Capitulo 1 - Lurk - El Discipulo

[Tyr]

Ya habías puesto tus primeros pies en la selva Yorube, en dicha selva se hallaba una energía necromantica muy poderosa y ya había muchos Carianos buscando su fuente. Tenías a los de la Ciudad Negra, que son los más avanzados hasta ahora en experimentos necromanticos. Aquel lugar rebosaba en vida, rebosaba por las cuatros esquinas, animales, palancas, espíritus naturales, todo lo hallabas allí, todo pero tu sabias que desequilibrado, era demasiado. El rumor de que allí se había dado el primer ?muerto viviente espontáneo? no parecía ridículo ya que sentías la fuerza fluir en un solo sentido y la muerte, la muerte del cuerpo era una piedra que se removía en aquel lugar, si es que el cuerpo sobrevivía en el proceso. Desde tu ultima visita en aquel lugar tu sirviente no fue el mismo, como que se convirtió en un faro y allí mismo notaste el lazo mucho mas fuerte. La primera parada que hiciese fue en un villorrio de esclavistas que al verte te saludaron con respeto, a un mago de caras siempre se lo hacia. Allí fuiste al mercado principal y viste gran variedad de sujetos de experimentos. Viste So, los famosos Yorube, elfos, humanos el sur y el norte, pro no era lo que buscabas, fuese por la tienda de los huesos. Allí el espectáculo fue supremo, tenían osamentas de gigantes y de criaturas extrañas a la venta, viste tus bolsillos y decidiste ir a la taberna, el descuido que habías tenido te había empobrecido pero no ensombrecido tu poder.
En aquella taberna viste muy buenos ejemplares de no-vivos, realmente bien trabajados y acabados de forma muy buena, algunos hasta tenían articulaciones metálicas para reforzarlos. Pediste algo que comer, algo que beber y te sentaste tranquilamente en aquel lugar, si Caras en tu deambular te había llevado hasta allí era porque ese era el lugar que tenias que ocupar.
El bardo tocaba una melancólica canción cuando viste que un extraño entraba en la taberna, no era ni mago ni místico, ni guerrero, parecía un comerciante. Hablo con el tabernero y el te señalo a vos.
- Disculpe maese Mago, pero me dijeron que usted pudiera ayudarme.
Con una señal detuviste a tu compañero, a el no le gustaba que te hablaran sin que tu lo autorizaras.
- ¿Qué quieres de mí?
- Tú no eres Lurk, el necromante.
No respondes.

Bien, el hombre si le sigues la corriente te propone el trabajo de recuperar sus mercancías robadas por un grupo de paladines y un sacerdote te pagara muy bien, es mas, dice que dentro de las mercancías que sobrevivieron había una elfa preñada por un elfo y que seguramente servirían para tus experimentos, y oro, por supuesto. Eres libre para vagar por la zona tranquilamente y cuando salgas yo tomo la posta.

[rj]

Lurk. Señor de los no muertos

Si quería cumplir su sino el hechicero debía, en primer lugar, recuperar el respaldo del oro. Con los bolsillos vacíos lamentó tener que dejar pasar aquella oportunidad y acompañado por su protector se internó en una obscura taberna. Al poco rato se acercó un hombre quién habló de dinero, esclavos y mercancías a cambio de recuperar algo que le había sido robado según el por una especie de paladines.
-Ofreces bastante, auque quizás no lo necesario para que la ayuda del gran Lurk te sea consedida. Dime ¿Cual es el truco? ¿Qué es aquello que me escondes?-
Ante las palabras del hechicero, el comerciante sonríe y se frota las manos.
-Las mercancías ya las tenía vendidas- responde el hombre -y como Lurk es discípulo de mi maestro...-
-¡No respondes a mi pregunta! ¿Es que acaso quieres morir para revivir como mi lacayo?- Contesta con tono intimidatorio el hechicero
-eso es todo, vendi mercancias por adelantado y me las robaron a la mayoria, los paladines y sacerdotes sobrevivientes ulleron hacia el este con ellas, con mis esclavos y con tres arcones que transportaban componetes si Lurk se apresura podra darles alcance, es mas, si quire Lurk le comprare esqueltos o cuerpos para que pueda hacer mejor la mision-
El hombre parecía sincero en sus palabras y la idea de obtener esos preciados cuerpos hizo que sus ojos brillaran en las sombras de su capucha.
-Muy bien, tienes un trato entonces. Dos raptores serán suficientes para comenzar. La mujer elfa y el dinero serán la paga. Si es que la cantidad de monedas ofrecidas me convence- dijo incitándolo a pronunciar un número que le agradara.
-tres mil monedas ahora, dos mil monedas cuando vuelvas con mi mercancia, la elfa la tendras tambien a la vuelta ya que transportarla en el estado que esta es delicado y una batalla podria echar a estropear la mercancia sin contar el riesgo de su perdida- la oferta era más que tentadora y el hombre, viendo esto en el rostro de Lurk se apuró a agregar -los cuerpos los ire a comprar ahora si lo deseas-
A lo que el hechicero respondió -Muy bien, tienes un trato entonces- aún así sentía que algo escondía aquel sujeto, pero incapaz de decifrarlo decidió seguir adelante con el trato.
El sujeto se incorporó y volvió luego de un rato con las bolsas donde se encontraban las nuevas mascotas de Lurk y extendió además una bolsa con el dinero prometido. Humano y esqueleto cargaron todo en la carreta y se dirigieron luego a comprar un unos pergaminos mágicos que les serían múy útiles en aquella situación y adquirió también el esqueleto de un pequeño lobo, luego cambió sus ropas por las de un simple comerciante y se puso en marcha hacia el este.
Una vez hubo llegado a la zona donde el robo se había producido dispuso el cadaver del cánido sobre la tierra y concentrando las energías otorgadas por su Dios y mentor lleno de no vida el cuerpo del animal. los huesos tembrlaron y se agruparon formando rápidamente a la criatura, algo de carne pútrida y restos de un pelaje mal tratado y agujereado cubrieron los guesos. Cuando la bestia terminó de formarse el hechicero le habló en un tono monótono y altivo
-Huele, siente el hedor de aquellas criaturas. Percibe la pestilencia de aquellos paladines y clérigos que buscamos- el lobo movió su ocico carente de tejidos en el aire y agitó la cola de puro hueso. -Muy bien, ahora síguelo, llevamos hasta el y deten la marcha cuando estemos cerca.-
Así guiado por el animal Lurk condujo su carromato hacia el este, siempre hacia el este

