvajes semejantes a trasgos? Solo el sacrificio del leproso nos había permitido escapar de aquel primer aviso? A partir de ahí ya no nos descuidamos nunca más? Pero aún así no estábamos preparados para un ataque desde el interior? Cuando vimos el cuerpo de Gonej con un puñal clavado en el pecho mientras los gritos de la pelirroja resonaban adentrándose en las profundidades no pude evitar mirar acusadoramente a Urugh como diciéndole? Te lo dije¡¡¡¡ Ese pobre infeliz podía haber sido yo? La última víctima de aquella alocada excursión fue la madre del chaval? Aquellos perros infernales habían salido de la nada y antes de que pudiésemos hacer algo ya la habían arrastrado hasta las profundidades de la tierra?
En más de una ocasión estuvimos a punto de caer en simas escondidas y varios desprendimientos amenazaron con sepultarnos en vida? pero unas veces la suerte y otras las innatas habilidades de Urugh y los demás nos permitían seguir adelante, sin saber a ciencia cierta si llegaríamos algún día a ver de nuevo la luz del sol?
Pero allí estábamos? Linpur. El calor y la sensación de estar a salvo me hacían caminar casi como si fuese un rey? Cerraba los ojos de vez en cuando dejándome llevar por los demás? Parecía mentira lo que un buen baño y ropas limpias podían hacer sobre una persona. Tras salir de las cuevas habíamos tenido que vivir unos días del hurto y de la ratería? hasta encontrar a aquel gordo mercader? Pobre Galminder¡¡¡ Cuando se diese cuenta de que tenía un arma que valía menos de la mitad de lo que había pagado? Pero eso nos había proporcionado la posibilidad de poder dormir en una cama? Y bañarnos? Nunca en la vida me había reconfortado tanto sentir el agua caliente corriendo por mis delgadas carnes? Tras comprarme una túnica nueva y un bastón en el que apoyarme, llegué a notar como si un peso se fuese de encima de mi alma?
Ahora caminaba al lado de Urugh? que seguía oliendo como el día que salimos de la cueva? De Bazag el pirata? Y de ese maldito muchacho, Máximo, que al parecer se empeñaba en acompañarnos en lugar de ir detrás de Arcan y vivir como una persona? Este nos había abandonado para volver a su casa y retomar sus negocios, pero la invitación de llevarse al chico no había servido? Yo insistía en que debía de marcharse? No podíamos permitirnos el llevar a un chico allí donde teníamos pensado ir?
Armas nuevas tintineaban en los arneses del mago y del picto? Y mi zurrón rebosaba de hierbas y condimentos necesarios para ?mis cosas?. Notaba el peso del cuchillo largo en mi costado y la suavidad de la madera pulida de mi bastón? Totalmente diferente de mis compañeros y sin embargo estábamos unidos por un sentimiento común? No sabía que pensaban mis compañeros? Bazag parecía encontrarse como en casa, ya que los tipos que andaban por ahí, no eran muy diferentes de él? Tal vez el más desvalido era Urugh, mi ?hermano?? Sonreí ante ese pensamiento? Era algo a lo que me había acostumbrado y a pesar de lo dura que tenía la cabeza? algo se había creado entre los dos? Sabía que las ciudades no le gustaban? Prefería el salvaje bosque? La gente lo podía engañar con facilidad, ya que era tan ingenuo para según que cosas? Pero aprendía con facilidad¡¡¡
- Bueno¡¡¡¡ Ya estamos aquí? Tal vez deberíamos de buscar una posada donde pernoctar y buscar algo de información? Yo si no os importa la buscaré por las tiendas y los comerciantes del mercado? Así aprovecharé para buscar libros y cosas que me puedan ayudar a la caza de esa puta de Valeria? No quiero que me vuelvan a coger desprevenido? - Ignoré al chico como si no estuviera? Había desistido de intentar influir en aquellos dos? pero para mí era un estorbo más que un beneficio?
