Capítulo I: Huellas en la Sangre
Moderador: Isildur
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Steven Blakemore
Se levantó con desgana, no había pegado ojo en toda la noche. Tenía aquellas imagenes grabadas en la retina y ni siquiera el baño que se había dado al llegar ni la ducha fría que se dio a continuación, le hicieron olvidar lo ocurrido. Desearía poder arrancarse los ojos o el trozo de cerebro en el que se había impreso todo para poder dormir un poco. Desayunó con desgana, pero por suerte, la recepcionista del hotel le devolvió una sonrisa al rostro cuando la saludó al pasar mientras salía. Se dio cuenta de lo que realmente necesitaba para poder dormir, se acercó hasta ella sin perder la sonrisa encantadora, escribió en una esquina una hora y un número y se lo dio a la chica, acariciándole el dorso de la mano con un dedo cuando ella intentó coger el papel.
Luego salió del hotel y pidió un taxi para llegar hasta el edificio de nueva construcción. Iba vestido con traje y el aspecto de ser un agente del FBI normal y corriente, al ver a Collins saludó con un gesto de la cabeza y entró disimuladamente justo detrás de él.
- No creo que enseñarle la cinta de buenas a primeras vaya a funcionar. Es abogado, seguro que está acostumbrado a ver todo tipo de calamidades, será un cabrón de cuidado si se trata de un criminalista. Si es solo un abogado empresarial, quizás le cause impresión. Pero esta es su ciudad, agente, haga lo que tenga que hacer - comentó de buenas mientras llegaban a recepción.
Se levantó con desgana, no había pegado ojo en toda la noche. Tenía aquellas imagenes grabadas en la retina y ni siquiera el baño que se había dado al llegar ni la ducha fría que se dio a continuación, le hicieron olvidar lo ocurrido. Desearía poder arrancarse los ojos o el trozo de cerebro en el que se había impreso todo para poder dormir un poco. Desayunó con desgana, pero por suerte, la recepcionista del hotel le devolvió una sonrisa al rostro cuando la saludó al pasar mientras salía. Se dio cuenta de lo que realmente necesitaba para poder dormir, se acercó hasta ella sin perder la sonrisa encantadora, escribió en una esquina una hora y un número y se lo dio a la chica, acariciándole el dorso de la mano con un dedo cuando ella intentó coger el papel.
Luego salió del hotel y pidió un taxi para llegar hasta el edificio de nueva construcción. Iba vestido con traje y el aspecto de ser un agente del FBI normal y corriente, al ver a Collins saludó con un gesto de la cabeza y entró disimuladamente justo detrás de él.
- No creo que enseñarle la cinta de buenas a primeras vaya a funcionar. Es abogado, seguro que está acostumbrado a ver todo tipo de calamidades, será un cabrón de cuidado si se trata de un criminalista. Si es solo un abogado empresarial, quizás le cause impresión. Pero esta es su ciudad, agente, haga lo que tenga que hacer - comentó de buenas mientras llegaban a recepción.
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Alan Brooks
Alan permaneció callado durante la mayor parte del trayecto. Comprobó que tenia suficiente memoria en la tarjeta del telefono, estaba seguro que echaría muchas fotos una vez llegase.
- Vaya, interesante - dijo Alan antes de abrir la puerta del vehiculo para poder bajar. - ¿Llevará un ritmo de trabajo bastante acelerado?. - Mientras hablaba cortesmente, miraba atentamente al solar, a ese trozo de tierra que habia guardado en su interior tanta historia y vivencias.
Cuando Alan escuchó aquello, miró como reacción a Arman, era lo mismo que le habia comentado. Empezó a mirar en todas direcciones sin que eso llamase la atención a los demás. Era algo raro, cada vez las cosas se ponian más raras en Los Angeles, pero a parte del libro, podria escribir algún articulo o algo por el estilo, tenia que investigarlo... Volvió a mirar a Armand, a lo mejor decia algo del extraño ruido, y eso podria evitar que entraran.
- ¿Y bien Armand? Seguro que ahora podrá ver la obra por dentro con más claridad. Un sitio donde se desentirran cosas es fascinante. - Se giró hacia el señor Rodriguez - Cuando usted quiera. ¿le importa que saque algunas fotos? Son solo para uso personal, ya sabe, para poder acordarme luego de lo que vi.
Alan permaneció callado durante la mayor parte del trayecto. Comprobó que tenia suficiente memoria en la tarjeta del telefono, estaba seguro que echaría muchas fotos una vez llegase.
- Vaya, interesante - dijo Alan antes de abrir la puerta del vehiculo para poder bajar. - ¿Llevará un ritmo de trabajo bastante acelerado?. - Mientras hablaba cortesmente, miraba atentamente al solar, a ese trozo de tierra que habia guardado en su interior tanta historia y vivencias.
Cuando Alan escuchó aquello, miró como reacción a Arman, era lo mismo que le habia comentado. Empezó a mirar en todas direcciones sin que eso llamase la atención a los demás. Era algo raro, cada vez las cosas se ponian más raras en Los Angeles, pero a parte del libro, podria escribir algún articulo o algo por el estilo, tenia que investigarlo... Volvió a mirar a Armand, a lo mejor decia algo del extraño ruido, y eso podria evitar que entraran.
- ¿Y bien Armand? Seguro que ahora podrá ver la obra por dentro con más claridad. Un sitio donde se desentirran cosas es fascinante. - Se giró hacia el señor Rodriguez - Cuando usted quiera. ¿le importa que saque algunas fotos? Son solo para uso personal, ya sabe, para poder acordarme luego de lo que vi.
A veces la vida es como las matemáticas, no la entiendo.
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Armand
Resultó un alivio salir del coche, una hora sufriendo el tráfico de Los Ángeles destrozaba los nervios de cualquiera. Estiré las piernas y los brazos, y tomé una pastilla pues el dolor de cabeza se intensificó. Luego miré las obras, con cierta inquietud que me oprimía el corazón. Otra vez esa sensación extraña de que aquí sucedía algo anormal.