[Tyr]

Aquel animal no tardo en encontrar el rastro de aquellos paladines que tanto habían molestado al pobre y honesto comerciante. Se internaba por la selva y dejaba un claro rastro de plantas rotas, llegas finalmente a un campamento de noche. Este estaba la carreta, allí viste a la ?mercancía? caminar de aquí para allá y al lado de la carreta r arcones como te los habías imaginado. El lugar estaba bien vigilado y tenían perros que se habían inquietado al acercarse tu martín. Eran tres tiendas pequeñas, una carreta y la mercancía, tres guardias (los supuestos paladines) y un claramente sacerdote de Ra, dios de la vida y la luz, el solo mirarlo te daba escalofríos. Tu posición era aventajada ya que había gran follaje pero el pérfido había protegido con conjuros la zona para que nadie pudiera acercarse. Viste la bruma protectora así como rodeando el campamento un brillar claro que harían que tu guardián y ningún no-muerto pudiera acercarse. Ya lo pensabas y ahora lo confirmabas, la mercancía era valiosa, y la paga por recuperarla mucha, ahora te dilucidabas en dos cosas, el atacarlos cuando se movieran, ya que las protecciones no perdurarían en el movimiento o romperlas de alguna forma, pero un intento fallido harían que supieran de que estabas allí. Lo segundo que tenias que pensar es si realmente querías devolver esa mercancía, si valía tanto?????. pro eso te llevaría en mala fama y mala fama entre los tuyos suele augurar cosas malas y accidentes, deberías pensar bien que hacer.

[rj]

