Conversación del Capítulo II: Kitsuki Fujiwa /Bayushi Ryushi

[Isildur]

Yume-Do
El heredero de Shinsei miró desconcertado a Fujiwa y Ryushi:
Es peligroso estar aquí, no deberíais quedaros. Hay muchas respuestas que buscáis, y son sólo algunas las que os puedo dar. dijo el niño, siguiendo en su posición.

De pronto, se escuchó un ruido que venía desde afuera del templo. Al mirar afuera, vieron a un peculiar grupo de viajeros. Estaba claro que no eran productos del sueño, ya que ellos estaban también definidos. Eran bestias de pelajes marronáceos y grandes cuernos; Tsuno. Avanzaban con decisión hacia el templo, eran un total de seis. Uno de ellos, el que parecía más grande, cargaba además con un fardo. Parecían dirigirse irremediablemente hacia donde estaban.

[Rafinia]

Bayushi Ryushi, que hasta ese momento habia permanecido de rodillas y con la vista fija en el suelo, se reincorporo lentamente, apoyando su diestra en la rodilla. Desato el nudo que apretaba su cuello y arrojo el sombrero de paja a un lado. Luego se quito el kimono de color grisaceo y un resplandor carmesi emano de su pecho; la armadura ancestral del clan Escorpion tenia un aspecto escalofriante y era del mismo color que la sangre. Su ropa negra acentuaba aun mas ese rojo intenso.

- Nos siguieron.- dijo tranquilamente, mientras movia su cuello de un lado a otro con calma- Fujiwa, protege a el heredero y encargate de buscar una salida. Los entretendre el tiempo necesario.- el Escorpion le dedico una sonrisa a su aliado, tal vez la ultima, y lentamente desenvaino su espada mientras esta susurraba un idioma metalico desconocido por todos... excepto por su dueño; la espada queria sangre.

El señor de los secretos miro por encima de su hombro; su enemigos, fieros y atrevidos, cargaban con desesperacion hacia su encuentro. Bayushi Ryushi giro para encararlos y aspiro por la nariz profundamente para luego soltar el aire por la boca, una vez mas, dos.

El enemigo se acercaba y el señor de los secretos aun no se posicionaba para el combate; sus piernas yacian juntas y sus manos a los lados de su cuerpo, alejadas de sus flancos. Estaba quieto literalmente. Pero estaba haciendo algo mas que eso, estaba recordando la nobleza de la causa por la que luchaba y porque lo estaba haciendo. Entonces comprendio, y sonrio de vuelta, y se preparo para luchar.

[Shukei]

Kitsuki Fujiwa

No había forma de detener el avance de los Tsuno, ni de preparar una estrategia de combate. Tendríamos que enfrentarnos a las horribles criaturas de forma directa, con su superioridad numérica. Sin embargo si aun pudiesemos llegar a la puerta antes que ellos... Ryushi-san, nos superan en número, si pudiesemos detener su avance... Susurré al Campeón mirando hacia las puertas del templo.

Vestía el kimono del Dragón, el Kimono de las Llamas, y no temía más que no demostrar mi valor como Dragón y como Señor del Dragón. Me mantuve cerca de Seitatsu, aunque algo me decía que el pequeño heredero esperaba la llegada de los Tsuno.

En este instante deseaba haber traído conmigo mi carcaj y mi arco para anticipar el ataque y mermar las fuerzas antes del cuerpo a cuerpo. Mientras, mi mano se acercaba a la empuñadura, preparando la postura del duelista Mirumoto, mi otro brazo protegía a Seitatsu. Los sentidos bien agudizados, esperando cualquier incursión, buscando cualquier entrada/salida secundaria del templo, aunque dudase de su existencia.

En caso de encontrar algún Tsuno cerca, ataco con la técnica Iaijutsu. Estoy atento a cualquier salida, es decir, que hago una tirada de Investigación.

[Isildur]

Yume-Do
No había ninguna salida del templo, salvo la única puerta, a la que ahora se acercaban los Tsuno.
Desenvainaron sus armas, cimitarras serradas y lanzas. El más grande de todos, dejó con cuidado al fardo en el suelo, y rugió con furia.
Cinco de ellos se lanzaron a por Ryushi, mientras el último recitaba unas palabras en un desconocido idioma.
El templo recibió una tremenda explosión de llamas, que lo hizo arder al instante. Eso obligaba a todos a salir afuera, donde estaban rodeados y en clara desventaja numérica.
Los oponentes se examinaban los unos a los otros, espernado el momento para lanzarse al ataque.
De pronto, uno de los Tsuno, el que había usado la magia, cayó abatido. Un tanto le había perforado su cráneo.

