Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Moderador: rj
Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Casa de Ángles, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Martes 08 de Junio de 2010
La familia Díaz era un una suerte de cóctel genético en si misma. En ella se reunía sangre aria, latina y semita. El abuelo paterno de Ángeles, de origen español, llevaba también sangre moruna que se mezcló en su linaje durante la ocupación que el ejercito turco hizo de la península ibérica antes de que esta fuese liberada por Isabel. Por otro lado su familia materna provenía de Rusia y se caracterizaba por haber brindado dignos hijos de Perun al mundo. Orgullosos y altivos señores y guerreros habían pertenecido en épocas más incivilizadas y remotas, tanto que su rastro se perdía en el tiempo, a las tribus de las que descendía Alyosha Sergéevich Petrovich Perevich, el abuelo de Laika.
Había, en el folclor familiar, una suerte de mito o leyenda que hablaba de cómo algunos integrantes de esta familia lograban despertar una suerte de poderes psíquicos. Muchos de estos cuentos decían que estas habilidades provenían del propio Perun y por eso aún conservaban el patronímico en su nombre. Alyosha se había enojado mucho con su hija cuando esta decidió no colocar, en el nombre de Ángeles, la representación del linaje divino,
Fueron muchos los años que duró aquel sentimiento dentro del corazón de su abuelo, que aunque no lo dijo nunca, había sido más una suerte de tristeza y decepción que enojo.
Trece años habían pasado ya desde la muerte de sus padres y de Alyosha. Las causas de su deceso no fueron del todo claras y, como se había producido en Rusia cuando los tres habían realizado un viaje del que poco se hablaba, la verdad permaneció entre sobras.
Laika había perdido a aquellos seres queridos hacía ya trece años haciendo que, pese a los recuerdos y el cariño siempre presente, el lazo que la unía con su abuela se estrechase aún más. Su relación era especial, al punto que a veces parecía que no necesitaran hablar para entenderse, simplemente un intercambio de miradas, de intensiones era suficiente.
Profesionalmente Ángeles estudió y se desarrolló como veterinaria. Su empatía con aquellos seres, sobre todo con los felinos, la hacían perfecta para aquella tarea. Sabía perfectamente como calmarlos, como aplacar sus ansias, como volverlos sumisos o activos, incluso había veces donde sentía que podía escuchar sus pensamientos y ellos las de ella. Aquella especie de comunión resultaba muy especial y gratificante haciendo que Ángeles se deleitase en aquel placer cuando ese enlace se producía. Era en esos momentos donde sus diagnósticos veterinarios resultaban más asertivos ya que esa conexión le permitía a Laika percibir el malestar del animal casi como si fuese ella quien lo sufriera.
Desde que es capaz de recordar Laika vivió en dos mundos a la vez, el uno el corriente, aquel en el que todos y cada uno de los seres humano habitan, el otro, aquella ensoñación permanente que la volví distante por momentos alejándola empáticamente de la mayoría de lo morales. Cuando estaba en aquel estado sentía como si sus sentidos estuviesen a kilómetros de distancia, paradójicamente estos parecían agudizarse intensamente, sumado a todo esto su cabeza se llenaba de voces. Parecía como si estuviese interceptando millones de conversaciones, aunque le resultaba tremendamente difícil concentrarse sólo en una. El intenso dolor de cabeza aparecía después acompañado de una especie de mareo que la desconcertaba y agotaba. Preocupada consultó psicólogos, psiquiatras y neurólogos, se sometió a diversos tratamientos y estudios pero jamás le ofrecieron un diagnóstico convincente.
Apenas unos meses atrás había sido capaz de comenzar a detectar y controlar estas situaciones pudiendo anularlas o menguarlas si así lo quería. Hurgando en su psique fue acercándose comprendiendo más y más como funcionaba eso de lo que todavía no sabía el nombre, su introspección le permitió rozar el mecanismo que actuaba de gatillo o disparador, puedo percibirlo débilmente y siguió investigando. Pasó largas horas meditando e inspeccionando aquella silueta que se perfilaba en la pantalla espectral de su mente. Conocía la imagen, lo sentí en lo más profundo de su ser, sin embargo era incapaz de verla nítida y definida aún.
Con aquellas ideas en mente cada vez le resultaba más difícil dormir por lo que aquella noche, luego de dar vueltas y vueltas en la cama, decidió ir al living y ver algo de televisión. Pensó en poner algún programa aburrido. La idea no funcionó, el sueño se resistía y no llegaba. Decidió entonces sentarse en el piso y meditar.
Sintió la presencia de Paco, su gato siamés, acercándose en busca del refugio que le daban sus piernas cruzadas, lo sintió distinto, algo alterado quizás. Segundos más tarde percibió una especie de onda que chocó contra su mente haciéndola tambalear. Las luces en todo el barrio se apagaron por el espacio de uno pocos minutos. La mente de Laika, como muchas otras, reaccionó inconcientemente a aquella especie de explosión invisible, fue capaz de percibir nítidamente la imagen que anteriormente se ocultaba en las sombras, supo sin saber cómo que aquello le permitiría explotar una faceta de su persona que permanecía dormida y actuó.
La onda psíquica liberada de golpe y concentrada sacudió la habitación destruyendo en un instante los adornos de las repisas y fundiendo por completo los electrodomésticos en toda la casa.
Todo se volvió negro de repente, cuando volvió a percibir la luz su abuela la miraba preocupada y Paco lamía su mano izquierda mientras frotaba su cuerpo contra ella. Parpadeó y cuando lo hizo la imagen volvió a aparecer nítida en su mente.
Casa de Ángles, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Martes 08 de Junio de 2010
La familia Díaz era un una suerte de cóctel genético en si misma. En ella se reunía sangre aria, latina y semita. El abuelo paterno de Ángeles, de origen español, llevaba también sangre moruna que se mezcló en su linaje durante la ocupación que el ejercito turco hizo de la península ibérica antes de que esta fuese liberada por Isabel. Por otro lado su familia materna provenía de Rusia y se caracterizaba por haber brindado dignos hijos de Perun al mundo. Orgullosos y altivos señores y guerreros habían pertenecido en épocas más incivilizadas y remotas, tanto que su rastro se perdía en el tiempo, a las tribus de las que descendía Alyosha Sergéevich Petrovich Perevich, el abuelo de Laika.
Había, en el folclor familiar, una suerte de mito o leyenda que hablaba de cómo algunos integrantes de esta familia lograban despertar una suerte de poderes psíquicos. Muchos de estos cuentos decían que estas habilidades provenían del propio Perun y por eso aún conservaban el patronímico en su nombre. Alyosha se había enojado mucho con su hija cuando esta decidió no colocar, en el nombre de Ángeles, la representación del linaje divino,
Fueron muchos los años que duró aquel sentimiento dentro del corazón de su abuelo, que aunque no lo dijo nunca, había sido más una suerte de tristeza y decepción que enojo.
Trece años habían pasado ya desde la muerte de sus padres y de Alyosha. Las causas de su deceso no fueron del todo claras y, como se había producido en Rusia cuando los tres habían realizado un viaje del que poco se hablaba, la verdad permaneció entre sobras.
Laika había perdido a aquellos seres queridos hacía ya trece años haciendo que, pese a los recuerdos y el cariño siempre presente, el lazo que la unía con su abuela se estrechase aún más. Su relación era especial, al punto que a veces parecía que no necesitaran hablar para entenderse, simplemente un intercambio de miradas, de intensiones era suficiente.
Profesionalmente Ángeles estudió y se desarrolló como veterinaria. Su empatía con aquellos seres, sobre todo con los felinos, la hacían perfecta para aquella tarea. Sabía perfectamente como calmarlos, como aplacar sus ansias, como volverlos sumisos o activos, incluso había veces donde sentía que podía escuchar sus pensamientos y ellos las de ella. Aquella especie de comunión resultaba muy especial y gratificante haciendo que Ángeles se deleitase en aquel placer cuando ese enlace se producía. Era en esos momentos donde sus diagnósticos veterinarios resultaban más asertivos ya que esa conexión le permitía a Laika percibir el malestar del animal casi como si fuese ella quien lo sufriera.
Desde que es capaz de recordar Laika vivió en dos mundos a la vez, el uno el corriente, aquel en el que todos y cada uno de los seres humano habitan, el otro, aquella ensoñación permanente que la volví distante por momentos alejándola empáticamente de la mayoría de lo morales. Cuando estaba en aquel estado sentía como si sus sentidos estuviesen a kilómetros de distancia, paradójicamente estos parecían agudizarse intensamente, sumado a todo esto su cabeza se llenaba de voces. Parecía como si estuviese interceptando millones de conversaciones, aunque le resultaba tremendamente difícil concentrarse sólo en una. El intenso dolor de cabeza aparecía después acompañado de una especie de mareo que la desconcertaba y agotaba. Preocupada consultó psicólogos, psiquiatras y neurólogos, se sometió a diversos tratamientos y estudios pero jamás le ofrecieron un diagnóstico convincente.
