Capítulo 1: Salem
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Capítulo 1: Salem
Hoy, siendo yo, Yari, del clan Piedrahendida, el último de los miembros de mi Colegio, he decidido comenzar a poner por escrito esta leyenda, del mismo modo que mis hermanos bardos en otras épocas y lugares dejaron escritas otras tantas, para que no perecieran ante el paso del tiempo. Lo haré según la he recibido mi maestro, Ciro Piernascortas, y a él le había contado su maestro, Lilánder del Laúd de Oro, llamado así por la belleza de su inseparable compañero cordado, y a éste el suyo y así hasta llegar el gran Hílmar Salpicabirras, nuestro venerable fundador
Por eso, cuando mis dedos cansados de tantas y tantas aventuras toman una vez más la pluma entre sus manos, pido la bendición de Apolo, de Afrodita, de Dionisio, de Hermes y de Hefesto; de Bes, de Hathor, de Isis y de Thot, de Bálder, de Frey, de Freya, de Hermod y de Odín; y de todos los dioses, vivos, muertos o aún por nacer que un día protegieron a los bardos o a mis hermanos gnomos.
Así que, permitidme, nobles caballeros, que os cuente las hazañas de un pequeño grupo de héroes que un día, un día que bien podía ser hoy, llegaron a una antigua ciudad en una antigua nación ya olvidada excepto por un pequeño número de personas: nosotros, los bardos del Colegio de los Cantores del Crepúsculo.
Cuando esta historia comienza, pocos quedan ya sobre las tierras de Wyche que comprendan por qué se inició la guerra. Lo cierto es que son incontables las generaciones que nacieron, crecieron y sucumbieron rodeadas de la guerra. Parecía como si el conflicto bélico fuera inherente a la propia naturaleza de la República. Su capital, la gran Salem, semejaba el único pedazo de tierra dentro de la nación ajeno a las penurias de aquella catástrofe milenaria.
Aunque no toda.
Un vistazo rápido a la población bastaba para advertir dos grandes zonas en la ciudad. La parte más interior, llamada Alta Salem, dentro de la segunda muralla y dentro de la que se encontraba una magnífica fortaleza, el Foro, de mármol blanco rodeada aún por otros tres grandes muros escalonados, parecía aún mantener, con más pena que gloria, la grandeza de épocas pasadas.
Entre la muralla exterior y el segundo de los muros se encontraba Bajo Salem, la parte más humilde de la capital, donde vivía el grueso de la población. Aún así, su pobreza se hacía riqueza en comparación con la de otros pueblos y ciudades que vivían más de cerca el yugo de la guerra. La gracia de los Dioses había protegido a Salem, rodeándola de escarpadas montañas, bañándola con las aguas del Mar de la Paz, vigilado personalmente por el mismísimo Njord, según cuentan las antiguas leyendas.
Pero no había ocurrido así en otros lugares. Cada día acudían a Salem miles de personas que huían de la tiranía de los señores de la guerra y se hacinaban en las colinas que rodeaban la ciudad dando lugar a una auténtica ciudad en el exterior de las murallas en las que gorbernaba el caos, la violencia y la pobreza. Y aquello repercutía gravemente en la vida en Bajo Salem.
Nuestra historia comienza, según lo que me contó mi maestro, Ciro Piernascortas y a él le había contado su maestro y a éste el suyo y así hasta el gran Hílmar Salpicabirras, nuestro venerable fundador, en Bajo Salem, en la Posada de la Lanza Dorada, donde cualquier viajero podría disfrutar de las delicias de la cocina de Weninda, la esposa del regente de la fonda... o al menos eso afirmaba un cartel frente a la puerta de la sala común de la taberna.
Pero dejemos que sean los propios héroes los que nos cuenten su historia:
Por eso, cuando mis dedos cansados de tantas y tantas aventuras toman una vez más la pluma entre sus manos, pido la bendición de Apolo, de Afrodita, de Dionisio, de Hermes y de Hefesto; de Bes, de Hathor, de Isis y de Thot, de Bálder, de Frey, de Freya, de Hermod y de Odín; y de todos los dioses, vivos, muertos o aún por nacer que un día protegieron a los bardos o a mis hermanos gnomos.
Así que, permitidme, nobles caballeros, que os cuente las hazañas de un pequeño grupo de héroes que un día, un día que bien podía ser hoy, llegaron a una antigua ciudad en una antigua nación ya olvidada excepto por un pequeño número de personas: nosotros, los bardos del Colegio de los Cantores del Crepúsculo.
Cuando esta historia comienza, pocos quedan ya sobre las tierras de Wyche que comprendan por qué se inició la guerra. Lo cierto es que son incontables las generaciones que nacieron, crecieron y sucumbieron rodeadas de la guerra. Parecía como si el conflicto bélico fuera inherente a la propia naturaleza de la República. Su capital, la gran Salem, semejaba el único pedazo de tierra dentro de la nación ajeno a las penurias de aquella catástrofe milenaria.
Aunque no toda.
Un vistazo rápido a la población bastaba para advertir dos grandes zonas en la ciudad. La parte más interior, llamada Alta Salem, dentro de la segunda muralla y dentro de la que se encontraba una magnífica fortaleza, el Foro, de mármol blanco rodeada aún por otros tres grandes muros escalonados, parecía aún mantener, con más pena que gloria, la grandeza de épocas pasadas.
Entre la muralla exterior y el segundo de los muros se encontraba Bajo Salem, la parte más humilde de la capital, donde vivía el grueso de la población. Aún así, su pobreza se hacía riqueza en comparación con la de otros pueblos y ciudades que vivían más de cerca el yugo de la guerra. La gracia de los Dioses había protegido a Salem, rodeándola de escarpadas montañas, bañándola con las aguas del Mar de la Paz, vigilado personalmente por el mismísimo Njord, según cuentan las antiguas leyendas.
