Por primera vez no te es claro bien donde ir. Buscar a tu padre, buscar a alguien mas, esto no era una búsqueda del tesoro como hacían en los juegos del palacio, acá había fuerzas poderosas en juego que impedían cada vez mas el avanzar y cada vez mas ponían obstáculos para que consigas tu cometido. Piensas??
- Si voy a lo de mi padre ¿Pondré en peligro al palacio? Quien sabe, si por un simple trozo de metal casi pierdo a Vikina que pasaría por algo como el suspiro de un moribundo.
Sentías como si algo quisiera equilibrar tu valía, tu avanzabas rápido y había algo que estaba jugando en tu contra, pero ya no lo fortuito de tu misión, sino algo mas, algo poderoso. ¿Un dios? Quien sabe.
Había que poner bien en claro que hacer y donde ir ya que el próximo paso podía ser el ultimo.
Vikina ve tus dudas y te abraza fuertemente para darte consuelo, tu la abrazas pero no dices nada, no tienes cara con que mirarla. Tus acólitos están preparando a tu corcel cepillándolo y peleándose también por el que hacia mas cosas, ya estabas cansado para separarlos.
Necesitabas consejo, de tu padre real, de tu madre real, o valerte por tus medios. Aquí había, y lo notaste claramente, algo mas que el juego de la seguridad de una ciudad, aquí se jugaban cosas mas importantes y trascendentes???????. ¿Pero que?
Forja de una espada II
Moderador: Tyr
Re: Forja de una espada II
Ven y elevate como el humo y se feliz
Re: Forja de una espada II
AXWELL ISSEN
Las dificultades para elegir un próximo objetivo eran muchas. La verdad es que no sabía qué hacer, ni a dónde ir. Pero no podía perder el tiempo... algo oscuro se avecinaba, lo presentía.
Volveremos a Issenheim. dije sin mirar a mis acompañantes, mientras montaba en Telsius.
Estaba serio y callado. Quizás lo que viera de regreso a mis tierras no me gustaría, hasta podría ser algo difícil de aceptar. Pero debía hacerlo. La salvación de Issenheim dependía de mi determinación. Si su Príncipe dudaba qué hacer, sus soldados tampoco sabrían como defender su Reino de las fuerzas enemigas.
La montura emprendió el vuelo con sus distintos jinetes. Un largo viaje esperaba.
Las dificultades para elegir un próximo objetivo eran muchas. La verdad es que no sabía qué hacer, ni a dónde ir. Pero no podía perder el tiempo... algo oscuro se avecinaba, lo presentía.
Volveremos a Issenheim. dije sin mirar a mis acompañantes, mientras montaba en Telsius.
Estaba serio y callado. Quizás lo que viera de regreso a mis tierras no me gustaría, hasta podría ser algo difícil de aceptar. Pero debía hacerlo. La salvación de Issenheim dependía de mi determinación. Si su Príncipe dudaba qué hacer, sus soldados tampoco sabrían como defender su Reino de las fuerzas enemigas.
La montura emprendió el vuelo con sus distintos jinetes. Un largo viaje esperaba.
Re: Forja de una espada II
Volaste hacia Issenheim. Tu corazón te dolía, no sabias porque, era el dolor que antecede a la mala noticia. Paraste a comer, todos estaban exhaustos del viaje y tu montura también pero tu no probaste alimento. Cuando Vikina trato de consolarte la rechazaste, ella te comprendió y te dejo solo, hasta Khalid y Dheimuns no pelearon, todo era silesio. De repente el silencio fue roto por un canturreo de Khalid, canturreo inconsciente ya que estaba peinando a Celsius. No crees que digiera nada en especial pero lleno la atmosfera de candidez. Tu hiciste guardia mientras ellos descansaban, Dheimus decidió también acompañarte, pronoto se aburrió y decidió explorar la zona en búsqueda de algún posible enemigo, se llevo un cuerno y lo haría sonar si algo ocurría.
Pasaron las horas, y el silencio se hizo notar, pero no uno antinatural, simple silesio de la vera de un camino. Un animal por allí, un poco de viento por allá, pero silencio.