Dicho aquello y si no dicen nada en contra me adentraré en la zona comercial, preguntando sobre noticias y rumores de Valeria y su barco Terror? Y de paso buscaré una varita como la de Harry Potter que lance rayos y cree un escudo a mi alrededor para que nadie me pueda hacer daño? Jejejejeje (Bueno¡¡¡ Eso no? Pero si encuentro algo para fortalecer mis habilidades si que lo compro? si tengo dinero? vamos¡¡¡¡)
Un saludo
Re: La Isla de los Leprosos
OFF
Capi, lanza dos dados de 4 -en su defecto de 6-. A ver cómo te van las pesquisas y qué encuentras en el mercadillo de barrio.
Saludos!
Capi, lanza dos dados de 4 -en su defecto de 6-. A ver cómo te van las pesquisas y qué encuentras en el mercadillo de barrio.
Saludos!
Re: La Isla de los Leprosos
Como los lanzo?... Los tiré en mi mesa y salieron dos cuatros...jajajajaja
Re: La Isla de los Leprosos
Hola
Tengo el anexo de Capiosca escrito. Antes una cosa.
Os informo que Ragman y Drakkon van a cambiar de personaje. Aprovechando la circunstancia, voy a dar la entrada a dos jugadores que me han pedido participar. Así que empezaremos una nueva aventura.
En cuanto a Zhang, depende de ti, Capiosca. Si quieres continuar con él ?que me parece que sí-, puedo pasarte a esa nueva historia, o, si prefieres continuar en busca de Valeria, te trasladaré al otro tema entonces, y te unirás a la tripulación del Terror. Je.
Saludos!
Tengo el anexo de Capiosca escrito. Antes una cosa.
Os informo que Ragman y Drakkon van a cambiar de personaje. Aprovechando la circunstancia, voy a dar la entrada a dos jugadores que me han pedido participar. Así que empezaremos una nueva aventura.
En cuanto a Zhang, depende de ti, Capiosca. Si quieres continuar con él ?que me parece que sí-, puedo pasarte a esa nueva historia, o, si prefieres continuar en busca de Valeria, te trasladaré al otro tema entonces, y te unirás a la tripulación del Terror. Je.
Saludos!
Re: La Isla de los Leprosos
Ponme donde más te convenga... Pero seguiré con mi chino cabrón¡¡¡¡ Si te va mejor que siga buscabdo a Valeria, pues a por ella y si no me unes a la nueva aventura que siempre va bien tener compañía y a alguien con quien meterse... Dime algo¡¡¡
Un saludo
Un saludo
Re: La Isla de los Leprosos
Zhang
No le costó demasiado a Zhang encontrar información sobre Valeria. El Terror había navegado hacia el norte, dejando un rastro de sangre, fuego y muerte a lo largo de varias poblaciones costeras bajo el yugo de Turán, y se suponía que andaría anclado en algún puerto de una ciudad hyrkania libre, o escondido en cualquiera de las radas o ensenadas que también conocía la pirata. Tirando del hilo, pudo averiguar, solo un rumor, que Valeria andaba reclutando gente para una expedición de destino desconocido.
Más trabajo le llevó dar con alguna cosa con la que aumentar su arsenal privado de objetos interesantes y raros. Sí, en la ciudad no faltaban viejas adivinas en los callejones, charlatanes de mercado, o arpías embacaudoras. Incluso un despistado alquimista y una tienda de hierbajos y raíces. Nada que le interesara en particular. Mas halló, casi de casualidad, un minúsculo establecimiento en la parte alta de la ciudad, de camino al torreón que dominaba el pueblo, regentado por un tipo canoso aunque todavía joven, ciego de nacimiento. Aquí pudo comprar una redoma de veneno de cobra de la lejana Vendya, y, a un precio astronómico un diminuto prisma de cristal ?cabe en la palma de la mano-. El ciego lo llamaba Prisma de las Ilusiones. Según él, cuando se reflejaba la luz en el cristal, quien lo miraba con atención caía bajo el influjo del propietario del objeto:
- Puedes enamorar a una virgen de Mitra; volver tonto al más listo; convertir a tu amo en esclavo. O, muy interesante, proyectar imágenes falsas, incluso de ti mismo, absolutamente reales para el desdichado que las mire. El efecto es pasajero o contínuo, depende de ti, pero ten cuidado, no lo mires nunca cuando incida sobre él la luz: te subyugará y será tu perdición. Además, si prolongas en demasía su visión, o lo intentas demasiadas veces con la misma persona, puedes volverla loca para siempre...