Pero no había ocurrido así en otros lugares. Cada día acudían a Salem miles de personas que huían de la tiranía de los señores de la guerra y se hacinaban en las colinas que rodeaban la ciudad dando lugar a una auténtica ciudad en el exterior de las murallas en las que gorbernaba el caos, la violencia y la pobreza. Y aquello repercutía gravemente en la vida en Bajo Salem.
Nuestra historia comienza, según lo que me contó mi maestro, Ciro Piernascortas y a él le había contado su maestro y a éste el suyo y así hasta el gran Hílmar Salpicabirras, nuestro venerable fundador, en Bajo Salem, en la Posada de la Lanza Dorada, donde cualquier viajero podría disfrutar de las delicias de la cocina de Weninda, la esposa del regente de la fonda... o al menos eso afirmaba un cartel frente a la puerta de la sala común de la taberna.
Pero dejemos que sean los propios héroes los que nos cuenten su historia:
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Re: Capítulo 1: Salem
Benen Hojaté
Tras una odisea de diez días caminando alcanzo la ciudad de Salem. En las colinas que rodean la ciudad hay un gran número de refugiados. Por tanto debo alcanzar la manera de entrar en la zona alta de Salem para aprovecharme de sus amables ciudadanos. Pero por ahora me dedicaré un poco a esta zona caótica de la ciudad, ya que hay que llenar los bolsillos del pequeño Benen.
Tras una odisea de diez días caminando alcanzo la ciudad de Salem. En las colinas que rodean la ciudad hay un gran número de refugiados. Por tanto debo alcanzar la manera de entrar en la zona alta de Salem para aprovecharme de sus amables ciudadanos. Pero por ahora me dedicaré un poco a esta zona caótica de la ciudad, ya que hay que llenar los bolsillos del pequeño Benen.
- Yuda
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Re: Capítulo 1: Salem
Filraen Pharn
era muy entrada la noche, su viaje habia sido largo y poco placentero, provenía del exterior, de la carne de la guerra... su brazo Izquiero aún vendado, aunque la herida solo habia dejado una cicatriz...
Realmente , si, las voces decían la verdad, Salem parecía un paraiso, gracias a su barrera natural de cordones montañosos, era realmente arduo atravesarlo, no estába seguro de que día era, lo único que sabía era que la ciudad estaba allá abajo, llegaría al amanecer.
La ciudad en si, se veía oscura, tal vez menos por un par de luces que brillaban tal vez la magia de un mago o las luces de una Taberna con un buen bardo...
Alta salem, que Filraen desconocía hasta ahora que se llamaba así, se veía más iluminada, lo que realmente le hacia ver que estaba allí la ciudad. Se puso entonces nuevamente la capucha de su gran capa marrón, se ajustó las correas de la mochila y siguió en dirección hacia la ciudad, su aguante a las condiciones difíciles lo habia salvado, en la montañas se habia quedado un compañero, tal vez el único que conservaba hasta ahora, pero ya no. Una mañana su caballo tan solo no pudo seguir en pié y cayó.. para no levantarse más, Filraen intentó levantarlo para que no sucumbiara a las condicones adversas.. pero lo único que recivió fué una mirada y un sordo "lo siento"...
Viajó, al amanecer estaría en la ciudadela exterior, no necesitaba luz, su vista de Elfo le guiaba sin problemas por la oscuridad de la noche, aunque, esa misma oscuridad, le jugó una mala pasada. No estubo en la ciudad hasta entrada la mañana, el sol golpeaba fuerte, bajo su capucha y sus guantes Filraen anhelaba un baño, por lo cual solo se remitió pruedentemente a buscar una posada donde poder descansar y asearse, por razones que aún no se le podrían revelar a él mismo escogió la posada de la Danza dorada, le gustaba la danza... y el dorado era un color que, aún sin quererlo, le quedaba bien...
Se dirigió a la posada tranquilo pero cansado, entraría y pediría un baño, luego de eso tendría que hacer los trámites correspondientes con las autoridades locales
supuso que tendrían un regostro de inmigración a la ciudad, aunque realmente no estaba muy seguro, en realidad pareciece que la guerra era un asunto desconocido en la ciudadela, o la gente sabía fingir muy bien...
era muy entrada la noche, su viaje habia sido largo y poco placentero, provenía del exterior, de la carne de la guerra... su brazo Izquiero aún vendado, aunque la herida solo habia dejado una cicatriz...
Realmente , si, las voces decían la verdad, Salem parecía un paraiso, gracias a su barrera natural de cordones montañosos, era realmente arduo atravesarlo, no estába seguro de que día era, lo único que sabía era que la ciudad estaba allá abajo, llegaría al amanecer.
La ciudad en si, se veía oscura, tal vez menos por un par de luces que brillaban tal vez la magia de un mago o las luces de una Taberna con un buen bardo...
Alta salem, que Filraen desconocía hasta ahora que se llamaba así, se veía más iluminada, lo que realmente le hacia ver que estaba allí la ciudad. Se puso entonces nuevamente la capucha de su gran capa marrón, se ajustó las correas de la mochila y siguió en dirección hacia la ciudad, su aguante a las condiciones difíciles lo habia salvado, en la montañas se habia quedado un compañero, tal vez el único que conservaba hasta ahora, pero ya no. Una mañana su caballo tan solo no pudo seguir en pié y cayó.. para no levantarse más, Filraen intentó levantarlo para que no sucumbiara a las condicones adversas.. pero lo único que recivió fué una mirada y un sordo "lo siento"...
Viajó, al amanecer estaría en la ciudadela exterior, no necesitaba luz, su vista de Elfo le guiaba sin problemas por la oscuridad de la noche, aunque, esa misma oscuridad, le jugó una mala pasada. No estubo en la ciudad hasta entrada la mañana, el sol golpeaba fuerte, bajo su capucha y sus guantes Filraen anhelaba un baño, por lo cual solo se remitió pruedentemente a buscar una posada donde poder descansar y asearse, por razones que aún no se le podrían revelar a él mismo escogió la posada de la Danza dorada, le gustaba la danza... y el dorado era un color que, aún sin quererlo, le quedaba bien...