Cuando el cielo comenzó a cambiar los colores Dheimus apareció con una roca parecida a un huevo grande de color lechoso y cambiante.
- Señor, me entregaron este huevo en el bosque un árbol. Me dijo que era antiguo y que tenia cuatro hermanos mas. También me dijo que este huevo correspondía a una mujer, ya que le daba poder sobre el elemento del ether.
Te entrega el huevo y se sienta.
- Señor, nos están vigilando, son las fuerzas del bosque de allí. Las sentí todo el tiempo, no parece agresivas, pero nos vigilan.
- Tienes razón.- Dices.- Son las fuerzas de la esposa de mi padre (una de las esposas es la señora de la lluvia y la naturaleza)
El calla simplemente y comienza con los avatares para que todos se despierten, comida, bebida, platos, todo aquello.
El viaje continuo y no crees haber estado preparado para poder ver lo que allí se tre presento. Tu ciudad había caído, solo se mantenía en pie el palacio acorralado por las fuerzas enemigas y la gente sobreviviente dentro. Bajas en tu caballo y te acercas a uno de los guardias. Comienzan tus paladines a rodearte.
Pasaron las horas, y el silencio se hizo notar, pero no uno antinatural, simple silesio de la vera de un camino. Un animal por allí, un poco de viento por allá, pero silencio.
Cuando el cielo comenzó a cambiar los colores Dheimus apareció con una roca parecida a un huevo grande de color lechoso y cambiante.
- Señor, me entregaron este huevo en el bosque un árbol. Me dijo que era antiguo y que tenia cuatro hermanos mas. También me dijo que este huevo correspondía a una mujer, ya que le daba poder sobre el elemento del ether.
Te entrega el huevo y se sienta.
- Señor, nos están vigilando, son las fuerzas del bosque de allí. Las sentí todo el tiempo, no parece agresivas, pero nos vigilan.
- Tienes razón.- Dices.- Son las fuerzas de la esposa de mi padre (una de las esposas es la señora de la lluvia y la naturaleza)
El calla simplemente y comienza con los avatares para que todos se despierten, comida, bebida, platos, todo aquello.
El viaje continuo y no crees haber estado preparado para poder ver lo que allí se tre presento. Tu ciudad había caído, solo se mantenía en pie el palacio acorralado por las fuerzas enemigas y la gente sobreviviente dentro. Bajas en tu caballo y te acercas a uno de los guardias. Comienzan tus paladines a rodearte.
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Re: Forja de una espada II
AXWELL ISSEN
El viaje proseguía, ya de vuelta a Issenheim. Desde el inicio de todo este camino, no había tenido la misma sensación que ahora. Podía sentir que algo iba a cambiar.
Mientras descansábamos en un bosque a pocas horas de mi hogar, Dheimus llegó desde el interior del bosque, con una extraña roca, con forma similar a un huevo.
Vikina, te corresponde guardarlo. dije entregándoselo con gesto serio.
En los últimos días, después del incidente en el templo, había tenido pocas palabras para ella... Algo en mi interior me tenía absorto...
Lo siento... últimamente no he tenido muchas palabras para tí... Creo que es el temor a ver en lo que se ha convertido mi reino... dije cabizbajo. Pero permaneceremos juntos pase lo que pase... añadí tomando su mano.
El brillo de sus ojos me hizo recordar mis sentimientos más puros, y le susurré en el oído.
Te amo... para besarla después de nuevo.
El camino a Issenheim duró poco más.
Pero el regreso a mi hogar, fue realmente duro. Todo lo que había conocido, estaba prácticamente en ruinas. Toda mi vida... destruída. O quizás no...
El palacio del reino se alzaba, como un enorme pilar de luz entre las sombras.
Descendimos al interior del patio de armas, donde los últimos caballeros de Issenheim resistían, al límite de sus fuerzas.
Pronto los paladines que había guiado hacia Issenheim, hicieron acto de presencia. Me alegré al verlos, de buen seguro que su aportación había hecho que la defensa pudiera seguir.