Y para colmo, esa voz apareció de nuevo. ¿O solo estaba en mi cabeza? Alan interrumpió mis pensamientos.
- Verá, Alan. Lo mío no es desenterrar, no me fascina como usted dice. Pero sí, podré ver su interior, aunque no es eso lo que más me interesa. Sino averiguar de una vez por todas qué sucede aquí. Escuchen?no se como decirlo, pensarán que sigo afectado por el golpe. Pero estoy de nuevo oyendo la misma voz susurrando ayuda. ¿No la escuchan ustedes? ¿O solo soy yo el que empieza a necesitar un psiquiatra?
Me adelanté unos pasos, dubitativo. Tomé aire. Había que ?desenterrar? de una vez por todas este misterio.
Resultó un alivio salir del coche, una hora sufriendo el tráfico de Los Ángeles destrozaba los nervios de cualquiera. Estiré las piernas y los brazos, y tomé una pastilla pues el dolor de cabeza se intensificó. Luego miré las obras, con cierta inquietud que me oprimía el corazón. Otra vez esa sensación extraña de que aquí sucedía algo anormal.
Y para colmo, esa voz apareció de nuevo. ¿O solo estaba en mi cabeza? Alan interrumpió mis pensamientos.
- Verá, Alan. Lo mío no es desenterrar, no me fascina como usted dice. Pero sí, podré ver su interior, aunque no es eso lo que más me interesa. Sino averiguar de una vez por todas qué sucede aquí. Escuchen?no se como decirlo, pensarán que sigo afectado por el golpe. Pero estoy de nuevo oyendo la misma voz susurrando ayuda. ¿No la escuchan ustedes? ¿O solo soy yo el que empieza a necesitar un psiquiatra?
Me adelanté unos pasos, dubitativo. Tomé aire. Había que ?desenterrar? de una vez por todas este misterio.
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Edificio Sunrise
El agente Collins asintió ante los comentarios de Steve, pues bien era sabido que Philson era un tipo experto en criminología, y había defendido a varios gangsters famosos de la ciudad y de otros puntos del país. Eso se lo contó Andy a Steven a medida que caminaban hacia el ascensor, topándose con un trío de personas con aspecto de ser hombres de negocios, al menos un par de ellas.
Armand y Alan conversaban entre ellos, y realmente Alan también podía escuchar aquella voz susurrante que suplicaba ayuda. Era casi inaudible, pero si se concentraba, podía escuchar la voz de una niña pidiendo auxilio.
Sin comprender nada, el sr.Rodríguez subió al ascensor, mirando de reojo a Andy por el hecho de que era un policia.
¿Puedo ayudarle agente? El edificio aún no está inaugurado... ¿qué le trae aquí? preguntó el sr.Rodríguez.
Vengo al despacho del sr.Philson, no tiene nada que ver con este edificio. respondió Andy con frialdad.
Ah, ¿es eso? Bien, entonces es el undécimo piso. Ah, sr.Brooks, supongo que no le importa que pase primero a ver al encargado antes de ir al sótano. dijo el sr.Rodríguez, mirando a Alan a través de sus gafas.
El ascensor se puso en marcha, señalando la undécima planta, y comenzó a ascender. Cuando pasaron la sexta planta, algo empezó a funcionar de manera extraña, y las luces del ascensor comenzaron a parpadear. Un extraño ruido se escuchaba encima del ascensor, que parecía ascender con dificultad. Y cuando llegaron a la novena planta, las luces se apagaron de golpe. Antes de que nadie tuviera tiempo a preguntar qué sucedía, el ascensor comenzó a descender de manera precipitaba, como si sus cables se hubieran partido.
La velocidad con la que bajaron hizo que temieran lo peor, y algunos gritos de horror se escucharon en el interior del ascensor.
Pero no tuvieron tiempo apenas de pasar miedo, todo terminó muy deprisa.
Todo se volvió negro, un negro intenso que podría bien ser la nada.
Pero el negro comenzó a tomar matices de color, y empezó a tornarse gris. Un gris que, poco a poco, comenzó a dibujar las formas de una escena.
Allí estaban Alan, Armand y Steven, que se despertaron lentamente, como si acabaran de tener una pesadilla. El lugar en el que estaban era oscuro, muy oscuro, tan sólo una farola que parpadeaba iluminaba el lugar.
Era de noche, una noche negra como pocas habían visto. La luna llena brillaba en el cielo, e iluminaba la silueta de un edificio de seis plantas. Por la forma que tenía, bien podría ser un hospital. Pero parecía viejo, muy viejo.
Y estaba en muy mal estado. Desde su interior no se veía ninguna luz, y todas las ventanas estaban parcialmente tapadas con barrotes.
Un viejo cartel, con las luces fundidas tiempo atrás, y la suciedad acumulándose sobre él indicaba que se trataba del Hospital Saint Paul.
A ninguno les sonaba ese nombre, excepto a Alan? recordaba haber leído ese nombre en alguna parte.
Los tres estaban en un callejón, y lo único que tenían cerca eran un enorme contenedor de basura entreabierto y el edifico del hospital.
Aunque llevaban su ropa, por alguna razón no disponían del resto de sus pertenencias.
Cada uno encontró un objeto en sus bolsillos:
Alan llevaba un viejo transistor, una de esas viejas radios, de las primeras que salieron capaces de funcionar con pilas.
Armand llevaba un mechero, un zippo viejo y casi oxidado.
Y Steven llevaba un machete, uno de esos machetes de combate que usaban en la marina, bastante viejo pero que parecía estar todavía afilado.
Sin comprender qué estaba pasando, los tres se miraron incrédulos. Por alguna razón habían despertado allí, y algo les decía que había un motivo para todo aquello.