Se dirigió a la posada tranquilo pero cansado, entraría y pediría un baño, luego de eso tendría que hacer los trámites correspondientes con las autoridades locales
supuso que tendrían un regostro de inmigración a la ciudad, aunque realmente no estaba muy seguro, en realidad pareciece que la guerra era un asunto desconocido en la ciudadela, o la gente sabía fingir muy bien...
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Re: Capítulo 1: Salem
Buscando sastisfacer su codicia, Benen trató de localizar en la taberna objetivos que fueran "asequibles" para poner en juego sus artes. Y así hizo. De todos los que allí se daban cita, le llamó la atención un individuo, encapuchado, cuyo rostro no alcanzaba a escrutar, pero que parecía demasiado agotado como para poder evitar caer en su red.
Dispuesto a llevarse un buen botín de su primera presa del día, Benen se acercó sigilosamente a su víctima. Sigilosamente, sin recibir ninguna reacción de su contrario, su mano se apoderó de la bolsa del incauto viajero, que no estaba tan repleta de monedas como en un primer momento hubiera deseado, aunque no era un mal pellizco en aquellos tiempos de necesidad.
- Dame una razón para que no te corte esta mano... o te rebane el cuello aquí mismo - susurró amenazante una voz en su oido mientras una daga se posaba, fría como un témpano, en su gaznate.
Con la mano que le quedaba libre, su captor, sin despegar un ápice el filo de su piel, se hizo con la bolsa de monedas y lo despojó del botín que acababa de conseguir.
- Caballero - escuchó entonces a su espalda Filraen.
Él se giró y, a su espalda descubrió a dos medianos, uno de los cuales amenazaba con una daga a otro mientras sostenía una bolsa... su bolsa de monedas.
- Creo que esto es suyo - afirmó el mediano con la daga devolviéndole su bolsa. - Disculpe las molestias. En cuanto a ti... En mi taberna no admitimos a los de tu calaña.
Dejando a Filraen atrás, el mediano acompañó a Benen hacia la parte trasera de la taberna, a una sala cerrada en la que no había nada más que una mesa y un par de sillas. Con un gesto le indicó que se sentase en una de ellas mientras él, mirándolo aún fríamente, se sentaba en la otra.
- Mi nombre es Rilas Tecmezlin - comenzó. - Que no te confunda mi aspecto. Aunque regente esta magnífica posada, hace no mucho tiempo era como tú... o mejor.
Dispuesto a llevarse un buen botín de su primera presa del día, Benen se acercó sigilosamente a su víctima. Sigilosamente, sin recibir ninguna reacción de su contrario, su mano se apoderó de la bolsa del incauto viajero, que no estaba tan repleta de monedas como en un primer momento hubiera deseado, aunque no era un mal pellizco en aquellos tiempos de necesidad.
- Dame una razón para que no te corte esta mano... o te rebane el cuello aquí mismo - susurró amenazante una voz en su oido mientras una daga se posaba, fría como un témpano, en su gaznate.
Con la mano que le quedaba libre, su captor, sin despegar un ápice el filo de su piel, se hizo con la bolsa de monedas y lo despojó del botín que acababa de conseguir.
- Caballero - escuchó entonces a su espalda Filraen.
Él se giró y, a su espalda descubrió a dos medianos, uno de los cuales amenazaba con una daga a otro mientras sostenía una bolsa... su bolsa de monedas.
- Creo que esto es suyo - afirmó el mediano con la daga devolviéndole su bolsa. - Disculpe las molestias. En cuanto a ti... En mi taberna no admitimos a los de tu calaña.
Dejando a Filraen atrás, el mediano acompañó a Benen hacia la parte trasera de la taberna, a una sala cerrada en la que no había nada más que una mesa y un par de sillas. Con un gesto le indicó que se sentase en una de ellas mientras él, mirándolo aún fríamente, se sentaba en la otra.
- Mi nombre es Rilas Tecmezlin - comenzó. - Que no te confunda mi aspecto. Aunque regente esta magnífica posada, hace no mucho tiempo era como tú... o mejor.
- Yuda
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Re: Capítulo 1: Salem
Filraen Pharn
Estaba cansado, sin duda, el calor era insoportable, aunque era mejor que estar entre espadas, gritos y sangre... definitívamente lo era... Entró en la posada se diriguió a la barra, parapedir algo, no habia descubierto su rostro, no queria tener problemas por su raza en aquel lugar, no por el momento.
Con paso seguro pero la mente en otro sitio avanzó por el inmueble, pasando entre mesas y hombres, que ya empezaban a tomar algo de alcohol a estas horas del día, sinceramente el alcohol era algo de lo cual no disfrutaba a menudo, nublaba la mente y resentía el cuerpo. Para alguien como él, esta atento era algo muy importante, aún no se podía sacar de la cabeza los ojos de sus compañeros, caidos, ¿tan débil era?, no habia podido salvar a ninguno...
...nisiquiera a su propio caballo...
NO!, esa no es la forma de pensar!, tienes que seguir adelante y luchar por todos aquellos que han caido a tu lado, en tu camino sintió un suave aroma a romero, y una brisa refrescante pero cálida a la vez, la razón volvía una vez más a su cabeza y todos sus pensamientos negativos empezaban a desvanecerse... como un castillo de arena es llevado al mar.. grano por grano...
se dirigió a la barra para pderi una habitación y tinajas de agua para asearse inspiró para hacer su petición...
"Caballero" - escuchó Filraen a sus espaldas, no habia alcanzado a abrir la boca, suspiró para soltar el aire que habia tomado para hablar, se extrañó, dos medianos, uno con un cuchillo en la garganta del otro, el del cuchillo sostenía una bolsa de monedas, que le parecía sospechosamente familiar, era su bolsa.
"Creo que esto es suyo", continuó el mediano con cuchillo, aún en el cuello del otro, le habian intentado robar... no... le habían robado!! "Disculpe las molestias. En cuanto a ti...en mi taberna no admito a los de tu calaña." dijo terminando, era el dueño de la posada, cuidaba a sus clientes con filo de cuchillo.. eso hablaba ya muy bien de su taberna, tal vez de la ciudad completa.