La forja de la espada podía esperar. Debía esperar.
Una batalla final, entre los invasores lagarto y los últimos defensores de Issenheim estaba a punto de ser librada. Mi padre había caído... podía sentirlo. Sólo yo podía cambiar el curso de la batalla venidera.
Informadme del estado de las defensas, Sir Lauth. dije a uno de los paladines, mientras caminaba hacia el interior del palacio. Recorrí los fortificados pasillos hasta llegar al salón del trono, en busca de mi padre, o lo que quedara de él.
El viaje proseguía, ya de vuelta a Issenheim. Desde el inicio de todo este camino, no había tenido la misma sensación que ahora. Podía sentir que algo iba a cambiar.
Mientras descansábamos en un bosque a pocas horas de mi hogar, Dheimus llegó desde el interior del bosque, con una extraña roca, con forma similar a un huevo.
Vikina, te corresponde guardarlo. dije entregándoselo con gesto serio.
En los últimos días, después del incidente en el templo, había tenido pocas palabras para ella... Algo en mi interior me tenía absorto...
Lo siento... últimamente no he tenido muchas palabras para tí... Creo que es el temor a ver en lo que se ha convertido mi reino... dije cabizbajo. Pero permaneceremos juntos pase lo que pase... añadí tomando su mano.
El brillo de sus ojos me hizo recordar mis sentimientos más puros, y le susurré en el oído.
Te amo... para besarla después de nuevo.
El camino a Issenheim duró poco más.
Pero el regreso a mi hogar, fue realmente duro. Todo lo que había conocido, estaba prácticamente en ruinas. Toda mi vida... destruída. O quizás no...
El palacio del reino se alzaba, como un enorme pilar de luz entre las sombras.
Descendimos al interior del patio de armas, donde los últimos caballeros de Issenheim resistían, al límite de sus fuerzas.
Pronto los paladines que había guiado hacia Issenheim, hicieron acto de presencia. Me alegré al verlos, de buen seguro que su aportación había hecho que la defensa pudiera seguir.
La forja de la espada podía esperar. Debía esperar.
Una batalla final, entre los invasores lagarto y los últimos defensores de Issenheim estaba a punto de ser librada. Mi padre había caído... podía sentirlo. Sólo yo podía cambiar el curso de la batalla venidera.
Informadme del estado de las defensas, Sir Lauth. dije a uno de los paladines, mientras caminaba hacia el interior del palacio. Recorrí los fortificados pasillos hasta llegar al salón del trono, en busca de mi padre, o lo que quedara de él.
Re: Forja de una espada II
- Tu padre a mueto y tu madre a ocupado su lugar. Estos malditos han matado a todo el que se le cruzaba, hicimos lo posible en rescatar a la mayoria de los humanos. Pero algo esta ocurriendo la poblacion So esta ahumentado en gran cantidad, hasta los humanos se estan convirtiendo en So.
Se frena y se saca el casco y te muestra sus orejas de lobo.
- Si mi señor, yo tambien e caido dentro de los que se han convertido en So. No se como ocurrio ni se cuando, simplemente me levante un dia y tenia esto (señala su cabeza) y esto (mueve su ropa y muestra su cola), sospecho que tu madre divina esta tratando de protejernos dandonos algo mas de fuerza.
Cuando llegas al trono no ves a tu padre sino a tu madre en una junta con los caballeros sobrevivientes planificando estrategias para que la ciudad salga del ascedio, pero mirando mas profundamente, para que puedan escapar los ciudadanos a un mejor lugar. Miras todo y bien la ciudad estaba perdida, mayor numero, mas armas, mas magos, todo dictaba que era una causa perdida, solo el palacio se mantenia en pie por su fortificacion, pero ¿Durante canto tiempo?
Mirabas a tu madre que dedicaba sus dias a pasearse, organizar reuniones y fiestas armada ahora con una brava armadura y ceñida con una gran espada. La viscion fue dura ya que la marcas de la guerra habian echo mella en su arterciopelada piel y veias que le faltaba un ojo el cual se lo tapaba con parte de su casco.