Lurk, el indómito

Habían llegado hasta su objetivo gracias a los agudos instintos del cánido muerto viviente sin embargo no todo era como esperaba. Su ser, acostumbrado a la magia identificó el círculo protector que rodeaba a carreta, animales, mercancía y guardias. Con su llegada los perros se estremecieron y los caballos pisotearon el suelo molestos. Su fiel guardián era incapaz de atravesar aquellas protecciones al igual que todas y cada una de las criaturas que crease. Había pensado en alterar su aspecto e ingresar buscando socorro en aquel lugar para luego despertar a los dos raptores y hacerlos atacar sin piedad, sin embargo recapacitó y se dio cuenta que de nada serviría pues estos huirían ni bien se levantaran. Pensó en asustar a las bestias para dejarlos de a pie y cazarlos al día siguiente, pero siendo caballos de guerra y estando los bueyes atados de poco podía servir aquel pequeño truco. Medito las opciones un buen rato y oculto entre la maleza decidió eliminar a los bueyes con las flechas de su arco.
No había sido una buena opción. Aquellos animales eran más duros de lo que esperaba y el objetivo resistió los embates de las flechas hasta que los guardias alertados por el movimiento y los mugidos del buey dieron con la posición del arquero y se lanzaron en una loca carrera.
El sacerdote dejó su tienda y junto con el otro guerrero o quizás paladín se acercó a custodiar las mercancías.
Viendo que sus enemigos se acercaban Lurk esgrimió aquella típica sonrisa burlona y abriendo por completo su boca canalizó la energía que llenaba su cuerpo en un chorro de ácido que impactó de lleno en el caballero. El hombre sufrió tremendas quemaduras en rostro, brazos y pecho. Su armadura huméo pero aún así, quizás siguiendo la voluntad de su dios, intentó golpear al Necromante.
Mientras esto pasaba el segundo hombre era interceptado por el guardián de Lurk. Las dos tremendas hachas de batalla que portaba golpearon al segundo guerrero sin piedad haciendo que el autodenominado Avatar de Caras sonriera admirando su trabajo.
Los ataques del quemado fueron fácilmente esquivados por Lurk que, ya espada en mano, arremetió contra este produciéndole varios y horribles cortes.
Los custodios de las mercancías parecían no ser suficientes para detener al necromante y su fiel compañero, el sacerdote y el tercer guardián decidieron intervenir. El primero intentó un hechizo contra Lurk que en apariencias no había surtido efecto, luego esgrimió el símbolo de su dios contra el custodio no muerto abriendo sus ojos con sorpresa cuando nada ocurrió. El siguiente ataque del necromante acabó con la vida de su enemigo. El que luchaba con su custodio decidió moverse y tomar la posición de su compañero caído, acto que le valió dos profundos cortes producto de las hachas del esqueleto y un tercero a cuenta de la cimitarra de Lurk.
El Clérigo volvió a esgrimir su símbolo sagrado y esta vez su guardián no pudo hacer otra cosa que abandonar la batalla. Percatándose de la escasa habilidad del combatiente que tenía delante y de la peligrosidad del sacerdote, el necromante canalizó el poder arcano y lanzó una tremebunda bola de energía negativa que acabó con la vida del hombre que se erguía frente a él e impactó de lleno en el hombre de Ra. Seriamente dañado el clérigo volvió a intentar usar su poder sobre Lurk logrando esta vez paralizarlo por completo.
El necromante fue recogido por el guerrero sobreviviente y, bajo las órdenes de clérigo, desnudado y atado de pies y manos a una estaca. Luego fue cargado en la carreta bajo las miradas de sorpresa y odio de las mujeres.
Ante tan salvaje ataque el adorador del sol decidió partir cuanto antes. Ahora irían más lentos pues uno de sus bueyes había muerto y su pareja era la que debía arrastrar por si solo la carreta. El sacerdote montó uno de los corceles, las mujeres hicieron lo propio en otros y se pusieron en marcha rápidamente.
Había pasado una hora de valioso tiempo hasta que Lurk recuperó su movimiento. Lo primero que hizo fue inspeccionar el lugar y planear una forma de escape. Si no lo hacía sería condenado por asesinar a aquellos hombres y por practicar la necromancia y ni hablar de lo que pasaría si confirmaban su identidad. Pensó primero en quemar el suelo con su ácido pero luego algo le llamó la atención en uno de los cofres. Si su idea era correcta aquella criatura no sería otra cosa que un mimic, seres infernales capaces de adoptar la forma de diversos objetos para devorar personas. Tentando a su suerte y apelando a todo su carisma le dijo.
-¿Podrías soltar mis ataduras?-
Rápidamente una boca apareció en aquel mueble y sus patas, antes de bronce, comenzaron a moverse lenta y silenciosamente hacia él.
La criatura habló en una lengua que Lurk identificó como infernal pero que fue incapaz de entender, luego se acerco a las sogas y las cortó con sus dientes. El necromante sólo deseó que se detuviera allí y no siguiera con sus muñecas. Una vez libre el hechicero el mimic le indicó otro cofre y luego se encaminó hacia donde se encontraba el distraído conductor.
Lurk abrió el cofre y encontró allí sus cosas mas no fue capaz de alcanzarlas pues el ser infernal se lanzó sobre el conductor y lo devoró en un instante. Inmediatamente el clérigo volteo a oír los gritos y sin perder un sólo segundo se apresuró a esgrimir su símbolo sagrado. -Otra vez no- pensó Lurk y actuado guiado por su instinto más que por su razón lanzó un nuevo escupitajo de ácido que acabo col el clérigo y su caballo.
Las mujeres y los aterrados cuadrúpedos que montaban se revolvieron con horror y asco al presenciar como el ácido transformaba en una masa gelatinosa a jinete y montura. Los caballos se encabritaron y lanzaron por los aires a las mujeres. El infernal se acercaba peligrosamente a una de ellas con ánimos de saciar su apetito.
-Alto- gritó el hechicero y luego le hizo señas a la criatura indicándole que no podía comerse a esa mujer. La bestia pareció entender y se alejó de ella. Mientras tanto el hechicero tomaba unas sogas y desnudo todavía se acercaba para atar a las nuevamente esclavas. Las mujeres lloraban y suplicaban mientras el hombre invocaba su poder y convertía al cadáver del clérigo en un nuevo y mal oliente sirviente.
-Callaos si no queréis terminar como él- dijo apuntando al zombie recién creado
-No te hicimos nada, dejanos ir- suplica una de las mujeres.
-Por supuesto que no me hiceron nada, de haberlo hecho- la amenaza el necromante -hubieras terminado como él- luego toma el rostro de la mujer entre sus manos y la obliga a mirar a la deforme criatura.
Aguardan allí un poco más mientras hechicero y custodio se comunican por aquel fuerte vínculo que los une, gracias a esto el esqueleto enfundado en la armadura completa llega con al poco rato cargando al lobo que los guiase en la persecución.
Todos montan la carreta, el mimic, ahora duro y sin moverse, es cargado en el vehículo. Luego, tras ordenarle a Lorthon que protegiese a las mujeres y el resto de las mercancías, Lurk monta en el lugar del conductor y dirige al buey de regreso. una vez llegan al punto donde habían escondido su carreta traspasan a mujeres y mercancías a esta dejando en la otra al mimic y el resto de los no muertos, luego avanzan poco a poco hasta llegar al poblado.

