Cazadores de Hombres
Moderador: guli
- ragman711
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Re: Cazadores de Hombres
Urugh Bey
-No te abandoné. Mi mano te ha guardado hasta donde podía hacerlo. El resto lo hichiste solo. Estás aquí ¿No?-Se perdía entre las palabras, las frases y las letras. No era lo suyo. Se sentía un niño, inocente, tratando de alcanzar la luna sin comprender porque por más que estiraba los brazos no lograba rozar su helada superficie. Se ahogaba entre las sílabas.-Mi "parecer" no ha cambiado. Sigues siendo mi hermano. No puedo entender a los dioses. No quiero, ¡Malditos sean!-Bramó, elocuente.-Puedo entenderte a ti, si usas palabras menores.-Meditó unos momentos.-No desprecio ninguna de tus decisiones, ni tus brazos enclenques ni que tuvieras miedo.-No sabía decirlo de una manera menos contundente. Era evidente que Zhang estaba afectado por lo sucedido. Herido de muerte dentro de su propia cabeza.-Intento entender porque me mentiste, porque no confiaste en mí. Puedo aceptar tu debilidad, tus terrores, igual que tú aceptas mi falta de conocimiento. Pero no puedo entender la mentira de mi propio hermano. Busco una respuesta.-Su mirada seguía siendo intensa, acusadora. Sería más fácil si se hubiera criado con él, como con los otros hombres del clan. No había sido así. No conocía las debilidades, las motivaciones ni fortalezas de su propio hermano. Debía aprender en el breve tiempo que durase esa conversación lo que había aprendido de sus los otros miembros del clan en toda su vida...
-No te abandoné. Mi mano te ha guardado hasta donde podía hacerlo. El resto lo hichiste solo. Estás aquí ¿No?-Se perdía entre las palabras, las frases y las letras. No era lo suyo. Se sentía un niño, inocente, tratando de alcanzar la luna sin comprender porque por más que estiraba los brazos no lograba rozar su helada superficie. Se ahogaba entre las sílabas.-Mi "parecer" no ha cambiado. Sigues siendo mi hermano. No puedo entender a los dioses. No quiero, ¡Malditos sean!-Bramó, elocuente.-Puedo entenderte a ti, si usas palabras menores.-Meditó unos momentos.-No desprecio ninguna de tus decisiones, ni tus brazos enclenques ni que tuvieras miedo.-No sabía decirlo de una manera menos contundente. Era evidente que Zhang estaba afectado por lo sucedido. Herido de muerte dentro de su propia cabeza.-Intento entender porque me mentiste, porque no confiaste en mí. Puedo aceptar tu debilidad, tus terrores, igual que tú aceptas mi falta de conocimiento. Pero no puedo entender la mentira de mi propio hermano. Busco una respuesta.-Su mirada seguía siendo intensa, acusadora. Sería más fácil si se hubiera criado con él, como con los otros hombres del clan. No había sido así. No conocía las debilidades, las motivaciones ni fortalezas de su propio hermano. Debía aprender en el breve tiempo que durase esa conversación lo que había aprendido de sus los otros miembros del clan en toda su vida...
Re: Cazadores de Hombres
ZHANG XEI
(Anexo)
- ¿Que me entiendes? ¿Que aceptas mis decisiones y mis miedos?... Pues entonces el que no entiende soy yo? por que me atas y me tratas como un perro y un enemigo? mientras me señalas con el dedo acusadoramente? - Contesté enojado? - Y me pides respuestas? ¿Respuestas? Ni siquiera yo se que contestarte? En esta vida a veces te ves obligado a elegir? Tú lo sabes igual que yo? Y la tomé?¡¡¡ No se si fue la mejor decisión pero tampoco estabas ahí para ayudarme a tomarla? - Dejé pasar unos instantes para serenarme? - Ya te dije en su día que siempre había estado solo, que nadie me había ayudado nunca? Debería de estar acostumbrado a ello? pero por un momento tú me hiciste pensar diferente? Llegué a sentirme parte de algo? Pero ahora veo que me había equivocado? otra vez? En fin¡¡¡ Ahora ya está hecho¡¡¡ Y lo pasado?pasado está? Mis razones se irán conmigo a la otra vida? para bien o para mal? Yo tomé mi decisión¡¡¡ Ahora toma tú la tuya?
Un saludo
(Anexo)
- ¿Que me entiendes? ¿Que aceptas mis decisiones y mis miedos?... Pues entonces el que no entiende soy yo? por que me atas y me tratas como un perro y un enemigo? mientras me señalas con el dedo acusadoramente? - Contesté enojado? - Y me pides respuestas? ¿Respuestas? Ni siquiera yo se que contestarte? En esta vida a veces te ves obligado a elegir? Tú lo sabes igual que yo? Y la tomé?¡¡¡ No se si fue la mejor decisión pero tampoco estabas ahí para ayudarme a tomarla? - Dejé pasar unos instantes para serenarme? - Ya te dije en su día que siempre había estado solo, que nadie me había ayudado nunca? Debería de estar acostumbrado a ello? pero por un momento tú me hiciste pensar diferente? Llegué a sentirme parte de algo? Pero ahora veo que me había equivocado? otra vez? En fin¡¡¡ Ahora ya está hecho¡¡¡ Y lo pasado?pasado está? Mis razones se irán conmigo a la otra vida? para bien o para mal? Yo tomé mi decisión¡¡¡ Ahora toma tú la tuya?
Un saludo
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Re: Cazadores de Hombres
Urugh Bey
-Estoy confuso. Has aparecido de la nada junto a los piratas. Sé que ellos no son mis amigos...¿De que parte estás tú? Zhang, el lógico Zhang. El hombre que hace lo más sensato. ¿No me hubieras atado de haberme encontrado entre tus enemigos? No te hubiera culpado por ello.Es solo que ahora...hay más gente, tengo que protegerlos. Porque...-Se detuvo, eso no importaba ahora mismo.-Te pido una explicación. No conozco a tu gente. No sé si sigues siendo mi hermano o la serpiente que vi una vez. Tú mismo dices que ya no lo eres. Una parte de mí se niega a creerlo. La otra me dice que te estrangule lentamente. ¿No vas a hablar?¿No vas a confiar en tu propio hermano? Puedo cortar esas cuerdas con facilidad. Solo necesito que respondas...-Un hermano se lo perdona todo a otro.-Última oportunidad.-Espera, ceniciento. Si se negaba a hablar entendería la grandeza del hombre que tenía delante de él.-Entiendo. No somos tan diferentes. La vergüenza que sientes por tu decisión es tan grande que prefieres la muerte antes que el deshonor de contarlo. En tu flaqueza, te has hecho fuerte, hermano. Grande.-La palmeó el hombro con afecto.-Si es lo que deseas.-Y se puso en pie.-En mi clan se solía acabar con los héroes desprendiendo la cabeza de su torso o clavando una aguja ardiente en su corazón. No entiendo tus costumbres. No puedo quemar tu corazón. Lo enterraré bien profundo, en esta tierra macilenta, para que vivas siempre en este mundo. Ningún cuervo te torturará en el otro lado.-Se puso en pie. Se situó detrás de él y le quitó la venda de los ojos.-Contempla por última vez la creación, el Infierno del hombre.-Silencio. Descolgó el hacha más pesado de entre sus pertenencias. Lo sopesó y lo balanceó un par de veces.-Estoy orgulloso de ti, hermano...
-Estoy confuso. Has aparecido de la nada junto a los piratas. Sé que ellos no son mis amigos...¿De que parte estás tú? Zhang, el lógico Zhang. El hombre que hace lo más sensato. ¿No me hubieras atado de haberme encontrado entre tus enemigos? No te hubiera culpado por ello.Es solo que ahora...hay más gente, tengo que protegerlos. Porque...-Se detuvo, eso no importaba ahora mismo.-Te pido una explicación. No conozco a tu gente. No sé si sigues siendo mi hermano o la serpiente que vi una vez. Tú mismo dices que ya no lo eres. Una parte de mí se niega a creerlo. La otra me dice que te estrangule lentamente. ¿No vas a hablar?¿No vas a confiar en tu propio hermano? Puedo cortar esas cuerdas con facilidad. Solo necesito que respondas...-Un hermano se lo perdona todo a otro.-Última oportunidad.-Espera, ceniciento. Si se negaba a hablar entendería la grandeza del hombre que tenía delante de él.-Entiendo. No somos tan diferentes. La vergüenza que sientes por tu decisión es tan grande que prefieres la muerte antes que el deshonor de contarlo. En tu flaqueza, te has hecho fuerte, hermano. Grande.-La palmeó el hombro con afecto.-Si es lo que deseas.-Y se puso en pie.-En mi clan se solía acabar con los héroes desprendiendo la cabeza de su torso o clavando una aguja ardiente en su corazón. No entiendo tus costumbres. No puedo quemar tu corazón. Lo enterraré bien profundo, en esta tierra macilenta, para que vivas siempre en este mundo. Ningún cuervo te torturará en el otro lado.-Se puso en pie. Se situó detrás de él y le quitó la venda de los ojos.-Contempla por última vez la creación, el Infierno del hombre.-Silencio. Descolgó el hacha más pesado de entre sus pertenencias. Lo sopesó y lo balanceó un par de veces.-Estoy orgulloso de ti, hermano...
Re: Cazadores de Hombres
Gonej
Mi decisión era superada por mi torpeza una vez más, me desplome a medio camino mientras las llamas restantes de la brujeria quemaban todo a mi alrededor. Una linda tumba de ceniza me protegia de mi gran amigo el fuego, esta vez no tenia suficiente intensidad para marcarme nuevamente, solo algunos rasguños algunas quemaduras, casi placenteras a estas alturas. Distraido del odio a Valeria pude concentrarme en salir de ese lugar, por suerte no muy profundo. Fuera de ahi intente alcanzar a Bazag, el humo y el calor en los ojos entraron en mis ojos y alli se quedaron hasta sumergir mi cabeza en el rio, llegue al agua con suerte y una vez lejos del pequeño infierno uno peor se desato en mi mente.
Esta maldita, me tuvo como un condenado perro haciendo su trabajo, matando a sus enemigos, reparando su barco. Esto no quedara asi, ya tenemos al oriental, estoy seguro que alguna conexion con este fuego tiene, debe ser un hechizero. No descansare hasta que Valeria no tenga fuerzas ni para lamentarse de haberme traicionado, y su maldito barco y tripulación tendran que caer primero.
Me entretuve con mi imaginación y lo mucho que sufririan todos justo antes de desvanecerme a causa de esta fuerza extraña que seguramente los dioses mandaban para destruirnos.
Pues si estan del lado de esa perra no me sorprende, traicioneros como siempre.
Desperte con mi brazo junto a mis piernas, un suave nudo que superaba las pocas fuerzas que tenia, algo nos habia golpeado duramente mientras dormiamos, o el viento o quien me apuntaba con una espada. Mire a los 5 prisioneros, su estado demostraba que algo les ayudo a escapar, como temblaba esa espada demostraba que no estabamos muertos gracias a su propia incompetencia, pero entendia su odio, asi que les daria una chance de vivir. Me sente, con indiferencia, sin esfuerzo, cuando no tienes un brazo, aprendes a prescindir de el para muchas cosas. La mitad de mi cuerpo cubierto con arena restos de plantas, mi espalda recta, mis hombros relajados, preparandome para hacer un esfuerzo, y me calme mientras escuchaba al oriental conversando con un sujeto que no pertenecia al grupo, obviamente el responsable de la situación de las cabezas cortadas y de nuestro actual estado como prisioneros. Quizas estabamos vivos gracias a una conexion entre el oriental y este nuevo personaje.
Sin prestarle demasiada atención a la conversasión en la que estos dos estaban y escuchando solo lo superficial, mire a mis alrededores, el estado de Bazag, similar al mio y las caras de quienes me miraban, casi desafiando con la mirada a la pequeña pelirroja y a su fea compañera, estupidamente mirandome, como si esperasen una disculpa, una suplica por mi vida o alguna respuesta, lo hecho hecho esta. Si las use para saciar mi necesidad no me arrepiento, si los torture, es por que eran mis enemigos, no les daria explicaciones ni satisfacción alguna.
Mientras el oriental mantenia una agitada conversasion con su ex compañero y "hermano", el marinero se aproximo a Bazag, amenazante, guardando su distancia pero con la clara intención de devolver el favor del que yo era responsable, incluso atado mi presencia era demasiado para un marinero de agua dulce, que decidio amenazar a quien penso era mas debil. Respondi por mi compañero, con la misma actitud con la que los miraba desde que desperte:
- No tenemos ni puta idea - Las palabras salieron en forma de grito, con violencia. Permaneci callado hasta que escuche que preguntaban por Valeria, el fuego en mis ojos y un instinto asesino como el de un sabueso se desperto en mi mientras ladraba las palabras: -Esa perra morira cuando llegue a ella.-
Intente calmarme pero era imposible, la rabia en mi cuerpo no disminuiria, lo mejor que estos infelices podian hacer por mi y por ellos ahora era matarme, si es que no me soltaba primero. Desgraciadamente el oriental parecia casi resignado a morir y su supuesto hermano estaba casi feliz de asistirlo, mire a Bazag, si pensaba hacer algo este era el momento, yo por lo tanto, solo podia rugir.