Apenas unos meses atrás había sido capaz de comenzar a detectar y controlar estas situaciones pudiendo anularlas o menguarlas si así lo quería. Hurgando en su psique fue acercándose comprendiendo más y más como funcionaba eso de lo que todavía no sabía el nombre, su introspección le permitió rozar el mecanismo que actuaba de gatillo o disparador, puedo percibirlo débilmente y siguió investigando. Pasó largas horas meditando e inspeccionando aquella silueta que se perfilaba en la pantalla espectral de su mente. Conocía la imagen, lo sentí en lo más profundo de su ser, sin embargo era incapaz de verla nítida y definida aún.
Con aquellas ideas en mente cada vez le resultaba más difícil dormir por lo que aquella noche, luego de dar vueltas y vueltas en la cama, decidió ir al living y ver algo de televisión. Pensó en poner algún programa aburrido. La idea no funcionó, el sueño se resistía y no llegaba. Decidió entonces sentarse en el piso y meditar.
Sintió la presencia de Paco, su gato siamés, acercándose en busca del refugio que le daban sus piernas cruzadas, lo sintió distinto, algo alterado quizás. Segundos más tarde percibió una especie de onda que chocó contra su mente haciéndola tambalear. Las luces en todo el barrio se apagaron por el espacio de uno pocos minutos. La mente de Laika, como muchas otras, reaccionó inconcientemente a aquella especie de explosión invisible, fue capaz de percibir nítidamente la imagen que anteriormente se ocultaba en las sombras, supo sin saber cómo que aquello le permitiría explotar una faceta de su persona que permanecía dormida y actuó.
La onda psíquica liberada de golpe y concentrada sacudió la habitación destruyendo en un instante los adornos de las repisas y fundiendo por completo los electrodomésticos en toda la casa.
Todo se volvió negro de repente, cuando volvió a percibir la luz su abuela la miraba preocupada y Paco lamía su mano izquierda mientras frotaba su cuerpo contra ella. Parpadeó y cuando lo hizo la imagen volvió a aparecer nítida en su mente.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Casa de Ángles, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Martes 08 de Junio de 2010
Estaba cambiando de canal, intentando sintonizar algo de mi interés. En el canal 12 estaba un noticiero que hablaba de cómo el mundo seguía manejándose por la manipulación, el engaño, la corrupción y la avaricia. No me extrañaba el índice de violencia que crecía más y más cada día, no podía esperar otra cosa mientras las personas no abrieran los ojos a la realidad inherente al ser humano. Mi abuelo me había enseñado, desde niña, que la verdadera felicidad no recae en el éxito material, en el poder sobre otros o en las cosas superfluas que hoy centraban tantas mentes.
Bajé el volumen del televisor y cerré mis ojos un instante. Era hora de conectarse con algo más profundo.
Puse mis piernas cruzadas como cuando haces meditación Yoga y reduje mi respiración hasta que inhalaba el mismo tiempo, la misma cantidad de segundos, en los que exhalaba. Mis manos que ahora tenían un toque de laca rosa, uno de mis colores favoritos, reposaban tranquilamente sobre las rodillas. Mi cabello estaba recogido en una cola de pony y vestía una camisola clara y unos pantalones azules de gimnasia, esos con rayas blancas al costado.
De pronto, en la oscuridad de mi cabeza, sentí el aproximarse de Paco. Sonreí, él siempre tan atento a mí. A veces pensaba que a mi gato le gustaba meditar casi más que a mí.
Dejé que las imágenes comiencen a aparecer por mi mente, como cuando enciendes un proyector y la pantalla deja de estar en blanco. Así como en dicho ejemplo tú ves los números yendo en cuenta regresiva yo tenía un método para hacer que la proyección fuese lo más nítida y comunicativa posible; una imagen que me ayudaba a concetrarme mejor. Era algo tonto, simple pero para mí perfecto.
Un copo de nieve, recuerdo de la primera vez que recordaba haber visto nevar, cuando sólo era una niña.
Un copo de nieve que se multiplicaba, se reproducía y me abría un canal, un puente con un mundo más sensorial. Al menos eso es lo que sabía. Entonces sentí una fuerza atronadora, mi entrecejo se frunció y todo a mi alrededor se movió. Literalmente un montón de pequeños adornos se cayeron de un estante.
Abrí los ojos, tenía a mi gato lamiendo mis manos y mi abuela se había levantado. Ví los fragmentos de cosas rotas esparcidas en el linóleo del suelo. También había percibido un apagón que tardó poco pero fue grande.
-¿bábushka? -así le decía a mi abuela muchas veces, era la palabra para abuela en ruso, y siempre la usaba con ella, sólo cuando había otras personas le decía nana o abu, o cosas más entendibles.
-¿bábushka... sentiste eso?? -antes de pararme, antes de ir hacia ella busqué esa expresión en sus ojos que me decían muchas cosas sin una palabra.
---
terminé n_n
Casa de Ángles, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Martes 08 de Junio de 2010
Estaba cambiando de canal, intentando sintonizar algo de mi interés. En el canal 12 estaba un noticiero que hablaba de cómo el mundo seguía manejándose por la manipulación, el engaño, la corrupción y la avaricia. No me extrañaba el índice de violencia que crecía más y más cada día, no podía esperar otra cosa mientras las personas no abrieran los ojos a la realidad inherente al ser humano. Mi abuelo me había enseñado, desde niña, que la verdadera felicidad no recae en el éxito material, en el poder sobre otros o en las cosas superfluas que hoy centraban tantas mentes.
Bajé el volumen del televisor y cerré mis ojos un instante. Era hora de conectarse con algo más profundo.
Puse mis piernas cruzadas como cuando haces meditación Yoga y reduje mi respiración hasta que inhalaba el mismo tiempo, la misma cantidad de segundos, en los que exhalaba. Mis manos que ahora tenían un toque de laca rosa, uno de mis colores favoritos, reposaban tranquilamente sobre las rodillas. Mi cabello estaba recogido en una cola de pony y vestía una camisola clara y unos pantalones azules de gimnasia, esos con rayas blancas al costado.
De pronto, en la oscuridad de mi cabeza, sentí el aproximarse de Paco. Sonreí, él siempre tan atento a mí. A veces pensaba que a mi gato le gustaba meditar casi más que a mí.
Dejé que las imágenes comiencen a aparecer por mi mente, como cuando enciendes un proyector y la pantalla deja de estar en blanco. Así como en dicho ejemplo tú ves los números yendo en cuenta regresiva yo tenía un método para hacer que la proyección fuese lo más nítida y comunicativa posible; una imagen que me ayudaba a concetrarme mejor. Era algo tonto, simple pero para mí perfecto.
Un copo de nieve, recuerdo de la primera vez que recordaba haber visto nevar, cuando sólo era una niña.
Un copo de nieve que se multiplicaba, se reproducía y me abría un canal, un puente con un mundo más sensorial. Al menos eso es lo que sabía. Entonces sentí una fuerza atronadora, mi entrecejo se frunció y todo a mi alrededor se movió. Literalmente un montón de pequeños adornos se cayeron de un estante.
Abrí los ojos, tenía a mi gato lamiendo mis manos y mi abuela se había levantado. Ví los fragmentos de cosas rotas esparcidas en el linóleo del suelo. También había percibido un apagón que tardó poco pero fue grande.
-¿bábushka? -así le decía a mi abuela muchas veces, era la palabra para abuela en ruso, y siempre la usaba con ella, sólo cuando había otras personas le decía nana o abu, o cosas más entendibles.
-¿bábushka... sentiste eso?? -antes de pararme, antes de ir hacia ella busqué esa expresión en sus ojos que me decían muchas cosas sin una palabra.
---
terminé n_n
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Miercoles 09 de Junio de 2010
-Lo estamos haciendo otra vez , estamos hablando sin hablar. ¿Te das cuenta de eso? ¿Siempre pudiste hacer eso?-
Entonces, antes de que le contestara con su mente, si es que lo hacía, preferío hablar, porque ya se estaba asustando a sí misma.
-¿Qué era eso? - Se paró y abrazó a su abuela con fuerza. Su perfume olía a rosas y su tibieza siempre era una refugio para sus miedos desde que era muy pequeña.
-Bábushka, siento que algo malo está llegando a la ciudad... sí. Y espero estar equivocada, pero es muy fuerte el presentimiento.-
Mantuvo el abrazo y cerró sus ojos. Paco se hizo un ovillo y se acostó cerca de ambas. Nunca las dejaba porque no le gustaba estar solo.
Bábuhka, como la llamaba cariñosamente Laika, asintió con un gesto afirmativo de su cabeza mientras cerraba los ojos y dejaba escapar un pequeño suspiro. Un par de lágrimas se escaparon de sus ojos claros y Laika pudo ver como se formaba la imagen mental de su abuelo en los pensamientos de Amalia.