[Tyr]

Volviste a la taberna, allí estaba el mago que te recibe con gran alegría.
- Trajiste todo.
- Si.
- Vamos, vamos a revisar la mercancía.
Al salir estaba la carreta con las mujeres que al ver al comerciante se ponen a llorar.
- Ha mis bellas damas, tenia tanto que sufrieran daño. Haber.- Y las revisa.- Si están en estado- Luego dice algo en palabras incomprensibles y el cofre salta del carro y se va al lado de el.
Sostienen una conversación y dice.
- Perfecto, todo salio perfecto. El gran Lurk para que resurge de nuevo no???..
Allí se refriega las manos.
- Mi señor Lurk, lamento el no disponer de mas recompensas para darle pero a aquí tiene, las dos mil monedas prometidas y el vale para recoger la elfa u esta moneda extra.- Observas la moneda y es de oro con una calavera blanca de plata, la moneda esta encantada.
- Esa moneda te identificara como amigo de nuestro gremio de esclavistas, siempre obtendrás descuentos y esto va gratis, se dice que el señor Vakir, antes de que fuera acecinado por las oscuras manos de Ra, utilizo una cueva en la cual nadie puede entrar ya que la mayoría carecemos el poder para poder hacerlo, pero este pergamino indica como entrar a ella y las instrucciones.
- Y por que me lo darías a mi.
- Porque Vakir fue mi maestro y si resurge el poder de su medallón que quedo dentro de aquellas cuevas estaría mas que dispuesto a seguirlo

¿Aceptas el pergamino?

Al pergamino lo tomas pero antes deberías de hacer un pequeño tramite el rito de Caras.
Compras todos los materiales, que te costaron dos mil quinientas monedas de oro, pero el mas caro ya lo tenias, una elfa. Buscas un lugar y allí había una plaza muy indicada para ello. Así que te diriges al alcalde del lugar.
Al verte llegar los guardias interponen sus armas, tu compañero se enfurece y va hacia el desenvainando su espada.
- Detente.- Le dices a la mente.
Los guardias alertados por esto se ponen en posición y tu simplemente dices.
- Mi nombre es Lurk.
Los guardias se miran entre si y uno entra. A tu derecha tu mastin te seguía. Unos necromantes al verlo se detuvieron a admirarlo y solo tenían palabras de elogios por la construcción de tan recio animal.
- Imposible, simplemente imposible, mira como unió sus huesos, es????.. perfecto. Decía la necromante emocionada. Su compañero escienita.
- Una obra maestra.
Cuando sale el alcalde los ahuyenta de allí y ves en su pecho el medallón de caras.
- Sol Lurk podría causar tal impresión.
Lo reconoces, su nombre era Melen, o al menos así se hacia llamar, su nigromacia era poderosa pero no era aficionado a la creación de muertos vivientes, mas bien el utilizaba la necromancia para alterar a los vivos o matarlos, hasta había descubierto como hacerlos mas fuertes, pero solo lo hizo para ayudar a su señor. El nunca trato directamente con tigo ya que su rango no lo permitía pero admiraba tus construcciones.
- Larga vida a las nubes que tapan el sol. Es maravilloso que estés aquí, pasa, pasa. ¿Construcciones tuyas?
- Así es.- Dices orgulloso.
- Increíbles como siempre, pero adentro estaremos mas cómodos.- Tenias gran desconfianza, pero su medallón, su fidelidad a Caras te impulso a entrar, uno de los peores crimines era atacar a un seguidor de Caras como lo eras tu, aunque entre las filas de Caras estaban los peores criminales.
Aquel lugar desbordaba de necromancia, sus muebles hechos de husos y sus sirvientes, fantasmas. Había un sirviente viva allí y le preguntaste.
- ¿Para que ella?
- Para que caliente mi cama de noche???? pero dime, te precio humana no.
- Si, en verdad si.
- Pero no lo es, es un golem. Fue un prototipo que hice, me salio tan bello que decidí dejarlo con vida.
Ambos rieron. Ambos se sentaron en una mesa pequeña cuando el fantasma con cadenas de un niño les trae algo de comida y bebida.
- Te gustan Lurk, no son como los que tu arias pero necesitaba a sirvientes que no durmieran y sirvieran como guardianes, algún día me gustaría que me enseñaras como lo haces. ¿Pero dime, que te trae a mi humilde pueblo?
- La plaza, necesito la plaza para hacer mi rito, ya tengo una elfa y encima preñada.
Para de tragar su bebida, luego lo hace golpeándose el pecho.
- ¿Cómo? Todavía no lo has hecho, eres mas increíble de lo que se dice Lurk. Por supuesto que puedes utilizar la plaza, para eso la construí.- Se acerca y te dice en voz baja.- Y para ganar unas buenas monedas de oro, pero para ti gratis. Solo te pido que mis estudiantes puedan ver como lo haces, un maestro así no se ve seguido.
- Si tuviera sentimientos me sonrojaría, pero tu también eres bueno, digo, matar a cien personas con un solo conjuro menor.
- Nada mas allá de lo que cualquiera pueda hacer si sabe como, realmente tendrás que enseñarme tus secretos y yo te enseñare los míos??. pero eso después del rito lo discutiremos, con el medallón estaremos mas hermanados.- Bebeb de lo que parece un te.- Lamento no poder ayudarte mas pero Caras, que sea en su castillo en el infierno, lo quiere así.
- Lo se, lo se, pero ya tengo todo.
- ¿Estas ya preparado?
- Si lo estoy.
- Bien, entonces dentro de ocho?????. No cuatro días te dejare todo preparado.
- Mejor ocho.- Dices ya que sabes que el ocho es un numero sagrado para Caras.-
- Esta bien, ocho días será.
Un guardia entra y se arrodilla mientras ustedes conversaban, Melen lo ve y dice.
- Tapido, tu mensaje.
- Traigo un pergamino de la Ciudad Negra.
- MALDITA SEA ESA CIUDAD????.. bueno, Lurk, tengo que dejarte, asuntos me llaman, pero si deseas puedes venir a la noche para que???.. cierto, los preparativos??.. Nos vemos dentro de siete días y te entregare todos las herramienta preliminares para que tu termines la construcción.
Te acompaña hasta la puerta y se despide afectuosamente.
No bebiste ni comiste nada de lo que te ofrecía ya que habías detectado celos en su voz y seguramente estaba envenenado.