Mi decisión era superada por mi torpeza una vez más, me desplome a medio camino mientras las llamas restantes de la brujeria quemaban todo a mi alrededor. Una linda tumba de ceniza me protegia de mi gran amigo el fuego, esta vez no tenia suficiente intensidad para marcarme nuevamente, solo algunos rasguños algunas quemaduras, casi placenteras a estas alturas. Distraido del odio a Valeria pude concentrarme en salir de ese lugar, por suerte no muy profundo. Fuera de ahi intente alcanzar a Bazag, el humo y el calor en los ojos entraron en mis ojos y alli se quedaron hasta sumergir mi cabeza en el rio, llegue al agua con suerte y una vez lejos del pequeño infierno uno peor se desato en mi mente.
Esta maldita, me tuvo como un condenado perro haciendo su trabajo, matando a sus enemigos, reparando su barco. Esto no quedara asi, ya tenemos al oriental, estoy seguro que alguna conexion con este fuego tiene, debe ser un hechizero. No descansare hasta que Valeria no tenga fuerzas ni para lamentarse de haberme traicionado, y su maldito barco y tripulación tendran que caer primero.
Me entretuve con mi imaginación y lo mucho que sufririan todos justo antes de desvanecerme a causa de esta fuerza extraña que seguramente los dioses mandaban para destruirnos.
Pues si estan del lado de esa perra no me sorprende, traicioneros como siempre.
Desperte con mi brazo junto a mis piernas, un suave nudo que superaba las pocas fuerzas que tenia, algo nos habia golpeado duramente mientras dormiamos, o el viento o quien me apuntaba con una espada. Mire a los 5 prisioneros, su estado demostraba que algo les ayudo a escapar, como temblaba esa espada demostraba que no estabamos muertos gracias a su propia incompetencia, pero entendia su odio, asi que les daria una chance de vivir. Me sente, con indiferencia, sin esfuerzo, cuando no tienes un brazo, aprendes a prescindir de el para muchas cosas. La mitad de mi cuerpo cubierto con arena restos de plantas, mi espalda recta, mis hombros relajados, preparandome para hacer un esfuerzo, y me calme mientras escuchaba al oriental conversando con un sujeto que no pertenecia al grupo, obviamente el responsable de la situación de las cabezas cortadas y de nuestro actual estado como prisioneros. Quizas estabamos vivos gracias a una conexion entre el oriental y este nuevo personaje.
Sin prestarle demasiada atención a la conversasión en la que estos dos estaban y escuchando solo lo superficial, mire a mis alrededores, el estado de Bazag, similar al mio y las caras de quienes me miraban, casi desafiando con la mirada a la pequeña pelirroja y a su fea compañera, estupidamente mirandome, como si esperasen una disculpa, una suplica por mi vida o alguna respuesta, lo hecho hecho esta. Si las use para saciar mi necesidad no me arrepiento, si los torture, es por que eran mis enemigos, no les daria explicaciones ni satisfacción alguna.
Mientras el oriental mantenia una agitada conversasion con su ex compañero y "hermano", el marinero se aproximo a Bazag, amenazante, guardando su distancia pero con la clara intención de devolver el favor del que yo era responsable, incluso atado mi presencia era demasiado para un marinero de agua dulce, que decidio amenazar a quien penso era mas debil. Respondi por mi compañero, con la misma actitud con la que los miraba desde que desperte:
- No tenemos ni puta idea - Las palabras salieron en forma de grito, con violencia. Permaneci callado hasta que escuche que preguntaban por Valeria, el fuego en mis ojos y un instinto asesino como el de un sabueso se desperto en mi mientras ladraba las palabras: -Esa perra morira cuando llegue a ella.-
Intente calmarme pero era imposible, la rabia en mi cuerpo no disminuiria, lo mejor que estos infelices podian hacer por mi y por ellos ahora era matarme, si es que no me soltaba primero. Desgraciadamente el oriental parecia casi resignado a morir y su supuesto hermano estaba casi feliz de asistirlo, mire a Bazag, si pensaba hacer algo este era el momento, yo por lo tanto, solo podia rugir.
Lo esencial puede que sea invisible a los ojos, pero no al implante optico de alta tecnologia
Re: Cazadores de Hombres
Bazag
Cuando pensaba en arrojarse al agua para evitar el fuego, no imaginaba que un río podía tener semejantes olas. En realidad, hasta ese momento se sentía bastante satisfecho. Sus piernas siguen reaccionando tan bien como siempre. Había esquivado troncos, arbustos, llamaradas, obstáculos. Empezaba a pensar que todo este tiempo a bordo le afectaba negativamente. Nada de eso. Tampoco había mejorado demasiado su potencia muscular. Por suerte apareció por allí Gonej. No querría recibir un puñetazo del grandullón. Claro que no querría recibir un puñetazo de nadie.
Después de recoger a Zhang, todo se vuelve un poco borroso. Más carreras, más saltos, el agua, y luego lo que ocurrió con el agua.
Despierta algo aturdido, y atado. Hay gente hablando, pero a él le duele todo. Cierra los ojos de nuevo. -Soy un estúpido-. Piensa que ahora podría estar en un pequeño palacio, disfrutando de buena comida, de la compañía de Maclo. Nada de barcos, incendios antinaturales, ni lianas atando sus manos. No podía conformarse con aquello. Supone que tiene todo esto bastante merecido.
Vuelve a abrir los ojos para soportar las miradas acusadoras de las mujeres y los demás. Él no tuvo nada que ver, podría intentar recordárselo, pero duda mucho que le hicieran caso. Tampoco podría culpar a nadie. Uno no hace demasiadas distinciones cuando pasa por algo así. Por supuesto, tampoco se vuelve especialmente piadoso. Se da cuenta entonces de la presencia de alguien más. Con su suerte no cabía esperar una persona tranquila, apacible, y pacífica. No, es la clase de persona que amenaza con matarles.
Justo en ese momento se pregunta si le han registrado bien, y si esa maldita tempestad, o lo que fuese, ha acabado con todo cuanto lleva encima. Por ejemplo, con el par de cuchillos que siempre lleva en los antebrazos. Le vendrían muy bien para romper las lianas. También podría intentar desatarse. No es su especialidad, pero tampoco le hace ilusión dejarse matar. Para estas cosas no necesita lanzar ninguna moneda al aire. De todos modos, confía en que no haga falta, especialmente cuando sus "captores" piden tan poco.
El tipo amenazante conoce a Zhang. Los dos hablan sobre el pasado. Traiciones y traicionados. Demasiado complejo para entenderles sin conocimientos previos. Solo acaba entendiendo la parte en la que el oriental va a perder la cabeza. Esa idea le desagrada bastante. No conoce mucho al oriental, en su mente tan solo han pasado unos minutos desde la primera vez que lo vio. Sin embargo, de no haber ido a salvarle no estaría preso ahora. No puede haber arriesgado su vida para nada. Bien pensado... lo hace constantemente, pero desde su punto de vista siempre ha estado justificado. - Hey, ¿ahora vas a matarlo sin más? No me parece una actitud muy fraternal entre vosotros.- Está claro que no son hermanos, pero se llaman así mutuamente. -¿Queréis respuestas?, yo os daré unas cuantas. Cómo el grupo anterior tardaba en volver, pedí permiso para ir a buscaros. A Valeria le pareció bien y envió a Gonej conmigo. Cuando volvimos, ese incendio ya se había desatado. Una trampa de la propia Valeria. Imagino que pretendía quemarnos a todos, y la jungla también. El barco aún estaba en el horizonte. En otras palabras, se largaron dejándonos a todos aquí. A vosotros y a nosotros. -
No hay ningún motivo para ocultar lo poco que pueden decir. -Así que ahora estamos todos abandonados en esta isla. Eso me hace preguntarme, ¿fue alguno de vosotros quien decapitó a los demás?-. Le han dicho que no hable si no le preguntan. No le han dicho que no pregunte después de hablar. -¿Es suficiente por ahora? No sé mucho sobre este lugar, pero una jungla no es un buen lugar para perderse. Contando que también tenéis heridos, no os vendrían mal unas pocas manos extra.- Ignora cuanto caso le harán. - Y... ¿de verdad vas a matarle así? Tu "hermano", seguro que no hizo daño a las mujeres, no estaba a bordo. De donde vienes, será normal decapitar a los héroes, pero si ha aprendido una lección, ¿no le darás al menos una oportunidad de defenderse? Escucha, tal vez me equivoque y tengáis más que controlado este lugar, pero en caso contrario, cuantos más seamos mejor para todos, ¿verdad? Según escuché decir, ese tipo es muy listo, podría ser útil para vosotros. Ya habrá tiempo para ejecutarlo luego. Seguimos estando atados, los tres, no es que podamos daros mucha guerra.-
Por si su alegato no funciona, seguirá intentando desatarse, solo que intentará que no lo parezca. Bastantes problemas tienen ya.
Cuando pensaba en arrojarse al agua para evitar el fuego, no imaginaba que un río podía tener semejantes olas. En realidad, hasta ese momento se sentía bastante satisfecho. Sus piernas siguen reaccionando tan bien como siempre. Había esquivado troncos, arbustos, llamaradas, obstáculos. Empezaba a pensar que todo este tiempo a bordo le afectaba negativamente. Nada de eso. Tampoco había mejorado demasiado su potencia muscular. Por suerte apareció por allí Gonej. No querría recibir un puñetazo del grandullón. Claro que no querría recibir un puñetazo de nadie.
Después de recoger a Zhang, todo se vuelve un poco borroso. Más carreras, más saltos, el agua, y luego lo que ocurrió con el agua.
Despierta algo aturdido, y atado. Hay gente hablando, pero a él le duele todo. Cierra los ojos de nuevo. -Soy un estúpido-. Piensa que ahora podría estar en un pequeño palacio, disfrutando de buena comida, de la compañía de Maclo. Nada de barcos, incendios antinaturales, ni lianas atando sus manos. No podía conformarse con aquello. Supone que tiene todo esto bastante merecido.
Vuelve a abrir los ojos para soportar las miradas acusadoras de las mujeres y los demás. Él no tuvo nada que ver, podría intentar recordárselo, pero duda mucho que le hicieran caso. Tampoco podría culpar a nadie. Uno no hace demasiadas distinciones cuando pasa por algo así. Por supuesto, tampoco se vuelve especialmente piadoso. Se da cuenta entonces de la presencia de alguien más. Con su suerte no cabía esperar una persona tranquila, apacible, y pacífica. No, es la clase de persona que amenaza con matarles.
Justo en ese momento se pregunta si le han registrado bien, y si esa maldita tempestad, o lo que fuese, ha acabado con todo cuanto lleva encima. Por ejemplo, con el par de cuchillos que siempre lleva en los antebrazos. Le vendrían muy bien para romper las lianas. También podría intentar desatarse. No es su especialidad, pero tampoco le hace ilusión dejarse matar. Para estas cosas no necesita lanzar ninguna moneda al aire. De todos modos, confía en que no haga falta, especialmente cuando sus "captores" piden tan poco.
El tipo amenazante conoce a Zhang. Los dos hablan sobre el pasado. Traiciones y traicionados. Demasiado complejo para entenderles sin conocimientos previos. Solo acaba entendiendo la parte en la que el oriental va a perder la cabeza. Esa idea le desagrada bastante. No conoce mucho al oriental, en su mente tan solo han pasado unos minutos desde la primera vez que lo vio. Sin embargo, de no haber ido a salvarle no estaría preso ahora. No puede haber arriesgado su vida para nada. Bien pensado... lo hace constantemente, pero desde su punto de vista siempre ha estado justificado. - Hey, ¿ahora vas a matarlo sin más? No me parece una actitud muy fraternal entre vosotros.- Está claro que no son hermanos, pero se llaman así mutuamente. -¿Queréis respuestas?, yo os daré unas cuantas. Cómo el grupo anterior tardaba en volver, pedí permiso para ir a buscaros. A Valeria le pareció bien y envió a Gonej conmigo. Cuando volvimos, ese incendio ya se había desatado. Una trampa de la propia Valeria. Imagino que pretendía quemarnos a todos, y la jungla también. El barco aún estaba en el horizonte. En otras palabras, se largaron dejándonos a todos aquí. A vosotros y a nosotros. -
No hay ningún motivo para ocultar lo poco que pueden decir. -Así que ahora estamos todos abandonados en esta isla. Eso me hace preguntarme, ¿fue alguno de vosotros quien decapitó a los demás?-. Le han dicho que no hable si no le preguntan. No le han dicho que no pregunte después de hablar. -¿Es suficiente por ahora? No sé mucho sobre este lugar, pero una jungla no es un buen lugar para perderse. Contando que también tenéis heridos, no os vendrían mal unas pocas manos extra.- Ignora cuanto caso le harán. - Y... ¿de verdad vas a matarle así? Tu "hermano", seguro que no hizo daño a las mujeres, no estaba a bordo. De donde vienes, será normal decapitar a los héroes, pero si ha aprendido una lección, ¿no le darás al menos una oportunidad de defenderse? Escucha, tal vez me equivoque y tengáis más que controlado este lugar, pero en caso contrario, cuantos más seamos mejor para todos, ¿verdad? Según escuché decir, ese tipo es muy listo, podría ser útil para vosotros. Ya habrá tiempo para ejecutarlo luego. Seguimos estando atados, los tres, no es que podamos daros mucha guerra.-
Por si su alegato no funciona, seguirá intentando desatarse, solo que intentará que no lo parezca. Bastantes problemas tienen ya.
On the way to the glory i'll honor my sword
To serve right ideals, and justice for all
(Emerald Sword, Rhapsody of fire)
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- Lord Arzzun
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Re: Cazadores de Hombres
Vardecos
Empapado por la caida al agua, me había desprendido de mi ropa y permanecía envuelto en una manta áspera y desgastada.