Ella no se habia percatado de tu entrada pero un cortesano desconocido, un joven se interpone y te dice.
- Te me enfrentas, te atreves a ponerte en mi contra. Te lo adverti hijo de los dioses de mil formas, no continues, frena aquí tu camino o sere mas duro ahun.
El cortesano parpadea un segundo, se queda quito y dice.
- Principe, un gusto que estes aquí, quieres que te presente a la reina o le daras tu la sorpresa.
Se frena y se saca el casco y te muestra sus orejas de lobo.
- Si mi señor, yo tambien e caido dentro de los que se han convertido en So. No se como ocurrio ni se cuando, simplemente me levante un dia y tenia esto (señala su cabeza) y esto (mueve su ropa y muestra su cola), sospecho que tu madre divina esta tratando de protejernos dandonos algo mas de fuerza.
Cuando llegas al trono no ves a tu padre sino a tu madre en una junta con los caballeros sobrevivientes planificando estrategias para que la ciudad salga del ascedio, pero mirando mas profundamente, para que puedan escapar los ciudadanos a un mejor lugar. Miras todo y bien la ciudad estaba perdida, mayor numero, mas armas, mas magos, todo dictaba que era una causa perdida, solo el palacio se mantenia en pie por su fortificacion, pero ¿Durante canto tiempo?
Mirabas a tu madre que dedicaba sus dias a pasearse, organizar reuniones y fiestas armada ahora con una brava armadura y ceñida con una gran espada. La viscion fue dura ya que la marcas de la guerra habian echo mella en su arterciopelada piel y veias que le faltaba un ojo el cual se lo tapaba con parte de su casco.
Ella no se habia percatado de tu entrada pero un cortesano desconocido, un joven se interpone y te dice.
- Te me enfrentas, te atreves a ponerte en mi contra. Te lo adverti hijo de los dioses de mil formas, no continues, frena aquí tu camino o sere mas duro ahun.
El cortesano parpadea un segundo, se queda quito y dice.
- Principe, un gusto que estes aquí, quieres que te presente a la reina o le daras tu la sorpresa.
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Re: Forja de una espada II
AXWELL ISSEN
El regreso a mis tierras había sido duro. Ver lo que quedaba del lugar en el que había vivido toda mi vida, era un duro golpe. Las calles asoladas por la guerra, la muerte y la destrucción.
La piedad de los asaltantes So no existía, y su sed de sangre les había llevado a arrasar todo a su paso.
Lamentaba no haber podido asistir a mi padre, en su muerte. No había podido luchar a su lado, tratar de defenderle como era mi deber. Era algo que difícilmente podría perdonarme a mi mismo.
Llegamos al Salón del Trono, donde mi madre estaba organizando las defensas del palacio, el único lugar que resistía en todo Issenheim. Ver a mi madre, una bella dama de la corte, convertida en una guerrera tan feroz, fue extraño, como si de un sueño se tratara.
Pero ella estaba allí, aunque no se había percatado de mi presencia. Un joven cortesano salió a mi encuentro recibiéndome de una forma muy extraña...
Te me enfrentas, te atreves a ponerte en mi contra. Te lo adverti hijo de los dioses de mil formas, no continues, frena aquí tu camino o sere mas duro aún.
Mire al joven sorprendido... ¿qué trataba de decir?
Principe, un gusto que estes aquí, quieres que te presente a la reina o le daras tu la sorpresa. cambió de repente de expresión.
Yo... yo mismo me presentaré, gracias. dije todavía pensando en su primera frase.
Él me había dicho que debía completar la forja de la espada...
Hola madre, caballeros. dije haciendo una reverencia y aproximándome hacia ellos.
Él me dijo que debía aceptar el destino de mi Reino...
Las cosas no marchan bien, eso puedo verlo. Me gustaría ser informado del estado de las defensas. añadí, a unos pasos de mi madre.
El destino de Issenheim... ¿era su destrucción? ¿Debía aceptar la caída de todo cuanto había defendido?