Llegaste al corral donde estaban los esclavos guardados. El edificio era de piedra muy recias. Cuando ven el papel rápidamente el llaman a un necromante que apenas tenia sus estudios completos para que te acompañe a donde estaba la mujer.
La habitación era hermosa, toda de blanco y dorado y allí, atendida por tres doncellas que la atendían estaba la elfa(las doncellas también son tuyas, nada mas que ni se cuentan por su poca utilidad). Te acercas a ella y ves su estado de embarazo. Una simple vista denota su salud, te dice algo en elfo, pero poco entiendes y poco importa, le tomas un brazo, le haces un leve corte y tomas una muestra de sangre con una tela. Ellas arman un griterío terrible y luego que tu te alejas se avalaban sobre la elfa.
Comienzas los ritos.

El talismán lo terminas, pero no con las manos, sino con la magia, simple metal negro con un cubo rojo en el medio, todos iguales, todos diferentes, nunca se escribió exactamente cuales eran las propiedades de los talismanes, así lo quería Caras, además estaba prohibido hablar de ello, solo que eran poderosos. Lo ves sudoroso finalmente construido, solo le faltaba su energía que lo hiciera lo que debía de ser. Tomas la daga de sacrificio recién construida y la observas, una obra maestra. Te incorporas luego de rezar un día entero y de tres días de ayuno, te mareas pero tu voluntad se sobrepone a la debilidad del cuerpo. Sales de tu habitación y te diriges hacia la plaza, allí te esperaba Melen con las ultimas indicaciones de los detalles del sitio. Lo estudias y encadenas a la elfa en una gran cruz acostada que allí había y colocas el talismán en la daga enredándolo en el mango. Rezas a Caras hasta que el séptimo día se hizo el octavo.
La elfa también rezaba, seguramente a los dioses de la luz, pero ninguno respondió cuando la descollaste ni menos cuando le clavaste el puñal en su abultado vientre. Pusiste la daga en su pecho y viste como la energía de al vida era absorbida, tanto la del niño como la de ella. Comenzó a dolerte le brazo mientras su vitalidad entraba y la daga se transformaba, tuviste una arcada que interrumpió el rezo, vomitaste sangre pero continuaste. Un gran castillo en forma de cubo, con infinitas torres aprecio arriba de ti y comeos a llover sangre. Todos los presentes allí rezaban una letanía corta a Caras una y otra vez. Finalmente la fortaleza de Caras desaparece y la elfa se desee como cenizas y es absorbida por tu medallón, ahora que bramaba en engrías. Tras de ti estaba tu mastin que eran rodeados por elegía roja y viste como se hacían mas fuertes, tu mismo te sentías mas fuerte, pero una nueva arcada te hizo arrodillarte al suelo, volviste a vomitar sangre. El rito había llegado a su fin. Bajas del altar donde estaba la cruz y le muestras a todos el medallón y todos gritan vítores a caras y te lo colocas en el cuello.

La fiesta que se dio tu no asististe, llevaste a las tres doncellas en la carreta, nunca se sabia cuando se necesitaría cuerpos frescos o alimento en buenas condiciones. El viaje fue de, OH casualidad, ocho días. Al llegar a aquellas cuevas no viste nada especial en ellas, solo que gracias al pergamino identificaste la principal. Cuando avanzaste viste claramente a un niño que te daba la espalda. Quisiste ver su rostro pero nunca lo viste, siempre te daba la espalda, allí supiste quien era, estabas en frente de Caras, cuando te diste cuenta el niño dijo.
- Cuando te internes en aquella cueva en busca del poder de aquel que me sirvió no habrá retorno hasta el final, iras al mismo infierno y resurgirás como una entidad poderosa o te quedaras allí como un penitente.
Aquel niño no obstaculizaba ni la entrada a la cueva ni tu salida.