Cuando Zhang salió del establecimiento, satisfecho, buscó a sus camaradas; mas no halló a ninguno de ellos, tragados por la tierra, desaparecidos, o quizá sumidos en alcohol entre las piernas largas y los senos tersos de una furcia. Ni rastro. Perplejo, a solas con sus pensamientos, sus artimañas y sus extraños objetos. En soledad rumiando venganza hacia todo y todos.
No le costó demasiado a Zhang encontrar información sobre Valeria. El Terror había navegado hacia el norte, dejando un rastro de sangre, fuego y muerte a lo largo de varias poblaciones costeras bajo el yugo de Turán, y se suponía que andaría anclado en algún puerto de una ciudad hyrkania libre, o escondido en cualquiera de las radas o ensenadas que también conocía la pirata. Tirando del hilo, pudo averiguar, solo un rumor, que Valeria andaba reclutando gente para una expedición de destino desconocido.
Más trabajo le llevó dar con alguna cosa con la que aumentar su arsenal privado de objetos interesantes y raros. Sí, en la ciudad no faltaban viejas adivinas en los callejones, charlatanes de mercado, o arpías embacaudoras. Incluso un despistado alquimista y una tienda de hierbajos y raíces. Nada que le interesara en particular. Mas halló, casi de casualidad, un minúsculo establecimiento en la parte alta de la ciudad, de camino al torreón que dominaba el pueblo, regentado por un tipo canoso aunque todavía joven, ciego de nacimiento. Aquí pudo comprar una redoma de veneno de cobra de la lejana Vendya, y, a un precio astronómico un diminuto prisma de cristal ?cabe en la palma de la mano-. El ciego lo llamaba Prisma de las Ilusiones. Según él, cuando se reflejaba la luz en el cristal, quien lo miraba con atención caía bajo el influjo del propietario del objeto:
- Puedes enamorar a una virgen de Mitra; volver tonto al más listo; convertir a tu amo en esclavo. O, muy interesante, proyectar imágenes falsas, incluso de ti mismo, absolutamente reales para el desdichado que las mire. El efecto es pasajero o contínuo, depende de ti, pero ten cuidado, no lo mires nunca cuando incida sobre él la luz: te subyugará y será tu perdición. Además, si prolongas en demasía su visión, o lo intentas demasiadas veces con la misma persona, puedes volverla loca para siempre...
Cuando Zhang salió del establecimiento, satisfecho, buscó a sus camaradas; mas no halló a ninguno de ellos, tragados por la tierra, desaparecidos, o quizá sumidos en alcohol entre las piernas largas y los senos tersos de una furcia. Ni rastro. Perplejo, a solas con sus pensamientos, sus artimañas y sus extraños objetos. En soledad rumiando venganza hacia todo y todos.
Re: La Isla de los Leprosos
ZHANG XEI
El paseo por la ciudad fue gratificante? Después de vender la espada del ciego leproso y comprarme ropas normales me sentía un gran señor a pesar de disponer de unas cuantas monedas en una bolsa? Tal vez las penurias pasadas hasta llegar allí me habían hecho aprender muchas cosas, pero una ciudad era un sitio maravilloso. Aquí y allá veía cosas que entendía, cosas que se podían tocar, cosas que se podían moldear?
Hasta la búsqueda de información resultó ser odiosamente fácil. Al parecer, mi ?amiga? Valeria se había ido enemistando con toda la costa, atacando en varias zonas de la costa de Turán y ganándose el cariño de aquellas gentes? Prácticamente no tuve que usar mis poderes y en las contadas ocasiones que fue de utilidad, lo único que saqué fueron rumores estúpidos, aunque uno se repitió varias veces? Y es que Valeria necesitaba gente? Sangre nueva a la que manipular? Maldita zorra¡¡¡¡ Yo si que la iba a manipular si me la volvía a encontrar.