-Si, es algo que está en nuestra familia desde hace generaciones. Algunos como vos, también pueden romper cosas- dijo su abuela mientras señalaba la habitación
Cuando su abuela esbozó aquellas palabras, un escalofrío recorrió su piel solamente refrenado por sus hermosos y buenos ojos.
-¿Yo... yo rompí todo esto?- preguntó mientras se acercaba a la repisa y tomaba una de las mamushkas, esas muñequitas que metes una adentro de otra. Era hermosa pero ahora estaba partida al medio y las dos muñequitas que contenía en su interior habían sufrido también bastante daño. Sólo la más pequeña estaba intacta. La tomó entre sus manos y preguntó
-Bábushka, ¿tú sabes cómo controlarlo?...-
Esperó una respuesta mientras seguía con los ojos posados en la muñequita.
-Si, vos lo rompiste...- hizo unos segundos de silencio mientras pensaba -Quizás fue una reacción a esa... esa vibración que sentimos. Son varias las formas en que se expresan estos dones. Algunos poseen el don de la telepatía y pueden enviar mensajes sólo pensando, otro pueden escudriñar en las mentes ajenas, elevar objetos, provocar incendios o descargas eléctricas. Incluso hay quienes pueden conocer el pasado de un objeto o persona con sólo tocarlo. Generalmente sólo se manifiesta una de estas cualidades y es muy raro que una persona desarrolle más. Aunque siempre hay prodigios que escapan a la regla de la mediocridad- dijo con una sonrisa que expresaba el orgullo que sentía por su nieta. - Ah, el control. Todos buscamos siempre el control, bueno, al menos todos lo psíquicos, como los llaman ahora, que conocí lo hicieron. Siempre se busca poder desatar y controlar esta cualidad a voluntad, pero no siempre se logra y a menudo esta termina por dormirse, por permanecer latente hasta que un estímulo la desencadena. Yo sólo puedo hablar con mi mente y no con todo el mundo, también conozco algún que otro truco pero hace mucho que no lo practico. Tanto como lo años que llevan muertos tu abuelo y tus padres. Lo más importante ahora es que sepas que estas... ¿Emisiones psíquicas? No recuerdo si ese era el nombre que le daba tu abuelo. Bueno, lo importante te decía, es que cuando usas estas habilidades es como si mandaras una señal de radio que, otras personas sintonizadas pueden captar y rastrear. Por eso es importante limitarse en la potencia y la frecuencia de este uso, por eso y porque al final uno se termina agotando. Creeme, conozco gente a la que se le ?frito? el cerebro literalmente por sobrepasarse-
- Entiendo... aunque a la vez es todo tan fantástico, me parece normal ¿Qué loco no? Pero, es que como ustedes me criaron siempre supe que este mundo es más que este mundo.-
Volvió a poner la muñequita sobre la repisa y fue a buscar una escoba para barrer, Paco la seguía como siempre, la verdad había días en los que estaba segura que este gato había sido perro en su vida pasada. Volvió rápidamente y se puso a barrer.
-Es increíble y... es emocionante. Voy a tener en cuenta cada palabra que me decís, bábushka, realmente. -
Sonreía como una tonta por la mezcla de emociones en su interior: miedo, fascinación, alegría; todo junto.
- Y no voy a jugar con eso pero... quizás lo use-.
Levantó un fragmento de florero y, con cuidado de no cortarse, lo echó a la basura.
-Vos sabés, para ayudar gente... ¿por qué no?-
-Entiendo tus sentimientos, pero... ¿Por qué crees que luego de la muerte de...- sus ojos se humedecieron y un nudo se formo en su garganta ?de ellos- dijo mirando una fotografía donde aparecían sonrientes sus padres y abuelo ?dejé de usar mis habilidades? ¿Por qué pensas que la causa de sus muertes nunca fueron por completo esclarecidas?-
Paró de barrer y me sentó con la repentina necesidad de tomar aire. Paco, como siempre muy atento a sus emociones, saltó a su regazo. El tocar su pelaje siempre era calmo pero esta vez sus nervios estaban más florecidos que nunca.
- Porque hay quienes no quieren que usemos esto... porque hay gente que sirve a las fuerzas que poco tienen que ver con el bien. ¿Es así...? ¿Hay gente con otro tipo de poderes y de... de bando, ¿verdad?
Le parecía tan claro y triste como que existe el bien y el mal.
Tomando coraje, juntándolo como arena que trae el viento, preguntó:
-Ba... tú... ¿tú sabes eso? ¿Tú sabes si mataron a mis padres??
Miró la foto, ella estaba en medio de ellos dos, debía tener unos cuatro años. Su mamá tenía el cabello rubio y ondulado y su papá unos hermosos ojos azules y el pelo tan negro como la noche. Eran dos personas encantadoras. Lo eran.
-Desconozco los motivos que alguien pueda tener para usar estos y otros dones y conocimientos de forma egoísta. Supongo que el poder es tentador y que muchos querran sacar ventaja para tener una vida más cómoda. Pero también siento que hay algo más grande detrás. Algo que tu abuelo y tu padre vislumbraron por casualidad. Ese algo fue lo que los llevó a Rusia en una primera instancia. Lo ultimo que supe fue que se sabían vigilados y que planeaban continuar con su búsqueda realizando un excursión a los Urales. Poco tiempo después las autoridades de la embajada me informaron sobre su muerte. La versión oficial dice que perdieron el control del vehículo se desbarrancaron y murieron o bien en el accidente o bien a causa del fuego que se desató.- Amalia hizo una pausa mientras se enjuagaba las lágrimas que resbalaban por su rostro. -Por supuesto que esto puede resultar creíble, el camino que transitaban era peligroso y podría haber pasado. Pero esto sólo tiene sentido si ignoramos las habilidades y el poder de tu abuelo y tus padres. Si se hubiesen desbarrancado tu abuelo podría haber elevado el auto y volverlo a colocar sobre el camino con facilidad, lo mismo tu padre. Así que creo debes entender porque estoy segura de que no fue un accidente, de por qué no me encargué antes de instruirte como deberías haber sido instruida y de por qué limité el uso de mis fuerzas al mínimo -
Se quedó callada, fundida en un brazo con su abuela. Pensó en todo eso que le contaba, en el accidente, en los poderes que tenían sus padres y en su responsabilidad al tomarla bajo su ala. Imaginó todos eso años sin poder decirle esas cosas, soportando su peso... fue increíble. El amor que tenía por ella era tan magnífico como sus poderes.
- No te preocupes por mí, Ba...- le dijo apretándola más contra su persona -no te preocupes, yo sabré cuidarme, yo sabré tomar la responsabilidad y los límites que ella conlleva. No te preocupes, ya te has preocupado muchos años. Es hora de que enfrente mi destino y lo haré sin miedo, como tú y el abuelo me enseñaron.
Besó su frente y sintió nuevamente el aroma a su colonia. Se sentía a salvo, siempre que estaba con ella, aunque todo estuviese mal, siempre estaba bien.
Por pedido de su abuela Ángeles renunció aquel mismo día a su trabajo, se preocupó un poco por la urgencia con que la anciana insistía en lo necesario que era abandonar aquella casa pero confió plenamente en ella y actuó en consecuencia.
Horas más tarde se encontraban viajando en avión a Mar del plata y luego de allí tomaron un colectivo de media distancia hacia Mar de Ajó para finalmente abordar un taxi hacia una casa que Layka no había visto en su vida.
Amalia permaneció en un mutismo mental casi absoluto, Ángeles estaba segura que contenía sus proyecciones psíquicas al máximo y sin que la anciana tuviese necesidad de pronunciar palabra ella hizo lo mismo.
La casa se encontraba ubicada a media cuadra de la divisoria entre San Bernardo y Mar de Ajó sobre una calle de arena que ostentaba el nombre de Av Mitre. La misma avenida se volvía asfaltada y se ensanchaba un poco a no más de cien metros de la casa hacia el lado de San Bernardo, cuatro cuadras hacia el este se encontraba el mar y hacia el oeste algo más lejos la ruta. La construcción tenía un jardín delantero y techo a dos aguas, podían observarse dos accesos, una puerta de madera pintada de blanco y un garaje con un cerramiento de aluminio y vidrio. Detrás podía verse un parque arbolado y una pequeña construcción, una parrilla y lo que parecía ser una leñera oculta entre un matorral de ramas.
Amalia extrajo un manojo de llaves y probó una en la cerradura del garaje, la puerta se abrió y ambas ingresaron, luego dieron con otra puerta que fue abierta por la anciana permitiendo el acceso a una cocina comedor, desde la cual se accedía a un living y desde allí a las dos habitaciones y el baño.
Una vez que colocaron el escaso equipaje dentro, la mujer cerró la puerta con llave y se sentó en una silla, abrió la jaula de Paco y lo dejó corretear por el interior de la casa prometiéndole que luego le abriría las puertas del fondo para que retozara entre las plantas. La casa estaba algo sucia por el desuso, sin embargo se la veía sólida y cuidada.