[rj]

Lurk, el indómito

La excitación en el pueblo fue mucha ante el rito llevado a cabo, el poder de Caras se hizo presente y muchos se deleitaron con el. Le gustaba ser reconocido, sin embargo aquello podría ser un problema, aún no se había armado y no podría resistir un ataque como aquel que había diezmado sus tropas en la anterior guerra. Decidió que sería conveniente desaparecer un tiempo y que mejor forma de hacerlo que internándose en aquellas cuevas en busca del tan ansiado poder.
Al llegar al lugar Caras, en una de sus tantas formas, se presentó ante el necromante. Este postró su rodilla en el piso y orgulloso le respondió.
-Mi meta es servirte gran señor. Ser tu avatar en este y otros mundos. Me enfrentaré con valentía a todas las pruebas que pongas en mi camino y te demostraré que soy digno de tu confianza- Luego se puso de pie y avanzó altivo hacia la entrada, antes de ingresar giró su cabeza y volvió a hablar -Reserva un lugar a tu diestra, Maestro, pues pronto será ocupado por mi- tras estas palabras se perdió en el interior de la caverna

[Tyr]

Te dirigiste hacia aquella cueva dejando encadenadas a las esclavas y el resto de tus pertenencias, solo llevabas con tigo una buena cantidad de oro, tu sirviente y tu martín. Todas las propiedades que dejabas atrás eran banales ya que todo lo podrías recuperar con el poder que te seria concedido. Aquella cueva era cómoda, caliente, no muy húmeda, perfecta y sobretodo oscura, no hubo medio que utilizaras que no pudo haber mas que una muy tenue luz rojiza de la parte superior, suficiente para notar el techo, insuficiente para ver el suelo. Caminaste por allí viste como algo realmente gigantesco se acercaba al techo, posaba su cara y se alejaba, habías entrado a una gran cámara de la bóveda y caminabas por aquel lugar. Allí había muchos edificios, todos poblados de risas alegres de niños, pero que no se dejaban ver, aquella ciudad estaba rodeada por un gran foso y se comunicaba a través de puentes. Seguías viendo formas en el techo y canciones que te tranquilizaban, tu viste como tus creaciones, tu martín primero, al ser mas débil, tu guardián después comenzaban a caminar mas torpemente, es mas, tu mana comenzaba a ser drenado por la cueva. Te tomaste del talismán, de aquel símbolo sagrado de Caras buscando refugio, solo te quemaste la mano.
A pesar de todo, tu te sentías bien, bien como nunca y recordabas cuando te sentiste igual, cuando eras niño. Recuerdas a tu familia antes de la tragedia que te marcara, la felicidad en la cual vivías, el cariño de tu madre. Recuerdas también hermanos, mascotas, la granja. Estas muy bien, caes de rodillas. Siguen tus recuerdos, ahora mas chico aún, mas pequeño, siendo amamantado por tu madre; tu mastín se desarma, eras feliz, solo esa alegría llenaba los pechos de tu madre. Por un momento, por un instante sientes un gran dolor, tu guardián estaba sufriendo, había perdido el habla y esta comenzando a desprendérsele un brazo. Acabas de conocer la antesala del infierno. Aturdido completamente ves hacia donde estaba tu perro y viste aun perro, pero vivo que te miraba, tu te viste la mano y por unos segundos se volvía esquelética.

Bien Lurk te hayas en el infierno de los no ? nacidos, tienes dos opciones, el bordear el centro de aquella gigantesca casi infinita cámara o atravesarla derecho por la ciudad. ¿Qué harás con ese perro vivo que ves? Por cierto, tu magia comienza a desaparecer, con cada minuto pierdes mana y peor aún te debilitas, el dolor de tu guardián te hizo salir del trance, tu carne se seca y comienza a volverse mas dura. Lurk, lo que hagas hazlo rápido ya que te hallas en la antesala del infierno.

[rj]

Lurk, el indómito

Aquel lugar lo consumía lentamente mientras su embrujo lo hacía sentirse bien con falsas imágenes. El terrible dolor de su compañero lo trajo de vuelta a la realidad que su cuerpo vivía en aquel lugar.
-Lorthon, vete de aquí y llevate contigo al mastín. Esta es una prueba que debo realizar sólo. Vigila la carreta y las mercancías y asegurate de que las mujeres se mantengan con vida para cuando regrese-
Siguiendo las ordenes recibidas Lorthon Tibia partió junto con el can hacia la salida de aquel terrible lugar. Lurk, consciente del daño que aquel lugar le estaba ocasionando a su cuerpo decidió que atravesaría el lugar directamente por el centro, acortando así las distancias y el tiempo que debería permanecer allí y acercándose más rápido a su objetivo.

[Tyr]

La ciudad se veía bien y acogedora y realmente dudabas si querrías irte de allí, te clavas una gruesa aguja en el brazo y te saca de la ensoñación. Caminas por el puente y las cosas no se te vuelven mas cómodas ya que casi vez como niños intentan entrar en tu mente y confundirla, comienzas a correr. Esa era una ciudad de juguete con niñitos deformes, asqueroso no nacidos, los había mas grandes pero todos sucios de liquido amniótico, algunos con sus cordones umbilicales gateando de aquí hacia allí. Ves a uno con un terrible corte que comienza a hablar, te invade pavor, corres mas fuerte, este te arroja algo que te lastima las espalda.
- Gracias.- Dices en voz alta.- Con este dolor no me embotaran mas la mente.
Sabias que ese era el niño que sacrificaste en la panzada su madre para obtener el medallón que estaba ceñido en tu cuello. El lugar te parecía infinito y que nunca se acabaría, vuelves a causarte dolor y ves que estabas parado quieto en la ciudad, avanzas mas y llegas a un segundo puente, el del otro lado, no te fijas en detalles de la ciudad ni en nada de ella ya que temías el perder la cordura nuevamente. Todos se había vuelto una amenaza, el techo ahora vibraba con violencia, golpes se sentían y cosas bajaban de el que no pusiste atención, seguías corriendo cuando dejaste el puente y llegaste nuevamente a la cueva, silenciosa, carnosa y extraña??????
Te detiene un momento para vendarte y continuas mas tranquilamente tu viaje y sales de la cueva para ver que lo de donde acabas de salir es de una gigantesca y pétrea vagina con los dos pies de la enorme mujer al lado, acabas de nacer en el infierno. Miras tu brazo y nada mejoro, seguid esquelético, se movía bien, pero esquelético. El paisaje que se te presenta ahora es un río, tras tuyo, aquella mujer mounstrosa había desaparecido asi como la salida, a la vera del río había un poblado, si seguías avanzando había un bosque y antes de este un camino, de un lado había la entrada a una cueva en una enorme montaña, del otro lado no sabias, a donde te diriges.