Muchas eran las cosas que habían pasado.. y ahora, mi lúgubre mente se deslizaba de una a otra, analizándolas desde varios puntos de vista. Demasiado agitado para dormir, pese al increible agotamiento..no cesaba de pensar en lo que había pasado en los últimos minutos..
El estúpido oriental había dejado caer la Sangre de Arallú.. pero la desazón que sentí al ver la deflagración desapareció rápidamente. Desde la barca, permanecí de pie, absorto en la destrucción, en las corrientes..en la insaciable voracidad del conjuro.
Quizás los otros veían caer árboles, veían terrible fuegos negros..y el chisporroteo de la arena. Yo veía mucho más que ellos.. Veía las esencias infernales moverse de un objetivo a otro, como langostas, como una plaga, como una infección, extendiéndose..multiplicándose.....
Hasta, finalmente, devorarse a sí mismas..
Quise suponer que eso, el abrupto fin del conjuro, era lo que había provocado el fuerte golpe de viento que casi había hecho zozobrar el barco...pues suponer otra cosa me habría llenado de intranquilidad. Sí, si , me dije convencido..eso debió ser.. el fin mi conjuro....y no la intervención de otro poder desde la isla.
Sin embargo..siempre me quedaría la duda..
Empecé a pensar en las palabras de Valeria. Mi rostro, pétreo, intentaba no mostrar el torrente de emociones que pasaban por mi mente.
La sobredosis de comprensión de Valeria me daba asco, arcadas. No la necesitaba para nada.
Sin duda era una mujer resolutiva..y algunas de sus palabras me podían hacer reflexionar seriamente...pero no necesitaba que me dijera que.... confiase más en mi mismo!.
Jajaja..confiar en uno mismo.
La típica payasada que te escupen los tutores cuando eres un crío...
Valeria, estúpida!...Ningún hechicero puede esgrimir el poder, por pequeño que sea, sin confiar en uno mismo!
Hay conjuros que no se pueden realizar en condiciones normales. Los más destructivos e infames, por ejemplo. Es normal que uno tenga dudas respecto de los efectos concretos que pueda tener algo tan poderoso y caótico.. Es normal que uno tenga cierto temor cuando explora los límites de su talento.
Seguramente el fin de sus palabras era que me quería dando lo máximo de mí mismo, a todas horas del día, utilizándome para conseguir sus objetivos.
Meneo la cabeza, riéndome sólo, dándome cuenta de lo estúpido de mis pensamientos. La tensión desaparece.... Los objetivos de Valeria y los míos..... son los mismos...
Off:
Bueno, con éste turno apresurado termino...y me voy al Último Terror. Que los paseis todos bien en esta versión hiboria de supervivientes...
Empapado por la caida al agua, me había desprendido de mi ropa y permanecía envuelto en una manta áspera y desgastada.
Muchas eran las cosas que habían pasado.. y ahora, mi lúgubre mente se deslizaba de una a otra, analizándolas desde varios puntos de vista. Demasiado agitado para dormir, pese al increible agotamiento..no cesaba de pensar en lo que había pasado en los últimos minutos..
El estúpido oriental había dejado caer la Sangre de Arallú.. pero la desazón que sentí al ver la deflagración desapareció rápidamente. Desde la barca, permanecí de pie, absorto en la destrucción, en las corrientes..en la insaciable voracidad del conjuro.
Quizás los otros veían caer árboles, veían terrible fuegos negros..y el chisporroteo de la arena. Yo veía mucho más que ellos.. Veía las esencias infernales moverse de un objetivo a otro, como langostas, como una plaga, como una infección, extendiéndose..multiplicándose.....
Hasta, finalmente, devorarse a sí mismas..
Quise suponer que eso, el abrupto fin del conjuro, era lo que había provocado el fuerte golpe de viento que casi había hecho zozobrar el barco...pues suponer otra cosa me habría llenado de intranquilidad. Sí, si , me dije convencido..eso debió ser.. el fin mi conjuro....y no la intervención de otro poder desde la isla.
Sin embargo..siempre me quedaría la duda..
Empecé a pensar en las palabras de Valeria. Mi rostro, pétreo, intentaba no mostrar el torrente de emociones que pasaban por mi mente.
La sobredosis de comprensión de Valeria me daba asco, arcadas. No la necesitaba para nada.
Sin duda era una mujer resolutiva..y algunas de sus palabras me podían hacer reflexionar seriamente...pero no necesitaba que me dijera que.... confiase más en mi mismo!.
Jajaja..confiar en uno mismo.
La típica payasada que te escupen los tutores cuando eres un crío...
Valeria, estúpida!...Ningún hechicero puede esgrimir el poder, por pequeño que sea, sin confiar en uno mismo!
Hay conjuros que no se pueden realizar en condiciones normales. Los más destructivos e infames, por ejemplo. Es normal que uno tenga dudas respecto de los efectos concretos que pueda tener algo tan poderoso y caótico.. Es normal que uno tenga cierto temor cuando explora los límites de su talento.
Seguramente el fin de sus palabras era que me quería dando lo máximo de mí mismo, a todas horas del día, utilizándome para conseguir sus objetivos.
Meneo la cabeza, riéndome sólo, dándome cuenta de lo estúpido de mis pensamientos. La tensión desaparece.... Los objetivos de Valeria y los míos..... son los mismos...
Off:
Bueno, con éste turno apresurado termino...y me voy al Último Terror. Que los paseis todos bien en esta versión hiboria de supervivientes...
Re: Cazadores de Hombres
34
Gamiel, el hombre joven, acató de buen grado la sugerencia de Urugh. Se marchó todavía empuñando la espada y dirigendo un último vistazo amenazante a los dos piratas. Lenea se apartó, enfurecida, otra vez acallada por el picto, pero no dejaba de dar pequeños paseos de aquí para allá con la espada baja y mirada torva. Blancania atendió al hombre ciego, que no teía nada de buen aspecto, febril y sudoroso.
Bazag y Gonej asistían al efrentamiento dialéctico de aquellos dos, el picto y el oriental. Estaban atados, sin armas, hambrientos, indefensos. Las esperanzas eran pocas, el hombre oscuro pretendía colgarlos cabeza abajo y seguramente la pelirroja aprovecharía para degollarlos como animales para el sacrificio. Mala cosa. Urugh comprobó sus ligaduras y que no llevaran arma alguna, y así era, desaparecidas en los sucesos de la noche anterior.
Zhang iba a perder la cabeza por su orgullo, por sus mentiras y secretos. Y por su valor, desde la perspectiva del picto. Nada ni nadie podía ayudar al kithano, ni el anillo que todavía conservaba, o al menos eso esperaba, ni dioses o demonios oscuros. Sobrevivió a hechos fantásticos y terribles, a un naufrágio, una jungla que no pudo con él, para ahora morir a manos de un salvaje que le llamaba hermano. ¡Hermano! Y lo iba a ejecutar. A asesinar. En aquellos momentos dejó su mente libre, predispuesta para lo inevitable, aguardando el abrazo de ua muerte violenta. Entonces notó la misma sensación del día anterior, la presencia oscura que había sentido se ocultaba en la isla. Cercana. ¿O era su mente que le engañaba, ahora, en sus instantes finales de vida?
Urugh también lo sintió. De otra manera. Un rumor en su cabeza. Un frenesí en la sangre. Le llegaron mil sonidos a la vez a sus oídos, de forma pausada al principio, se aceleraron, aumentaron en intensidad. ¿Qué era aquello? Escuchaba el latido de su corazón, el de Zhang. Los corazones de los piratas y de los prisioneros liberados. El ruido de los insectos en la tierra húmeda, las decenas de cantos de las aves, próximas y lejanas. Rugidos, bramidos, chillidos y aullidos en todas las direcciones convergían en su cerebro a través de su piel, de sus oídos, de su olfato. Olores pestilentes de carne podrida, carroña; los perfumes y fragancias potentes, intensas de las flores y plantas. ¿Qué le sucedía? Casi vio el corazón de Gamiel acelerado, casi escuchó el grito de pavor y horror antes de que saliese de su boca. Sin embargo Gamiel no estaba allí, no regresó aún. Urugh se sintió ofuscado por todo aquello, igual que si la maza de un gigante le hubiese golpeado. Perdió la noción de las cosas, del tiempo. Lo mismo que si una droga mancillara su sangre en las venas. Su sangre. Y sobre todas las cosas, el presintimiento de que Él venía hacia ellos para devorarlos a todos.
Urugh fue testigo impotente de lo que ocurrió a su alrededor, observándolo todo a cámara lenta, incapaz de reaccionar abrumado por las infinitas sensaciones que dominaban su sistema nervioso y su capacidad de actuar. Un espectador acuchillado con imágenes desde cualquier punto de vista. Uno de los piratas le decia algo, lo miraba, el picto no comprendía. La mujer de cabellos rojos le increpaba, él no la oía, veía su boca, la mueca de rabia de su rostro. El resto sí que la escuchaba:
-¡Acaso solo tú puedes matarlos!? ¡No eres nuestro jefe, no mandas en nosotros, por mucho que nos salvaras! Mata a ese hombre y deja que nosotros venguemos nuestra vergüenza con ellos!
Alzaba la espada, la esgrimía con agresividad hacia el propio Urugh y luego a los dos piratas. La pelirroja no pudo contenerse más. Dio tres pasos corriendo con la espada sobre la cabeza en dirección a Gonej. Blancania quiso detenerla, se puso delante del pirata:
-¡No, Lenea, NO! ¡Condenarás tu alma por la eternidad!
Ya era tarde. Lenea, aunque hubiese podido pararse, no lo hizo. El impulso y la cólera la llevó a descargar la espada. No sabía usarla, eso resultaba evidente, mas no se necesitaba un conocimiento extremo de esgrima para lo que ella quería. La hoja impactó en el pecho de la otra mujer, abriéndole una brecha de lado a lado. La sangre brotó en un chorro, sapilcando por doquier.
Era la oportunidad de Gonej. Había estado tanteando sus ligaduras, lo mismo que Bazag. Desde luego estaban reciamente atados. No obstante, el brazo de Gonej poseía una fuerza inusitada. Estiró una vez. Probó una segunda. La mujer herida cayó hacia atrás, sobre él. Gonej rodó y el tercer intento, con las venas del brazo y el cuello marcadísimas, rompió las ligaduras. La sangre caliente de Blancania tiñó sus maltrechas ropas y la cara de rojo. Tropezó con Bazag. Blancania dio un par de tumbos, se quedó postrada en el suelo, su cuerpo convulsionándose de manera horrible cerca de Gonej y Bazag. Llevaba un cuchillo en su funda dentro del cinturón. El gordo mercader abrió mucho los ojos, la boca abierta, la frente empapada de sudor. Desenvainó su espada, miró sin comprender al paralizado Urugh, y a la furia de la pelirroja. Esta, por completo fuera de sí, se abalanzó una vez más contra Gonej, su cara una máscara de puro odio. Gritó poseída por un incontrolable y violento deseo de matar.
Urugh parpadeó. Dio unos pasos atrás. Sacudió la cabeza. Oyó con claridad el aullido de terror de Gamiel, los demás también lo escucharon. Un gemido lastimero que helaba la sangre en las venas y que atravesó cualquier otro sonido que pudiera envolverlos. Cuando el picto recuperó el control de su cuerpo, había dejado caer su hacha. Le ardía la cabeza y
cada palmo de su cuerpo con un calor antinatural. Estaba a unos pasos de Zhang, que esperaba el fatídico golpe. Vio a Lenia lanzarse sobre los piratas. A Blancania moribunda. Fue consciente de todo. Lo mismo que Zhang supo que Aquello se acercaba. A Zhang se le hubiese hecho un nudo en la garganta si no fuese porque nada peor podría sucederle ya.
Algo salió disparado desde más allá de la oscura cortina de helechos, lanzando con energía y fuerza por una mano oculta en las entrañas de la selva, estrellándose en el tronco de un árbol. Parte del esqueleto de un animal, un trozo de huesos y carne sanguinolentos.
Solo que no era un animal, era el torso de un hombre con restos de la ropa de Gamiel.
Una sombra se cernió en los límites del pequeño claro. Algo, alguien grande. Muy grande. Apartaba ahora sin ninguna clase de esconder su presencia, arbustos y plantas que caían destrozados. Se escuchó el chasquido brutal de un enorme árbol al partirse su madera. Se tambaleó y comenzó a caer hacia ellos. Y luego otro más hacia el otro lado.
OFF
He tenido en cuenta tanto vuestras acciones aquí y las de los mp, así como los acontecimientos acaecidos con anterioridad, que unos conocen y otros no. Podria parecer que hay cosas que de pronto me saco de la manga, pero no es así, todo tiene su porqué
Claro, que a Zhang le ha ido de un pelo XD y todavía no se ha librado?
Saludos!
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Gamiel, el hombre joven, acató de buen grado la sugerencia de Urugh. Se marchó todavía empuñando la espada y dirigendo un último vistazo amenazante a los dos piratas. Lenea se apartó, enfurecida, otra vez acallada por el picto, pero no dejaba de dar pequeños paseos de aquí para allá con la espada baja y mirada torva. Blancania atendió al hombre ciego, que no teía nada de buen aspecto, febril y sudoroso.