Mar de Ajó, Partido de la costa
Miercoles 09 de Junio de 2010
-Lo estamos haciendo otra vez , estamos hablando sin hablar. ¿Te das cuenta de eso? ¿Siempre pudiste hacer eso?-
Entonces, antes de que le contestara con su mente, si es que lo hacía, preferío hablar, porque ya se estaba asustando a sí misma.
-¿Qué era eso? - Se paró y abrazó a su abuela con fuerza. Su perfume olía a rosas y su tibieza siempre era una refugio para sus miedos desde que era muy pequeña.
-Bábushka, siento que algo malo está llegando a la ciudad... sí. Y espero estar equivocada, pero es muy fuerte el presentimiento.-
Mantuvo el abrazo y cerró sus ojos. Paco se hizo un ovillo y se acostó cerca de ambas. Nunca las dejaba porque no le gustaba estar solo.
Bábuhka, como la llamaba cariñosamente Laika, asintió con un gesto afirmativo de su cabeza mientras cerraba los ojos y dejaba escapar un pequeño suspiro. Un par de lágrimas se escaparon de sus ojos claros y Laika pudo ver como se formaba la imagen mental de su abuelo en los pensamientos de Amalia.
-Si, es algo que está en nuestra familia desde hace generaciones. Algunos como vos, también pueden romper cosas- dijo su abuela mientras señalaba la habitación
Cuando su abuela esbozó aquellas palabras, un escalofrío recorrió su piel solamente refrenado por sus hermosos y buenos ojos.
-¿Yo... yo rompí todo esto?- preguntó mientras se acercaba a la repisa y tomaba una de las mamushkas, esas muñequitas que metes una adentro de otra. Era hermosa pero ahora estaba partida al medio y las dos muñequitas que contenía en su interior habían sufrido también bastante daño. Sólo la más pequeña estaba intacta. La tomó entre sus manos y preguntó
-Bábushka, ¿tú sabes cómo controlarlo?...-
Esperó una respuesta mientras seguía con los ojos posados en la muñequita.
-Si, vos lo rompiste...- hizo unos segundos de silencio mientras pensaba -Quizás fue una reacción a esa... esa vibración que sentimos. Son varias las formas en que se expresan estos dones. Algunos poseen el don de la telepatía y pueden enviar mensajes sólo pensando, otro pueden escudriñar en las mentes ajenas, elevar objetos, provocar incendios o descargas eléctricas. Incluso hay quienes pueden conocer el pasado de un objeto o persona con sólo tocarlo. Generalmente sólo se manifiesta una de estas cualidades y es muy raro que una persona desarrolle más. Aunque siempre hay prodigios que escapan a la regla de la mediocridad- dijo con una sonrisa que expresaba el orgullo que sentía por su nieta. - Ah, el control. Todos buscamos siempre el control, bueno, al menos todos lo psíquicos, como los llaman ahora, que conocí lo hicieron. Siempre se busca poder desatar y controlar esta cualidad a voluntad, pero no siempre se logra y a menudo esta termina por dormirse, por permanecer latente hasta que un estímulo la desencadena. Yo sólo puedo hablar con mi mente y no con todo el mundo, también conozco algún que otro truco pero hace mucho que no lo practico. Tanto como lo años que llevan muertos tu abuelo y tus padres. Lo más importante ahora es que sepas que estas... ¿Emisiones psíquicas? No recuerdo si ese era el nombre que le daba tu abuelo. Bueno, lo importante te decía, es que cuando usas estas habilidades es como si mandaras una señal de radio que, otras personas sintonizadas pueden captar y rastrear. Por eso es importante limitarse en la potencia y la frecuencia de este uso, por eso y porque al final uno se termina agotando. Creeme, conozco gente a la que se le ?frito? el cerebro literalmente por sobrepasarse-
- Entiendo... aunque a la vez es todo tan fantástico, me parece normal ¿Qué loco no? Pero, es que como ustedes me criaron siempre supe que este mundo es más que este mundo.-
Volvió a poner la muñequita sobre la repisa y fue a buscar una escoba para barrer, Paco la seguía como siempre, la verdad había días en los que estaba segura que este gato había sido perro en su vida pasada. Volvió rápidamente y se puso a barrer.
-Es increíble y... es emocionante. Voy a tener en cuenta cada palabra que me decís, bábushka, realmente. -
Sonreía como una tonta por la mezcla de emociones en su interior: miedo, fascinación, alegría; todo junto.
- Y no voy a jugar con eso pero... quizás lo use-.
Levantó un fragmento de florero y, con cuidado de no cortarse, lo echó a la basura.
-Vos sabés, para ayudar gente... ¿por qué no?-
-Entiendo tus sentimientos, pero... ¿Por qué crees que luego de la muerte de...- sus ojos se humedecieron y un nudo se formo en su garganta ?de ellos- dijo mirando una fotografía donde aparecían sonrientes sus padres y abuelo ?dejé de usar mis habilidades? ¿Por qué pensas que la causa de sus muertes nunca fueron por completo esclarecidas?-
Paró de barrer y me sentó con la repentina necesidad de tomar aire. Paco, como siempre muy atento a sus emociones, saltó a su regazo. El tocar su pelaje siempre era calmo pero esta vez sus nervios estaban más florecidos que nunca.
- Porque hay quienes no quieren que usemos esto... porque hay gente que sirve a las fuerzas que poco tienen que ver con el bien. ¿Es así...? ¿Hay gente con otro tipo de poderes y de... de bando, ¿verdad?
Le parecía tan claro y triste como que existe el bien y el mal.
Tomando coraje, juntándolo como arena que trae el viento, preguntó:
-Ba... tú... ¿tú sabes eso? ¿Tú sabes si mataron a mis padres??
Miró la foto, ella estaba en medio de ellos dos, debía tener unos cuatro años. Su mamá tenía el cabello rubio y ondulado y su papá unos hermosos ojos azules y el pelo tan negro como la noche. Eran dos personas encantadoras. Lo eran.
-Desconozco los motivos que alguien pueda tener para usar estos y otros dones y conocimientos de forma egoísta. Supongo que el poder es tentador y que muchos querran sacar ventaja para tener una vida más cómoda. Pero también siento que hay algo más grande detrás. Algo que tu abuelo y tu padre vislumbraron por casualidad. Ese algo fue lo que los llevó a Rusia en una primera instancia. Lo ultimo que supe fue que se sabían vigilados y que planeaban continuar con su búsqueda realizando un excursión a los Urales. Poco tiempo después las autoridades de la embajada me informaron sobre su muerte. La versión oficial dice que perdieron el control del vehículo se desbarrancaron y murieron o bien en el accidente o bien a causa del fuego que se desató.- Amalia hizo una pausa mientras se enjuagaba las lágrimas que resbalaban por su rostro. -Por supuesto que esto puede resultar creíble, el camino que transitaban era peligroso y podría haber pasado. Pero esto sólo tiene sentido si ignoramos las habilidades y el poder de tu abuelo y tus padres. Si se hubiesen desbarrancado tu abuelo podría haber elevado el auto y volverlo a colocar sobre el camino con facilidad, lo mismo tu padre. Así que creo debes entender porque estoy segura de que no fue un accidente, de por qué no me encargué antes de instruirte como deberías haber sido instruida y de por qué limité el uso de mis fuerzas al mínimo -
Se quedó callada, fundida en un brazo con su abuela. Pensó en todo eso que le contaba, en el accidente, en los poderes que tenían sus padres y en su responsabilidad al tomarla bajo su ala. Imaginó todos eso años sin poder decirle esas cosas, soportando su peso... fue increíble. El amor que tenía por ella era tan magnífico como sus poderes.
- No te preocupes por mí, Ba...- le dijo apretándola más contra su persona -no te preocupes, yo sabré cuidarme, yo sabré tomar la responsabilidad y los límites que ella conlleva. No te preocupes, ya te has preocupado muchos años. Es hora de que enfrente mi destino y lo haré sin miedo, como tú y el abuelo me enseñaron.
Besó su frente y sintió nuevamente el aroma a su colonia. Se sentía a salvo, siempre que estaba con ella, aunque todo estuviese mal, siempre estaba bien.
Por pedido de su abuela Ángeles renunció aquel mismo día a su trabajo, se preocupó un poco por la urgencia con que la anciana insistía en lo necesario que era abandonar aquella casa pero confió plenamente en ella y actuó en consecuencia.
Horas más tarde se encontraban viajando en avión a Mar del plata y luego de allí tomaron un colectivo de media distancia hacia Mar de Ajó para finalmente abordar un taxi hacia una casa que Layka no había visto en su vida.
Amalia permaneció en un mutismo mental casi absoluto, Ángeles estaba segura que contenía sus proyecciones psíquicas al máximo y sin que la anciana tuviese necesidad de pronunciar palabra ella hizo lo mismo.