Aprovechando que solo era media mañana y que ya tenía el trabajo hecho decidí adentrarme en la maraña de callejones y tenduchas de aquella ciudad? Siempre me había gustado hablar con los comerciantes y con los tenderos de los bazares. Uno no sabía nunca cuando iba a encontrar una ganga, una fruslería o algo realmente sorprendente?
Pronto me vi envuelto en la marabunta de gente? Una cacofonía de cientos de voces se mezclaban en mi cerebro? Varias lenguas sonaban y algunas me eran conocidas? A los mil vientos se lanzaban mensajes de los productos vendidos? Una melodía estupenda para mis oídos, mezclados con el olor de miles de personas? Aquel paseo me llevaría a buscar un buen baño en la posada? Solo esperaba que el pirata y Urugh no montaran ningún lio? Los había dejado en la habitación, con indicaciones de lo que no se debía de hacer? Tal vez me preocupaba más aquel salvaje de picto? Desde la llegada a la ciudad se había vuelto muy taciturno y hablaba lo justo? Procuraba no salir de la habitación? Maldito bastardo¡¡¡ Supongo que no está a gusto si no está rodeado de árboles, bichos y suciedad? Pero para mi era un cambio excelente? Allí sabía como desenvolverme y me sentía feliz y contento?
Una tienda llamó mi atención? Estaba en la parte alta de la ciudad y allí podía ser que encontrase cosas útiles e importantes? Pero la mayor parte de los charlatanes que había por allí solo vendían mentiras en las que los tontos transeúntes caían. El viejo de la tienda era ciego y un aire místico lo envolvía. De él conseguí una redoma de veneno de cobra de la lejana Vendya? el cual decían que era uno de los más letales, además de que prácticamente no existían antídotos? También había un prisma que casi estaba enterrado debajo de un montón de baratijas? No obstante no pasó desapercibido para mis poderes y no dudé en comprarlo a pesar de que tuve que pagar un precio astronómico por él? El maldito tendero ciego me la había jugado? Casi estuve tentado de sacar mi daga y degollarlo allí mismo, pero no quería arriesgarme a montar un escándalo en una ciudad desconocida?
Ya en el exterior analicé el prisma con alegría? Miles de destellos se reflejaban en sus diversas caras? El prisma de las ilusiones lo había llamado el ciego? Sus presuntos poderes parecían demasiado exagerados pero valía la pena analizarlo con más determinación? A lo mejor podían aumentar mi dominio sobre las artes hipnóticas? Pero sobre todo me gustaba la idea de poder crear ilusiones con él? y lo de volver loco a los que fueran sometidos varias veces con él? Realmente era una piedra muy interesante? Cuando llegase a la posada me dedicaría a estudiarla y ver si realmente podía hacer eso que me habían prometido que podía hacer? Aunque tendría que ir con cuidado? La parte de que me podía controlar no me hacia gracia?
Antes de volver hice que un buen orfebre me la engarzara en una cadena de plata? Una vez finalizado el trabajo conseguí que me redujera el precio a la mitad tras conseguir su ?colaboración? y tras metérmelo debajo de la túnica, desanduve el camino para informar a mis compañeros de mis pesquisas? (Esto lo he dado por hecho, pero si ves que no es factible, pues lo ignoras).
Llegué a la posada de muy buen humor? Pero al abrir la puerta la sonrisa que florecía en mis labios cesó bruscamente. Allí no había nadie¡¡¡ Esperaba no encontrar al pirata, el cual seguro se habría ido a emborrachar como siempre?, pero que no estuviese mi ?hermano? me preocupaba más? Busqué señales de violencia pero no parecía que hubiese habido pelea? y al preguntar al posadero, este tampoco supo que contestar? no recordaba haberlos visto salir? Maldita sea¡¡¡¡ La presunta tranquilidad, se convirtió de nuevo en una muda inquietud que me roía las entrañas? Había llegado a acostumbrarme al olor de Urugh y a sus continuas preguntas estúpidas sobre las costumbres de la gente de las ciudades, y lo peor de todo? su presencia me hacía sentir seguro, cosa que ahora no notaba?