Bazag y Gonej asistían al efrentamiento dialéctico de aquellos dos, el picto y el oriental. Estaban atados, sin armas, hambrientos, indefensos. Las esperanzas eran pocas, el hombre oscuro pretendía colgarlos cabeza abajo y seguramente la pelirroja aprovecharía para degollarlos como animales para el sacrificio. Mala cosa. Urugh comprobó sus ligaduras y que no llevaran arma alguna, y así era, desaparecidas en los sucesos de la noche anterior.
Zhang iba a perder la cabeza por su orgullo, por sus mentiras y secretos. Y por su valor, desde la perspectiva del picto. Nada ni nadie podía ayudar al kithano, ni el anillo que todavía conservaba, o al menos eso esperaba, ni dioses o demonios oscuros. Sobrevivió a hechos fantásticos y terribles, a un naufrágio, una jungla que no pudo con él, para ahora morir a manos de un salvaje que le llamaba hermano. ¡Hermano! Y lo iba a ejecutar. A asesinar. En aquellos momentos dejó su mente libre, predispuesta para lo inevitable, aguardando el abrazo de ua muerte violenta. Entonces notó la misma sensación del día anterior, la presencia oscura que había sentido se ocultaba en la isla. Cercana. ¿O era su mente que le engañaba, ahora, en sus instantes finales de vida?
Urugh también lo sintió. De otra manera. Un rumor en su cabeza. Un frenesí en la sangre. Le llegaron mil sonidos a la vez a sus oídos, de forma pausada al principio, se aceleraron, aumentaron en intensidad. ¿Qué era aquello? Escuchaba el latido de su corazón, el de Zhang. Los corazones de los piratas y de los prisioneros liberados. El ruido de los insectos en la tierra húmeda, las decenas de cantos de las aves, próximas y lejanas. Rugidos, bramidos, chillidos y aullidos en todas las direcciones convergían en su cerebro a través de su piel, de sus oídos, de su olfato. Olores pestilentes de carne podrida, carroña; los perfumes y fragancias potentes, intensas de las flores y plantas. ¿Qué le sucedía? Casi vio el corazón de Gamiel acelerado, casi escuchó el grito de pavor y horror antes de que saliese de su boca. Sin embargo Gamiel no estaba allí, no regresó aún. Urugh se sintió ofuscado por todo aquello, igual que si la maza de un gigante le hubiese golpeado. Perdió la noción de las cosas, del tiempo. Lo mismo que si una droga mancillara su sangre en las venas. Su sangre. Y sobre todas las cosas, el presintimiento de que Él venía hacia ellos para devorarlos a todos.
Urugh fue testigo impotente de lo que ocurrió a su alrededor, observándolo todo a cámara lenta, incapaz de reaccionar abrumado por las infinitas sensaciones que dominaban su sistema nervioso y su capacidad de actuar. Un espectador acuchillado con imágenes desde cualquier punto de vista. Uno de los piratas le decia algo, lo miraba, el picto no comprendía. La mujer de cabellos rojos le increpaba, él no la oía, veía su boca, la mueca de rabia de su rostro. El resto sí que la escuchaba:
-¡Acaso solo tú puedes matarlos!? ¡No eres nuestro jefe, no mandas en nosotros, por mucho que nos salvaras! Mata a ese hombre y deja que nosotros venguemos nuestra vergüenza con ellos!
Alzaba la espada, la esgrimía con agresividad hacia el propio Urugh y luego a los dos piratas. La pelirroja no pudo contenerse más. Dio tres pasos corriendo con la espada sobre la cabeza en dirección a Gonej. Blancania quiso detenerla, se puso delante del pirata:
-¡No, Lenea, NO! ¡Condenarás tu alma por la eternidad!
Ya era tarde. Lenea, aunque hubiese podido pararse, no lo hizo. El impulso y la cólera la llevó a descargar la espada. No sabía usarla, eso resultaba evidente, mas no se necesitaba un conocimiento extremo de esgrima para lo que ella quería. La hoja impactó en el pecho de la otra mujer, abriéndole una brecha de lado a lado. La sangre brotó en un chorro, sapilcando por doquier.
Era la oportunidad de Gonej. Había estado tanteando sus ligaduras, lo mismo que Bazag. Desde luego estaban reciamente atados. No obstante, el brazo de Gonej poseía una fuerza inusitada. Estiró una vez. Probó una segunda. La mujer herida cayó hacia atrás, sobre él. Gonej rodó y el tercer intento, con las venas del brazo y el cuello marcadísimas, rompió las ligaduras. La sangre caliente de Blancania tiñó sus maltrechas ropas y la cara de rojo. Tropezó con Bazag. Blancania dio un par de tumbos, se quedó postrada en el suelo, su cuerpo convulsionándose de manera horrible cerca de Gonej y Bazag. Llevaba un cuchillo en su funda dentro del cinturón. El gordo mercader abrió mucho los ojos, la boca abierta, la frente empapada de sudor. Desenvainó su espada, miró sin comprender al paralizado Urugh, y a la furia de la pelirroja. Esta, por completo fuera de sí, se abalanzó una vez más contra Gonej, su cara una máscara de puro odio. Gritó poseída por un incontrolable y violento deseo de matar.
Urugh parpadeó. Dio unos pasos atrás. Sacudió la cabeza. Oyó con claridad el aullido de terror de Gamiel, los demás también lo escucharon. Un gemido lastimero que helaba la sangre en las venas y que atravesó cualquier otro sonido que pudiera envolverlos. Cuando el picto recuperó el control de su cuerpo, había dejado caer su hacha. Le ardía la cabeza y
cada palmo de su cuerpo con un calor antinatural. Estaba a unos pasos de Zhang, que esperaba el fatídico golpe. Vio a Lenia lanzarse sobre los piratas. A Blancania moribunda. Fue consciente de todo. Lo mismo que Zhang supo que Aquello se acercaba. A Zhang se le hubiese hecho un nudo en la garganta si no fuese porque nada peor podría sucederle ya.
Algo salió disparado desde más allá de la oscura cortina de helechos, lanzando con energía y fuerza por una mano oculta en las entrañas de la selva, estrellándose en el tronco de un árbol. Parte del esqueleto de un animal, un trozo de huesos y carne sanguinolentos.
Solo que no era un animal, era el torso de un hombre con restos de la ropa de Gamiel.
Una sombra se cernió en los límites del pequeño claro. Algo, alguien grande. Muy grande. Apartaba ahora sin ninguna clase de esconder su presencia, arbustos y plantas que caían destrozados. Se escuchó el chasquido brutal de un enorme árbol al partirse su madera. Se tambaleó y comenzó a caer hacia ellos. Y luego otro más hacia el otro lado.
OFF
He tenido en cuenta tanto vuestras acciones aquí y las de los mp, así como los acontecimientos acaecidos con anterioridad, que unos conocen y otros no. Podria parecer que hay cosas que de pronto me saco de la manga, pero no es así, todo tiene su porqué
Claro, que a Zhang le ha ido de un pelo XD y todavía no se ha librado?
Saludos!
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- ragman711
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Re: Cazadores de Hombres
Urguh Bey
Había sido una mala idea centrarse en Zhang. Obcecado como estaba en conseguir una fría justicia no había sido capaz de darse cuenta de que su alrededor se estaba descomponiendo en pedazos. Hubiera acabado con Zhang de un solo golpe, y eso hubiera sido un gran error. No llegó a hacerlo. No tuvo oportunidad. Empezó a oír cosas, a olerlas. Incluso cosas que no estaban allí. Insectos, la brisa del mar, el mecer de las ramas de una planta exótica. Escuchaba su propio corazón, y el de Zhang. También del de Gamiel. Pero estaba lejos. No podía escucharlo. No tan nítidamente. Imaginaciones suyas. Eso quería creer. Porque el grito de pavor de Gamiel había sido horrendo. El chico no se merecía eso. Tuvo la certeza de que ya estaba muerto. Eso se acercaba. El dios oscuro, el señor de la jungla. El devorador de hombres. Perdió el sentido de la realidad.
Lena le estaba hablando. Igual que uno de los piratas. Estaba en una burbuja en la que las palabras no llegaban sino deformes, dispares, alejadas de su verdadero significado. Intentó decir que hablasen más claro, en la lengua común para variar. No fue capaz. Estaba al otro lado, en algún lado que no era su mundo sino un sueño. Una pesadilla. Podía mirar. Participar no.
Aún así sabía leer el lenguaje corporal de Lena. Estaba furiosa y él, aturdido. Ya no tenía unos grilletes que la detuviesen. Se lanzó a por el pirata manca. La tragedia no hubiera sido tal si la venganza, poética, se hubiese cumplido. El pirata muerte por sus actos. Es justo. Blancania, la mujer que lo había curado sin esperar nada a cambio, se puso en medio. Obviamente intentaba salvar a Lena, pues el pirata debía haberse cebado en ella también. No lo logró. Con su gesto altruista condenó a la pelirroja, quien la asestó un golpe burdo?pero letal. Lo lamentó. Blancania era una mujer de corazón generoso. Nunca le había quitado nada a nadie. A ella se lo arrebataron todo...salvo una parte de ella que nadie tan impuro como ellos llegaría a rozar, ni si quiera a avistar. Una parte brillante, noble, que los sobrepasaba.
La sangre brotó y el manco se liberó haciendo gala de una fuerza bruta inesperada. Algo torpe, y desarmado, tropezó con su compañero, el parlanchín. Lena siguió acosándole. Él volvía en sí, poco a poco. La escocía pensar. Aún estaba algo aturdido y sin embargo, se negaba a seguir siendo un espectador más. Escucharon el grito de Gamiel. Ver su cadáver, los pedazos que quedaban de él, era todo lo que necesitaba para ponerse en marcha. No había conocido mucho al marinero pero para ser joven había demostrado valor. Ver sus restos retorcidos, irreconocibles, no le ponía de buen humor. Todo se había ido al Infierno. No, el Infierno había llegado a ellos. Ya solo podía salvar los pedazos rotos?
Él estaba allí. Arrojó a Zhang al suelo y, con cuchillo, cortó las lianas que lo ataban.
-Lo siento. Solo intentaba hacer lo correcto según las viejas leyes de mi hogar. Debí darme cuenta de que mi hogar ya no existe.-Había sido devorado por un mundo mucho más feroz que el de un clan de pictos salvajes. Un mundo civilizado y a la vez, brutal, demoniaco. No había donde regresar. No había lugar para él en aquella vida. Clavó el cuchillo delante de Zhang. No sabía usarlo pero no tenía nada más que ofrecerle.-Me equivoqué.-Recogió el hacha.-Sal de aquí, Zhang. Sálvate, hermano.-Y lo dejó atrás, corriendo hacia la zona donde estaba Lena y los piratas.
Procuró no mirar a la densa oscuridad que se abatía sobre ellos. Esquivaría los árboles, y cualquier cosa que surgiera de más allá de su vista, rodando, tirándose a tierra. Gritaría cuando Lena estuviese a su alcance.
-¡¡¡¡Lenaaaaa!!!!-Y cuando se girase, pues se giraría presintiendo el peligro o solo por la voz, usaría el hacha, por la parte plana, para apartar la espada, con fuerza, tratando de hacerla saltar de sus manos inexpertas. Con la mano libre golpearía en el mentón a la mujer, tratando de dejarla sin sentido. No dejaría que nadie más la hiciera daño. Pensaba que el diablo que los acechaba la había hecho saltar igual que a él le había detenido.
Si todo salía bien* quedaría delante del pirata manco. Se mirarían, como fieras, pero no saltaría. Había una amenaza mayor. Para bien o para mal, su barca era la misma.
-¿Hacha o espada?-Dependiendo de su respuesta le tendería la espada de Lena o uno de sus hachas. Como un felino en día de caza se colocaría detrás del otro pirata, el de la lengua larga, y le cortaría las ligaduras. Le entregaría el arma restante, quedándose él con una de las hachas.
-¡Arcan!¡Enfunda eso!-Le gritó al comerciante.-¡Llévate a Blancania!¡O a Eric!¡O a Lena! No importa. Vete, corre. ¡Escapa!-Era una orden y una amenaza. Sobretodo, era una súplica. El orondo comerciante no sería de ayuda en la batalla. Podía elegir salvar a algunos de sus compañeros. O huir solo. Estaba bien. Hiciese lo que hiciese, estaba bien.
Se quedó al lado de los piratas.
-Vamos a morir todos.**-Dijo, con la mirada clavada en la jungla.-No importa que escapemos, que nos escondamos. La isla es suya. Nos encontrará y nos devorará. Estas armas no pueden matarle. Solo podemos luchar?y soñar. Si hay una oportunidad de vencer, es ahora. No hay más lobos en la isla, solo corderos.-Colgó su hacha y aferró su jabalina.-Si luchamos juntos puede que logremos herirle?-Y avanzó. Porque no iba a quedarse allí a esperar una muerte dolorosa. Iría él a buscarla.
Se adentró entre el follaje. No sabía si iría solo o acompañado, si el resto habrían podido huir o si su hermano entendería de su debilidad, de su falta de conocimiento del mundo. No sabía nada salvo que no tenía miedo y de que iba a ser la presa más puñetera que ese diablo había matado?
---Out.---
*Esta parte solo debe ser leída si Lena queda fuera de combate y el picto delante de Gonej.