Avanzando por el camino, venía una samurai-ko que no tardaron en reconocer. Se trataba de Bayushi Sunetra. La samurai-ko desenvainó su katana y fue a por los Tsuno; el combate ya estaba más igualado.

Tirad Iniciativas, Ataque y Daño. Saludos!

[Rafinia]

Aturdido por la explosión, el daimyo Escorpion se vio obligado a abandonar la seguridad del templo y con el su compañero y aliado Kitsuki Fujiwa. El heredero de Shinshei estaba con el.

Su cuerpo estaba cubierto de polvillo y su rostro y pelo también. Pero estaba intacto. El señor de los secretos tomo aliento y se preparo para lo peor.

Un haz de luz plateada lamió la espada. Churetsu resplandeció en el reino de los espíritus y Bayushi Ryushi se lanzo a la carrera con las manos firmes sobre la empuñadura de su katana.

Y cayó un Tsuno.

El daimyo Escorpion, que no se detuvo, pudo ver a un samurai, una samurai-ko precisamente, atravesar el cráneo del shugenja enemigo por la espalda.

- Sunetra?- se dijo a si mismo, incrédulo-

Sin saber como y porque, Bayushi Sunetra estaba ahí y ahora peleaba con el resto de los Tsuno ella sola.

Pero no estaba sola.

El campeón del Escorpión se introdujo ligeramente por entre sus enemigos; la continuidad de sus movimientos y la fluidez de los mismos lo hacían un blanco duro de asestar. Era como si estuviera practicando algún tipo de danza o baile con la espada; el obi rojo escarlata se agitaba al unísono de Ryushi.

Y el acero mordió carne.

[Shukei]

Kitsuki Fujiwa

Las llamas consumían rápidamente el templo, pero ni se acercaron a mi kimono, evitando rozar el poder imbuido en aquellas telas de seda y oro. Con el joven heredero de Shinsei entre mis brazos salí lentamente del templo, dejándolo en el suelo, ya libre del fuego. Fue cuando ví caer al Tsuno hechicero, la sangre brotaba de la herida del cráneo para el asombro de sus compañeros Tsuno, aunque aquellas criaturas desconocían lo que era el temor. Habían crecido en los Reinos de Matanzas, visto los horribles sueños de demonios y humanos, caminado por los reinos de gaki y de oni; habían visto la muerte cada día de sus vidas.

Desenvaine la hoja Dragón lentamente mientras Ryushi revelaba el nombre de la samurai-ko que nos auxiliaba. No comprendía como había llegado hasta allí, sin duda ya se encontraría en el Reino de los Sueños, tal vez dormida en algún lugar del Imperio o tal vez secuestrada aqui. No tuve tiempo para reflexionar pues el primero de los Tsuno se adelantó amenazantemente, no comprendía si hacia mi o hacia el joven Seitatsu, pero debía protegerlo, como el Dragón había protegido el espíritu del Imperio y la filosofía de Shinsei desde hacía más de 1000 años.

Sin saber porque, ya sea por la fortaleza nacida del deber, mis movimientos se aceleraron y adquirieron la destreza de un maestro Mirumoto. Sentía la hoja templada como una extremidad más de mi cuerpo, la sentí cuando encontró la carne del Tsuno en el movimiento cortante y cuando seguía deseando proteger la vida de Seitatsu y eliminar a las criaturas malditas.

[Isildur]

Yume-Do
El inicio del combate cogió por sorpresa a los asaltantes Tsuno. La velocidad de Ryushi dejó sin capacidad de reacción a su enemigo, uno de los Tsuno armados con lanza. Dos cortes a una velocidad sobrehumana, uno en el estómago y otro en el cuello, le hicieron caer en el suelo, enmedio de un gran charco de sangre.
No menos efectiva fue la acometida de Fujiwa. Su wakizashi detuvo la cimitarra de uno de los Tsuno, y eso le permitió traspasar su corazón con su katana. Su víctima cayó al suelo sin vida.
Para terminar con el exitoso inicio, Sunetra lanzó otra de sus mortíferas dagas a otro Tsuno, el cual, pese a no morir, quedó malherido y resultaría un oponente mucho menos temible.
El más grande de los Tsuno se encaró con Ryushi, al que sólo pudo rozar con su enorme cimitarra. La bestia gritaba de rabia y frustración.
El Tsuno restante dirigió su espada en busca de Fujiwa, sin embargo, la pericia del Dragón le impidió alcanzar a su objetivo.
El Tsuno que había resultado malherido por Sunetra, le respondió lanzándole su lanza con furia, la cuál fue esquivada sin excesivos problemas por la samurai-ko.
Los Tsuno, parecían haberse topado con oponentes muy superiores.