Decidí ir a dar una vuelta por los alrededores a ver si alguien tenía noticias de un salvaje en taparrabos caminando por la ciudad, pero lo único que conseguí fue llamar la atención de un par de rufianes que no tardaron en perseguirme a cierta distancia mientras la oscuridad de la noche le ganaba terreno al sol? Aquello no era bueno? Mis apresurados pasos intentaron llegar en vano hasta la posada antes de que me cogieran, pero ellos jugaban en casa y se conocían los atajos y los caminos?
Al girar un recodo para entrar en un callejón me topé con un tipo grandullón y con cara de pocas luces? pero sus gruesos brazos dejaban claro cual era su especialidad? Una voz a mis espaldas me hizo entender que estaba atrapado?
- Rako? Dile a este señor que se porte bien si no quiere que le rompas algo? - sonó la voz sibilante a mis espaldas? A la cual respondió con una sonrisa boba el grandullón que tenía delante?
Debía de actuar rápido? Mi mirada se posó en los ojos bobalicones del matón mientras mis manos se movían de forma casi imperceptible? No tardé en notar la mente de aquel tipo bajo mi control? Para cuando me giré a ver a su colaborador, no pude evitar una sonrisa ladina? Un tipo escuálido y con cara de ratón me miraba con aire de grandeza?
- No deberías de reírte capullo¡¡¡ - Me espetó? - Rako¡¡¡ Demuéstrale al ?señor? lo que hacemos con los que se quieren pasar de listos?
Pero no estaba preparado para lo que se le avecinaba? Para aquel grandullón fue como romper un trozo de madera? El crujido de su cuello me hizo dar un sobresalto? Y estábamos en un punto muerto? El tal Rako, me miraba con cara de tonto, esperando? Mientras revisaba los bolsillos del ladrón muerto, un nuevo plan se abría paso en mi mente?
- Vamos Rako¡¡¡ Vamos a descansar¡¡¡¡ - le dije aumentando el influjo en su abotargada mente? - Mañana ya veremos que hacemos de nuestras vidas?
Ya en la habitación de la posada, me dediqué a analizar el prisma comprobando sus funciones y urdiendo cual iba a ser mi destino a partir de aquel momento? Una cosa estaba clara? Si a la mañana siguiente no aparecían los demás me marcharía con mi nuevo ?amigo?? Seguramente que lo conocían en la ciudad y no quería levantar más sospechas? Antes de irme a dormir preparé mis escasas pertenencias y me dormí? En mis sueños Valeria y su tripulación se reía de mi? e incluso el pirata y Urugh aparecían entre la multitud? Todos me abandonaron¡¡¡ Todos me hicieron daño¡¡¡ Todos lo pagarían?¡¡¡ Me iban a decapitar? y yo estaba de rodillas... indefenso? El golpe del hacha me despertó sobresaltado? Faltaban un par de horas para que amaneciese? Me limpié el sudor y miré a mi alrededor? Solo el cuerpo del matón roncando ruidosamente?
Lo desperté y salimos de la ciudad? Yo apoyándome en mi bastón y Rako transportando una mochila con comida y mantas para pasar unos cuantos días? Tenía que salir de allí? y tenía que empezar a moverme? Demasiado tiempo me había dedicado a hacer lo que otros querían?.
Saludos
El paseo por la ciudad fue gratificante? Después de vender la espada del ciego leproso y comprarme ropas normales me sentía un gran señor a pesar de disponer de unas cuantas monedas en una bolsa? Tal vez las penurias pasadas hasta llegar allí me habían hecho aprender muchas cosas, pero una ciudad era un sitio maravilloso. Aquí y allá veía cosas que entendía, cosas que se podían tocar, cosas que se podían moldear?