Se dirigió al que atendia.
-Una habitación por favor y unas tinajas de agua, para poder asearme- Dijo, con voz suave pero segura. Miró donde se habian dirigido los medianos y terminó -Me gustaría hablar también con el dueño de la posada, por el incidente que acaba de ocurrir, de ser posible ¿podría avisarle cuando esté desocupado?- terminó Pharn y se dispuso a esperar las respuestas, la habitación y el tiempo que se demorarían en llevar las tinajas de agua limpia para poder labar sus tensos y cansados músculos...
Estaba cansado, sin duda, el calor era insoportable, aunque era mejor que estar entre espadas, gritos y sangre... definitívamente lo era... Entró en la posada se diriguió a la barra, parapedir algo, no habia descubierto su rostro, no queria tener problemas por su raza en aquel lugar, no por el momento.
Con paso seguro pero la mente en otro sitio avanzó por el inmueble, pasando entre mesas y hombres, que ya empezaban a tomar algo de alcohol a estas horas del día, sinceramente el alcohol era algo de lo cual no disfrutaba a menudo, nublaba la mente y resentía el cuerpo. Para alguien como él, esta atento era algo muy importante, aún no se podía sacar de la cabeza los ojos de sus compañeros, caidos, ¿tan débil era?, no habia podido salvar a ninguno...
...nisiquiera a su propio caballo...
NO!, esa no es la forma de pensar!, tienes que seguir adelante y luchar por todos aquellos que han caido a tu lado, en tu camino sintió un suave aroma a romero, y una brisa refrescante pero cálida a la vez, la razón volvía una vez más a su cabeza y todos sus pensamientos negativos empezaban a desvanecerse... como un castillo de arena es llevado al mar.. grano por grano...
se dirigió a la barra para pderi una habitación y tinajas de agua para asearse inspiró para hacer su petición...
"Caballero" - escuchó Filraen a sus espaldas, no habia alcanzado a abrir la boca, suspiró para soltar el aire que habia tomado para hablar, se extrañó, dos medianos, uno con un cuchillo en la garganta del otro, el del cuchillo sostenía una bolsa de monedas, que le parecía sospechosamente familiar, era su bolsa.
"Creo que esto es suyo", continuó el mediano con cuchillo, aún en el cuello del otro, le habian intentado robar... no... le habían robado!! "Disculpe las molestias. En cuanto a ti...en mi taberna no admito a los de tu calaña." dijo terminando, era el dueño de la posada, cuidaba a sus clientes con filo de cuchillo.. eso hablaba ya muy bien de su taberna, tal vez de la ciudad completa.
Se dirigió al que atendia.
-Una habitación por favor y unas tinajas de agua, para poder asearme- Dijo, con voz suave pero segura. Miró donde se habian dirigido los medianos y terminó -Me gustaría hablar también con el dueño de la posada, por el incidente que acaba de ocurrir, de ser posible ¿podría avisarle cuando esté desocupado?- terminó Pharn y se dispuso a esperar las respuestas, la habitación y el tiempo que se demorarían en llevar las tinajas de agua limpia para poder labar sus tensos y cansados músculos...
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Re: Capítulo 1: Salem
Benen Hojaté
Tras introducirme una posado más o menos aceptable, localicé a un agotado viajero. Tras ayudarle a que le pesará menos el bolsillo, un "hermano" me puso una daga en el cuello y me obligo a que le cediera el botín, despues de ello se lo devolvió al propietario.
Después del incidente me ha llevado a una habitación en la que hay una mesa y dos sillas, tras pedir que me acomode, me ha comentado que el era como yo o mejor. Tras oir estas palabras reflexiono.
-Bien Benen esta ciudad es grandes y no tienes contactos, si me paro los pies en la taberno ello quiere decir que no es un paleto de pueblo regentando una mala taberna.
Tras deliberar la situación le expongo mi situacion al sujeto llamado Rilas Tecmezlin.
Bien te llamas Rilas... de acuerdo. Me has traido aquí después de "echarme", y me has comentado que eras como yo, vease un hombre de persuasión. Pues bien yo veo que la situación es así, tengo pocos contactos aquí por no decir ninguno. Si quieres que liquide a alguien, lo hare; robar, extorsionar... eso si, como profesional tengo una norma, mi norma es asesinar a aquellas que intentan traicionarme. Por ello, si deseas hablar de negocios teniendo en cuenta lo anterior, soy todo oidos y si no es así, se donde esta la puerta.
Tras decir esto me mantengo a la expectativa de la respuesta de Rilas.
Tras introducirme una posado más o menos aceptable, localicé a un agotado viajero. Tras ayudarle a que le pesará menos el bolsillo, un "hermano" me puso una daga en el cuello y me obligo a que le cediera el botín, despues de ello se lo devolvió al propietario.
Después del incidente me ha llevado a una habitación en la que hay una mesa y dos sillas, tras pedir que me acomode, me ha comentado que el era como yo o mejor. Tras oir estas palabras reflexiono.
-Bien Benen esta ciudad es grandes y no tienes contactos, si me paro los pies en la taberno ello quiere decir que no es un paleto de pueblo regentando una mala taberna.
Tras deliberar la situación le expongo mi situacion al sujeto llamado Rilas Tecmezlin.
Bien te llamas Rilas... de acuerdo. Me has traido aquí después de "echarme", y me has comentado que eras como yo, vease un hombre de persuasión. Pues bien yo veo que la situación es así, tengo pocos contactos aquí por no decir ninguno. Si quieres que liquide a alguien, lo hare; robar, extorsionar... eso si, como profesional tengo una norma, mi norma es asesinar a aquellas que intentan traicionarme. Por ello, si deseas hablar de negocios teniendo en cuenta lo anterior, soy todo oidos y si no es así, se donde esta la puerta.
Tras decir esto me mantengo a la expectativa de la respuesta de Rilas.