**Esto solo lo dice para dar ánimos.
Un saludo
Había sido una mala idea centrarse en Zhang. Obcecado como estaba en conseguir una fría justicia no había sido capaz de darse cuenta de que su alrededor se estaba descomponiendo en pedazos. Hubiera acabado con Zhang de un solo golpe, y eso hubiera sido un gran error. No llegó a hacerlo. No tuvo oportunidad. Empezó a oír cosas, a olerlas. Incluso cosas que no estaban allí. Insectos, la brisa del mar, el mecer de las ramas de una planta exótica. Escuchaba su propio corazón, y el de Zhang. También del de Gamiel. Pero estaba lejos. No podía escucharlo. No tan nítidamente. Imaginaciones suyas. Eso quería creer. Porque el grito de pavor de Gamiel había sido horrendo. El chico no se merecía eso. Tuvo la certeza de que ya estaba muerto. Eso se acercaba. El dios oscuro, el señor de la jungla. El devorador de hombres. Perdió el sentido de la realidad.
Lena le estaba hablando. Igual que uno de los piratas. Estaba en una burbuja en la que las palabras no llegaban sino deformes, dispares, alejadas de su verdadero significado. Intentó decir que hablasen más claro, en la lengua común para variar. No fue capaz. Estaba al otro lado, en algún lado que no era su mundo sino un sueño. Una pesadilla. Podía mirar. Participar no.
Aún así sabía leer el lenguaje corporal de Lena. Estaba furiosa y él, aturdido. Ya no tenía unos grilletes que la detuviesen. Se lanzó a por el pirata manca. La tragedia no hubiera sido tal si la venganza, poética, se hubiese cumplido. El pirata muerte por sus actos. Es justo. Blancania, la mujer que lo había curado sin esperar nada a cambio, se puso en medio. Obviamente intentaba salvar a Lena, pues el pirata debía haberse cebado en ella también. No lo logró. Con su gesto altruista condenó a la pelirroja, quien la asestó un golpe burdo?pero letal. Lo lamentó. Blancania era una mujer de corazón generoso. Nunca le había quitado nada a nadie. A ella se lo arrebataron todo...salvo una parte de ella que nadie tan impuro como ellos llegaría a rozar, ni si quiera a avistar. Una parte brillante, noble, que los sobrepasaba.
La sangre brotó y el manco se liberó haciendo gala de una fuerza bruta inesperada. Algo torpe, y desarmado, tropezó con su compañero, el parlanchín. Lena siguió acosándole. Él volvía en sí, poco a poco. La escocía pensar. Aún estaba algo aturdido y sin embargo, se negaba a seguir siendo un espectador más. Escucharon el grito de Gamiel. Ver su cadáver, los pedazos que quedaban de él, era todo lo que necesitaba para ponerse en marcha. No había conocido mucho al marinero pero para ser joven había demostrado valor. Ver sus restos retorcidos, irreconocibles, no le ponía de buen humor. Todo se había ido al Infierno. No, el Infierno había llegado a ellos. Ya solo podía salvar los pedazos rotos?
Él estaba allí. Arrojó a Zhang al suelo y, con cuchillo, cortó las lianas que lo ataban.
-Lo siento. Solo intentaba hacer lo correcto según las viejas leyes de mi hogar. Debí darme cuenta de que mi hogar ya no existe.-Había sido devorado por un mundo mucho más feroz que el de un clan de pictos salvajes. Un mundo civilizado y a la vez, brutal, demoniaco. No había donde regresar. No había lugar para él en aquella vida. Clavó el cuchillo delante de Zhang. No sabía usarlo pero no tenía nada más que ofrecerle.-Me equivoqué.-Recogió el hacha.-Sal de aquí, Zhang. Sálvate, hermano.-Y lo dejó atrás, corriendo hacia la zona donde estaba Lena y los piratas.
Procuró no mirar a la densa oscuridad que se abatía sobre ellos. Esquivaría los árboles, y cualquier cosa que surgiera de más allá de su vista, rodando, tirándose a tierra. Gritaría cuando Lena estuviese a su alcance.
-¡¡¡¡Lenaaaaa!!!!-Y cuando se girase, pues se giraría presintiendo el peligro o solo por la voz, usaría el hacha, por la parte plana, para apartar la espada, con fuerza, tratando de hacerla saltar de sus manos inexpertas. Con la mano libre golpearía en el mentón a la mujer, tratando de dejarla sin sentido. No dejaría que nadie más la hiciera daño. Pensaba que el diablo que los acechaba la había hecho saltar igual que a él le había detenido.
Si todo salía bien* quedaría delante del pirata manco. Se mirarían, como fieras, pero no saltaría. Había una amenaza mayor. Para bien o para mal, su barca era la misma.
-¿Hacha o espada?-Dependiendo de su respuesta le tendería la espada de Lena o uno de sus hachas. Como un felino en día de caza se colocaría detrás del otro pirata, el de la lengua larga, y le cortaría las ligaduras. Le entregaría el arma restante, quedándose él con una de las hachas.
-¡Arcan!¡Enfunda eso!-Le gritó al comerciante.-¡Llévate a Blancania!¡O a Eric!¡O a Lena! No importa. Vete, corre. ¡Escapa!-Era una orden y una amenaza. Sobretodo, era una súplica. El orondo comerciante no sería de ayuda en la batalla. Podía elegir salvar a algunos de sus compañeros. O huir solo. Estaba bien. Hiciese lo que hiciese, estaba bien.
Se quedó al lado de los piratas.
-Vamos a morir todos.**-Dijo, con la mirada clavada en la jungla.-No importa que escapemos, que nos escondamos. La isla es suya. Nos encontrará y nos devorará. Estas armas no pueden matarle. Solo podemos luchar?y soñar. Si hay una oportunidad de vencer, es ahora. No hay más lobos en la isla, solo corderos.-Colgó su hacha y aferró su jabalina.-Si luchamos juntos puede que logremos herirle?-Y avanzó. Porque no iba a quedarse allí a esperar una muerte dolorosa. Iría él a buscarla.
Se adentró entre el follaje. No sabía si iría solo o acompañado, si el resto habrían podido huir o si su hermano entendería de su debilidad, de su falta de conocimiento del mundo. No sabía nada salvo que no tenía miedo y de que iba a ser la presa más puñetera que ese diablo había matado?
---Out.---
*Esta parte solo debe ser leída si Lena queda fuera de combate y el picto delante de Gonej.
**Esto solo lo dice para dar ánimos.
Un saludo
Re: Cazadores de Hombres
Gonej
La situación no cambió en nada, atados y golpeados, indefensos y espectantes de la ejecución del oriental, solo podiamos resignarnos, claro que no estaba dispuesto a resignarme y esperé a que Bazag tampoco lo estuviese. Retorci un poco mi brazo, los nudos del marinero eran buenos, ninguna sorpresa en ese hecho. El claro en el que nos encontrabamos dejaba que el sol nos golpeara y durante un segundo miré hacia arriba y pude notar como el aire se volvia más denso, como el sol disminuia si intensidad y como el estomago mismo de la selva rugia de hambre. Salvo el picto, paralizado detrasl del oriental, todos estaban con las emociones muy agitadas como para notar lo que estaba pasando, la pelirroja nos miraba con odio, impaciente. El comerciante y la otra mujer estaban entre preocupación y miedo, atendiendo al ciego.
Finalmente la pelirroja estallo, comenzo a gritarle a su salvador, demandaba nuestra sangre y la tendria por la fuerza si era necesario. Prepare mi brazo y la miré con una sonrisa, mientras más preocupada estuviese por la venganza, menos lo estaria por empuñar bien esa espada y seria posible sacarsela. El momento llego cuando el picto fallo en darle una respuesta, le dió la espalda y embistio en mi dirección con los ojos rojos, un grito de guerra y las lagrimas en sus mejillas. Un segundo despues de eso, sus lagrimas estaban en todo su rostro, sus ojos no entendian que sucedia y su grito era un lamento. La sangre sobre mi, no era mia, su sabor era el de siempre y quien convulcionaba junto a mi no era Bazag.
La selva se doblo hacia el claro, como cerrandose ante la posibilidad de que escaparamos como pajaros y aunque no era un ave, alguien dejó mi jaula abierta, el calor del esfuerzo en mi brazo fue testigo de su propio poder, ya estaba libre y pude ver el cadaver que tenia segundos antes mirandome con los ojos muertos. La situación trajo memorias de mi difunta mujer, sus rostros eran similares, y cuando termine de notar su parecido y lamentarme en silencio, solo podia ver el cielo. Estaba nuevamente en el suelo, sobre Bazag y mi torpeza apabullaba nuevamente la situación. Vi al Gordo con su espada desenvainada e intente ponerme de pie rapidamente, pisoteando un poco a Bazag e intentando alcanzar el cuchillo en el cinturon del cuerpo que todavia se movia. La pelirroja no se detendria por un obstaculo y deseaba más mi muerte ahora que su propia vida. Si tenia el cuchillo en mis manos y ella insistia en atacarme, pues aprovecharia el largo de mi brazo y apuntaria al cuello.
El golpe de algo en un arbol cercano me hizo bajar la guardia, mire el nuevo cadaver que se sumaba al grupo y mientras todos miraban me dirijí a mi compañero, corte sus lianas y le di el cuchillo, el podria hacer buen uso de el. Lo que produjo el movimiento en la selva, ahora estaba frente al claro y poner un pie fuera de alli era la muerte segura, el cadaver a medio devorar era el cartel con esa advertencia. No teniamos la posibilidad de correr, pero tampoco sabia yo, que era lo que nos observaba desde la oscuridad.
El pico actuo con rapidez, antes de que me diera cuenta ya estaba a mi alcanze y atacando a la pelirroja.
* Las miradas que cruzamos fueron frias, pero toda una conversasión se desarrollo en mi cabeza, amenazas y compromisos se hicieron en un segundo.
- Espada -
El hombre siguió en movimiento, aconsejo a los demas en como proceder y dio animo a la vez que una pequeña explicación. Si vamos a morir entonces no es un animal, estabamos frente a lo que Valeria buscaba y si lo matabamos, ella vendria hacia nosotros, demasiado se habia dicho. Me acerce a la mujer muerta, me bañe con su sangre y me puse frente al picto, no dejaria que alguien me detuviese, necesitaba prepararme.
-Demonio?- Hice la pregunta como si fuese un conocedor, pero la verdad es que poco conocia de las artes oscuras, pero solo demonio se me ocurria como para evocar la palabra muerte de una forma tan definitiva como el picto la hacia sonar.
-Sere la carnada- Espere unos segundos a que estuviesen preparados para seguirme-Hacia adonde?- Pregunte a quien notase más atento a los movimientos de la selva. Estaba listo para todo. Marcaria toda la distancia posible con la bestia, me mantendria amenazante, llamando siempre su atención para darle a los otros una oportunidad. -Bazag, dejame enfrentarlo y ataca sus ojos.- Solo podia confiar en su pericia en combate, no conocia todavia la pericia de los demas con sus armas.
** Nuestra guardia estuvo baja el tiempo suficiente como para que cualquiera de los dos actuase, pero el cadaver arrojado desde la densa vegetación nos borro de la mente el combate, la pelirroja y yo estabamos frente a frente, retomamos el combate donde lo dejamos *** Espere a que hiciese su movimiento y la desarmaria antes de darle un golpe con mi frente en su nariz, ya en el piso no representaria la más minima preocupación, me voltearia hacia el comerciante, sangre en mi rostro y a la espera de que saliera corriendo, si solo daba un paso hacia adelante estaba muerto, no tenia paciencia para esta gente. Mire al picto, que segundos antes intento meterse en la pelea con la niña de pelo rojo, no necesitaba palabras, solo ayudaria a Bazag a liberarse sin sacarle los ojos de encima a este misterioso tipo y luego nos iriamos. Antes de hacerlo le preguntaria
-Que es eso en la jungla?-
===OFF===
* Es para continuar el turno en caso de que las acciones del picto salgan como el las planeo.
** Es para continuar el turno si algo se desvia de lo anterior. Se que los dos resultados son muy diferentes, pero si Gonej no ve al picto golpear a la pelirroja, no se fiara del todo de el.
***Puede que tenga el cuchillo o no, actuare de igual manera de todas formas.
La situación no cambió en nada, atados y golpeados, indefensos y espectantes de la ejecución del oriental, solo podiamos resignarnos, claro que no estaba dispuesto a resignarme y esperé a que Bazag tampoco lo estuviese. Retorci un poco mi brazo, los nudos del marinero eran buenos, ninguna sorpresa en ese hecho. El claro en el que nos encontrabamos dejaba que el sol nos golpeara y durante un segundo miré hacia arriba y pude notar como el aire se volvia más denso, como el sol disminuia si intensidad y como el estomago mismo de la selva rugia de hambre. Salvo el picto, paralizado detrasl del oriental, todos estaban con las emociones muy agitadas como para notar lo que estaba pasando, la pelirroja nos miraba con odio, impaciente. El comerciante y la otra mujer estaban entre preocupación y miedo, atendiendo al ciego.
Finalmente la pelirroja estallo, comenzo a gritarle a su salvador, demandaba nuestra sangre y la tendria por la fuerza si era necesario. Prepare mi brazo y la miré con una sonrisa, mientras más preocupada estuviese por la venganza, menos lo estaria por empuñar bien esa espada y seria posible sacarsela. El momento llego cuando el picto fallo en darle una respuesta, le dió la espalda y embistio en mi dirección con los ojos rojos, un grito de guerra y las lagrimas en sus mejillas. Un segundo despues de eso, sus lagrimas estaban en todo su rostro, sus ojos no entendian que sucedia y su grito era un lamento. La sangre sobre mi, no era mia, su sabor era el de siempre y quien convulcionaba junto a mi no era Bazag.