La casa se encontraba ubicada a media cuadra de la divisoria entre San Bernardo y Mar de Ajó sobre una calle de arena que ostentaba el nombre de Av Mitre. La misma avenida se volvía asfaltada y se ensanchaba un poco a no más de cien metros de la casa hacia el lado de San Bernardo, cuatro cuadras hacia el este se encontraba el mar y hacia el oeste algo más lejos la ruta. La construcción tenía un jardín delantero y techo a dos aguas, podían observarse dos accesos, una puerta de madera pintada de blanco y un garaje con un cerramiento de aluminio y vidrio. Detrás podía verse un parque arbolado y una pequeña construcción, una parrilla y lo que parecía ser una leñera oculta entre un matorral de ramas.
Amalia extrajo un manojo de llaves y probó una en la cerradura del garaje, la puerta se abrió y ambas ingresaron, luego dieron con otra puerta que fue abierta por la anciana permitiendo el acceso a una cocina comedor, desde la cual se accedía a un living y desde allí a las dos habitaciones y el baño.
Una vez que colocaron el escaso equipaje dentro, la mujer cerró la puerta con llave y se sentó en una silla, abrió la jaula de Paco y lo dejó corretear por el interior de la casa prometiéndole que luego le abriría las puertas del fondo para que retozara entre las plantas. La casa estaba algo sucia por el desuso, sin embargo se la veía sólida y cuidada.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Miercoles 09 de Junio de 2010
La casa era hermosa, sólo que estaba sucia. Muy sucia, al menos para mí que no era una fanática de la limpieza pero sí me gustaba tener un orden. Habiendo trabajado de veterinaria, o más bien de auxiliar, era muy importante la limpieza de los objetos y del sitio en donde ejercía con el doctor García. Ahora todo eso estaba lejos, en Buenos Aires, y ya era parte de mi pasado.
Me dispuse a limpiar y busqué una escoba. Paco estaba muy entretenido buscando alimañas que cazar y mi abuela... al menos se la veía menos preocupada. Aunque a veces sus ojos se perdían en algún punto en el que yo no podía seguirla. O quizás no quisiera. Quizás no quisiera saber tanto aún.
Ese miércoles me dediqué a barrer el suelo, hacer las camas, buscar un sitio en mi dormitorio en donde pondría la "cucha" de mi gato para que durmiera como a él le gustaba y también poner su cajita de arena cerca del baño. También me puse a limpiar este último con ferocidad. De paso me servía para distraerme. Cuando ya estuvo el inodoro reluciente y la bañadera brillante, me saqué los guantes de goma y pensé que era tarde y no quería pedir para comer.
-Bá... me voy al mercado o tienda más cercana que haya. Si no consigo nada apetecible me dijeron que hay una parrilla por acá cerca así que puedo ver si venden algo que sea rico. Pero sólo por hoy, tenemos que comer bien. Sobre todo tú.
Le dí un beso en la mejilla y salí a la calle. Me puse una remera roja y blanca a rayas y un jean azul. Me sentía muy feliz con esto de ir a la costa, aunque sabía que poco o nada tenía que ver con vacaciones. Así que, con la mente despejada, salí y me fijé primeramente si había un mercado cerca y luego pasaría por la parrilla para llevar algo hecho a casa.
Oft---
Narro día a día o toda la semana entera? Digo para seguir je.
Mar de Ajó, Partido de la costa
Miercoles 09 de Junio de 2010
La casa era hermosa, sólo que estaba sucia. Muy sucia, al menos para mí que no era una fanática de la limpieza pero sí me gustaba tener un orden. Habiendo trabajado de veterinaria, o más bien de auxiliar, era muy importante la limpieza de los objetos y del sitio en donde ejercía con el doctor García. Ahora todo eso estaba lejos, en Buenos Aires, y ya era parte de mi pasado.
Me dispuse a limpiar y busqué una escoba. Paco estaba muy entretenido buscando alimañas que cazar y mi abuela... al menos se la veía menos preocupada. Aunque a veces sus ojos se perdían en algún punto en el que yo no podía seguirla. O quizás no quisiera. Quizás no quisiera saber tanto aún.
Ese miércoles me dediqué a barrer el suelo, hacer las camas, buscar un sitio en mi dormitorio en donde pondría la "cucha" de mi gato para que durmiera como a él le gustaba y también poner su cajita de arena cerca del baño. También me puse a limpiar este último con ferocidad. De paso me servía para distraerme. Cuando ya estuvo el inodoro reluciente y la bañadera brillante, me saqué los guantes de goma y pensé que era tarde y no quería pedir para comer.
-Bá... me voy al mercado o tienda más cercana que haya. Si no consigo nada apetecible me dijeron que hay una parrilla por acá cerca así que puedo ver si venden algo que sea rico. Pero sólo por hoy, tenemos que comer bien. Sobre todo tú.
Le dí un beso en la mejilla y salí a la calle. Me puse una remera roja y blanca a rayas y un jean azul. Me sentía muy feliz con esto de ir a la costa, aunque sabía que poco o nada tenía que ver con vacaciones. Así que, con la mente despejada, salí y me fijé primeramente si había un mercado cerca y luego pasaría por la parrilla para llevar algo hecho a casa.
Oft---
Narro día a día o toda la semana entera? Digo para seguir je.
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Jueves 10 de Junio de 2010
En la parrilla compré unas costillas para comer con la abuela. Iba a preparar una ensalada para acompañar y pasar una linda noche. Averigué, también, que tenía un supermercado a unas quince cuadras de casa. Iba a pasar por allí al otro día, hoy me parecía mejor cenar con babu y dormir temprano. Y eso fue lo que hice.
Al otro día me encaminé al supermercado y compré la comida de la semana y algunas cosas de limpieza. Pero me ajusté con los gastos ya que debía encontrar trabajo y aunque no éramos pobres, distaba mucho nuestra situación de pertenecer a la clase acomodada.
Así que, sabiendo que era importante lo básico y no los caprichos, y siendo una mujer coherente, hice una lista de supermercado que, más o menos era la siguiente:
* 1 lata de leche en polvo
* 2 botellas de agua mineral (la más económica que pudiera conseguir)
* un paquete de arroz, dos de fideos y un paquete de polenta.
* detergente, y polvo de lavar la ropa (eso me iba a durar bastante más de una semana pero era un gasto necesario)
*Comida para Paco
* Algunas verduras y frutas frescas: tomates, zanahoria, cebolla, y la fruta de estación que hubiera a mano.
* Un pollo, y 1 kg de milanesas.
Y eso fue todo, básicamente pasé el martes trayendo esto, poniendo lo necesario en la heladera y explicándole a mi abuela que iba a buscar trabajo en los días siguientes.
Oft=> el viernes voy a andar buscando en los periódicos trabajo, así que si me dás aunque sea un par de avisos de interés, me dás tema para seguir poniendo qué hace mi pj. Si hay posibilidad busco un trabajo de medio tiempo, en una casa de comidas, o algo así (super alejado de mi profesión)
Mar de Ajó, Partido de la costa
Jueves 10 de Junio de 2010
En la parrilla compré unas costillas para comer con la abuela. Iba a preparar una ensalada para acompañar y pasar una linda noche. Averigué, también, que tenía un supermercado a unas quince cuadras de casa. Iba a pasar por allí al otro día, hoy me parecía mejor cenar con babu y dormir temprano. Y eso fue lo que hice.
Al otro día me encaminé al supermercado y compré la comida de la semana y algunas cosas de limpieza. Pero me ajusté con los gastos ya que debía encontrar trabajo y aunque no éramos pobres, distaba mucho nuestra situación de pertenecer a la clase acomodada.
Así que, sabiendo que era importante lo básico y no los caprichos, y siendo una mujer coherente, hice una lista de supermercado que, más o menos era la siguiente:
* 1 lata de leche en polvo
* 2 botellas de agua mineral (la más económica que pudiera conseguir)
* un paquete de arroz, dos de fideos y un paquete de polenta.
* detergente, y polvo de lavar la ropa (eso me iba a durar bastante más de una semana pero era un gasto necesario)
*Comida para Paco
* Algunas verduras y frutas frescas: tomates, zanahoria, cebolla, y la fruta de estación que hubiera a mano.
* Un pollo, y 1 kg de milanesas.
Y eso fue todo, básicamente pasé el martes trayendo esto, poniendo lo necesario en la heladera y explicándole a mi abuela que iba a buscar trabajo en los días siguientes.
Oft=> el viernes voy a andar buscando en los periódicos trabajo, así que si me dás aunque sea un par de avisos de interés, me dás tema para seguir poniendo qué hace mi pj. Si hay posibilidad busco un trabajo de medio tiempo, en una casa de comidas, o algo así (super alejado de mi profesión)
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Viernes 11 de Junio de 2010
http://www.goear.com/listen/3fb3fd2/nostalgia-wallander-main-theme-emily-barker
Después de la conversación con mi abuela me dí cuenta de que realmente ella tenía otros planes para mí que buscar trabajo y que yo, por otro lado, tenía que aprovechar esa oportunidad.