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Re: Capítulo 1: Salem
Rilas escuchó con los brazos cruzados, recostado sobre el respaldo de su silla, las palabras de Benen. Cuando el ladronzuelo terminó, el tabernero le miró fijamente a los ojos en silencio. Al final se levantó y, sin perder de vista a su "invitado", se acercó a la puerta la entreabrió e hizo un gesto a alguien de fuera de la habitación.
Entonces, uno de los mesoneros, se acercó a Filraen.
- Mi jefe quiere verle - le dijo. - Por favor, acompáñeme.
- Me parece que has malinterpretado mis palabras, novato - contestó, mientras esperaban, con la puerta entreabierta. - Si necesitase hacer ese tipo de trabajos los haría yo mismo, pero tranquilo, tendré en cuenta tu oferta... Gracias, Wilhelm - añadió al ver entrar a la víctima en la habitación. - ¿Podrías...?
Aquella simple palabra bastó para que su criado le entendiese perfectamente y tirase de la capucha de Filraen, dejando al descubierto su rostro.
- Vaya, vaya... Qué interesante... - murmuró al ver que el encapuchado, Filraen, pertenecía a la raza de los elfos oscuros. - Creía que vivían ustedes bajo tierra, caballero... Disculpe los modales un tanto rudos de Wilhelm - lo excusó cortésmente Rilas. - Pero me gusta poder ver el rostro de mis interlocutores cuando hablo con ellos. Bien, - concluyó - como comprenderán no son los primeros que se ven implicados en un incidente como este dentro de La Lanza Dorada, así que procederemos como lo hacemos siempre... ¿Cómo quiere que procedamos con este ladronzuelo?
Entonces, uno de los mesoneros, se acercó a Filraen.
- Mi jefe quiere verle - le dijo. - Por favor, acompáñeme.
- Me parece que has malinterpretado mis palabras, novato - contestó, mientras esperaban, con la puerta entreabierta. - Si necesitase hacer ese tipo de trabajos los haría yo mismo, pero tranquilo, tendré en cuenta tu oferta... Gracias, Wilhelm - añadió al ver entrar a la víctima en la habitación. - ¿Podrías...?
Aquella simple palabra bastó para que su criado le entendiese perfectamente y tirase de la capucha de Filraen, dejando al descubierto su rostro.
- Vaya, vaya... Qué interesante... - murmuró al ver que el encapuchado, Filraen, pertenecía a la raza de los elfos oscuros. - Creía que vivían ustedes bajo tierra, caballero... Disculpe los modales un tanto rudos de Wilhelm - lo excusó cortésmente Rilas. - Pero me gusta poder ver el rostro de mis interlocutores cuando hablo con ellos. Bien, - concluyó - como comprenderán no son los primeros que se ven implicados en un incidente como este dentro de La Lanza Dorada, así que procederemos como lo hacemos siempre... ¿Cómo quiere que procedamos con este ladronzuelo?
- Yuda
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Re: Capítulo 1: Salem
Filraen Pharn
Filraen ternimó de hablar y esperó, cuando se disponían a responder sus preguntas una mirada y una señal le advirtió a quien atendía al Drow que nesecitaban su presencia en aquella habitación, un Mesonero se le acercó -"Mi jefe quiere verle"- dijo-"por favor acompáñeme"- Filraen a pesar de su cansancio acudió a dicho lugar guiado por el joven.
Allí estában los dos medianos, uno en una silla y el otro en la puerta, el ladrón estaba sentado y el posadero en jefe, de pié, al lado de la puerta donde otro sujeto cuidaba la entrada, lo hizo pasar.
Pharn entró sin vacilación al interior de la habitación, mientras el dueño terminaba de hablar...
-"oferta... Gracias, Wilhelm"- añadió el jefe cuando Pharn entraba a la habitación - "¿Podrías...?" - Fué lo único que dijo y el Drow sintió un tirón de su capucha, dejando descubierto su rostro. (que falta de educación pensó para si) pero su expresión no cambió en absoluto, estaba serio con los ojos clavados en el ladrón, su mirada fría pero algo cansada, se notaba aquello.
-"Vaya, vaya... Qué interesante..."- murmuró el posadero al ver que Filraen era un Drow. -"Creía que vivían ustedes bajo tierra, caballero..."- Afirmó, casi como una pregunta -"Disculpe los modales un tanto rudos de Wilhelm"- lo excusó cortésmente Rilas. -"Pero me gusta poder ver el rostro de mis interlocutores cuando hablo con ellos. Bien,"- concluyó -"como comprenderán no son los primeros que se ven implicados en un incidente como este dentro de La Lanza Dorada, así que procederemos como lo hacemos siempre... ¿Cómo quiere que procedamos con este ladronzuelo?"- Filraen entrecerró los ojos, pensó en ponerse denuevo la capucha pero eso ya no tenía sentido...
Acepto vuestras disculpas, claro que comprenderá que atraigo un poco las miradas - Dijo al momento que entrecerraba un poco más la puera para evitar que le viesen - De donde vengo a los ladrones les cortan las manos, es una forma de marcarlos y castigarlos - dijo mirando fijamente la mano del mediano que le habia robado, la derecha - Es una medida que encuentro, efectiva - Suspiró - pero bárbara...
Hizo una pausa breve miró al posadero y sonrió, su primera sonrisa.
Oh!, disculpe mi falta de educación Filraen Pharn, de Mira, Paladín de Atenea Dama de la Razón y la deidad de la Justicia en el Olimpo. - nuevamente miró al ladronzuelo, era un Mediano y se veía algo pálido volvió a sonreir - Almorzará conmigo, denle un plato de comida, luego lo llevaré personalemnte a las autoridades locales pertinentes, el delíto está dentro del área de jurisdicción de las leyes de esta ciudad, por lo cual , su falta, se regirá por las leyes del lugar geográfico donde fué cometido el hurto.. - dijo al fin - ahora, si me disculpan caballeros, mi viaje ha sido largo y mi cuerpo nesecita aseo, gracias por vuestra hospitalidad - le dijo al posadero - con vuestro permiso - se puso una vez más su capucha y se dispuso a salir de aquel lugar para darle descanso a sus explotados músculos y huesos.