La selva se doblo hacia el claro, como cerrandose ante la posibilidad de que escaparamos como pajaros y aunque no era un ave, alguien dejó mi jaula abierta, el calor del esfuerzo en mi brazo fue testigo de su propio poder, ya estaba libre y pude ver el cadaver que tenia segundos antes mirandome con los ojos muertos. La situación trajo memorias de mi difunta mujer, sus rostros eran similares, y cuando termine de notar su parecido y lamentarme en silencio, solo podia ver el cielo. Estaba nuevamente en el suelo, sobre Bazag y mi torpeza apabullaba nuevamente la situación. Vi al Gordo con su espada desenvainada e intente ponerme de pie rapidamente, pisoteando un poco a Bazag e intentando alcanzar el cuchillo en el cinturon del cuerpo que todavia se movia. La pelirroja no se detendria por un obstaculo y deseaba más mi muerte ahora que su propia vida. Si tenia el cuchillo en mis manos y ella insistia en atacarme, pues aprovecharia el largo de mi brazo y apuntaria al cuello.
El golpe de algo en un arbol cercano me hizo bajar la guardia, mire el nuevo cadaver que se sumaba al grupo y mientras todos miraban me dirijí a mi compañero, corte sus lianas y le di el cuchillo, el podria hacer buen uso de el. Lo que produjo el movimiento en la selva, ahora estaba frente al claro y poner un pie fuera de alli era la muerte segura, el cadaver a medio devorar era el cartel con esa advertencia. No teniamos la posibilidad de correr, pero tampoco sabia yo, que era lo que nos observaba desde la oscuridad.
El pico actuo con rapidez, antes de que me diera cuenta ya estaba a mi alcanze y atacando a la pelirroja.
* Las miradas que cruzamos fueron frias, pero toda una conversasión se desarrollo en mi cabeza, amenazas y compromisos se hicieron en un segundo.
- Espada -
El hombre siguió en movimiento, aconsejo a los demas en como proceder y dio animo a la vez que una pequeña explicación. Si vamos a morir entonces no es un animal, estabamos frente a lo que Valeria buscaba y si lo matabamos, ella vendria hacia nosotros, demasiado se habia dicho. Me acerce a la mujer muerta, me bañe con su sangre y me puse frente al picto, no dejaria que alguien me detuviese, necesitaba prepararme.
-Demonio?- Hice la pregunta como si fuese un conocedor, pero la verdad es que poco conocia de las artes oscuras, pero solo demonio se me ocurria como para evocar la palabra muerte de una forma tan definitiva como el picto la hacia sonar.
-Sere la carnada- Espere unos segundos a que estuviesen preparados para seguirme-Hacia adonde?- Pregunte a quien notase más atento a los movimientos de la selva. Estaba listo para todo. Marcaria toda la distancia posible con la bestia, me mantendria amenazante, llamando siempre su atención para darle a los otros una oportunidad. -Bazag, dejame enfrentarlo y ataca sus ojos.- Solo podia confiar en su pericia en combate, no conocia todavia la pericia de los demas con sus armas.
** Nuestra guardia estuvo baja el tiempo suficiente como para que cualquiera de los dos actuase, pero el cadaver arrojado desde la densa vegetación nos borro de la mente el combate, la pelirroja y yo estabamos frente a frente, retomamos el combate donde lo dejamos *** Espere a que hiciese su movimiento y la desarmaria antes de darle un golpe con mi frente en su nariz, ya en el piso no representaria la más minima preocupación, me voltearia hacia el comerciante, sangre en mi rostro y a la espera de que saliera corriendo, si solo daba un paso hacia adelante estaba muerto, no tenia paciencia para esta gente. Mire al picto, que segundos antes intento meterse en la pelea con la niña de pelo rojo, no necesitaba palabras, solo ayudaria a Bazag a liberarse sin sacarle los ojos de encima a este misterioso tipo y luego nos iriamos. Antes de hacerlo le preguntaria
-Que es eso en la jungla?-
===OFF===
* Es para continuar el turno en caso de que las acciones del picto salgan como el las planeo.
** Es para continuar el turno si algo se desvia de lo anterior. Se que los dos resultados son muy diferentes, pero si Gonej no ve al picto golpear a la pelirroja, no se fiara del todo de el.
***Puede que tenga el cuchillo o no, actuare de igual manera de todas formas.
Lo esencial puede que sea invisible a los ojos, pero no al implante optico de alta tecnologia
Re: Cazadores de Hombres
Bazag
Sus palabras caen en saco roto. La historia entre el grandullón que les amenaza y el oriental debe venir de bastante atrás. Intentar intervenir era lo más razonable, sobre todo teniendo en cuenta que están hablando también del cuello de los demás, pero estaba condenado al fracaso.
Jamás ha echado tanto de menos sus armas. El más inofensivo de los cuchillos le habría bastado para liberarse. Luego todo volvería a ser un juego, uno en el que a veces se gana y otras se pierde, pero estaría mucho mejor que contemplar, aún maniatado, el espectáculo.
Piensa que la situación no deja de tener cierta gracia, incluso justicia. ¿Por qué subió en aquel barco en primer lugar?, porque no sabía qué hacer y lanzó una moneda. Después aquel barco fue atacado por Valeria, le obligaron a unirse a la tripulación del último terror? No eligió nada de todo esto. Del mismo modo, esas mujeres, sobretodo la pelirroja, le odian en estos momentos por algo que no ha hecho. Una decisión que no toma le lleva a tener que responder por actos que no ha llevado a cabo. Debería aprender una buena lección de todo esto, si es que vive lo suficiente. Tampoco puede ponerse demasiado tremendista ni melodramático. Ha llegado aquí aceptando los riesgos del azar, cómo siempre hace. Si en estos momentos se encontrase ante una montaña de oro, no se estaría quejando por haberlo logrado lanzando una moneda al aire.
De pronto el grandullón que pretende matarlos se queda mudo. Hasta el oriental parece conmocionado por algo. Poco le importa a la pelirroja, ella ya ha tomado su decisión. No sabe usar la espada, eso está claro, y les da una oportunidad. Piensa que, si va a por él, puede rodar hacia un lado en el momento justo, que la espada impacte contra las cuerdas. Eso es suficiente para romperlas. No es algo seguro, ni parece una jugada justa aprovecharse de la rabia de una mujer enfadada. Por suerte no le importa ninguna de las dos cosas. Acepta que alguien pueda querer matarle por venganza, pero al menos preferiría que quieran vengarse por algo que SÍ haya hecho.
Sin embargo su plan se vuelve innecesario. La mujer va a por Gonej. La otra mujer intenta detenerla. Es un error. La pobre recibe un espadazo en el torso. Su agresora ni siquiera repara en lo que acaba de hacer. La herida es mortal. En el fondo lamenta la situación, pero no podía ni puede hacer nada. ¿Y qué esperaba al viajar con piratas?
Entonces Gonej le sorprende. Rompe las cuerdas. No se ha desatado, no las ha cortado. Solo las ha roto. Intenta imitarle solo para quedar más impresionado por la proeza del manco. Claro que todo estaría mucho mejor si no empezasen a pelearse a su lado. Cada vez tiene más claro que va a acabar recibiendo un golpe que no iba dirigido contra él. Más allá de considerar su propia seguridad, ¿qué diversión habría en eso?, también piensa que estaría bien que nadie más muriese hoy.
Justo al pensar eso último, un cuerpo aparece volando entre la espesura. Ese tipo acababa de marcharse. Es evidente que algo lo ha lanzado con fuerza, con demasiada fuerza, y no sabe si quiere averiguar de lo que se trata. Es momento de deshacerse de las cuerdas.
*Está claro que no va a saber desatarse, y no es tan fuerte cómo Gonej. También está claro que ahora mismo pocos le prestan atención. Siempre habrá algún árbol con la corteza rugosa, alguna piedra afilada. Cualquier cosa le sirve para raspar las ataduras. Solo necesita moverse hasta ellas con velocidad. Luego ya pensará en qué usar cómo arma.
Si se ha conseguido liberar, o si le han liberado, sigue existiendo el problema de ?eso? que se les acerca. Escucha al que hasta hace poco había decidido matarles. Sus palabras son alentadoras. Van a morir todos. Niega con la cabeza, pero no con desesperación o escepticismo, sino con calma. Ya le han dicho en otras ocasiones que no había forma de salir con vida. Luego sigue la explicación y? lo que oye ya le gusta menos. Una criatura cómo esa? no debería existir. Si hace un año alguien le hubiese venido con esas tonterías en un momento, habría pasado varios días riendo sin parar. Tras lo que ha pasado hace poco, a su mente llega una palabra, una sola, ?brujería?. ?¿Brujería otra vez?-. Es incapaz de evitar decirlo en voz alta. Esperaba, deseaba con todas sus fuerzas, no volver a toparse con nada mágico durante el resto de sus días. Ahora ha ido justo a la boca del lobo. Para colmo, cuando quiere darse cuenta le ha tocado el hacha. ?¿El hacha?, ¡al infierno el hacha!, puedo dejar eso atrás sin que se dé cuenta siquiera-. Mira a los pocos supervivientes, a los que no pueden luchar ni tienen muchas oportunidades de huir. Este sería un buen momento para volver a tener la moneda entre manos. También la ha perdido. Solo puede hacer una cosa, decidir, que no sea el azar o el destino lo que guíe sus pasos. Llegados a ese punto, sabe que su propia decisión no le va a gustar. Agarra el hacha que le tienden. ?Supongo que este es tan buen lugar para morir cómo cualquier otro-. Se encoje de hombros. ?¿De verdad crees que cargando entre los tres con los heridos no podemos escapar?-. Por mucho que le gustase, sería incapaz de irse él solo. El retornado se reía de él por algo parecido a esto. Cuánta razón tenía el condenado.
-Nada de convertirte en carnaza, Gonej. Si es tan resistente, será mejor que le golpeéis vosotros. No seamos tontos, somos tres, le distraeremos entre todos. Cuando ataque a uno, los otros dos iremos a por él-
No sabe de qué se trata, y no quiere hacerse ninguna idea antes de verlo. Lo que si sabe es que usará su mejor arma, la velocidad y la agilidad. Esquivará tantos golpes cómo pueda, y llamará la atención. Seguro que hay piedras, ramas, o cualquier cosa para tirarle encima. Solo golpeará mientras esquiva. Quizás desgasten a esa criatura, pues no duda de su existencia, y esta acabe huyendo. La evitará moviéndose entre los árboles, corriendo de un lado a otro, saltando y rodando. En resumidas cuentas, lo que hace siempre, pero armado con un hacha. Imagina que deberá limitarse a los golpes circulares. No es lo que habría querido, pero al menos va armado, tampoco puede quejarse.
---------------------------------
*Si Urug desarma a la chica y les suelta, este mini párrafo se puede omitir.
Sus palabras caen en saco roto. La historia entre el grandullón que les amenaza y el oriental debe venir de bastante atrás. Intentar intervenir era lo más razonable, sobre todo teniendo en cuenta que están hablando también del cuello de los demás, pero estaba condenado al fracaso.
Jamás ha echado tanto de menos sus armas. El más inofensivo de los cuchillos le habría bastado para liberarse. Luego todo volvería a ser un juego, uno en el que a veces se gana y otras se pierde, pero estaría mucho mejor que contemplar, aún maniatado, el espectáculo.
Piensa que la situación no deja de tener cierta gracia, incluso justicia. ¿Por qué subió en aquel barco en primer lugar?, porque no sabía qué hacer y lanzó una moneda. Después aquel barco fue atacado por Valeria, le obligaron a unirse a la tripulación del último terror? No eligió nada de todo esto. Del mismo modo, esas mujeres, sobretodo la pelirroja, le odian en estos momentos por algo que no ha hecho. Una decisión que no toma le lleva a tener que responder por actos que no ha llevado a cabo. Debería aprender una buena lección de todo esto, si es que vive lo suficiente. Tampoco puede ponerse demasiado tremendista ni melodramático. Ha llegado aquí aceptando los riesgos del azar, cómo siempre hace. Si en estos momentos se encontrase ante una montaña de oro, no se estaría quejando por haberlo logrado lanzando una moneda al aire.
De pronto el grandullón que pretende matarlos se queda mudo. Hasta el oriental parece conmocionado por algo. Poco le importa a la pelirroja, ella ya ha tomado su decisión. No sabe usar la espada, eso está claro, y les da una oportunidad. Piensa que, si va a por él, puede rodar hacia un lado en el momento justo, que la espada impacte contra las cuerdas. Eso es suficiente para romperlas. No es algo seguro, ni parece una jugada justa aprovecharse de la rabia de una mujer enfadada. Por suerte no le importa ninguna de las dos cosas. Acepta que alguien pueda querer matarle por venganza, pero al menos preferiría que quieran vengarse por algo que SÍ haya hecho.
Sin embargo su plan se vuelve innecesario. La mujer va a por Gonej. La otra mujer intenta detenerla. Es un error. La pobre recibe un espadazo en el torso. Su agresora ni siquiera repara en lo que acaba de hacer. La herida es mortal. En el fondo lamenta la situación, pero no podía ni puede hacer nada. ¿Y qué esperaba al viajar con piratas?
Entonces Gonej le sorprende. Rompe las cuerdas. No se ha desatado, no las ha cortado. Solo las ha roto. Intenta imitarle solo para quedar más impresionado por la proeza del manco. Claro que todo estaría mucho mejor si no empezasen a pelearse a su lado. Cada vez tiene más claro que va a acabar recibiendo un golpe que no iba dirigido contra él. Más allá de considerar su propia seguridad, ¿qué diversión habría en eso?, también piensa que estaría bien que nadie más muriese hoy.