El agente Collins asintió ante los comentarios de Steve, pues bien era sabido que Philson era un tipo experto en criminología, y había defendido a varios gangsters famosos de la ciudad y de otros puntos del país. Eso se lo contó Andy a Steven a medida que caminaban hacia el ascensor, topándose con un trío de personas con aspecto de ser hombres de negocios, al menos un par de ellas.
Armand y Alan conversaban entre ellos, y realmente Alan también podía escuchar aquella voz susurrante que suplicaba ayuda. Era casi inaudible, pero si se concentraba, podía escuchar la voz de una niña pidiendo auxilio.
Sin comprender nada, el sr.Rodríguez subió al ascensor, mirando de reojo a Andy por el hecho de que era un policia.
¿Puedo ayudarle agente? El edificio aún no está inaugurado... ¿qué le trae aquí? preguntó el sr.Rodríguez.
Vengo al despacho del sr.Philson, no tiene nada que ver con este edificio. respondió Andy con frialdad.
Ah, ¿es eso? Bien, entonces es el undécimo piso. Ah, sr.Brooks, supongo que no le importa que pase primero a ver al encargado antes de ir al sótano. dijo el sr.Rodríguez, mirando a Alan a través de sus gafas.
El ascensor se puso en marcha, señalando la undécima planta, y comenzó a ascender. Cuando pasaron la sexta planta, algo empezó a funcionar de manera extraña, y las luces del ascensor comenzaron a parpadear. Un extraño ruido se escuchaba encima del ascensor, que parecía ascender con dificultad. Y cuando llegaron a la novena planta, las luces se apagaron de golpe. Antes de que nadie tuviera tiempo a preguntar qué sucedía, el ascensor comenzó a descender de manera precipitaba, como si sus cables se hubieran partido.
La velocidad con la que bajaron hizo que temieran lo peor, y algunos gritos de horror se escucharon en el interior del ascensor.
Pero no tuvieron tiempo apenas de pasar miedo, todo terminó muy deprisa.
Todo se volvió negro, un negro intenso que podría bien ser la nada.
Pero el negro comenzó a tomar matices de color, y empezó a tornarse gris. Un gris que, poco a poco, comenzó a dibujar las formas de una escena.
Allí estaban Alan, Armand y Steven, que se despertaron lentamente, como si acabaran de tener una pesadilla. El lugar en el que estaban era oscuro, muy oscuro, tan sólo una farola que parpadeaba iluminaba el lugar.
Era de noche, una noche negra como pocas habían visto. La luna llena brillaba en el cielo, e iluminaba la silueta de un edificio de seis plantas. Por la forma que tenía, bien podría ser un hospital. Pero parecía viejo, muy viejo.
Y estaba en muy mal estado. Desde su interior no se veía ninguna luz, y todas las ventanas estaban parcialmente tapadas con barrotes.
Un viejo cartel, con las luces fundidas tiempo atrás, y la suciedad acumulándose sobre él indicaba que se trataba del Hospital Saint Paul.
A ninguno les sonaba ese nombre, excepto a Alan? recordaba haber leído ese nombre en alguna parte.
Los tres estaban en un callejón, y lo único que tenían cerca eran un enorme contenedor de basura entreabierto y el edifico del hospital.
Aunque llevaban su ropa, por alguna razón no disponían del resto de sus pertenencias.
Cada uno encontró un objeto en sus bolsillos:
Alan llevaba un viejo transistor, una de esas viejas radios, de las primeras que salieron capaces de funcionar con pilas.
Armand llevaba un mechero, un zippo viejo y casi oxidado.
Y Steven llevaba un machete, uno de esos machetes de combate que usaban en la marina, bastante viejo pero que parecía estar todavía afilado.
Sin comprender qué estaba pasando, los tres se miraron incrédulos. Por alguna razón habían despertado allí, y algo les decía que había un motivo para todo aquello.
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Armand
-¿Lo está oyendo, verdad? Y usted, Sr. Rodríguez, también?
La mirada nerviosa de Alan asintió a mi pregunta. Pero el dueño de aquello nos observó sin entender qué es lo que le decía. ¿qué sucedía aquí? Me estaba poniendo nervioso, y, me manera casual, me miré al espejo. No estaba afeitado, necesitaba dormir, no era uno de mis mejores días.
Y ahí comenzó lo que creí sería mi muerte segura. No se lo que pensé, lo que pasó por mi mente. En esos segundos, los cinco hombres clavamos la vista los unos en los otros, a sabiendas de que el impacto pronto acabaría con nuestras vidas. Cerré los ojos y apreté los dientes, me apoyé en la pared del ascensor y me agarré a la estrecha barra.
?
¿Estaba muerto? Por alguna razón instintiva pensé que no. Me encontraba tranquilo, extrañamente tranquilo. Después de lo sucedido las últimas veinticuatro horas, aquello casi no parecía del todo raro. Oscuridad, un callejón, un lugar desconocido?un hospital. Un hospital. Diablos, ¿qué sucedía?
Me puse en pie, escudriñé las sombras y los muros viejos del hospital. No conservaba nada conmigo aparte de un mechero que examiné con detalle, incrédulo, buscando en él algún grabado. Yo no fumo. ¿Qué es esto? Meneé la cabeza, desconsolado
-Algo así tenía que pasar. Desde ayer todo fue extraño, fuera de lugar y sin sentido. Y ahora esto. ¿qué sabe de esas obras, Alan? ¿De ese lugar?
Alcé la cabeza hacia las ventanas del viejo edificio.
- Y ahora qué hacemos? ¿dónde estamos? Salgamos de este callejón.
-¿Lo está oyendo, verdad? Y usted, Sr. Rodríguez, también?
La mirada nerviosa de Alan asintió a mi pregunta. Pero el dueño de aquello nos observó sin entender qué es lo que le decía. ¿qué sucedía aquí? Me estaba poniendo nervioso, y, me manera casual, me miré al espejo. No estaba afeitado, necesitaba dormir, no era uno de mis mejores días.