Filraen ternimó de hablar y esperó, cuando se disponían a responder sus preguntas una mirada y una señal le advirtió a quien atendía al Drow que nesecitaban su presencia en aquella habitación, un Mesonero se le acercó -"Mi jefe quiere verle"- dijo-"por favor acompáñeme"- Filraen a pesar de su cansancio acudió a dicho lugar guiado por el joven.
Allí estában los dos medianos, uno en una silla y el otro en la puerta, el ladrón estaba sentado y el posadero en jefe, de pié, al lado de la puerta donde otro sujeto cuidaba la entrada, lo hizo pasar.
Pharn entró sin vacilación al interior de la habitación, mientras el dueño terminaba de hablar...
-"oferta... Gracias, Wilhelm"- añadió el jefe cuando Pharn entraba a la habitación - "¿Podrías...?" - Fué lo único que dijo y el Drow sintió un tirón de su capucha, dejando descubierto su rostro. (que falta de educación pensó para si) pero su expresión no cambió en absoluto, estaba serio con los ojos clavados en el ladrón, su mirada fría pero algo cansada, se notaba aquello.
-"Vaya, vaya... Qué interesante..."- murmuró el posadero al ver que Filraen era un Drow. -"Creía que vivían ustedes bajo tierra, caballero..."- Afirmó, casi como una pregunta -"Disculpe los modales un tanto rudos de Wilhelm"- lo excusó cortésmente Rilas. -"Pero me gusta poder ver el rostro de mis interlocutores cuando hablo con ellos. Bien,"- concluyó -"como comprenderán no son los primeros que se ven implicados en un incidente como este dentro de La Lanza Dorada, así que procederemos como lo hacemos siempre... ¿Cómo quiere que procedamos con este ladronzuelo?"- Filraen entrecerró los ojos, pensó en ponerse denuevo la capucha pero eso ya no tenía sentido...
Acepto vuestras disculpas, claro que comprenderá que atraigo un poco las miradas - Dijo al momento que entrecerraba un poco más la puera para evitar que le viesen - De donde vengo a los ladrones les cortan las manos, es una forma de marcarlos y castigarlos - dijo mirando fijamente la mano del mediano que le habia robado, la derecha - Es una medida que encuentro, efectiva - Suspiró - pero bárbara...
Hizo una pausa breve miró al posadero y sonrió, su primera sonrisa.
Oh!, disculpe mi falta de educación Filraen Pharn, de Mira, Paladín de Atenea Dama de la Razón y la deidad de la Justicia en el Olimpo. - nuevamente miró al ladronzuelo, era un Mediano y se veía algo pálido volvió a sonreir - Almorzará conmigo, denle un plato de comida, luego lo llevaré personalemnte a las autoridades locales pertinentes, el delíto está dentro del área de jurisdicción de las leyes de esta ciudad, por lo cual , su falta, se regirá por las leyes del lugar geográfico donde fué cometido el hurto.. - dijo al fin - ahora, si me disculpan caballeros, mi viaje ha sido largo y mi cuerpo nesecita aseo, gracias por vuestra hospitalidad - le dijo al posadero - con vuestro permiso - se puso una vez más su capucha y se dispuso a salir de aquel lugar para darle descanso a sus explotados músculos y huesos.
...Dragón de Ojos Esmeraldas...
Dolendo Novit~Mortalis Vitam
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Re: Capítulo 1: Salem
Tras observar como, de nuevo encapuchado, el drow abandonaba la habitación, Rilas se volvió de nuevo hacia su criado.
- Wilhelm, vigila a nuestro invitado mientras no vuelve el caballero Filraen - ordenó. - Por cierto, ¿cuál es tu nombre, novato?
- Mi nombre es Gildo Takmarin, señor.
- Pues cuida de Gildo, Wilhelm - sonrió Rilas, mientras hacía una pequeña reverencia. - No queremos impedir que se imparta justicia, ¿verdad?
Dicho aquello, el posadero salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí al tiempo que el hombre obstaculizaba el paso de Benen, ahora conocido como Gildo, o eso pensaba él, hacia la libertad. Cuando Rilas salió, vio como el drow seguía esperando que alguien le atendiese, así que él mismo se hizo cargo.
- He aquí la llave del aseo y los útiles que necesita - dijo, poniendo todo sobre el mostrador. - Esto corre por mi cuenta en función de las molestias...
La mirada del mediano se desvió entonces hacia la puerta principal, algo le había llamado la atención. Un humanoide, aparentemente un elfo... o quizás un drow, ciego, entraba en la gran sala común de la taberna. Curioso por la escena, dejó de prestar atención al paladín y se dirigió hacia él.
- Buenos días, caballero, bienvenido a La Lanza Dorada, la mejor taberna de Bajo Salem.
- Wilhelm, vigila a nuestro invitado mientras no vuelve el caballero Filraen - ordenó. - Por cierto, ¿cuál es tu nombre, novato?
- Mi nombre es Gildo Takmarin, señor.
- Pues cuida de Gildo, Wilhelm - sonrió Rilas, mientras hacía una pequeña reverencia. - No queremos impedir que se imparta justicia, ¿verdad?
Dicho aquello, el posadero salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí al tiempo que el hombre obstaculizaba el paso de Benen, ahora conocido como Gildo, o eso pensaba él, hacia la libertad. Cuando Rilas salió, vio como el drow seguía esperando que alguien le atendiese, así que él mismo se hizo cargo.
- He aquí la llave del aseo y los útiles que necesita - dijo, poniendo todo sobre el mostrador. - Esto corre por mi cuenta en función de las molestias...
La mirada del mediano se desvió entonces hacia la puerta principal, algo le había llamado la atención. Un humanoide, aparentemente un elfo... o quizás un drow, ciego, entraba en la gran sala común de la taberna. Curioso por la escena, dejó de prestar atención al paladín y se dirigió hacia él.