Me levanté a las seis de la mañana, cuando todavía el sol no había asomado en el cielo y me senté sobre la cama. Paco estaba durmiendo a mis pies, como tantas otras veces. Mientras lo acariciaba recordaba el consejo de mi abuela, sobre cómo empezar a aprender a desarrollar estos poderes.
Me desperecé, me fuí al baño y cambié mi pijama por un pantalón celeste y un pullover gris. Hacía frío y era demasiado temprano para pensar en ir a la playa. También era temprano para salir en todo caso. Me fui a la cocinita y puse a hervir un poco de agua para tomarme un café instantáneo y después iba a esperar a las siete para llamar a babu. A ella no le gustaba dormir mucho así que...
Mientras el agua bullía a causa de la temperatura y yo apagaba el gas y me servía una taza dentro de la cual había puesto una cucharada de café y una de azúcar, pensé en babu. En todo lo que me decía, en todos los esfuerzos que había tenido para cuidarme y protegerme de toda esa información. Seguí pensando en ella cuando me senté con la taza a la mesa, recordé sus ojos claros cuando le habían informado de la muerte del abuelo.
No sé cuánto tiempo estuve divagando pero, en un momento, como un flash ví a mi abuela a los 20 años. No sabía cómo era que sabía que tenía 20 y que estaban con el abuelo en Moscú, bajo una incesante nevada. La imagen fue tan real que me dolió la cabeza. Cerré mis ojos un momento. Sentí a la abuela murmurar algo y fuí corriendo hasta su pieza a ver si estaba bien. Se encontraba dormida, del lado derecho. Tenía una cara apacible y dulce. Como siempre.
Me acerqué y le acaricié la cabeza, despacio. Entonces ella dijo, aún dormida.
-Hace frío Alyosha , hace frío abrigate, está nevando.
Alyosha era el nombre de mi abuelo y aunque babu habló en ruso entendí todo eso y comprendí que ese flash que tuve en la cocina.
"No, no puede ser... no puede ser que yo haya visto... no", me negaba a creer eso. Pero una vocecita en mi cabeza me decía que yo había visto parte del sueño de babu. Me quedé ahí, tratando de entender un poco más. Cerré nuevamente mis ojos e intenté volver al sueño de babu.
Mar de Ajó, Partido de la costa
Viernes 11 de Junio de 2010
http://www.goear.com/listen/3fb3fd2/nostalgia-wallander-main-theme-emily-barker
Después de la conversación con mi abuela me dí cuenta de que realmente ella tenía otros planes para mí que buscar trabajo y que yo, por otro lado, tenía que aprovechar esa oportunidad.
Me levanté a las seis de la mañana, cuando todavía el sol no había asomado en el cielo y me senté sobre la cama. Paco estaba durmiendo a mis pies, como tantas otras veces. Mientras lo acariciaba recordaba el consejo de mi abuela, sobre cómo empezar a aprender a desarrollar estos poderes.
"-Para empezar te diría que hagas un trabajo de instrospección. Que te pongas cómoda, te relajes y entres dentro de tu propia mente buscando aquellos lugares donde resida el poder. o te desiluciones si no lo encontras. Puede que no haya más o puede incluso que te tome un tiempo. Podrías aprovechar la tranquilidad de este lugar y meditar en el patio, la playa o incluso alguna plaza-"
Me desperecé, me fuí al baño y cambié mi pijama por un pantalón celeste y un pullover gris. Hacía frío y era demasiado temprano para pensar en ir a la playa. También era temprano para salir en todo caso. Me fui a la cocinita y puse a hervir un poco de agua para tomarme un café instantáneo y después iba a esperar a las siete para llamar a babu. A ella no le gustaba dormir mucho así que...
Mientras el agua bullía a causa de la temperatura y yo apagaba el gas y me servía una taza dentro de la cual había puesto una cucharada de café y una de azúcar, pensé en babu. En todo lo que me decía, en todos los esfuerzos que había tenido para cuidarme y protegerme de toda esa información. Seguí pensando en ella cuando me senté con la taza a la mesa, recordé sus ojos claros cuando le habían informado de la muerte del abuelo.
No sé cuánto tiempo estuve divagando pero, en un momento, como un flash ví a mi abuela a los 20 años. No sabía cómo era que sabía que tenía 20 y que estaban con el abuelo en Moscú, bajo una incesante nevada. La imagen fue tan real que me dolió la cabeza. Cerré mis ojos un momento. Sentí a la abuela murmurar algo y fuí corriendo hasta su pieza a ver si estaba bien. Se encontraba dormida, del lado derecho. Tenía una cara apacible y dulce. Como siempre.
Me acerqué y le acaricié la cabeza, despacio. Entonces ella dijo, aún dormida.
-Hace frío Alyosha , hace frío abrigate, está nevando.
Alyosha era el nombre de mi abuelo y aunque babu habló en ruso entendí todo eso y comprendí que ese flash que tuve en la cocina.
"No, no puede ser... no puede ser que yo haya visto... no", me negaba a creer eso. Pero una vocecita en mi cabeza me decía que yo había visto parte del sueño de babu. Me quedé ahí, tratando de entender un poco más. Cerré nuevamente mis ojos e intenté volver al sueño de babu.
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Sábado 12 de Junio de 2010
Estoy corriendo por el parque. Son las doce del mediodía y el sol brilla sobre el cielo despejado, pero mi cabeza no se encuentra despejada en absoluto. Recuerdo el día de ayer, cuando intenté nuevamente entrar en la mente de babu. La primera vez fue natural, la segunda no había podido lograr más que un dolor de cabeza, pero la tercera...
Tuve un fuerte sacudón, ví cómo la habitación de mi babu se desentonaba, difuminaba, hacía confusa hasta formar un frío, helado, cielo de Moscú. Ví las calles y a mis abuelos conversando. Ellos no me vieron pero yo sí. Y sentí la nieve caer sobre mi cabeza. Me llevé una mano para tocar esos copos pero de nuevo aparecí en la habitación. Me senté sobre la cama para evitar perder el conocimiento.
"Era tan real"
Y ahora, corriendo con mi pantalón de gimnasia azul oscuro, con rayas blancas laterales, recuerdo todo eso y pienso que debo contárselo a babu, pero todavía no.
Me detengo, jadeando por el ejercicio. Llevo una coleta que me sostiene el pelo y una remera gris, de amplias mangas largas. Cansada, busco un banco donde sentarme.
"Mañana voy a intentar hacerlo de vuelta, con el permiso de babu, tengo que pedirle permiso."
Pienso en todo ésto y me quedo como obnubilada. Sé que es verdad pero a la vez es tan irreal. Apoyo la cabeza sobre los codos y en esa posición me quedo un rato hasta que me recupero y me encamino de nuevo a casa.
---
Oft=> para que no quede tan seguido, el domingo del juego, o sea hoy mismo capaz posteo, hago el segundo descubrimiento.
Mar de Ajó, Partido de la costa
Sábado 12 de Junio de 2010
Estoy corriendo por el parque. Son las doce del mediodía y el sol brilla sobre el cielo despejado, pero mi cabeza no se encuentra despejada en absoluto. Recuerdo el día de ayer, cuando intenté nuevamente entrar en la mente de babu. La primera vez fue natural, la segunda no había podido lograr más que un dolor de cabeza, pero la tercera...
Tuve un fuerte sacudón, ví cómo la habitación de mi babu se desentonaba, difuminaba, hacía confusa hasta formar un frío, helado, cielo de Moscú. Ví las calles y a mis abuelos conversando. Ellos no me vieron pero yo sí. Y sentí la nieve caer sobre mi cabeza. Me llevé una mano para tocar esos copos pero de nuevo aparecí en la habitación. Me senté sobre la cama para evitar perder el conocimiento.
"Era tan real"
Y ahora, corriendo con mi pantalón de gimnasia azul oscuro, con rayas blancas laterales, recuerdo todo eso y pienso que debo contárselo a babu, pero todavía no.
Me detengo, jadeando por el ejercicio. Llevo una coleta que me sostiene el pelo y una remera gris, de amplias mangas largas. Cansada, busco un banco donde sentarme.
"Mañana voy a intentar hacerlo de vuelta, con el permiso de babu, tengo que pedirle permiso."
Pienso en todo ésto y me quedo como obnubilada. Sé que es verdad pero a la vez es tan irreal. Apoyo la cabeza sobre los codos y en esa posición me quedo un rato hasta que me recupero y me encamino de nuevo a casa.
---
Oft=> para que no quede tan seguido, el domingo del juego, o sea hoy mismo capaz posteo, hago el segundo descubrimiento.
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Domingo 13 de Junio de 2010
Hablé con babu de lo de los sueños. Bueno, hablé en mi pensamiento, todavía no me había animado a decirle. La razón era que no me lo creía. Me creía que podía leer los pensamientos pero ¿entrar a los sueños? No, no podía ser. Pero tenía que decirle.