Hasta la búsqueda de información resultó ser odiosamente fácil. Al parecer, mi ?amiga? Valeria se había ido enemistando con toda la costa, atacando en varias zonas de la costa de Turán y ganándose el cariño de aquellas gentes? Prácticamente no tuve que usar mis poderes y en las contadas ocasiones que fue de utilidad, lo único que saqué fueron rumores estúpidos, aunque uno se repitió varias veces? Y es que Valeria necesitaba gente? Sangre nueva a la que manipular? Maldita zorra¡¡¡¡ Yo si que la iba a manipular si me la volvía a encontrar.
Aprovechando que solo era media mañana y que ya tenía el trabajo hecho decidí adentrarme en la maraña de callejones y tenduchas de aquella ciudad? Siempre me había gustado hablar con los comerciantes y con los tenderos de los bazares. Uno no sabía nunca cuando iba a encontrar una ganga, una fruslería o algo realmente sorprendente?
Pronto me vi envuelto en la marabunta de gente? Una cacofonía de cientos de voces se mezclaban en mi cerebro? Varias lenguas sonaban y algunas me eran conocidas? A los mil vientos se lanzaban mensajes de los productos vendidos? Una melodía estupenda para mis oídos, mezclados con el olor de miles de personas? Aquel paseo me llevaría a buscar un buen baño en la posada? Solo esperaba que el pirata y Urugh no montaran ningún lio? Los había dejado en la habitación, con indicaciones de lo que no se debía de hacer? Tal vez me preocupaba más aquel salvaje de picto? Desde la llegada a la ciudad se había vuelto muy taciturno y hablaba lo justo? Procuraba no salir de la habitación? Maldito bastardo¡¡¡ Supongo que no está a gusto si no está rodeado de árboles, bichos y suciedad? Pero para mi era un cambio excelente? Allí sabía como desenvolverme y me sentía feliz y contento?
Una tienda llamó mi atención? Estaba en la parte alta de la ciudad y allí podía ser que encontrase cosas útiles e importantes? Pero la mayor parte de los charlatanes que había por allí solo vendían mentiras en las que los tontos transeúntes caían. El viejo de la tienda era ciego y un aire místico lo envolvía. De él conseguí una redoma de veneno de cobra de la lejana Vendya? el cual decían que era uno de los más letales, además de que prácticamente no existían antídotos? También había un prisma que casi estaba enterrado debajo de un montón de baratijas? No obstante no pasó desapercibido para mis poderes y no dudé en comprarlo a pesar de que tuve que pagar un precio astronómico por él? El maldito tendero ciego me la había jugado? Casi estuve tentado de sacar mi daga y degollarlo allí mismo, pero no quería arriesgarme a montar un escándalo en una ciudad desconocida?
Ya en el exterior analicé el prisma con alegría? Miles de destellos se reflejaban en sus diversas caras? El prisma de las ilusiones lo había llamado el ciego? Sus presuntos poderes parecían demasiado exagerados pero valía la pena analizarlo con más determinación? A lo mejor podían aumentar mi dominio sobre las artes hipnóticas? Pero sobre todo me gustaba la idea de poder crear ilusiones con él? y lo de volver loco a los que fueran sometidos varias veces con él? Realmente era una piedra muy interesante? Cuando llegase a la posada me dedicaría a estudiarla y ver si realmente podía hacer eso que me habían prometido que podía hacer? Aunque tendría que ir con cuidado? La parte de que me podía controlar no me hacia gracia?
Antes de volver hice que un buen orfebre me la engarzara en una cadena de plata? Una vez finalizado el trabajo conseguí que me redujera el precio a la mitad tras conseguir su ?colaboración? y tras metérmelo debajo de la túnica, desanduve el camino para informar a mis compañeros de mis pesquisas? (Esto lo he dado por hecho, pero si ves que no es factible, pues lo ignoras).