- Buenos días, caballero, bienvenido a La Lanza Dorada, la mejor taberna de Bajo Salem.
Re: Capítulo 1: Salem
Buenos días señor imagino que usted trabaja aquí, me podría indicar que tengo que hacer para solicitar una estancia en este lugar. Paseando por la ciudad me recomendaron venir aquí.
Mientras, avanzo hacia donde procede el sonido, marcando mis alrededores con el bastón en busca de obstáculos que sortear. Sujeto mi instrumento firmemente por si a algún gracioso se le ocurre tirar.
Le agradecería un asiento y un buen almuerzo si está abierta la cocina. Mi nombre es Wesker Cassidy, cuentacuentos profesional, encantado de conocerle.
Cuando consigo sentarme, me quito la ropa de abrigo dejando al descubierto mi cara atravesada por una venda a la altura de los ojos.
Me parecería de mala educación ocultar mi rostro..., espero que no le importe.
Mientras, avanzo hacia donde procede el sonido, marcando mis alrededores con el bastón en busca de obstáculos que sortear. Sujeto mi instrumento firmemente por si a algún gracioso se le ocurre tirar.
Le agradecería un asiento y un buen almuerzo si está abierta la cocina. Mi nombre es Wesker Cassidy, cuentacuentos profesional, encantado de conocerle.
Cuando consigo sentarme, me quito la ropa de abrigo dejando al descubierto mi cara atravesada por una venda a la altura de los ojos.
Me parecería de mala educación ocultar mi rostro..., espero que no le importe.
Re: Capítulo 1: Salem
ya entrada la noche yo aun seguia sentado en la barra de la taberna, pensando mientras veia el licor en mi jarra, a mi mente venia la imagen de mi familia en las colinas mas alejadas de la ciudad, mi padre, noble herrero, mi madre ,una buena mujer y mi pequeño hermano, no quiero perturbar esa paz por eso decidi ir yo en ves de mi padre a la guerra, en mi bolso va la cota de malla la espada y un escudi de mi abuelo, no me gusta la guerra, odio la violencia pero por Odin juro que lucharé por traer la paz a mi pueblo.
-mmm...ya es tarde...me pregunto cuanto cuesta hospedarse aqui......DISCULPE CAMARADA!! (me dirijo al posadero) me gustaria saver si le sobra una habitacion, con el sueño ya casi veo las puertas de Asgard.-
y comienzo a sacar mi bolsa de cuero con monedas, que dicho sea de paso eran pocas
-mmm...ya es tarde...me pregunto cuanto cuesta hospedarse aqui......DISCULPE CAMARADA!! (me dirijo al posadero) me gustaria saver si le sobra una habitacion, con el sueño ya casi veo las puertas de Asgard.-
y comienzo a sacar mi bolsa de cuero con monedas, que dicho sea de paso eran pocas
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Re: Capítulo 1: Salem
Rilas, el posadero, indicó al recién llegado, Wesker, el precio de la posada y se puso en su disposición para ayudarle en lo que necesitara. No era de Salem y le resultaba lo suficientemente interesante y curioso aquel individuo como para dejarle marchar.
Más le pareció aún cuando se despojó de su ropa de abrigo. Ya desde el mostrador, cuando lo vio entrar, hubiera apostado que se trataba de alguna clase de elfo, quizás un drow... pero por su aspecto quedó bastante sorprendido.
- ¿Cuentacuentos? - le preguntó, algo extrañado. - Es costumbre en esta taberna que los músicos y artistas en general deleiten al resto de la clientela durante la noche... Así que, si usted quiere, podría...
- ¡Disculpe camarada! - le interrumpió un grito desde el mostrador.
- Borrachos... - se quejó Rilas, por lo bajo. - Discúlpeme... Le diré a uno de mis empleados que le atienda... ¡Ogr!
Un semiorco, que parecía demasiado amable para los de su raza, ocupó el puesto de su jefe y continuó atendiendo a Wesker. Mientras tanto, Rilas se acercó al hombre que había pronunciado tal bramido con cara de pocos amigos. Al parecer quería posada, una habitación.
- ¿Habitación? - preguntó irónico.
El mediano lo miró. Parecía un guerrero, pero el hecho de que no llevara sus armas consigo sino en su bolsa le resultaba curioso al posadero. Se extrañó de que nadie hubiera despojado a alguien tan descuidado de sus pertenencias, pero luego pensó en que quizás el ejemplo dado poco antes con aquel... "Gildo", o como se llamara en realidad podría haber disuadido a los posibles raterillos que hubiera cerca.
- No tenemos habitaciones, - comenzó a mentirle - sólo la sal...
Un estruendo ahogó las palabras de Rilas cuando la puerta de la trastienda se abrió violentamente. Cuando reaccionó, vio como Benen, el ladronzuelo que debía estar siendo custodiado por Wilhelm, aparecía en el umbral de la puerta y corría hacia la salida, perseguido por Wilhelm. Cuando pudieron reaccionar los asistentes al local, ya había recorrido la tercera parte de la distancia que le separaba de la puerta.
Más le pareció aún cuando se despojó de su ropa de abrigo. Ya desde el mostrador, cuando lo vio entrar, hubiera apostado que se trataba de alguna clase de elfo, quizás un drow... pero por su aspecto quedó bastante sorprendido.
- ¿Cuentacuentos? - le preguntó, algo extrañado. - Es costumbre en esta taberna que los músicos y artistas en general deleiten al resto de la clientela durante la noche... Así que, si usted quiere, podría...
- ¡Disculpe camarada! - le interrumpió un grito desde el mostrador.
- Borrachos... - se quejó Rilas, por lo bajo. - Discúlpeme... Le diré a uno de mis empleados que le atienda... ¡Ogr!
Un semiorco, que parecía demasiado amable para los de su raza, ocupó el puesto de su jefe y continuó atendiendo a Wesker. Mientras tanto, Rilas se acercó al hombre que había pronunciado tal bramido con cara de pocos amigos. Al parecer quería posada, una habitación.
- ¿Habitación? - preguntó irónico.