Estaba lavando los platos, con Paco mirando el movimiento de mis manos, con los guantes puestos, contra la vajilla, con sumo interés. Como todo gato curioso. El mío era tan curioso. Demasiado a veces. Por ejemplo ahora:
Mientras yo seguía esperando el momento de decirle a babu, "Babu, te pido permiso para entrar en tus sueños" Paco estaba merodeando en el borde de la mesa de la cocina. Le gustaba caminar y ver sus patitas reflejadas en el mosaico del suelo. Era un gato coqueto. O quizás veía algo más, hoy la verdad había pocas cosas que me resultaran muy difíciles de creer. En la mesa había dejado yo todavía unos cubiertos de cocina; entre ellos estaba el cuchillo grande con el que trocé el pollo para la cena y Paco pasaba al lado.
-¡Paco no! -le decía y él se sentaba y se peinaba. Como gustan hacer los felinos.
Pero en el tercer reto mi gato quiso hacerse el gracioso: empujó un tenedor y en medio de una pirueta de esas que hacía cuando estaba contento, empujó también el cuchillo y se cayó con él. Aunque Paco caía siempre en cuatro patas yo ví la escena en cámara lenta.
Paco cayendo, Paco parándose, el cuchillo cae sobre Paco, el cuchillo se le clava antes de que él se dé cuenta.
-Paco NO!!! -grité cuando cayeron ambos, cuchillo y él, y para mi sorpresa el enorme cuchillo cayó hacia atrás, retrocediendo en el aire, al contrario de mi gato. O sea, el gato estaba bajo la mesa, mirando con cara de tonto y el "arma gaticida" se encontraba contra la heladera, en la pared opuesta.
Cuando babu entró en la cocina mi cara era un óvalo pálido.
-Babu, ten tenemos que que hablar. -Le comenté, temblando.
Oft=> ahora sí hagamos el diálogo en privado. =)
Mar de Ajó, Partido de la costa
Domingo 13 de Junio de 2010
Hablé con babu de lo de los sueños. Bueno, hablé en mi pensamiento, todavía no me había animado a decirle. La razón era que no me lo creía. Me creía que podía leer los pensamientos pero ¿entrar a los sueños? No, no podía ser. Pero tenía que decirle.
Estaba lavando los platos, con Paco mirando el movimiento de mis manos, con los guantes puestos, contra la vajilla, con sumo interés. Como todo gato curioso. El mío era tan curioso. Demasiado a veces. Por ejemplo ahora:
Mientras yo seguía esperando el momento de decirle a babu, "Babu, te pido permiso para entrar en tus sueños" Paco estaba merodeando en el borde de la mesa de la cocina. Le gustaba caminar y ver sus patitas reflejadas en el mosaico del suelo. Era un gato coqueto. O quizás veía algo más, hoy la verdad había pocas cosas que me resultaran muy difíciles de creer. En la mesa había dejado yo todavía unos cubiertos de cocina; entre ellos estaba el cuchillo grande con el que trocé el pollo para la cena y Paco pasaba al lado.
-¡Paco no! -le decía y él se sentaba y se peinaba. Como gustan hacer los felinos.
Pero en el tercer reto mi gato quiso hacerse el gracioso: empujó un tenedor y en medio de una pirueta de esas que hacía cuando estaba contento, empujó también el cuchillo y se cayó con él. Aunque Paco caía siempre en cuatro patas yo ví la escena en cámara lenta.
Paco cayendo, Paco parándose, el cuchillo cae sobre Paco, el cuchillo se le clava antes de que él se dé cuenta.
-Paco NO!!! -grité cuando cayeron ambos, cuchillo y él, y para mi sorpresa el enorme cuchillo cayó hacia atrás, retrocediendo en el aire, al contrario de mi gato. O sea, el gato estaba bajo la mesa, mirando con cara de tonto y el "arma gaticida" se encontraba contra la heladera, en la pared opuesta.
Cuando babu entró en la cocina mi cara era un óvalo pálido.
-Babu, ten tenemos que que hablar. -Le comenté, temblando.
Oft=> ahora sí hagamos el diálogo en privado. =)
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Amalia, Babu, miró con cierta sorpresa, aunque no tanta, la escena que se desarrollaba en la cocina.
-Hablemos entonces- dijo con una sonrisa y con bastante excitación en la voz.
Layka se sentó y esperó a que su abuela hiciese otro tanto. Miró a Paco quedamente como corroborando que el gato estaba ahí en la posición opuesta del cuchillo que quedaba desde el otro sitio de la cocina, bajo la heladera.
-Babu, creo que puedo mover cosas con la mente y también creo que entré a tu sueño anoche. No sé cómo lo hice.
La chica se mordió el labio inferior, nerviosa.
-Pero está conectado a mi concentración y a mis emociones. Recién arrojé un cuchillo directamente hacia atrás sin tocarlo, todo por el terror que me dió de que se clavara sobre Paco.
Layka respira lentamente pero se siente agitada.
-Babu, esto me está asustando... ¿cuál es el límite, como lo controlo, cuántas cosas más puedo llegar a hacer?
Amalia mira a su nieta con expresión reflexiva y luego responde ?Si tu abuelo o tu padre estuviesen acá seguro podrían explicarte muchas más cosas. Pero bueno ? dice alejando los malos recuerdos que amenazaban con obscurecer sus pensamientos ?Ahora no vale la pena lamentarse ni preocuparse por eso. Lo que sé de los límites es que dependen mucho de cada persona, de sus creencias y sus autolimitaciones. Al menos esto es lo que decía tu abuelo. Solía decir que para alcanzar el poder no había más que superar la limitaciones que los demás y uno mismo se impone. Según él cualquier persona era capaz de desarrollar estas... capacidades. Esa era su forma de pensar, su teoría personal digamos. Quizás porque él era mucho más poderoso, más fuerte que yo y con una mente muy capaz, muy inquieta- en las palabras de Babu se notaba la admiración que la mujer había sentido y seguía sintiendo por aquel hombre. ?Yo sé que tengo un limite, o varios. A ver si me explico mejor- Hizo un silencio buscando las palabras. ?Por un lado el uso de estas habilidades me cansa, me agota y eso no sólo tiene que ver con el tiempo que las use, sino también con la... potencia, podría decir. No es lo mismo, por ejemplo, hablar telepáticamente con vos, que hacerlo con un desconocido y mucho más difícil es hacerlo con alguien que se resiste a esta comunicación. En lo que refiere a la cantidad de habilidades que una persona pueda tener, bueno, eso no lo sé, pero si sé por ejemplo que a mi me cuesta menos mover cosas que ?empujar? la mente de una persona. En cambio tu abuelo era muy bueno ?empujando? mentes y podía lograr cosas sorprendentes- una sonrisa, producto de una buen recuerdo asomó en su rostro. ?Me acuerdo de una vez que fuimos a comer a un restaurante muy paquete, con mucho lujo y cuando tuvimos que pagar la cuenta tu abuelo agarró una servilleta, la dobló y la puso sobre esa carpetita de cuero donde nos habían dejado la cuenta. Cuando el mozo vino a buscarla tu abuelo lo miro y mientras lo ?empujaba? le dijo: ?El vuelto es para la caja de empleados?. El mozo abrió disimuladamente la carpetita y abrió los ojos. Yo no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero después tu abuelo me contó que había ?empujado? la mente del hombre y del que atendía la caja haciéndoles creer que había exactamente el doble de lo que había salido la cena- Amalia se rió divertida e inmediatamente excusó a su abuelo ?Ojo, mirá que no era un ladrón ni nada por el estilo, al contrario, renegaba de usar sus capacidades para su propio beneficio. Aquello fue una broma, le gustaba divertirse y bromear- Luego hizo silencio súbitamente, su cara no reflejaba emoción alguna, pero Laika supo que su abuela reprimía en aquel preciso instante la angustia que la ausencia de su compañero le provocaba.
Layka asentía a cada palabra de su abuela. Muchas cosas le eran aún díficiles de digerir, pero no por ello le emocionaban menos. Al contrario, el hecho de saber que ella ya había descubierto no una sino tres capacidades, la hacía preguntarse cuántas más podría encontrar de camino. Sin embargo, algo le preocupaba y no quería aún discutirlo con su abuela. Si había gente que tenía capacidades para el mal, si el accidente de sus padres no fue realmente eso. ¿Cómo saber qué capacidades terribles podrían desarrollar? Incluso ella misma, ¿cómo estar segura de que algún día, sin querer, no lastimaría a alguien?
-Babu, yo te agradezco que me digas todo ésto. Que me hayas cuidado, que me sigas cuidando. Haré lo mejor que pueda para desarrollar estos dones y usarlos para el bien. Tengo miedo de muchas cosas pero nada demasiado grave, es sólo la exitación de tener estas habilidades y de que el mundo ahora parezca algo tan distinto.
Miró la hora y dijo:
-Mejor vamos a dormir. Mañana me levantaré y practicaré, por decirlo así, un poco más y además quiero comprar unas cosas.
No, todavía no le contaría de mis miedos, todavía no... pensó la joven, más preocupada por la salud de su babu que de todo lo demás. No quería preocuparla, quería hacer todo bien.