Escuché los informes que los caballeros me dieron sobre el estado de la guerra. No era nada alentador, sólo un milagro podría salvar a mi gente de su trágico final. Las expectativas eran pocas... luchar y aceptar una más que posible erradicación de todo mi pueblo, o tratar de huir, salvar sus vidas.
Mi pueblo era orgulloso, jamás se rendiría ni huiría sin luchar. Pero no podía condenarles a la muerte.
Por mucho que fuera ir contra nuestro honor y valor, debían huir. Issenheim renacería de sus cenizas, pero para ello necesitaba que sus caballeros salvaran la vida.
Bien, creo que la táctica es buena. Los arqueros serán nuestra mejor baza para resistir el asalto. Pero el resto del plan, deberéis cambiarlo... dije convencido. Mi madre fue a quejarse, ella era quien mandaba.
¡Escuchadme madre! ¡¿Acaso queréis que todos mueran?! ¡¿Queréis la erradicación de todo ciudadano de Issenheim?! ¡Yo no pienso aceptarlo! Si quieres perder la vida inútilmente, no voy a prohibírtelo, pero no permitiré que te lleves a mis compadres contigo. Debemos abandonar Issenheim. Usaremos los túneles subterráneos, que nos llevarán a los bosques, ahora mismo uno de los pocos lugares seguros. Seguiréis hasta encontrar el río. Los So quieren conquistar estas tierras, pero no permitiré que exterminen a todos cuantos las defendemos.
Necesitaré unas tres docenas de arqueros, para entretenerlos mientras el resto escapan. No quiero discusiones. Salvaréis la vida por que llegará un día en el que lucharemos para recuperar estas tierras. terminé por decir, con decisión.
Una vez terminó la acalorada discusión, salí de la sala, y me marché a una zona apartada del palacio para estar solo. Miraba al cielo, con un gesto de súplica. No estaba seguro de si era una buena decisión tratar de huir. Quizás si dejaban el palacio, los So les tratarían de dar caza a través de los bosques. Quizás, en lugar de salvarles, les condenaba todavía más.
Pero debía intentarlo.
Me dijiste que era tu hijo, tu elegido... Me pediste que aceptara el destino de mis tierras, por trágico que fuera... ¡Aquí me tienes! Dejaré que esas bestias lo devoren todo, dejaré sin vengar la muerte de mi padre... ¡pero no permitas que mi gente muera! dije con los ojos envueltos en lágrimas, elevando una súplica a Él.
El momento de la verdad estaba cercano.
El regreso a mis tierras había sido duro. Ver lo que quedaba del lugar en el que había vivido toda mi vida, era un duro golpe. Las calles asoladas por la guerra, la muerte y la destrucción.
La piedad de los asaltantes So no existía, y su sed de sangre les había llevado a arrasar todo a su paso.
Lamentaba no haber podido asistir a mi padre, en su muerte. No había podido luchar a su lado, tratar de defenderle como era mi deber. Era algo que difícilmente podría perdonarme a mi mismo.
Llegamos al Salón del Trono, donde mi madre estaba organizando las defensas del palacio, el único lugar que resistía en todo Issenheim. Ver a mi madre, una bella dama de la corte, convertida en una guerrera tan feroz, fue extraño, como si de un sueño se tratara.
Pero ella estaba allí, aunque no se había percatado de mi presencia. Un joven cortesano salió a mi encuentro recibiéndome de una forma muy extraña...
Te me enfrentas, te atreves a ponerte en mi contra. Te lo adverti hijo de los dioses de mil formas, no continues, frena aquí tu camino o sere mas duro aún.
Mire al joven sorprendido... ¿qué trataba de decir?
Principe, un gusto que estes aquí, quieres que te presente a la reina o le daras tu la sorpresa. cambió de repente de expresión.
Yo... yo mismo me presentaré, gracias. dije todavía pensando en su primera frase.
Él me había dicho que debía completar la forja de la espada...
Hola madre, caballeros. dije haciendo una reverencia y aproximándome hacia ellos.
Él me dijo que debía aceptar el destino de mi Reino...
