Alan Brooks
Comenzó a empujar, haciendo fuerza para poder moverlo, sin darse cuenta de lo que habia en el interior. El contenedor empezó a moverse, y a Alan le pareció ver un movimiento en el interior. El cuerpo se le quedó paralizado al ver aquello que se abalanzaba hacia él. Un miedo recorrió todo su cuerpo y alargó el tiempo lo necesario para poder ver lentamente como el cuerpo sin vida se dirigia hacia él y le golpeaba en el costado. Empezó a sentir un fuerte dolor que le sacó del estupor y le permitió reaccionar. Miró a un lado y a otro en busca de cualquier cosa con la que golpear a aquel ser.
Una vez el cuerpo sin vida volvia a estar inerte debido al fuerte golpe recibido en la cabeza, Alan miró a su alrededor. Comprobó que otro ser como aquel yacía al lado de Steven, que apretaba fuertemente el machete manchado. El costado le dolia, y lo sentia humedo. Pasó la mano y miró. Tenia la mano totalmente empapada de sangre. Buscó con horror a Armand.
- Estoy sangrando - dijo con voz nerviosa y con miedo en sus ojos - ayudame.
Necesitaba alcohol y tabaco. Necesitaba digerir todo aquello. Comenzarón a subir las escaleras uno a uno, pero a Alan le costaba bastante, ya que le dolia todo el costado derecho. Cada barra que alcanzaba de escalera era un suplicio. La venda provisional evitaba que sangrara aún más, pero el dolor era fuertisimo, y no tenia nada para apaciguarlo.
- Esto me dá muy mala espina - dijo una vez que se encontraban frente a la puerta.
Capítulo I: Huellas en la Sangre
Moderador: Isildur
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
A veces la vida es como las matemáticas, no la entiendo.
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Alan Brooks
Comenzó a empujar, haciendo fuerza para poder moverlo, sin darse cuenta de lo que habia en el interior. El contenedor empezó a moverse, y a Alan le pareció ver un movimiento en el interior. El cuerpo se le quedó paralizado al ver aquello que se abalanzaba hacia él. Un miedo recorrió todo su cuerpo y alargó el tiempo lo necesario para poder ver lentamente como el cuerpo sin vida se dirigia hacia él y le golpeaba en el costado. Empezó a sentir un fuerte dolor que le sacó del estupor y le permitió reaccionar. Miró a un lado y a otro en busca de cualquier cosa con la que golpear a aquel ser.
Una vez el cuerpo sin vida volvia a estar inerte debido al fuerte golpe recibido en la cabeza, Alan miró a su alrededor. Comprobó que otro ser como aquel yacía al lado de Steven, que apretaba fuertemente el machete manchado. El costado le dolia, y lo sentia humedo. Pasó la mano y miró. Tenia la mano totalmente empapada de sangre. Buscó con horror a Armand.
- Estoy sangrando - dijo con voz nerviosa y con miedo en sus ojos - ayudame.
Necesitaba alcohol y tabaco. Necesitaba digerir todo aquello. Comenzarón a subir las escaleras uno a uno, pero a Alan le costaba bastante, ya que le dolia todo el costado derecho. Cada barra que alcanzaba de escalera era un suplicio. La venda provisional evitaba que sangrara aún más, pero el dolor era fuertisimo, y no tenia nada para apaciguarlo.
- Esto me dá muy mala espina - dijo una vez que se encontraban frente a la puerta.
Comenzó a empujar, haciendo fuerza para poder moverlo, sin darse cuenta de lo que habia en el interior. El contenedor empezó a moverse, y a Alan le pareció ver un movimiento en el interior. El cuerpo se le quedó paralizado al ver aquello que se abalanzaba hacia él. Un miedo recorrió todo su cuerpo y alargó el tiempo lo necesario para poder ver lentamente como el cuerpo sin vida se dirigia hacia él y le golpeaba en el costado. Empezó a sentir un fuerte dolor que le sacó del estupor y le permitió reaccionar. Miró a un lado y a otro en busca de cualquier cosa con la que golpear a aquel ser.