Llegué a la posada de muy buen humor? Pero al abrir la puerta la sonrisa que florecía en mis labios cesó bruscamente. Allí no había nadie¡¡¡ Esperaba no encontrar al pirata, el cual seguro se habría ido a emborrachar como siempre?, pero que no estuviese mi ?hermano? me preocupaba más? Busqué señales de violencia pero no parecía que hubiese habido pelea? y al preguntar al posadero, este tampoco supo que contestar? no recordaba haberlos visto salir? Maldita sea¡¡¡¡ La presunta tranquilidad, se convirtió de nuevo en una muda inquietud que me roía las entrañas? Había llegado a acostumbrarme al olor de Urugh y a sus continuas preguntas estúpidas sobre las costumbres de la gente de las ciudades, y lo peor de todo? su presencia me hacía sentir seguro, cosa que ahora no notaba?
Decidí ir a dar una vuelta por los alrededores a ver si alguien tenía noticias de un salvaje en taparrabos caminando por la ciudad, pero lo único que conseguí fue llamar la atención de un par de rufianes que no tardaron en perseguirme a cierta distancia mientras la oscuridad de la noche le ganaba terreno al sol? Aquello no era bueno? Mis apresurados pasos intentaron llegar en vano hasta la posada antes de que me cogieran, pero ellos jugaban en casa y se conocían los atajos y los caminos?
Al girar un recodo para entrar en un callejón me topé con un tipo grandullón y con cara de pocas luces? pero sus gruesos brazos dejaban claro cual era su especialidad? Una voz a mis espaldas me hizo entender que estaba atrapado?
- Rako? Dile a este señor que se porte bien si no quiere que le rompas algo? - sonó la voz sibilante a mis espaldas? A la cual respondió con una sonrisa boba el grandullón que tenía delante?
Debía de actuar rápido? Mi mirada se posó en los ojos bobalicones del matón mientras mis manos se movían de forma casi imperceptible? No tardé en notar la mente de aquel tipo bajo mi control? Para cuando me giré a ver a su colaborador, no pude evitar una sonrisa ladina? Un tipo escuálido y con cara de ratón me miraba con aire de grandeza?
- No deberías de reírte capullo¡¡¡ - Me espetó? - Rako¡¡¡ Demuéstrale al ?señor? lo que hacemos con los que se quieren pasar de listos?
Pero no estaba preparado para lo que se le avecinaba? Para aquel grandullón fue como romper un trozo de madera? El crujido de su cuello me hizo dar un sobresalto? Y estábamos en un punto muerto? El tal Rako, me miraba con cara de tonto, esperando? Mientras revisaba los bolsillos del ladrón muerto, un nuevo plan se abría paso en mi mente?
- Vamos Rako¡¡¡ Vamos a descansar¡¡¡¡ - le dije aumentando el influjo en su abotargada mente? - Mañana ya veremos que hacemos de nuestras vidas?
Ya en la habitación de la posada, me dediqué a analizar el prisma comprobando sus funciones y urdiendo cual iba a ser mi destino a partir de aquel momento? Una cosa estaba clara? Si a la mañana siguiente no aparecían los demás me marcharía con mi nuevo ?amigo?? Seguramente que lo conocían en la ciudad y no quería levantar más sospechas? Antes de irme a dormir preparé mis escasas pertenencias y me dormí? En mis sueños Valeria y su tripulación se reía de mi? e incluso el pirata y Urugh aparecían entre la multitud? Todos me abandonaron¡¡¡ Todos me hicieron daño¡¡¡ Todos lo pagarían?¡¡¡ Me iban a decapitar? y yo estaba de rodillas... indefenso? El golpe del hacha me despertó sobresaltado? Faltaban un par de horas para que amaneciese? Me limpié el sudor y miré a mi alrededor? Solo el cuerpo del matón roncando ruidosamente?
Lo desperté y salimos de la ciudad? Yo apoyándome en mi bastón y Rako transportando una mochila con comida y mantas para pasar unos cuantos días? Tenía que salir de allí? y tenía que empezar a moverme? Demasiado tiempo me había dedicado a hacer lo que otros querían?.
Saludos