Justo al pensar eso último, un cuerpo aparece volando entre la espesura. Ese tipo acababa de marcharse. Es evidente que algo lo ha lanzado con fuerza, con demasiada fuerza, y no sabe si quiere averiguar de lo que se trata. Es momento de deshacerse de las cuerdas.
*Está claro que no va a saber desatarse, y no es tan fuerte cómo Gonej. También está claro que ahora mismo pocos le prestan atención. Siempre habrá algún árbol con la corteza rugosa, alguna piedra afilada. Cualquier cosa le sirve para raspar las ataduras. Solo necesita moverse hasta ellas con velocidad. Luego ya pensará en qué usar cómo arma.
Si se ha conseguido liberar, o si le han liberado, sigue existiendo el problema de ?eso? que se les acerca. Escucha al que hasta hace poco había decidido matarles. Sus palabras son alentadoras. Van a morir todos. Niega con la cabeza, pero no con desesperación o escepticismo, sino con calma. Ya le han dicho en otras ocasiones que no había forma de salir con vida. Luego sigue la explicación y? lo que oye ya le gusta menos. Una criatura cómo esa? no debería existir. Si hace un año alguien le hubiese venido con esas tonterías en un momento, habría pasado varios días riendo sin parar. Tras lo que ha pasado hace poco, a su mente llega una palabra, una sola, ?brujería?. ?¿Brujería otra vez?-. Es incapaz de evitar decirlo en voz alta. Esperaba, deseaba con todas sus fuerzas, no volver a toparse con nada mágico durante el resto de sus días. Ahora ha ido justo a la boca del lobo. Para colmo, cuando quiere darse cuenta le ha tocado el hacha. ?¿El hacha?, ¡al infierno el hacha!, puedo dejar eso atrás sin que se dé cuenta siquiera-. Mira a los pocos supervivientes, a los que no pueden luchar ni tienen muchas oportunidades de huir. Este sería un buen momento para volver a tener la moneda entre manos. También la ha perdido. Solo puede hacer una cosa, decidir, que no sea el azar o el destino lo que guíe sus pasos. Llegados a ese punto, sabe que su propia decisión no le va a gustar. Agarra el hacha que le tienden. ?Supongo que este es tan buen lugar para morir cómo cualquier otro-. Se encoje de hombros. ?¿De verdad crees que cargando entre los tres con los heridos no podemos escapar?-. Por mucho que le gustase, sería incapaz de irse él solo. El retornado se reía de él por algo parecido a esto. Cuánta razón tenía el condenado.
-Nada de convertirte en carnaza, Gonej. Si es tan resistente, será mejor que le golpeéis vosotros. No seamos tontos, somos tres, le distraeremos entre todos. Cuando ataque a uno, los otros dos iremos a por él-
No sabe de qué se trata, y no quiere hacerse ninguna idea antes de verlo. Lo que si sabe es que usará su mejor arma, la velocidad y la agilidad. Esquivará tantos golpes cómo pueda, y llamará la atención. Seguro que hay piedras, ramas, o cualquier cosa para tirarle encima. Solo golpeará mientras esquiva. Quizás desgasten a esa criatura, pues no duda de su existencia, y esta acabe huyendo. La evitará moviéndose entre los árboles, corriendo de un lado a otro, saltando y rodando. En resumidas cuentas, lo que hace siempre, pero armado con un hacha. Imagina que deberá limitarse a los golpes circulares. No es lo que habría querido, pero al menos va armado, tampoco puede quejarse.
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*Si Urug desarma a la chica y les suelta, este mini párrafo se puede omitir.
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Re: Cazadores de Hombres
Urugh Bey
No esperaba compañía. Por algún motivo entendía que los piratas saldrían corriendo, pasando por encima de Arcan o del pobre Eric. No había sido así. Se habían quedado. Quizás porque habían entendido que no había donde huir. O que esa era la única oportunidad que tenían. De vencer no, pero sí de ofrecer una resistencia digna. Ahora eran tres. Un número estúpido para enfrentarse a un dios. Hubiera sido una batalla gloriosa si sus hermanos hubiesen estado allí. Pronto se reuniría con ellos. Y no lo haría con la cabeza gacha. Podría decir que no había muerto solo. "Y que tengan que venir los demonios del Arallu para que nos unamos los hombres. Ridículo". Y, sin embargo, así era.
El manco propone un plan. Quiere ser el cebo. No titubea. El otro propone algo mejor. Nada de eso va a servir. Y, sin embargo. Atacar a los ojos no. A los ojos no. ¿Qué dijo la mujer? Escarva en su memoria. Es tan absurdo que no pierde nada por mencionarlo.
-Ella mencionó una pulsera. Si la rompemos le debilitará.-No dijo más. Miró a sus dos improvisados compañeros. El manco sin escrúpulos y el pequeñito de la lengua rápida. No sabía que pensar. Un guerrero manco trae mala suerte. ¿Más?
Se hizo a un lado y trepó a un árbol no demasiado alto. ¿Cómo de grande podía ser? Si era enorme, desde arriba podría saltar sobre él y llegar a su cabeza. Si no lo era, podría sorprenderle desde la altura. En cualquier caso tendría un mejor blanco para su jabalina. Primero, observaría al diablo. Buscaría esa pulsera. No sabía lo que un dios entendía por "pulsera". Luego, arrojaría su jabalina hacia una zona que pareciese vulnerable; ojos o boca. Y caería sobre él mientras de lo más descarnado de su interior surgía un grito de guerra ancestral, inhumano y salvaje.
No esperaba compañía. Por algún motivo entendía que los piratas saldrían corriendo, pasando por encima de Arcan o del pobre Eric. No había sido así. Se habían quedado. Quizás porque habían entendido que no había donde huir. O que esa era la única oportunidad que tenían. De vencer no, pero sí de ofrecer una resistencia digna. Ahora eran tres. Un número estúpido para enfrentarse a un dios. Hubiera sido una batalla gloriosa si sus hermanos hubiesen estado allí. Pronto se reuniría con ellos. Y no lo haría con la cabeza gacha. Podría decir que no había muerto solo. "Y que tengan que venir los demonios del Arallu para que nos unamos los hombres. Ridículo". Y, sin embargo, así era.
El manco propone un plan. Quiere ser el cebo. No titubea. El otro propone algo mejor. Nada de eso va a servir. Y, sin embargo. Atacar a los ojos no. A los ojos no. ¿Qué dijo la mujer? Escarva en su memoria. Es tan absurdo que no pierde nada por mencionarlo.
-Ella mencionó una pulsera. Si la rompemos le debilitará.-No dijo más. Miró a sus dos improvisados compañeros. El manco sin escrúpulos y el pequeñito de la lengua rápida. No sabía que pensar. Un guerrero manco trae mala suerte. ¿Más?
Se hizo a un lado y trepó a un árbol no demasiado alto. ¿Cómo de grande podía ser? Si era enorme, desde arriba podría saltar sobre él y llegar a su cabeza. Si no lo era, podría sorprenderle desde la altura. En cualquier caso tendría un mejor blanco para su jabalina. Primero, observaría al diablo. Buscaría esa pulsera. No sabía lo que un dios entendía por "pulsera". Luego, arrojaría su jabalina hacia una zona que pareciese vulnerable; ojos o boca. Y caería sobre él mientras de lo más descarnado de su interior surgía un grito de guerra ancestral, inhumano y salvaje.
Re: Cazadores de Hombres
Gonej
Segundos antes de entrar en la oscuridad de la selva, el nuevo equipo habló, todos con sus ideas, todos cagados de miedo, sin chances de matar esta cosa, pero a lo mejor esa pulsera nos daría un respiro. Sin poder dejar de pensar en Valeria, esa pulsera podria ser lo que ella buscaba, si le daba poder a una bestia, quizas nos daría el necesario para vengarnos. Miro a mis compañeros, brujeria y una pulsera, ninguna certeza en las palabras de nadie, el oriental todavia catatonico y todos mirandonos las caras, en un claro que en contraste con la jungla, representaba la vida y la muerte mejor que nunca.
-Necesitamos luz para ver la pulsera-
Fuera del claro no teniamos ese lujo, fuera del claro nuestras posibilidades volvian a desaparecer. Me posicioné en el medio del claro, vi a Bazag incomodo con el hacha, si no le habia dado ya el cuchillo, se lo señalo en el cinturon de la mujer muerta. Ya estaba bañado en sangre, esperando que esta cosa que nos acechaba diera un indicio claro de su posición, intentaria no darle la espalda a ningun lado por demasiado tiempo.
-Bazag, imita al picto y esperen su oportunidad -
Tenía demasiada fe en dos cosas, por un lado la bestia necesitaria más que un zarpaso para matarme, por el otro, si no era un animal, notaría la emboscada de mis compañeros y se revelaria para atacarlos a ellos. Pasara lo que pasara, alguien tendria un golpe claro contra esa pulsera.
Segundos antes de entrar en la oscuridad de la selva, el nuevo equipo habló, todos con sus ideas, todos cagados de miedo, sin chances de matar esta cosa, pero a lo mejor esa pulsera nos daría un respiro. Sin poder dejar de pensar en Valeria, esa pulsera podria ser lo que ella buscaba, si le daba poder a una bestia, quizas nos daría el necesario para vengarnos. Miro a mis compañeros, brujeria y una pulsera, ninguna certeza en las palabras de nadie, el oriental todavia catatonico y todos mirandonos las caras, en un claro que en contraste con la jungla, representaba la vida y la muerte mejor que nunca.
-Necesitamos luz para ver la pulsera-
Fuera del claro no teniamos ese lujo, fuera del claro nuestras posibilidades volvian a desaparecer. Me posicioné en el medio del claro, vi a Bazag incomodo con el hacha, si no le habia dado ya el cuchillo, se lo señalo en el cinturon de la mujer muerta. Ya estaba bañado en sangre, esperando que esta cosa que nos acechaba diera un indicio claro de su posición, intentaria no darle la espalda a ningun lado por demasiado tiempo.
-Bazag, imita al picto y esperen su oportunidad -
Tenía demasiada fe en dos cosas, por un lado la bestia necesitaria más que un zarpaso para matarme, por el otro, si no era un animal, notaría la emboscada de mis compañeros y se revelaria para atacarlos a ellos. Pasara lo que pasara, alguien tendria un golpe claro contra esa pulsera.
Lo esencial puede que sea invisible a los ojos, pero no al implante optico de alta tecnologia
Re: Cazadores de Hombres
ZHANG XEI
Las palabras de Urugh llegaban lejanas? amortiguadas por el torrente de pensamientos que engullían mi mente y por los latidos de mi corazón? Ya nada podía hacer¡¡¡ Aquel era el fin y sin embargo una pequeña parte de mi mente luchaba aún por decir la última palabra? Pero el golpe no llegaba?.
¿Pero que pasaría si le contaba la verdad? ¿Acaso perdonaría mi vida si me sinceraba con él? Su mente primitiva no le dejaba ver más allá de lo que sus ojos alcanzaban¡¡¡ Era como hablar con una pared¡¡¡ Y sin embargo? Maldita sea Urugh¡¡¡ Golpea ya de una vez¡¡¡ Déjame descansar¡¡¡ Pero el golpe no llegaba?
Mis ojos permanecían cerrados, indiferente a los gritos y al alboroto que reinaba a mi alrededor? Los apretaba con fuerza¡¡¡ Como si aquello fuese suficiente para evitar todo mal?como desechando todos mis temores?¡¡¡ Ya ni siquiera sentía el dolor de la quemadura en el pecho ni el dolor de todo mi cuerpo? Pero el golpe no llegaba?
Nada más sentir al ente que se acercaba mis ojos se abrieron de par en par. Su fuerza? su mente lo envolvía todo y estaba cerca? demasiado cerca? Por primera vez en lo que se me antojaban horas miré a mi alrededor? Pude ver con claridad el cuerpo de la mujer mayor casi partido por la mitad mientras la joven impetuosa gritaba como una posesa? Percibí el forcejeo de uno de los piratas, el manco, notando como sus venas se tensaban y casi estaban a punto de partir aquellas sogas? Y noté como Urugh permanecía a mi espalda, mirando algo más allá de lo que mis ojos o mi mente podía ver? El arma destinada a acabar con mi vida permanecía laxa entre sus manos, apoyada en el suelo? El lo sentía igual que yo, pero de otra forma?
Sus ojos se posaron en los míos pero seguían sin verme? Un grito¡¡¡ Desgarrador¡¡¡ Aquello hizo recobrar al picto y sus ojos me hicieron pensar nuevamente en lo peor? pero en lugar de ello me tiró al suelo y me desató mientras dejaba un cuchillo clavado delante de mi cara mientras pronunciaba unas palabras que sonaban a epitafio?
Me levanté restregándome las lastimadas muñecas las cuales por fin estaban libres? Pero la tranquilidad duró poco¡¡¡ Los restos de un cuerpo surgieron volando desde la espesura? Un animal¡¡¡ Pero los gritos ahogados de los demás me hicieron percibir que no? Que aquellos restos que yacían a unos metros pertenecían a alguien humano? Todo se desarrollaba a una velocidad vertiginosa, mientras me levantaba con esfuerzo? Miré estúpidamente el cuchillo¡¡¡ ¿Que se suponía que tenía que hacer? Volver a huir como me había pedido Urugh? ¿Sentarme y esperar mi muerte? Estaba cansado de huir y de ser maltratado¡¡¡ Cansado de ser manipulado¡¡¡? Sonreí ante aquel pensamiento¡¡¡ Pero al menos lo que yo hacía te negaba el derecho a darte cuenta? Yo había padecido todos y cada uno de los momentos por los que había pasado y ninguno había sido especialmente placentero? Ya no tenía más ganas de correr? Desde que el maldito barco se había hundido, todo habían sido penurias? Bueno¡¡¡ Casi todo¡¡¡
Caminado con esfuerzo, me acerqué al claro donde los escasos supervivientes se preparaban? Escuché a los dos piratas dialogando con Urugh? Lucharían? y venderían cara su vida? Los demás tal vez huirían o esperarían su destino? Yo por mi parte ya estaba cansado de que los malditos dioses me lo trazasen?