El mediano lo miró. Parecía un guerrero, pero el hecho de que no llevara sus armas consigo sino en su bolsa le resultaba curioso al posadero. Se extrañó de que nadie hubiera despojado a alguien tan descuidado de sus pertenencias, pero luego pensó en que quizás el ejemplo dado poco antes con aquel... "Gildo", o como se llamara en realidad podría haber disuadido a los posibles raterillos que hubiera cerca.
- No tenemos habitaciones, - comenzó a mentirle - sólo la sal...
Un estruendo ahogó las palabras de Rilas cuando la puerta de la trastienda se abrió violentamente. Cuando reaccionó, vio como Benen, el ladronzuelo que debía estar siendo custodiado por Wilhelm, aparecía en el umbral de la puerta y corría hacia la salida, perseguido por Wilhelm. Cuando pudieron reaccionar los asistentes al local, ya había recorrido la tercera parte de la distancia que le separaba de la puerta.
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Re: Capítulo 1: Salem
Rilas echó instintivamente su mano a la daga que llevaba siempre en el cinturón y subió de un salto al mostrador sin que casi Felengard, justo delante de él, se diera cuenta. Maldiciendo, vio como Wilhelm perseguía al otro mediano por el medio del local. Su tamaño y su torpeza le hicieron perder la ventaja mientras esquivaba a la gente que le daban sus piernas más largas. Y el fugitivo había alcanzado ya prácticamente la puerta, sólo le quedaban unos metros.
El semiorgo corrió rápidamente a bloquear la salida. Empujando a algún que otro cliente a su paso y provocando sus quejas, consiguió llegar hasta la entrada y esperó allí a que llegara Benen en su carrera. Wesker, al darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, comenzó a tocar una melodía para ambientar la situación, provocando, tal y como pretendía, la carcajada general de los que observaban, sin peder detalle, la escena.
Mientras tanto, en uno de los baños, Filraen parecía ajeno a todo lo que ocurría en la taberna.
El semiorgo corrió rápidamente a bloquear la salida. Empujando a algún que otro cliente a su paso y provocando sus quejas, consiguió llegar hasta la entrada y esperó allí a que llegara Benen en su carrera. Wesker, al darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, comenzó a tocar una melodía para ambientar la situación, provocando, tal y como pretendía, la carcajada general de los que observaban, sin peder detalle, la escena.
Mientras tanto, en uno de los baños, Filraen parecía ajeno a todo lo que ocurría en la taberna.
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- Ubicación: Chile, 5° Región, Quilpué ... Renaciendo de Mis propias Cenizas ...
Re: Capítulo 1: Salem
Filraen Pharn
El paladín, por fin tranquilo, comenzó a sacarse sus ropajes, para dar un bien merecido baño a su gastada piel.
El agua estaba agradable, tibia, Filraen se aseó antes de poder entrar en el tinajón donde se quedó un poco más de tiempo. El agua cristalina reflejaba su persona, desde debajo del agua sus manos tomaban su rostro, reflejado en ella, sus ojos se encontraron consigo mismo, el reflejo se tornaba en guerras sangre y muete...
cerró los ojos y simplemente se undió, luego de pesar un poco bajo el agua, salió... su cabello mojado caia por sus hombros, sus músculos comenzaban a destensarse y sus huesos a relajar la presión que tenían entre ellos.
Las heridas ya no le dolían, lo que más aflijía su corazón era la pérdida de sus seres queridos, sus compañeros.. sus amigos.
Había comenzado un albotoro en la Taberna, un Bardo tocaba y la gente comezaba a reir ^^
Es bueno estar en un lugar alegre...
Le dieron ganas de bajar, pero el agua estaba tan delicioisa que le entró el sueño y tubo que cambiarla po una un poco más fria.
debía bajar a comer con el Mediano que habia intentado robarle, quizas para poder comer, ahora comería en compañía de un Paladín, pensaba Filraen para sí, desconociendo los acontecimientos que tenian lugar, en ese momento, en el corazón de la Posada.
El paladín, por fin tranquilo, comenzó a sacarse sus ropajes, para dar un bien merecido baño a su gastada piel.
El agua estaba agradable, tibia, Filraen se aseó antes de poder entrar en el tinajón donde se quedó un poco más de tiempo. El agua cristalina reflejaba su persona, desde debajo del agua sus manos tomaban su rostro, reflejado en ella, sus ojos se encontraron consigo mismo, el reflejo se tornaba en guerras sangre y muete...
cerró los ojos y simplemente se undió, luego de pesar un poco bajo el agua, salió... su cabello mojado caia por sus hombros, sus músculos comenzaban a destensarse y sus huesos a relajar la presión que tenían entre ellos.
Las heridas ya no le dolían, lo que más aflijía su corazón era la pérdida de sus seres queridos, sus compañeros.. sus amigos.
Había comenzado un albotoro en la Taberna, un Bardo tocaba y la gente comezaba a reir ^^
Es bueno estar en un lugar alegre...
Le dieron ganas de bajar, pero el agua estaba tan delicioisa que le entró el sueño y tubo que cambiarla po una un poco más fria.
debía bajar a comer con el Mediano que habia intentado robarle, quizas para poder comer, ahora comería en compañía de un Paladín, pensaba Filraen para sí, desconociendo los acontecimientos que tenian lugar, en ese momento, en el corazón de la Posada.
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Re: Capítulo 1: Salem
Cuando Filraen llegó a la puerta que separaba el aseo de la parte común de la cantina, un extraño sonido le llamó la atención. Pudo comprobar qué pasaba cuando abrió la puerta. La flauta de Wesker inundaba el local con su música mientras Benen continuaba su huida. El semiorco le cerraba la salida por la puerta y, casi como si tuviera una agilidad renovada, Wilhelm se le acercaba por la espalda mientras que Rilas, saltaba de mesa en mesa como un experto acróbata, con una daga en la mano.
Nadie jugaba con él de ese modo en su cantina. Nadie.
Nadie jugaba con él de ese modo en su cantina. Nadie.