Y ahí comenzó lo que creí sería mi muerte segura. No se lo que pensé, lo que pasó por mi mente. En esos segundos, los cinco hombres clavamos la vista los unos en los otros, a sabiendas de que el impacto pronto acabaría con nuestras vidas. Cerré los ojos y apreté los dientes, me apoyé en la pared del ascensor y me agarré a la estrecha barra.
?
¿Estaba muerto? Por alguna razón instintiva pensé que no. Me encontraba tranquilo, extrañamente tranquilo. Después de lo sucedido las últimas veinticuatro horas, aquello casi no parecía del todo raro. Oscuridad, un callejón, un lugar desconocido?un hospital. Un hospital. Diablos, ¿qué sucedía?
Me puse en pie, escudriñé las sombras y los muros viejos del hospital. No conservaba nada conmigo aparte de un mechero que examiné con detalle, incrédulo, buscando en él algún grabado. Yo no fumo. ¿Qué es esto? Meneé la cabeza, desconsolado
-Algo así tenía que pasar. Desde ayer todo fue extraño, fuera de lugar y sin sentido. Y ahora esto. ¿qué sabe de esas obras, Alan? ¿De ese lugar?
Alcé la cabeza hacia las ventanas del viejo edificio.
- Y ahora qué hacemos? ¿dónde estamos? Salgamos de este callejón.
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Steven Blakemore
Si había algo que él odiaba era simplemente no encontrarle lógica a lo que estaba pasando. En realidad, muchas cosas de las que él había visto no tenían lógica ninguna, la gente actuaba de manera irracional, tomando unas decisiones extrañas y comportándose de una manera que no era la habitual. Una vez oyó decir a un hombre que una obra de ficción era lo único que tenía que tener sentido, mientras que la realidad, no tenía porque tenerla. Era extraño, pero bien cierto que las novelas o las películas tenían una explicación, mientras que los actos de las personas no tenían justificación y nadie se molestaba en buscarles un sentido.
Ahora estaba así, forzando su mente a encontrar algo de realidad en todo aquello. Su primer impulso fue pensar que había muerto, al fin y al cabo estaba con aquellas personas que habían "muerto" con él en el ascensor. Su segunda idea fue pensar que estaba en coma y aquello era una especie de sueño que el subconsciente iba a utilizar para sacarlo de su sueño. Esperaba que si estaba en coma no le quedasen secuelas porque entonces iba a ser relegado a un puesto de oficina y no tenía malditas ganas de algo así. Manteniendo el temple, pues después de todo seguía siendo británico y la calma era algo que llevaba en la sangre, estudió el lugar y el machete que llevaba en la mano.
Parecía un chiste, al menos podría haber llevado su sig-sauger, se sentiría más seguro, pero aquel trozo de metal se le hacía inútil. Se sentía estúpido, simplemente.
- Caballeros, espero que tengan una explicación para lo sucedido - dijo Steven. - ¿Alguno de ustedes sabe dónde estamos? - preguntó educadamente.
Si había algo que él odiaba era simplemente no encontrarle lógica a lo que estaba pasando. En realidad, muchas cosas de las que él había visto no tenían lógica ninguna, la gente actuaba de manera irracional, tomando unas decisiones extrañas y comportándose de una manera que no era la habitual. Una vez oyó decir a un hombre que una obra de ficción era lo único que tenía que tener sentido, mientras que la realidad, no tenía porque tenerla. Era extraño, pero bien cierto que las novelas o las películas tenían una explicación, mientras que los actos de las personas no tenían justificación y nadie se molestaba en buscarles un sentido.
Ahora estaba así, forzando su mente a encontrar algo de realidad en todo aquello. Su primer impulso fue pensar que había muerto, al fin y al cabo estaba con aquellas personas que habían "muerto" con él en el ascensor. Su segunda idea fue pensar que estaba en coma y aquello era una especie de sueño que el subconsciente iba a utilizar para sacarlo de su sueño. Esperaba que si estaba en coma no le quedasen secuelas porque entonces iba a ser relegado a un puesto de oficina y no tenía malditas ganas de algo así. Manteniendo el temple, pues después de todo seguía siendo británico y la calma era algo que llevaba en la sangre, estudió el lugar y el machete que llevaba en la mano.
Parecía un chiste, al menos podría haber llevado su sig-sauger, se sentiría más seguro, pero aquel trozo de metal se le hacía inútil. Se sentía estúpido, simplemente.
- Caballeros, espero que tengan una explicación para lo sucedido - dijo Steven. - ¿Alguno de ustedes sabe dónde estamos? - preguntó educadamente.
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Alan Brooks
Esa voz...parecia que era la misma que habia escuchado Armand, tenia que llegar pronto a la excavación para ver que era... Por lo que parecia, solo Armand y Alan eran los que escuchaban ese sonido, algo bastante intigrante. En pos de conseguir información Alan no podia revelar algo que no era tan obvio, ya llevaba demasiados años en esto como para saber que, a veces, si se mostraba pronto las cartas, no te dejaban jugarlas.
----
- No, claro que no me importa, adelante.
----
Abrió lentamente los ojos, seguia vivo... o eso parecia, quizas era un sueño, o algún tipo de alucinación. Miró alrededor y vió que seguian estando Armand y el otro hombre del ascensor, aunque faltaban 2 personas. Y mirando, se dió cuenta de aquel edificio. Aquel edificio era el mismo que salia en el periódico. Alan se quedó mirando un buen rato el edificio, sin saber que hacer, sin saber que decir, sin...
Esto era demasiado, demasiadas cosas raras. Se echó la mano al bolsillo para coger un cigarro. Allí no habia nada. Empezó a buscar por todos sus bolsillos, con ansiedad, el tabaco, o mejor, una raya. Pero no encontró nada salvo un transistor viejo que sacó con asombro poniendolo delante y mirando con asombro al aparato y despues a las dos personas que tenia delante.