Las cosas no marchan bien, eso puedo verlo. Me gustaría ser informado del estado de las defensas. añadí, a unos pasos de mi madre.
El destino de Issenheim... ¿era su destrucción? ¿Debía aceptar la caída de todo cuanto había defendido?
Escuché los informes que los caballeros me dieron sobre el estado de la guerra. No era nada alentador, sólo un milagro podría salvar a mi gente de su trágico final. Las expectativas eran pocas... luchar y aceptar una más que posible erradicación de todo mi pueblo, o tratar de huir, salvar sus vidas.
Mi pueblo era orgulloso, jamás se rendiría ni huiría sin luchar. Pero no podía condenarles a la muerte.
Por mucho que fuera ir contra nuestro honor y valor, debían huir. Issenheim renacería de sus cenizas, pero para ello necesitaba que sus caballeros salvaran la vida.
Bien, creo que la táctica es buena. Los arqueros serán nuestra mejor baza para resistir el asalto. Pero el resto del plan, deberéis cambiarlo... dije convencido. Mi madre fue a quejarse, ella era quien mandaba.
¡Escuchadme madre! ¡¿Acaso queréis que todos mueran?! ¡¿Queréis la erradicación de todo ciudadano de Issenheim?! ¡Yo no pienso aceptarlo! Si quieres perder la vida inútilmente, no voy a prohibírtelo, pero no permitiré que te lleves a mis compadres contigo. Debemos abandonar Issenheim. Usaremos los túneles subterráneos, que nos llevarán a los bosques, ahora mismo uno de los pocos lugares seguros. Seguiréis hasta encontrar el río. Los So quieren conquistar estas tierras, pero no permitiré que exterminen a todos cuantos las defendemos.
Necesitaré unas tres docenas de arqueros, para entretenerlos mientras el resto escapan. No quiero discusiones. Salvaréis la vida por que llegará un día en el que lucharemos para recuperar estas tierras. terminé por decir, con decisión.
Una vez terminó la acalorada discusión, salí de la sala, y me marché a una zona apartada del palacio para estar solo. Miraba al cielo, con un gesto de súplica. No estaba seguro de si era una buena decisión tratar de huir. Quizás si dejaban el palacio, los So les tratarían de dar caza a través de los bosques. Quizás, en lugar de salvarles, les condenaba todavía más.
Pero debía intentarlo.
Me dijiste que era tu hijo, tu elegido... Me pediste que aceptara el destino de mis tierras, por trágico que fuera... ¡Aquí me tienes! Dejaré que esas bestias lo devoren todo, dejaré sin vengar la muerte de mi padre... ¡pero no permitas que mi gente muera! dije con los ojos envueltos en lágrimas, elevando una súplica a Él.
El momento de la verdad estaba cercano.
Re: Forja de una espada II
Alguien pone una mano sobre tu hombro, te das vuelta y ves a un barabaro sucio de aspecto salvaje que es tu padre divino.
- Hijo, usa la sabiduria, tienes espias dentro de tus filas, el señor de los mil rostros quiere esta ciudad.-Suspira- Si tu le das la ciudad obtendra lo que quiere y los perseguira como perros pero el no sabe que yo te ayudo ni que hablo con tigo. Tu pueblo, tu gente ahora son dos pueblos, dos gente, los So y los humanos. Tu eres fuerte, el deber del fuerte es proteger al debil.
Te das vuelta y lo miras.
- Sabes que esos arqueros moriran al igual que todos los combatientes que pongas en las defensas de la uida. Mi consejo es hijo, a ultimo momento no vayas hacia el rio sino que ve hacia el mar y escapa por el. Hay muchas barcazas alli, los so reuyen del mar y no los perseguiran. Alli los esperaran unos delfines que los llevaran a una isla donde podran planificar la vuelta.
En aquel parapadeo desaparece aquel barbaro.
Te quedas pensativo y entra Vikina y dice.
- Se lo que quieres hacer y yo lo hare contigo y no hay nada que digas que me aparte de tu lado demas???????????..
Un caballero interrumpe la conversacion, aquel caballero que se habia convertido en So y dice.