Tiradas para el segundo asalto. Saludos!

[Rafinia]

Sus pies acariciaban el suelo con cada movimiento de los mismos; de lado a lado, hacia atrás, hacia delante. El daimyo Escorpion poseía casi la misma gracia que los felinos; seductor y peligroso al mismo tiempo. Una combinación mortal.

Un corte y luego otro.

Churetsu sesgo la vida de una de las bestias en un abrir y cerrar de ojos. El Tsuno se desplomo de rodillas e intento contener la sangre de sus heridas pero fue en vano y ahora el suelo se teñía de rojo.

Presa de la adrenalina del momento busco a su próximo adversario; su tempo y rostro cubiertos de sangre y sus ojos escrutando entre las bestias y sus compañeros.

Ahí estaba.

El mas grande de los Tsuno se dirigía hacia el entre alaridos y gritos de rabia. Ryushi lo espero, tranquilo. La enorme bestia se acercaba y aun así el seguía en el mismo lugar.

La cimitarra de su oponente le paso silbando por el oído y Ryushi ataco.

Off: Me aburre repetir los diecez, por eso no lo hago XD

[Shukei]

Kitsuki Fujiwa

Sentía el temple de la hoja forjada, mire hacia atrás para asegurarme de la seguridad del heredero de la sabiduría, manteniendo en todo momento la guardia que lo protegería. Sin embargo el siguiente enemigo no dejaba tiempo para mucho por lo que pronto tuve que volver a la carga contra el Tsuno, la criatura proscrita.

Sentía mi sangre latir por mi cuerpo buscando al Tsuno. Sentía mi mano moverse intuitivamente hacia los puntos flacos de la defensa del Tsuno. Tantee la hoja de la espada ancestral con la espada del Tsuno, palpando por donde era menor la fuerza de contrarresta, y finalmente lancé el golpe.

[Isildur]

Yume-Do
El segundo asalto empezó de inmediato. El más grande de los Tsuno se lanzó a por Ryushi, sin embargo, su cimitarra nunca llegó a alcanzar a su objetivo. Churetsu había rebanabo con tremenda velocidad la mano del Tsuno. La cimitarra cayó con la mano inerte, y la sangre brotó del muñón de la criatura. El Señor de los Secretos, no tuvo más que rematar a la agonizante criatura.
Kitsuki Fujiwa no tuvo excesivos problemas para deshacerse de su oponente, con un corte descendente en su torso, que le hizo caer de inmediato.
Suentra remató, esta vez con su katana, al Tsuno malherido. Ya no había oponentes por los que preocuparse.
Suentra envainó su katana y dedicó una reverencia a ambos Campeones. Su apariencia era la habitual, con su armadura roja entreviéndose en sus ropajes negros y dorados. Su hermoso rostro miró de reojo el fardo que habían traído los Tsuno. Se acercó al fardo y con uno de los tanto que recogió de los Tsuno, cortó las ataduras del mismo. Al sacar la tela que lo cubría, se reveló el cuerpo de una bella mujer. Sus rasgos pálidos y su pelo negro eran inconfundibles para Ryushi; Amane...
Al fin, siento lo ocurrido Rysuhi-sama. dijo Sunetra.

[Rafinia]

Ahora mas tranquilo, Bayushi Ryushi respiraba con normalidad y serenidad al mismo tiempo. La breve escaramuza había provocado unas fuertes puntadas de dolor en donde el campeón había sido herido en el duelo contra Bayushi Kwanchai.

El Señor de los secretos se llevo una mano al abdomen y con su diestra se deshizo de la sangre corrupta que había en su hoja, agitando la misma con un único y fuerte movimiento hacia la derecha. Acto seguido envaino la katana y devolvió la pertinente reverencia a su subordinada.

La batalla había terminado.

Pero no era momento para los agradecimientos y mucho menos para cumplir con el protocolo.

Y la vio.

Atónito por lo que sus ojos veían, sus pies retrocedieron dos pasos sin siquiera darse cuenta. Y cayo de rodillas, y sus manos se aferraron al suelo mientras que sus pelos recaían sobre su rostro y mancillaban la belleza del mismo. Y lloro, y se afirmo a la tierra que tenía dentro de sus puños como a las sabanas en una noche de amor y locura.