- Señores, esto es...un hospital, el Hospital Saint Paul, creo. Hace... alrededor de 50 años hubo un accidente donde murieron bastantes personas. - Alan no podia dar credito a lo que veia, o a lo que decia - Pude ver un periodico que comentaba algo sobre este sitio. He perdido mi cartera y una petillera a ve si la encuentran - Dijo mirando hacia el suelo con la esperanza de verla cerca, necesitaba meterse algo.
- ¿Estan ustedes bien?¿Les ha sucedido algo? - De repente cayó en el desconocido, ¿quien era?¿y por que estaba aqui? - Perdone, pero, ¿usted quien es?
Esa voz...parecia que era la misma que habia escuchado Armand, tenia que llegar pronto a la excavación para ver que era... Por lo que parecia, solo Armand y Alan eran los que escuchaban ese sonido, algo bastante intigrante. En pos de conseguir información Alan no podia revelar algo que no era tan obvio, ya llevaba demasiados años en esto como para saber que, a veces, si se mostraba pronto las cartas, no te dejaban jugarlas.
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- No, claro que no me importa, adelante.
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Abrió lentamente los ojos, seguia vivo... o eso parecia, quizas era un sueño, o algún tipo de alucinación. Miró alrededor y vió que seguian estando Armand y el otro hombre del ascensor, aunque faltaban 2 personas. Y mirando, se dió cuenta de aquel edificio. Aquel edificio era el mismo que salia en el periódico. Alan se quedó mirando un buen rato el edificio, sin saber que hacer, sin saber que decir, sin...
Esto era demasiado, demasiadas cosas raras. Se echó la mano al bolsillo para coger un cigarro. Allí no habia nada. Empezó a buscar por todos sus bolsillos, con ansiedad, el tabaco, o mejor, una raya. Pero no encontró nada salvo un transistor viejo que sacó con asombro poniendolo delante y mirando con asombro al aparato y despues a las dos personas que tenia delante.
- Señores, esto es...un hospital, el Hospital Saint Paul, creo. Hace... alrededor de 50 años hubo un accidente donde murieron bastantes personas. - Alan no podia dar credito a lo que veia, o a lo que decia - Pude ver un periodico que comentaba algo sobre este sitio. He perdido mi cartera y una petillera a ve si la encuentran - Dijo mirando hacia el suelo con la esperanza de verla cerca, necesitaba meterse algo.
- ¿Estan ustedes bien?¿Les ha sucedido algo? - De repente cayó en el desconocido, ¿quien era?¿y por que estaba aqui? - Perdone, pero, ¿usted quien es?
A veces la vida es como las matemáticas, no la entiendo.
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Armand
Anexo
¿Explicación? Armand miró al?al agente, como le había llamado el Sr. Rodríguez, con desconcierto en su expresión. Entonces reparó en que no estaba el Sr. Rodíguez ni el otro hombre. Buscó en derredor, alzando una mano.
-Un momento?¿y los otros dos hombres? El Sr. Rodríguez y el acompañante de usted?
Por la mirada de Alan, debía pensar lo mismo, ¿y el resto? Fue a preguntar algo más cuando Alan les señaló e informó sobre el hospital. * Entonces se dio cuenta de algo.
-Yo también he perdido la cartera. De hecho todo lo que llevaba, y tengo este encendedor que no es mío. ¿Es de ustedes? La verdad es que no comprendo nada. Pero esto cada vez es más extraño e inquietante. Desde ayer suceden muchas cosas sin sentido en mi vida. La verdad, no se si esto es real o todavía sigo bajo los efectos del golpe que me di. Por cierto, ¿se encuentran bien? Déjenme que les eche un vistazo. Soy Armand Vlosten, médico cirujano. -Le tendí la mano al ?agente?.- Busquemos a los otros dos hombres, tal vez estén heridos.
Armand comprobó el callejón, sus rincones y empezó a salir al exterior del mismo.
-Y qué es lo que comenta de un accidente hace cincuenta años? ?Tuvo una idea peregrina- . Encienda esa radio, Alan. Pruebe si funciona. El mechero lo hace ?supongo-
OFF Rol
* ¿Armand puede saber algo sobre este hospital? ¿Alguna tirada?
Anexo
¿Explicación? Armand miró al?al agente, como le había llamado el Sr. Rodríguez, con desconcierto en su expresión. Entonces reparó en que no estaba el Sr. Rodíguez ni el otro hombre. Buscó en derredor, alzando una mano.
-Un momento?¿y los otros dos hombres? El Sr. Rodríguez y el acompañante de usted?
Por la mirada de Alan, debía pensar lo mismo, ¿y el resto? Fue a preguntar algo más cuando Alan les señaló e informó sobre el hospital. * Entonces se dio cuenta de algo.
-Yo también he perdido la cartera. De hecho todo lo que llevaba, y tengo este encendedor que no es mío. ¿Es de ustedes? La verdad es que no comprendo nada. Pero esto cada vez es más extraño e inquietante. Desde ayer suceden muchas cosas sin sentido en mi vida. La verdad, no se si esto es real o todavía sigo bajo los efectos del golpe que me di. Por cierto, ¿se encuentran bien? Déjenme que les eche un vistazo. Soy Armand Vlosten, médico cirujano. -Le tendí la mano al ?agente?.- Busquemos a los otros dos hombres, tal vez estén heridos.
Armand comprobó el callejón, sus rincones y empezó a salir al exterior del mismo.
-Y qué es lo que comenta de un accidente hace cincuenta años? ?Tuvo una idea peregrina- . Encienda esa radio, Alan. Pruebe si funciona. El mechero lo hace ?supongo-
OFF Rol
* ¿Armand puede saber algo sobre este hospital? ¿Alguna tirada?
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Steven Blackemore
Estaban tan perdidos como él. Resopló con resignación.
- Pueden llamarme Alexander - dijo estrechando la mano del que se hacía llamar Armand, mientras saludaba con la cabeza a Alan. - Soy agente del FBI, o lo era si es que me he muerto y estoy entre el cielo y el infierno. Lo que viene siendo el Purgatorio - comentó con sarcasmo mientras examinaba el machete. Menudo trasto más inútil. - Si les parece, dejenme ir delante, de los tres creo que soy el más prescindible y si por alguna razón aparece alguien desagradable creo que podré encargarme de él - no esperó réplicas, simplemente se puso delante de los dos hombres y hechó un vistazo calculador a la calle mientras avanzaba hacia el hospital.