- Señor, ya tenemos los arqueros listos y toda la poblacion del palacio esta preparada para el escape, solo falta sus ordenes.
- Hijo, usa la sabiduria, tienes espias dentro de tus filas, el señor de los mil rostros quiere esta ciudad.-Suspira- Si tu le das la ciudad obtendra lo que quiere y los perseguira como perros pero el no sabe que yo te ayudo ni que hablo con tigo. Tu pueblo, tu gente ahora son dos pueblos, dos gente, los So y los humanos. Tu eres fuerte, el deber del fuerte es proteger al debil.
Te das vuelta y lo miras.
- Sabes que esos arqueros moriran al igual que todos los combatientes que pongas en las defensas de la uida. Mi consejo es hijo, a ultimo momento no vayas hacia el rio sino que ve hacia el mar y escapa por el. Hay muchas barcazas alli, los so reuyen del mar y no los perseguiran. Alli los esperaran unos delfines que los llevaran a una isla donde podran planificar la vuelta.
En aquel parapadeo desaparece aquel barbaro.
Te quedas pensativo y entra Vikina y dice.
- Se lo que quieres hacer y yo lo hare contigo y no hay nada que digas que me aparte de tu lado demas???????????..
Un caballero interrumpe la conversacion, aquel caballero que se habia convertido en So y dice.
- Señor, ya tenemos los arqueros listos y toda la poblacion del palacio esta preparada para el escape, solo falta sus ordenes.
Ven y elevate como el humo y se feliz
Re: Forja de una espada II
AXWELL ISSEN
La aparición del avatar de Él, me dejó pensativo. Al parecer, era otro dios el que guiaba la acometida de los So. Sin saberlo, me había vuelto envuelto en una guerra entre dioses, y mi gente era la que debía pagarlo.
Solo esperaba que dentro de poco, pudiera regresar a mis tierras, y ver ondear la bandera del pegaso una vez más.
Vikina vino a darme su apoyo, a lo que asentí en silencio, tomando su mano con la mía, en un gesto de ternura.
Pero antes de que pudiera ella seguir con sus palabras, llegó Sir Lauth.
Señor, ya tenemos los arqueros listos y toda la poblacion del palacio esta preparada para el escape, solo falta sus ordenes. dijo con decisión.
Bien, que los arqueros aguarden hasta la llegada de los enemigos. Anota sus nombres, serán recordados como héroes por siempre jamás. comenté, a sabiendas de que probablemente todos morirían. El resto, nos dirigiremos hacia la playa, al sur. Allí hay suficientes barcazas para todos. Yo indicaré el rumbo sobre la marcha... Ah, y estad bien atentos, es posible que haya infiltrados So entre nuestras filas. terminé por decir, listo para el momento decisivo.
La aparición del avatar de Él, me dejó pensativo. Al parecer, era otro dios el que guiaba la acometida de los So. Sin saberlo, me había vuelto envuelto en una guerra entre dioses, y mi gente era la que debía pagarlo.
Solo esperaba que dentro de poco, pudiera regresar a mis tierras, y ver ondear la bandera del pegaso una vez más.
Vikina vino a darme su apoyo, a lo que asentí en silencio, tomando su mano con la mía, en un gesto de ternura.
Pero antes de que pudiera ella seguir con sus palabras, llegó Sir Lauth.
Señor, ya tenemos los arqueros listos y toda la poblacion del palacio esta preparada para el escape, solo falta sus ordenes. dijo con decisión.
Bien, que los arqueros aguarden hasta la llegada de los enemigos. Anota sus nombres, serán recordados como héroes por siempre jamás. comenté, a sabiendas de que probablemente todos morirían. El resto, nos dirigiremos hacia la playa, al sur. Allí hay suficientes barcazas para todos. Yo indicaré el rumbo sobre la marcha... Ah, y estad bien atentos, es posible que haya infiltrados So entre nuestras filas. terminé por decir, listo para el momento decisivo.
Re: Forja de una espada II
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Ven y elevate como el humo y se feliz