[rj]

Lurk, el indómito

Tras atravesar aquella cueva plagada de almas en pena e ilusiones, Lurk, fue a parar directamente al segundo infierno.
Detrás de él sólo se extendía la nada, la vacuidad más grande representada por la funesta planicie.
Un río separaba aquellas tierras baldías de un lado un pueblo, del otro una senda, un bosque y una montaña. Se sintió tentado por el segundo camino mas si pretendía tener éxito sería mejor intentar obtener algo de información.
Supuso que aquella era una de las tantas pruebas que le impondría Caras antes de dotarlo del poder suficiente como para convertirlo en su Avatar y él estaba dispuesto a superarlas todas.
El viaje por la caverna había terminado y el dolor de las constantes laceraciones que se vio obligado a realizar sobre su cuerpo había concluido. Su brazo izquierdo había perdido la carne que lo cubría, aunque el no recordaba muy bien porque o como se había producido este acontecimiento.
Recordó el momento en que el alma del elfo al cual le negó el nacimiento lo atacó y una sonrisa se dibujó en su rostro denotando el placer que le producía aquella condenación. El infeliz pasaría un buen tiempo de agonía y sufrimiento antes de volver a la tierra y quizás si tenía suerte Lurk volvería a dar con el y lo esclavizaría.
Con estas fantasías se deleitaba el cruel necromante mientras sus pies, inagotables, se encaminaban hacia el poblado que había divisado. Su mente veloz y nada perezosa había trazado un plan. Primero iría a la ciudad, allí intentaría obtener la mayor cantidad de información. Si encontraba lo que buscaba procedería acorde a la información obtenida, sino exploraría el mundo por su cuenta y cumpliría de una u otra forma con su cometido.

[Tyr]

Caminas al costado del camino y del otro lado ves una playa apacible y mas alli algunas colinas, si no fuera por saber donde estas supondrías que es un buen lugar para establecerse??????.. y realmente no lo era malo del todo. Cerca del poblado había un puente, lo cruzas y te adentras a la ciudad. La ciudad parecía abandonada, no bahía nadie caminando, hablando ni nada, solo escuchabas gemidos de sexo de dentro de cada una de las bajas casas cuadradas y blancas, era un poblado pobre. Caminas y encuentras claras huellas de cómo si hubiera habido un revuelo en el lugar hace poco, reconoces las pisadas de esqueletos y la de zapatos, armaduras y demás. Miras hacia los costados y no ves a nadie, repentinamente todos se habían callado, eso te daba mala espina.

Eliges mirar dentro de una de las casas

Viste que no tenían puertas, solo una especie de cortina echa de cuentas de piedra, al entrar ves una casa muy sencilla, mesa, cama grande y algunas sillas y lo que parece tres personas, dos mujeres y un hombre cubiertos por una mortaja completamente que te invitan a que te les unas.
- Ven y disfruta con nosotros por la eternidad.
- Toda la eternidad me parece mucho tiempo. Pero... Podría llevarme a una de ellas para disfrutar juntos en otro lugar
- Hazlo.-Dice el hombre.- y al señalar la mas voluptuosa te retiras con ella del poblado, pero al llegar a un punto no avanza mas.
- Mas de aquí no puedo avanzar a menos que me otorgues un cuerpo para hacerlo.
- ¿Y de donde carajo saco un cuerpo?
- En el valle suele haber mujeres, trae a una de ella y me servirá, solo ten cuidado con los niños.
- ¿Por qué tendria que tener cuidado con los niños? Se ve que no sabes el nombre de aquel valle, ese lugar se llama "El valle de la madre penitente" y allí están las mujeres que abortaron y murieron sin conocer a su hijo y pasan eternamente buscando a sus hijos y los hijos están en búsqueda de un cuerpo como el tuyo para nacer. Ten cuidado con el río es el lugar mas peligroso.- Piensa un poco poniendo su mano en la barbilla.- Hay otra forma?????.. pero no querrías. Además no tendrías que ver jamás debajo de mi mortaja.
- Porque si no deberás de yacer eternamente en este poblado, aún que hay otra forma para que me lleves, pero no te gustara.
Lurk, que no podía mas con su curiosidad pregunto.
- Por que seria tan malo quedarme en este poblado.
Allí ella se saca la mortaja y no ves mas que un esqueleto
- Porque nosotros estamos condenados a querer los placeres de la carne y no podemos nunca satisfacerlos, ahora vete, busca un cuerpo o no vuelvas mas porque si lo haces serás tu el que nos dará tu carne.-
Se vuelve a colocar la mortaja y vuelve a aparentar se una voluptuosa mujer. Ves como camina hasta la plaza del pueblo y se sienta. Tu giras y te diriges hacia aquel tranquilo valle, atendiendo a sus palabras de peligro.
Caminas por aquel valle, ves su limité pero te parece infinito, hasta que finalmente en la lejanía encuentras una mujer, es una niña, de no mas de trece años vestida de blanco buscando algo entre la hierba. Te acercas sigilosamente y ves que tiene una bata, no un vestido y sus piernas están ensangrentadas pero hay algo mas, observas; luego helado lo ves, es una Banshee, un espíritu gimiente, con solo escucharlo te mataría???.