---
El pack Avistar+Escuchar
Estaban tan perdidos como él. Resopló con resignación.
- Pueden llamarme Alexander - dijo estrechando la mano del que se hacía llamar Armand, mientras saludaba con la cabeza a Alan. - Soy agente del FBI, o lo era si es que me he muerto y estoy entre el cielo y el infierno. Lo que viene siendo el Purgatorio - comentó con sarcasmo mientras examinaba el machete. Menudo trasto más inútil. - Si les parece, dejenme ir delante, de los tres creo que soy el más prescindible y si por alguna razón aparece alguien desagradable creo que podré encargarme de él - no esperó réplicas, simplemente se puso delante de los dos hombres y hechó un vistazo calculador a la calle mientras avanzaba hacia el hospital.
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El pack Avistar+Escuchar
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Alrededor del Hospital
Enseguida quedó claro que ninguno de los tres sabían por qué estaban allí, ni realmente dónde estaban. Todo era demasiado surrealista, pues todos recordaban perfectamente el momento en el ascensor.
Sea como fuera, por mucho que se pellizcaran o trataran de pensar en posibles cosas que les estaban sucediendo, aquello parecía real, y no tenían más opción que aceptarlo.
Armand reflexionó sobre la mención de Alan sobre el Hospital Saint Paul. Recordaba haber oido hablar de este hospital, antiguamente era uno de los hospitales de Los Angeles con peor fama, pues se decía que algunos de sus doctores se habían sobrepasado con sus pacientes. Eso obligó a las autoridades sanitarias a cerrar el hospital. Aunque claro, de eso había ya más de 20 años, y no tenía sentido que estuvieran frente al hospital, ya que recordaba que lo habían derrumbado recientemente...
Y ahora que lo pensaba mejor, creía que lo habían derrumbado para construír un nuevo edificio de oficinas... el edificio Sunrise.
Por su parte, Steven avanzó con el machete en mano, sin ver nada más allá de lo que ya había visto, y sin escuchar más ruidos que sus pasos y los de sus compañeros. El hospital estaba cerrado. Pero no cerrado por que fuera tarde, si no precintado. Las puertas estaban trabadas con maderas clavadas, y parecía imposible que pudieran sacarlas con sus manos. Las ventanas, aunque no estaban tapiadas, estaban rodeadas por barrotes de hierro, lo que hacía imposible entrar por allí.
Quizás, la única opción fueran las escaleras de emergencia que colgaban a pocos metros de altura. Si daban un buen salto, quizás llegaran... o quizás sólo debían de usar algo para ganar altura y alcanzarlas.
Enseguida quedó claro que ninguno de los tres sabían por qué estaban allí, ni realmente dónde estaban. Todo era demasiado surrealista, pues todos recordaban perfectamente el momento en el ascensor.
Sea como fuera, por mucho que se pellizcaran o trataran de pensar en posibles cosas que les estaban sucediendo, aquello parecía real, y no tenían más opción que aceptarlo.
Armand reflexionó sobre la mención de Alan sobre el Hospital Saint Paul. Recordaba haber oido hablar de este hospital, antiguamente era uno de los hospitales de Los Angeles con peor fama, pues se decía que algunos de sus doctores se habían sobrepasado con sus pacientes. Eso obligó a las autoridades sanitarias a cerrar el hospital. Aunque claro, de eso había ya más de 20 años, y no tenía sentido que estuvieran frente al hospital, ya que recordaba que lo habían derrumbado recientemente...
Y ahora que lo pensaba mejor, creía que lo habían derrumbado para construír un nuevo edificio de oficinas... el edificio Sunrise.
Por su parte, Steven avanzó con el machete en mano, sin ver nada más allá de lo que ya había visto, y sin escuchar más ruidos que sus pasos y los de sus compañeros. El hospital estaba cerrado. Pero no cerrado por que fuera tarde, si no precintado. Las puertas estaban trabadas con maderas clavadas, y parecía imposible que pudieran sacarlas con sus manos. Las ventanas, aunque no estaban tapiadas, estaban rodeadas por barrotes de hierro, lo que hacía imposible entrar por allí.
Quizás, la única opción fueran las escaleras de emergencia que colgaban a pocos metros de altura. Si daban un buen salto, quizás llegaran... o quizás sólo debían de usar algo para ganar altura y alcanzarlas.
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Steven Blackmore
El espia iba en cabeza, intentando descubrir cualquier cosa fuera de lo normal. Sin embargo, allí no había más sombras que las suyas, ni más pasos que los que él daba. Al echar un vistazo alrededor de la estructura pensó en cómo podía entrar. Luego pensó en la razón por la que había que entrar y decidió que sí, que tenía curiosidad. Quizás no iba a volver a despertar nunca más del coma o algo así, por lo que mejor soñar y arriesgarse a lo que viniese.
Intentó mover las tablas, pero estas estaban bien clavas y dudaba que pudiese romperlas incluso haciendo palanca con el machete. Después se fijó en la escalera y en el contenedor abierto que había al fondo del callejón. Estaba claro que no había otra forma de entrar. Se acercó hasta el contenedor, cerró la tapa y trató de empujar la pesada caja de metal hacia las escaleras.
- Si me echan una mano, moveremos esto hasta el pie de la escalera para entrar en el edificio... - sugirió a sus compañeros.
El espia iba en cabeza, intentando descubrir cualquier cosa fuera de lo normal. Sin embargo, allí no había más sombras que las suyas, ni más pasos que los que él daba. Al echar un vistazo alrededor de la estructura pensó en cómo podía entrar. Luego pensó en la razón por la que había que entrar y decidió que sí, que tenía curiosidad. Quizás no iba a volver a despertar nunca más del coma o algo así, por lo que mejor soñar y arriesgarse a lo que viniese.