- Yo? seré la carnaza¡¡¡ - Dije desde la espalda de los tres guerreros? - Aunque preferiría llamarlo distracción? - Comenté con un deje irónico... Y dicho lo cual me adelanté a los tres hombres con paso mesurado, como el que se dirige al patíbulo? Y cuanto de verdad tenía aquel pensamiento¡¡¡ Ya había adelantado unos pasos a los guerreros cuando me giré mirando fijamente a Urugh? - Espero que puedas vengar mi sacrificio? Y que me valores un poco más a partir de hoy? - Y continué mi camino ajeno a lo que envolvía? solo pendiente del ser que se acercaba...
Mi idea es avanzar por la vegetación pero sin pegar voces? Tampoco me alejaré del ser¡¡¡ Cuando me haya alejado a una distancia prudencial y note su presencia lo suficientemente cerca, me sentaré con las piernas cruzadas y esperaré con los ojos bien abiertos? Buscaré un movimiento, una sensación a la que cogerme, un pensamiento? Y buscaré llamar su atención con la mente¡¡¡ Lo llamaré y lo intentaré doblegar? Usaré mis conocimientos sobre ritos oscuros y sobre maldiciones y realizaré todos los pequeños cánticos y rituales que se ocurran? Seguro que no podré controlarlo? pero supongo que llamará más su atención que ponerme a pegar voces? Si es un ser demoniaco, debe de cabrearte que te intenten devolver a tu dimensión mediante algún rito? digo yo¡¡¡
Un saludo
Las palabras de Urugh llegaban lejanas? amortiguadas por el torrente de pensamientos que engullían mi mente y por los latidos de mi corazón? Ya nada podía hacer¡¡¡ Aquel era el fin y sin embargo una pequeña parte de mi mente luchaba aún por decir la última palabra? Pero el golpe no llegaba?.
¿Pero que pasaría si le contaba la verdad? ¿Acaso perdonaría mi vida si me sinceraba con él? Su mente primitiva no le dejaba ver más allá de lo que sus ojos alcanzaban¡¡¡ Era como hablar con una pared¡¡¡ Y sin embargo? Maldita sea Urugh¡¡¡ Golpea ya de una vez¡¡¡ Déjame descansar¡¡¡ Pero el golpe no llegaba?
Mis ojos permanecían cerrados, indiferente a los gritos y al alboroto que reinaba a mi alrededor? Los apretaba con fuerza¡¡¡ Como si aquello fuese suficiente para evitar todo mal?como desechando todos mis temores?¡¡¡ Ya ni siquiera sentía el dolor de la quemadura en el pecho ni el dolor de todo mi cuerpo? Pero el golpe no llegaba?
Nada más sentir al ente que se acercaba mis ojos se abrieron de par en par. Su fuerza? su mente lo envolvía todo y estaba cerca? demasiado cerca? Por primera vez en lo que se me antojaban horas miré a mi alrededor? Pude ver con claridad el cuerpo de la mujer mayor casi partido por la mitad mientras la joven impetuosa gritaba como una posesa? Percibí el forcejeo de uno de los piratas, el manco, notando como sus venas se tensaban y casi estaban a punto de partir aquellas sogas? Y noté como Urugh permanecía a mi espalda, mirando algo más allá de lo que mis ojos o mi mente podía ver? El arma destinada a acabar con mi vida permanecía laxa entre sus manos, apoyada en el suelo? El lo sentía igual que yo, pero de otra forma?
Sus ojos se posaron en los míos pero seguían sin verme? Un grito¡¡¡ Desgarrador¡¡¡ Aquello hizo recobrar al picto y sus ojos me hicieron pensar nuevamente en lo peor? pero en lugar de ello me tiró al suelo y me desató mientras dejaba un cuchillo clavado delante de mi cara mientras pronunciaba unas palabras que sonaban a epitafio?
Me levanté restregándome las lastimadas muñecas las cuales por fin estaban libres? Pero la tranquilidad duró poco¡¡¡ Los restos de un cuerpo surgieron volando desde la espesura? Un animal¡¡¡ Pero los gritos ahogados de los demás me hicieron percibir que no? Que aquellos restos que yacían a unos metros pertenecían a alguien humano? Todo se desarrollaba a una velocidad vertiginosa, mientras me levantaba con esfuerzo? Miré estúpidamente el cuchillo¡¡¡ ¿Que se suponía que tenía que hacer? Volver a huir como me había pedido Urugh? ¿Sentarme y esperar mi muerte? Estaba cansado de huir y de ser maltratado¡¡¡ Cansado de ser manipulado¡¡¡? Sonreí ante aquel pensamiento¡¡¡ Pero al menos lo que yo hacía te negaba el derecho a darte cuenta? Yo había padecido todos y cada uno de los momentos por los que había pasado y ninguno había sido especialmente placentero? Ya no tenía más ganas de correr? Desde que el maldito barco se había hundido, todo habían sido penurias? Bueno¡¡¡ Casi todo¡¡¡
Caminado con esfuerzo, me acerqué al claro donde los escasos supervivientes se preparaban? Escuché a los dos piratas dialogando con Urugh? Lucharían? y venderían cara su vida? Los demás tal vez huirían o esperarían su destino? Yo por mi parte ya estaba cansado de que los malditos dioses me lo trazasen?
- Yo? seré la carnaza¡¡¡ - Dije desde la espalda de los tres guerreros? - Aunque preferiría llamarlo distracción? - Comenté con un deje irónico... Y dicho lo cual me adelanté a los tres hombres con paso mesurado, como el que se dirige al patíbulo? Y cuanto de verdad tenía aquel pensamiento¡¡¡ Ya había adelantado unos pasos a los guerreros cuando me giré mirando fijamente a Urugh? - Espero que puedas vengar mi sacrificio? Y que me valores un poco más a partir de hoy? - Y continué mi camino ajeno a lo que envolvía? solo pendiente del ser que se acercaba...
Mi idea es avanzar por la vegetación pero sin pegar voces? Tampoco me alejaré del ser¡¡¡ Cuando me haya alejado a una distancia prudencial y note su presencia lo suficientemente cerca, me sentaré con las piernas cruzadas y esperaré con los ojos bien abiertos? Buscaré un movimiento, una sensación a la que cogerme, un pensamiento? Y buscaré llamar su atención con la mente¡¡¡ Lo llamaré y lo intentaré doblegar? Usaré mis conocimientos sobre ritos oscuros y sobre maldiciones y realizaré todos los pequeños cánticos y rituales que se ocurran? Seguro que no podré controlarlo? pero supongo que llamará más su atención que ponerme a pegar voces? Si es un ser demoniaco, debe de cabrearte que te intenten devolver a tu dimensión mediante algún rito? digo yo¡¡¡
Un saludo
Re: Cazadores de Hombres
Gonej
Todos muy decididos, todos muy valientes pero el único que podia hacer las veces de carnaza era yo, no por una valentia sobrenatural, no por mi ferocidad en combate, tampoco por estar ya bañado en sangre. El asunto era relativamente simple, la carnada esta para darle a la bestia solo una opción de ataque, si se le dan dos opciones, ya no se sabe a quien atacara. Con gusto treparia un arbol para atacar por la espalda y evitarme la posibilidad de quedar como el marinero, pero a falta de un brazo, necesitaba unos cojones grandes, que no servian para trepar arboles, pero si para hacer de carnaza. Disgustado señale la falta de mi brazo, al parecer el miedo cegó completamente a todos. Me dirijí tanto a Bazag como al oriental, esperando que se dieran cuenta, no habia otra opción.
-Solo una carnaza, yo no trepo, tu si-
Era un argumento con el que no podian discutir, ya sabiamos que teniamos que hacer, ya sabiamos quien hacia cada cosa, solamente faltaba darle la oportunidad a esa sombra que seguía moviendose por la jungla de atacar.
==OFF==
Gonej tiene más chances de derribar un arbol que de treparse en uno
Todos muy decididos, todos muy valientes pero el único que podia hacer las veces de carnaza era yo, no por una valentia sobrenatural, no por mi ferocidad en combate, tampoco por estar ya bañado en sangre. El asunto era relativamente simple, la carnada esta para darle a la bestia solo una opción de ataque, si se le dan dos opciones, ya no se sabe a quien atacara. Con gusto treparia un arbol para atacar por la espalda y evitarme la posibilidad de quedar como el marinero, pero a falta de un brazo, necesitaba unos cojones grandes, que no servian para trepar arboles, pero si para hacer de carnaza. Disgustado señale la falta de mi brazo, al parecer el miedo cegó completamente a todos. Me dirijí tanto a Bazag como al oriental, esperando que se dieran cuenta, no habia otra opción.
-Solo una carnaza, yo no trepo, tu si-
Era un argumento con el que no podian discutir, ya sabiamos que teniamos que hacer, ya sabiamos quien hacia cada cosa, solamente faltaba darle la oportunidad a esa sombra que seguía moviendose por la jungla de atacar.
==OFF==
Gonej tiene más chances de derribar un arbol que de treparse en uno
Lo esencial puede que sea invisible a los ojos, pero no al implante optico de alta tecnologia
Re: Cazadores de Hombres
Bazag
Una pulsera. Hay que romper una pulsera para debilitar a un monstruo invencible que vive en la jungla. Si alguien le dice esto un año atrás, habría pasado meses riéndose a su costa. Ha visto lo suficiente como para tomarse en serio esas palabras. Lo malo es que, en estas condiciones, puede resultar bastante complicado ver una pulsera. Y si la ven, ¿cómo la rompen? Ya pensarán en algo cuando llegue el momento.
Por lo demás, siguen debatiendo sobre carnazas y cebos. Cómo si tuviesen tiempo suficiente. Gonej, además, parece haber decidido que aquí manda él. Seguro que tiene buenos motivos para tomar decisiones, pero carecen de tiempo para explicarlos. Tal vez tenga razón. Bazag no lo ve así.
-Tú golpeas más fuerte, Gonej. Usarte de presa solo nos quita una buena arma. Yo soy más rápido. Estoy seguro de poder esquivarle el tiempo que haga falta, y moverlo hacia donde necesitemos moverlo. Si no os parece bien...- hace memoria. Acaba de escuchar su nombre, aunque estaba ocupado intentando desatarse. -Zhang- o al menos era algo parecido -es la mejor opción. Podemos tender una emboscada a la bestia, y golpear los tres a la vez.- Le parece lo más razonable. -Yo tampoco pienso subir a un árbol, no ahora, no podría esquivarle igual de bien. Los dos podemos ocultarnos en el suelo.-
No hay mucho tiempo para debatirlo más. Si Gonej sigue empeñado, ayudará a Zhang a buscar un punto donde pueda esconderse. -Sé que quieres luchar, pero atacaremos por sorpresa, no hay necesidad de quedarse a plena vista-
--------------------------------------------------
En el fondo no tenía mucho que decir, ya lo había resumido por MP, pero la verdad es que lo suyo es hacerlo en condiciones, en la partida.
Una pulsera. Hay que romper una pulsera para debilitar a un monstruo invencible que vive en la jungla. Si alguien le dice esto un año atrás, habría pasado meses riéndose a su costa. Ha visto lo suficiente como para tomarse en serio esas palabras. Lo malo es que, en estas condiciones, puede resultar bastante complicado ver una pulsera. Y si la ven, ¿cómo la rompen? Ya pensarán en algo cuando llegue el momento.
Por lo demás, siguen debatiendo sobre carnazas y cebos. Cómo si tuviesen tiempo suficiente. Gonej, además, parece haber decidido que aquí manda él. Seguro que tiene buenos motivos para tomar decisiones, pero carecen de tiempo para explicarlos. Tal vez tenga razón. Bazag no lo ve así.
-Tú golpeas más fuerte, Gonej. Usarte de presa solo nos quita una buena arma. Yo soy más rápido. Estoy seguro de poder esquivarle el tiempo que haga falta, y moverlo hacia donde necesitemos moverlo. Si no os parece bien...- hace memoria. Acaba de escuchar su nombre, aunque estaba ocupado intentando desatarse. -Zhang- o al menos era algo parecido -es la mejor opción. Podemos tender una emboscada a la bestia, y golpear los tres a la vez.- Le parece lo más razonable. -Yo tampoco pienso subir a un árbol, no ahora, no podría esquivarle igual de bien. Los dos podemos ocultarnos en el suelo.-
No hay mucho tiempo para debatirlo más. Si Gonej sigue empeñado, ayudará a Zhang a buscar un punto donde pueda esconderse. -Sé que quieres luchar, pero atacaremos por sorpresa, no hay necesidad de quedarse a plena vista-
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En el fondo no tenía mucho que decir, ya lo había resumido por MP, pero la verdad es que lo suyo es hacerlo en condiciones, en la partida.
On the way to the glory i'll honor my sword
To serve right ideals, and justice for all
(Emerald Sword, Rhapsody of fire)
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(Emerald Sword, Rhapsody of fire)