¿Qué decides hacer? Abordas al espíritu gimiente o abandonas tu empresa y sigues tu camino.

[rj]

Lurk, el indómito

No sabía porque, pero a pesar de que había decidido no hablar con la chica algo, una fuerza extraña, ajena a su ser, lo obligó a hacerlo. Se acercó y poco fue el tiempo que tuvo para reaccionar, la niña banshee se giró y lanzó su angustiante grito acabando con la vida de Lurk.
Así, un hombre destinado a llevar a cabo grandes proezas terminó muriendo de la forma más estúpida posible, penando enternamente por la idiotez cometida.

La visión de aquel futuro más que probable fue suficientemente escalofriante como para hacer retrocer al hombre. Viendo que no le quedaban más opciones decidió volver a por la mujer y ofrecerle ingresar en su cuerpo hasta que pudiera otorgarle uno propio. Si todo salía como había planeado la mujer lo guiaría por propia voluntad hacia la salida y luego se encargaría de buscar lo que Caras le había encargado

[Tyr]

- Mi señor el infierno tiene un millar de salidas pero solo una para usted, allí en frente tiene usted el bosque de los suicidas, a un costado el bosque de los ejecutados, por el camino se llega a la tumba del primer traidor y por aquella cueva al bosque del terror que da al lago de los gritos y a la tierras de las pasiones negras, mas allá del bosque esta el valle y la ciudad de los amores descarriados, que al diferente de mi pueblo allí tienen carne pero sus ansias de amor siempre eligen al equivocado y son todos hombres. Mas allá de esas tierras están la tierra de las descarriadas, igual que la anterior pero de las mujeres pero aún mas allá esta la Nercrogroundia la tierra donde salio el castillo de Caras, no hay mucho allí, solo un gran hueco, pero si continuara esta el valle infinito de la muerte y mas allá de ese valle el ?El sendero de las torturas? como le digo señor, un millo de salidas una sola para usted.

[rj]

Lurk

El indómito analizó las palabras de aquel espíritu que convivía ahora en su cuerpo y la elección le pareció clara y obvia. Debía ir hacia aquella tierra en donde el Castillo de Caras se había erigido una vez. Quizás allí encontrase más pistas sobre el objeto que debía buscar y el nuevo camino a seguir.
Pese a lo desolador de aquel paisaje, el hombre se sentía seguro, tranquílo. Como si de alguna manera fuese parte de todo aquello. Así, decidió emprender la marcha mientras le hacía preguntas al espíritu de aquella mujer. Para saber cuales habían sido sus pecados, donde había vivido y cual había sido su forma material fuera de aquel infierno.

[Tyr]

Mientras caminas hacia allí preguntas, ella responde.
- Yo morí a los catorce años acecinada por mi padre al saber que había seducido al amigo de mi hermano que estaba comprometida con mi hermana. Era una bella niña pero pase por muchos infiernos y en mi viaje quede en aquel en el cual me sacaste. En el infierno madure lo que no pude hacerlo en la tierra. Nunca comprendí porque el amar a alguien podía ser algo tan prohibido y mal visto, aún no lo comprendo pero ya no me importa, fui castigada por mis pecados y pague con creces todo lo que debía, ahora que me sacas a la tierra verán mi venganza.
- Eso es todo, como una niña pudo seducir a un hombre.
- Con mi magia, siempre fui mas bella y seductora que mis hermanas, con solo hablar podía conseguir lo que deseara y así lo hacia, no hubo hombre que deseara que no fuera mío.
- A tan solo catorce años ya deseabas eso.
- En mi aldea a los trece te solías casar, pero yo me nege haciendo desaparecer a mi esposo llevando el luto.- Allí ríe.-
- ¿Cómo hiciste desaparecer a tu esposo?
- Lo envenene.
- Ve????
- Mi señor, antes de entrar al bosque de los sucidas deberá de tomar ciertos recaudos, primero no hablar, segundo, estar sereno, tercero nunca fijar la mirada en nada.
- ¿Por que?
- Los sucidas son ciegos y comen cuellos de los hablantes, segundo, pueden sentir las emociones y si uno fija la mirada comienza a pensar en lo que ve asi que tenga cuidado mi señor.

Bien, te dejo que inventes el lugar, solo hay un detalle, hay árboles con gente colgada, gente en hogueras, personas con el cuello abierto o caminando con las venas abiertas, tu haz los encuentros y recuerda las advertencias.