Intentó mover las tablas, pero estas estaban bien clavas y dudaba que pudiese romperlas incluso haciendo palanca con el machete. Después se fijó en la escalera y en el contenedor abierto que había al fondo del callejón. Estaba claro que no había otra forma de entrar. Se acercó hasta el contenedor, cerró la tapa y trató de empujar la pesada caja de metal hacia las escaleras.
- Si me echan una mano, moveremos esto hasta el pie de la escalera para entrar en el edificio... - sugirió a sus compañeros.
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Alan Brooks
- Me hubiese gustado conocerle en mejor circunstancias, Alexader.- dijo mirando al hombre que se acababa de presentar.- Es cierto, ¿y los demás?, desde luego esto parece una broma macabra. ¿Usted tambien sufre incidentes extraños desde ayer, Armand? A mi me pasa lo mismo, y no me he dado ningún golpe. No encuentro ninguna explicación lógica para esto.
- Tienes razón Armand, deberiamos buscar a los demás, aunque...-hizo una breve pausa para mirar a alrededor- no veo muchos sitios donde se hayan podido meter, a excepción del hospital.
- Cierto, la radio.- Alan se acercó la radio y poder ver donde estaba el boton para encenderla. La radio empezó a sonar con el ruido de interferencias típico. Alan comenzó a mover la pequeña rueda que servia para buscar emisoras con la esperanza de encontrar alguna. Incluso esperaba que sonase "¡Esto es una broma para smileview!", detestaba aquel programa, pero en este momento, podria llegar incluso a hacerle ilusión haber caido en algunas de sus bromas.
No le pareció mal que Steven fuese por delante, mirandolo desde atras, realmente era más ancho que él, y parecia más experimentado para la acción. De camino al hospital, Alan empezó a decir en voz alta, para que lo escucharan sus compañeros, lo que recordaba del hospital. - Recuerdo que ví un periodico que hablaba del tema. Parece ser que hubo una explosión que mató a mucha gente, cerca de treinta si recuerdo bien. Aunque tenian dudas de que fuera un accidente, parece ser que tambien barajaban que fuera un homicidio.
Una vez llegaron debajo de las escalera, y cuando Steven pidió ayuda para mover el contenedor de basura, Alan accedio. Aunque se las arregló para mancharse lo menos posible.
- Me hubiese gustado conocerle en mejor circunstancias, Alexader.- dijo mirando al hombre que se acababa de presentar.- Es cierto, ¿y los demás?, desde luego esto parece una broma macabra. ¿Usted tambien sufre incidentes extraños desde ayer, Armand? A mi me pasa lo mismo, y no me he dado ningún golpe. No encuentro ninguna explicación lógica para esto.
- Tienes razón Armand, deberiamos buscar a los demás, aunque...-hizo una breve pausa para mirar a alrededor- no veo muchos sitios donde se hayan podido meter, a excepción del hospital.
- Cierto, la radio.- Alan se acercó la radio y poder ver donde estaba el boton para encenderla. La radio empezó a sonar con el ruido de interferencias típico. Alan comenzó a mover la pequeña rueda que servia para buscar emisoras con la esperanza de encontrar alguna. Incluso esperaba que sonase "¡Esto es una broma para smileview!", detestaba aquel programa, pero en este momento, podria llegar incluso a hacerle ilusión haber caido en algunas de sus bromas.
No le pareció mal que Steven fuese por delante, mirandolo desde atras, realmente era más ancho que él, y parecia más experimentado para la acción. De camino al hospital, Alan empezó a decir en voz alta, para que lo escucharan sus compañeros, lo que recordaba del hospital. - Recuerdo que ví un periodico que hablaba del tema. Parece ser que hubo una explosión que mató a mucha gente, cerca de treinta si recuerdo bien. Aunque tenian dudas de que fuera un accidente, parece ser que tambien barajaban que fuera un homicidio.
Una vez llegaron debajo de las escalera, y cuando Steven pidió ayuda para mover el contenedor de basura, Alan accedio. Aunque se las arregló para mancharse lo menos posible.
A veces la vida es como las matemáticas, no la entiendo.
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
"Kane se inclinó sobre el cuerpo, que yacía muerto por indescriptibles mutilaciones, y se estremeció... algo raro en él, que había visto las proezas de la Inquisición Española..."
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Alrededor del Hospital
Tras las explicaciones de Alan, Steven y el propio Alan procedieron a mover el contenedor por tal de que les sirviera para llegar hasta las escaleras de emergencia del edificio del hospital. Sin hacer apenas esfuerzo, podrían encaramarse hasta las escaleras, sin embargo, había algo dentro del contenedor que ni Steven ni Alan habían visto.
De repente, de dentro del contenedor salieron los brazos y la cabeza de personas... O eso habrían sido hacía tiempo. Ahora, eran dos cuerpos blancos y violáceos, con partes de su carne roídas y que dejaban ver el interior de sus cuerpos.
La imagen por sí sola daba náuseas, además del miedo irracional ante algo que no es posible pero que sucede.
Los dos cuerpos, con los ojos en blanco y las mandíbulas goteando saliba y sangre por partes iguales, se abalanzaron sobre Steven y Alan como si fueran dos depredadores hambrientos que por fin veían sus objetivos.
OR: Pues Iniciativas, y declaraciones de qué hacer... Aviso que Alan no lleva arma y decibe un AdO al no tener la dote Combate Desarmado. Vosotros sabréis qué hacer. Saludos!
Tras las explicaciones de Alan, Steven y el propio Alan procedieron a mover el contenedor por tal de que les sirviera para llegar hasta las escaleras de emergencia del edificio del hospital. Sin hacer apenas esfuerzo, podrían encaramarse hasta las escaleras, sin embargo, había algo dentro del contenedor que ni Steven ni Alan habían visto.