Levanto la mirada y la vio de nuevo; su rostro blanco como la porcelana, sus ennegrecidos cabellos tan suaves como la seda, sus labios, su boca. Era un kami encerrado en el cuerpo de un mortal.

El daimyo Escorpion, conocido por su inexistente código de honor y por sus engaños y mentiras? no pudo ocultar sus emociones.

Se arrastro hacia ella y la sostuvo entre brazos sin importarle lo que pudieran pensar los demás.

- Perdóname amor mió? perdóname?- dijo balbuceando con su semblante cubierto de lagrimas- Me uniré con vosotros en breve, no los voy a dejar solos.- lentamente la apoyo sobre el fardo mientras sus manos se deslizaban detrás de su espalda y nuca- De agradecerte como te lo mereces tendría que posponer mis planes y unas meras palabras serian una falta de respeto.- le dijo a Sunetra, intentando olvidarse que ella habia sido la responsable de lo sucedido- ¿Cómo llegaste hasta aquí?- pregunto sin mas, esperando una pronta respuesta-

Off: Si seras? matar a mi esposa e hijo, no tenes moral ¬¬

[Shukei]

Kitsuki Fujiwa

Limpié las hojas del daisho con golpe seco, observándolas atentamente para evitar cualquier mácula. Luego, instintivamente miré tras de mi esperando encontrar a Seitatsu. Y le sonreí. Estaba a salvo y ya no había más Tsuno a la vista, aunque sin duda sabían lo que buscaban, sin duda no era el templo. Dejándo a un lado al Campeón Bayushi, dejándolo a sus menesteres, enfoque mis intenciones con Seitatsu. Seitatsu-sama, decidme ahora que podéis, que hacéis aqui? Por que os atacaban tales criaturas?

[Isildur]

Yume-Do
Sunetra miró cabizbaja a Ryushi, se arrodilló al suelo, y dijo:
Ryushi-sama, lamento lo ocurrido... os he fallado, dejad que tome mi vida para subsanar mi error. dijo la samurai-ko.

Mientras, Fujiwa miró a Seitatsu y le consultó sobre sus motivos de estar en Yume-Do. Evidentemente, Fujiwa sabía que el Seitatsu que veían no era el real, sino un reflejo del Reino de los Sueños. Aún así, el heredero de Shinsei dijo:
Este templo, era el último lugar seguro de estas colinas. Los Tsuno lo han destruído todo, antes esto era un tranquilo pueblo... buscan un portal. Uno que lleva directamente a Toshi Ranbo. respondió el heredero de Shinsei.
¿Tan pronto perdéis la esperanza Ryushi-san? le dijo Seitatsu al Escorpión, al tiempo que se acercaba lentamente.

[Shukei]

Kitsuki Fujiwa

Seitatsu había protegido el tiempo suficiente el templo, que ardía con el fuego Tsuno, los últimos vestigios del poblado que antes se alzaba. No parecía que fuese a hablar mucho más sobre aquel portal, al menos mientras el campeón bayushi estuviese fuera de la conversación. Fue cuando me di cuenta de la conversación de Ryushi con Sunetra. La esperanza es nuestra fuerza Ryushi. Es lo único que nos mantiene en pie en nuestra lucha contra la oscuridad de Jigoku, no la pierdas. Me acerque a él y posé la mano sobre su hombro tratando de transimitirle mi apoyo, no solo como clan, sino como samurai. Debemos encontrar la forma de detener las fuerzas de Daigotsu. Sin duda está aliado con los Tsuno. Desde este lado podremos evitar su entrada en Toshi RAnbo.

[Rafinia]

- La esperanza es lo ultimo que perderia, Fujiwa san.- dijo el Escorpion al mismo tiempo que posaba su mano sobre la de su aliado, que estaba apoyada en su hombro- A pesar de los infortunios que no cesan en sus intentos de acabar conmigo, Bayushi Ryushi sabe muy bien su papel en esta vida y abandonar al imperio no es el suyo.- sonrio detras de su mascara, escrutando la mirada analitica del Dragon- Mirame a los ojos y lee mi alma... ¿Que veis?- El Escorpion, maestro de los engaños, sabia que su mirada estaba rradiante de determinacion y queria que su aliado reparase en ello.- Hasta el ultimo aliento, Fujiwa, hasta el ultimo aliento.- y se dirigio a Sunetra- Me eres de mas utilidad estando con vida. ¿Como legaste hasta aqui?- le pregunto-