Una vez el cuerpo sin vida volvia a estar inerte debido al fuerte golpe recibido en la cabeza, Alan miró a su alrededor. Comprobó que otro ser como aquel yacía al lado de Steven, que apretaba fuertemente el machete manchado. El costado le dolia, y lo sentia humedo. Pasó la mano y miró. Tenia la mano totalmente empapada de sangre. Buscó con horror a Armand.
- Estoy sangrando - dijo con voz nerviosa y con miedo en sus ojos - ayudame.
Necesitaba alcohol y tabaco. Necesitaba digerir todo aquello. Comenzarón a subir las escaleras uno a uno, pero a Alan le costaba bastante, ya que le dolia todo el costado derecho. Cada barra que alcanzaba de escalera era un suplicio. La venda provisional evitaba que sangrara aún más, pero el dolor era fuertisimo, y no tenia nada para apaciguarlo.
- Esto me dá muy mala espina - dijo una vez que se encontraban frente a la puerta.
A veces la vida es como las matemáticas, no la entiendo.
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Hospital Brentwood
Después de la irreal escena vivida, y del dolor que todavía atormentaba a Alan en su costado, no parecía haber más opciones que adentrarse en el hospital.
Algo, una extraña sensación que no podían describir, les decía que debían entrar, pese a que en sus mentes les parecía algo estúpido, pues aquel lugar era de lo más siniestro que habían visto en sus vidas.
Steven se armó del valor suficiente para abrir la puerta de la azotea, y se encontró con unas viejas y oxidadas escaleras metálicas que descendían hasta la última planta del hospital.
El interior estaba totalmente oscuro, y nadie parecía tener remedio. Sólo Alan, con su mechero podía hacer luz. Por extraño que fuera, la luz del mechero iluminaba casi como si de una antorcha se tratara, y por alguna razón que escapaba a su entendimiento, el mechero no se sobrecalentaba como hubiera sido normal.
De todas formas, no podía estar seguro de si el gas que debería hacerlo funcionar iba a terminarse o no, así que trataba de dosificarlo.
Bajando por las escaleras, que chirriaban a cada paso como si fueran a hundirse, llegaron a la quinta planta del hospital, donde el pasillo estaba cubierto por camas rotas y tiradas de cualquier manera, hacía tiempo que oxidadas.
Junto a las marcas del óxido, había unas manchas de un rojo intenso, unas manchas resecas que salpicaban el pasillo a un lado y a otro.
Steven hubiera jurado que eran manchas de sangre?
Telarañas e incontables capas de polvo, lo cubrían todo, y pese a que el lugar estaba deshabitado como parecía, era inevitable que sintieran escalofríos a cada paso.
Y de repente, escucharon voces.
¡Deja de moverte! gritaba la voz de un hombre.
¡Auxilio, por favor! replicaba la voz de una niña. Los sentidos de Armand se activaron al reconocer esa voz. Era la misma voz que había escuchado en su televisor la noche anterior, y que luego había vuelto a escuchar en las obras.
Las voces, provenían de varias plantas más abajo, y la única manera de llegar era usando aquellas viejas escaleras.
Después de la irreal escena vivida, y del dolor que todavía atormentaba a Alan en su costado, no parecía haber más opciones que adentrarse en el hospital.
Algo, una extraña sensación que no podían describir, les decía que debían entrar, pese a que en sus mentes les parecía algo estúpido, pues aquel lugar era de lo más siniestro que habían visto en sus vidas.
Steven se armó del valor suficiente para abrir la puerta de la azotea, y se encontró con unas viejas y oxidadas escaleras metálicas que descendían hasta la última planta del hospital.
El interior estaba totalmente oscuro, y nadie parecía tener remedio. Sólo Alan, con su mechero podía hacer luz. Por extraño que fuera, la luz del mechero iluminaba casi como si de una antorcha se tratara, y por alguna razón que escapaba a su entendimiento, el mechero no se sobrecalentaba como hubiera sido normal.
De todas formas, no podía estar seguro de si el gas que debería hacerlo funcionar iba a terminarse o no, así que trataba de dosificarlo.
Bajando por las escaleras, que chirriaban a cada paso como si fueran a hundirse, llegaron a la quinta planta del hospital, donde el pasillo estaba cubierto por camas rotas y tiradas de cualquier manera, hacía tiempo que oxidadas.