De repente, de dentro del contenedor salieron los brazos y la cabeza de personas... O eso habrían sido hacía tiempo. Ahora, eran dos cuerpos blancos y violáceos, con partes de su carne roídas y que dejaban ver el interior de sus cuerpos.
La imagen por sí sola daba náuseas, además del miedo irracional ante algo que no es posible pero que sucede.
Los dos cuerpos, con los ojos en blanco y las mandíbulas goteando saliba y sangre por partes iguales, se abalanzaron sobre Steven y Alan como si fueran dos depredadores hambrientos que por fin veían sus objetivos.
OR: Pues Iniciativas, y declaraciones de qué hacer... Aviso que Alan no lleva arma y decibe un AdO al no tener la dote Combate Desarmado. Vosotros sabréis qué hacer. Saludos!
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Alrededor del Hospital
La situación había pasado a ser irreal, pues aquellos cadáveres se habían levantado de manera que parecía imposible, y no solo eso, parecía dispuestos a atacar a Alan, Steven y Armand.
El primero en actuar fue sin embargo Steven, que con su viejo machete apuñaló a uno de los cadáveres andantes, atravesando su carne a la altura del pecho. La fuerza del impacto fue tal, que el machete se quedó clavado en el cuerpo del cadáver, que sin embargo, dejó de moverse y se desplomó al suelo, entre espasmos.
Steven pudo desclavar el machete tras tirar de él con fuerza.
Mientras tanto, el otro de los cadáveres andantes de abalanzó sobre Alan, con una de sus manos, ahora prácticamente convertida en una garra, acertándole en el costado. Alan lanzó un grito de dolor, pero sacó fuerzas suficientes para responder a la amenaza, y cogiendo una vieja tubería que había en el contenedor, golpeó con fuerza al zombie en la cabeza, haciendo que este cayera desplomado al suelo.
Al palparse la herida, Alan notó que sangraba, pero por suerte tenía a un médico a su lado. Armand, con lo poco que tenía en cuanto a materiales, sólo pudo aplicarle un vendaje rudimentario con un jirón de su ropa, para evitar al menos que perdiera sangre.
Tras la tensión del momento, tenían vía libre para acceder a la azotea del edificio, tal y como había planeado Steven.
Sin más contratiempos, usaron la escalera de emergencia para subir, a una altura de cinco plantas. Una vez arriba, ya en la azotea, estaba la puerta que daba acceso al hospital, parecía que hacía tiempo que estaba oxidada. Además, un mal presentimiento les decía a los tres que no era buena idea abrirla, aunque no había otro camino posible.
OR: Alan recibió 5 PD en el combate. Además, tras presenciar a los hechos, Alan pierde 1 punto de Cordura. Saludos!
La situación había pasado a ser irreal, pues aquellos cadáveres se habían levantado de manera que parecía imposible, y no solo eso, parecía dispuestos a atacar a Alan, Steven y Armand.
El primero en actuar fue sin embargo Steven, que con su viejo machete apuñaló a uno de los cadáveres andantes, atravesando su carne a la altura del pecho. La fuerza del impacto fue tal, que el machete se quedó clavado en el cuerpo del cadáver, que sin embargo, dejó de moverse y se desplomó al suelo, entre espasmos.
Steven pudo desclavar el machete tras tirar de él con fuerza.
Mientras tanto, el otro de los cadáveres andantes de abalanzó sobre Alan, con una de sus manos, ahora prácticamente convertida en una garra, acertándole en el costado. Alan lanzó un grito de dolor, pero sacó fuerzas suficientes para responder a la amenaza, y cogiendo una vieja tubería que había en el contenedor, golpeó con fuerza al zombie en la cabeza, haciendo que este cayera desplomado al suelo.
Al palparse la herida, Alan notó que sangraba, pero por suerte tenía a un médico a su lado. Armand, con lo poco que tenía en cuanto a materiales, sólo pudo aplicarle un vendaje rudimentario con un jirón de su ropa, para evitar al menos que perdiera sangre.
Tras la tensión del momento, tenían vía libre para acceder a la azotea del edificio, tal y como había planeado Steven.
Sin más contratiempos, usaron la escalera de emergencia para subir, a una altura de cinco plantas. Una vez arriba, ya en la azotea, estaba la puerta que daba acceso al hospital, parecía que hacía tiempo que estaba oxidada. Además, un mal presentimiento les decía a los tres que no era buena idea abrirla, aunque no había otro camino posible.
OR: Alan recibió 5 PD en el combate. Además, tras presenciar a los hechos, Alan pierde 1 punto de Cordura. Saludos!
Re: Capítulo I: Huellas en la Sangre
Steven
Aún conmocionado por lo que acababa de descubrir, el agente se pasó la mano por la frente para secar el sudor frío que comenzaba a resbalar por su piel. Sentía la camisa pegada a la espalda y una angustiosa sensación en el estómago. Aquello era como un sueño, como una pesadilla de la que no iban a despertar. Una opción era volverse loco y gritar qué era lo que había pasado, pero su mente entrenada para afrontar las peores de las situaciones le devolvió algo de la compostura perdida.
Una vez en la azotea del edificio, miró a sus compañeros y sin dejar de sostener el machete con la diestra, abrió la puerta para internarse en el hospital, pero siempre atento a que nada saliera de allí por sorpresa.
Aún conmocionado por lo que acababa de descubrir, el agente se pasó la mano por la frente para secar el sudor frío que comenzaba a resbalar por su piel. Sentía la camisa pegada a la espalda y una angustiosa sensación en el estómago. Aquello era como un sueño, como una pesadilla de la que no iban a despertar. Una opción era volverse loco y gritar qué era lo que había pasado, pero su mente entrenada para afrontar las peores de las situaciones le devolvió algo de la compostura perdida.
Una vez en la azotea del edificio, miró a sus compañeros y sin dejar de sostener el machete con la diestra, abrió la puerta para internarse en el hospital, pero siempre atento a que nada saliera de allí por sorpresa.