Junto a las marcas del óxido, había unas manchas de un rojo intenso, unas manchas resecas que salpicaban el pasillo a un lado y a otro.
Steven hubiera jurado que eran manchas de sangre?
Telarañas e incontables capas de polvo, lo cubrían todo, y pese a que el lugar estaba deshabitado como parecía, era inevitable que sintieran escalofríos a cada paso.
Y de repente, escucharon voces.
¡Deja de moverte! gritaba la voz de un hombre.
¡Auxilio, por favor! replicaba la voz de una niña. Los sentidos de Armand se activaron al reconocer esa voz. Era la misma voz que había escuchado en su televisor la noche anterior, y que luego había vuelto a escuchar en las obras.
Las voces, provenían de varias plantas más abajo, y la única manera de llegar era usando aquellas viejas escaleras.
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Alan Brooks
Comenzaron a bajar por las escaleras. Alan estaba entre los dos con el brazo izquierdo en alto para que la luz del mechero pudiera iluminar mejor.
- Tenemos que tener cuidado. No se cuanto tiempo durará el mechero y no me sentiría a gusto aqui dentro sin luz. Por cierto, ¿no os parece que alumbra demasiado para ser un mechero? - susurró.
- Esto es siniestro. Parece sacado de un juego de consola de esos. ¿que habrá ocurrido aqui? - comentó una vez vieron la escena de la planta quinta. Alan miraba todo con asombro y miedo. ¡Parecia sacado de una pesadilla!.
Aquella tranquilidad escalofriante quedó rota por unas voces que provenian de más abajo. Alan miró a sus dos compañero para ver si habian escuchado lo mismo. Al darse cuenta de que no era el único dijo:
- ¡Tenemos que ayudarla!
Comenzaron a bajar por las escaleras. Alan estaba entre los dos con el brazo izquierdo en alto para que la luz del mechero pudiera iluminar mejor.
- Tenemos que tener cuidado. No se cuanto tiempo durará el mechero y no me sentiría a gusto aqui dentro sin luz. Por cierto, ¿no os parece que alumbra demasiado para ser un mechero? - susurró.
- Esto es siniestro. Parece sacado de un juego de consola de esos. ¿que habrá ocurrido aqui? - comentó una vez vieron la escena de la planta quinta. Alan miraba todo con asombro y miedo. ¡Parecia sacado de una pesadilla!.
Aquella tranquilidad escalofriante quedó rota por unas voces que provenian de más abajo. Alan miró a sus dos compañero para ver si habian escuchado lo mismo. Al darse cuenta de que no era el único dijo:
- ¡Tenemos que ayudarla!
A veces la vida es como las matemáticas, no la entiendo.
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Hospital Brentwood
Los gritos duraron varios segundos, y los tres hombres corrieron con decisión para tratar de ayudar a la voz que pedía auxilio. A medio camino, las escaleras cedieron, y cayeron al vacío.
El contacto con el suelo no fue doloroso, simplemente todo se volvió negro.
Despertaron, estaban en una camilla, en una habitación de hospital. Estaban vivos, y por alguna razón, sabían que todo había sido una pesadilla.
El ascensor por el que habían caído se había quedado atrapado antes de tocar el suelo, y la falta de aire, tras varias horas encerrados, había hecho que se desmayaran.
Pero ahora estaban recuperados, y podían dar las gracias de que todo había sido una horrible pesadilla... o eso querían creer.
FIN
Los gritos duraron varios segundos, y los tres hombres corrieron con decisión para tratar de ayudar a la voz que pedía auxilio. A medio camino, las escaleras cedieron, y cayeron al vacío.
El contacto con el suelo no fue doloroso, simplemente todo se volvió negro.
Despertaron, estaban en una camilla, en una habitación de hospital. Estaban vivos, y por alguna razón, sabían que todo había sido una pesadilla.
El ascensor por el que habían caído se había quedado atrapado antes de tocar el suelo, y la falta de aire, tras varias horas encerrados, había hecho que se desmayaran.
Pero ahora estaban recuperados, y podían dar las gracias de que todo había sido una horrible pesadilla... o eso querían creer.
FIN