-Hablemos entonces- dijo con una sonrisa y con bastante excitación en la voz.
Layka se sentó y esperó a que su abuela hiciese otro tanto. Miró a Paco quedamente como corroborando que el gato estaba ahí en la posición opuesta del cuchillo que quedaba desde el otro sitio de la cocina, bajo la heladera.
-Babu, creo que puedo mover cosas con la mente y también creo que entré a tu sueño anoche. No sé cómo lo hice.
La chica se mordió el labio inferior, nerviosa.
-Pero está conectado a mi concentración y a mis emociones. Recién arrojé un cuchillo directamente hacia atrás sin tocarlo, todo por el terror que me dió de que se clavara sobre Paco.
Layka respira lentamente pero se siente agitada.
-Babu, esto me está asustando... ¿cuál es el límite, como lo controlo, cuántas cosas más puedo llegar a hacer?
Amalia mira a su nieta con expresión reflexiva y luego responde ?Si tu abuelo o tu padre estuviesen acá seguro podrían explicarte muchas más cosas. Pero bueno ? dice alejando los malos recuerdos que amenazaban con obscurecer sus pensamientos ?Ahora no vale la pena lamentarse ni preocuparse por eso. Lo que sé de los límites es que dependen mucho de cada persona, de sus creencias y sus autolimitaciones. Al menos esto es lo que decía tu abuelo. Solía decir que para alcanzar el poder no había más que superar la limitaciones que los demás y uno mismo se impone. Según él cualquier persona era capaz de desarrollar estas... capacidades. Esa era su forma de pensar, su teoría personal digamos. Quizás porque él era mucho más poderoso, más fuerte que yo y con una mente muy capaz, muy inquieta- en las palabras de Babu se notaba la admiración que la mujer había sentido y seguía sintiendo por aquel hombre. ?Yo sé que tengo un limite, o varios. A ver si me explico mejor- Hizo un silencio buscando las palabras. ?Por un lado el uso de estas habilidades me cansa, me agota y eso no sólo tiene que ver con el tiempo que las use, sino también con la... potencia, podría decir. No es lo mismo, por ejemplo, hablar telepáticamente con vos, que hacerlo con un desconocido y mucho más difícil es hacerlo con alguien que se resiste a esta comunicación. En lo que refiere a la cantidad de habilidades que una persona pueda tener, bueno, eso no lo sé, pero si sé por ejemplo que a mi me cuesta menos mover cosas que ?empujar? la mente de una persona. En cambio tu abuelo era muy bueno ?empujando? mentes y podía lograr cosas sorprendentes- una sonrisa, producto de una buen recuerdo asomó en su rostro. ?Me acuerdo de una vez que fuimos a comer a un restaurante muy paquete, con mucho lujo y cuando tuvimos que pagar la cuenta tu abuelo agarró una servilleta, la dobló y la puso sobre esa carpetita de cuero donde nos habían dejado la cuenta. Cuando el mozo vino a buscarla tu abuelo lo miro y mientras lo ?empujaba? le dijo: ?El vuelto es para la caja de empleados?. El mozo abrió disimuladamente la carpetita y abrió los ojos. Yo no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero después tu abuelo me contó que había ?empujado? la mente del hombre y del que atendía la caja haciéndoles creer que había exactamente el doble de lo que había salido la cena- Amalia se rió divertida e inmediatamente excusó a su abuelo ?Ojo, mirá que no era un ladrón ni nada por el estilo, al contrario, renegaba de usar sus capacidades para su propio beneficio. Aquello fue una broma, le gustaba divertirse y bromear- Luego hizo silencio súbitamente, su cara no reflejaba emoción alguna, pero Laika supo que su abuela reprimía en aquel preciso instante la angustia que la ausencia de su compañero le provocaba.
Layka asentía a cada palabra de su abuela. Muchas cosas le eran aún díficiles de digerir, pero no por ello le emocionaban menos. Al contrario, el hecho de saber que ella ya había descubierto no una sino tres capacidades, la hacía preguntarse cuántas más podría encontrar de camino. Sin embargo, algo le preocupaba y no quería aún discutirlo con su abuela. Si había gente que tenía capacidades para el mal, si el accidente de sus padres no fue realmente eso. ¿Cómo saber qué capacidades terribles podrían desarrollar? Incluso ella misma, ¿cómo estar segura de que algún día, sin querer, no lastimaría a alguien?
-Babu, yo te agradezco que me digas todo ésto. Que me hayas cuidado, que me sigas cuidando. Haré lo mejor que pueda para desarrollar estos dones y usarlos para el bien. Tengo miedo de muchas cosas pero nada demasiado grave, es sólo la exitación de tener estas habilidades y de que el mundo ahora parezca algo tan distinto.
Miró la hora y dijo:
-Mejor vamos a dormir. Mañana me levantaré y practicaré, por decirlo así, un poco más y además quiero comprar unas cosas.
No, todavía no le contaría de mis miedos, todavía no... pensó la joven, más preocupada por la salud de su babu que de todo lo demás. No quería preocuparla, quería hacer todo bien.
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Domingo 13 de Junio de 2010
Amalia, Babu, miró con cierta sorpresa, aunque no tanta, la escena que se desarrollaba en la cocina.
-Hablemos entonces- dijo con una sonrisa y con bastante excitación en la voz
Layka se sentó y esperó a que su abuela hiciese otro tanto. Miró a Paco quedamente como corroborando que el gato estaba ahí en la posición opuesta del cuchillo que quedaba desde el otro sitio de la cocina, bajo la heladera.
-Babu, creo que puedo mover cosas con la mente y también creo que entré a tu sueño anoche. No sé cómo lo hice.
La chica se mordió el labio inferior, nerviosa.
-Pero está conectado a mi concentración y a mis emociones. Recién arrojé un cuchillo directamente hacia atrás sin tocarlo, todo por el terror que me dió de que se clavara sobre Paco.
Layka respira lentamente pero se siente agitada.
-Babu, esto me está asustando... ¿cuál es el límite, como lo controlo, cuántas cosas más puedo llegar a hacer?
Amalia mira a su nieta con expresión reflexiva y luego responde ?Si tu abuelo o tu padre estuviesen acá seguro podrían explicarte muchas más cosas. Pero bueno ? dice alejando los malos recuerdos que amenazaban con obscurecer sus pensamientos ?Ahora no vale la pena lamentarse ni preocuparse por eso. Lo que sé de los límites es que dependen mucho de cada persona, de sus creencias y sus autolimitaciones. Al menos esto es lo que decía tu abuelo. Solía decir que para alcanzar el poder no había más que superar la limitaciones que los demás y uno mismo se impone. Según él cualquier persona era capaz de desarrollar estas... capacidades. Esa era su forma de pensar, su teoría personal digamos. Quizás porque él era mucho más poderoso, más fuerte que yo y con una mente muy capaz, muy inquieta- en las palabras de Babu se notaba la admiración que la mujer había sentido y seguía sintiendo por aquel hombre. ?Yo sé que tengo un limite, o varios. A ver si me explico mejor- Hizo un silencio buscando las palabras. ?Por un lado el uso de estas habilidades me cansa, me agota y eso no sólo tiene que ver con el tiempo que las use, sino también con la... potencia, podría decir. No es lo mismo, por ejemplo, hablar telepáticamente con vos, que hacerlo con un desconocido y mucho más difícil es hacerlo con alguien que se resiste a esta comunicación. En lo que refiere a la cantidad de habilidades que una persona pueda tener, bueno, eso no lo sé, pero si sé por ejemplo que a mi me cuesta menos mover cosas que ?empujar? la mente de una persona. En cambio tu abuelo era muy bueno ?empujando? mentes y podía lograr cosas sorprendentes- una sonrisa, producto de una buen recuerdo asomó en su rostro. ?Me acuerdo de una vez que fuimos a comer a un restaurante muy paquete, con mucho lujo y cuando tuvimos que pagar la cuenta tu abuelo agarró una servilleta, la dobló y la puso sobre esa carpetita de cuero donde nos habían dejado la cuenta. Cuando el mozo vino a buscarla tu abuelo lo miro y mientras lo ?empujaba? le dijo: ?El vuelto es para la caja de empleados?. El mozo abrió disimuladamente la carpetita y abrió los ojos. Yo no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero después tu abuelo me contó que había ?empujado? la mente del hombre y del que atendía la caja haciéndoles creer que había exactamente el doble de lo que había salido la cena- Amalia se rió divertida e inmediatamente excusó a su abuelo ?Ojo, mirá que no era un ladrón ni nada por el estilo, al contrario, renegaba de usar sus capacidades para su propio beneficio. Aquello fue una broma, le gustaba divertirse y bromear- Luego hizo silencio súbitamente, su cara no reflejaba emoción alguna, pero Laika supo que su abuela reprimía en aquel preciso instante la angustia que la ausencia de su compañero le provocaba.
Layka asentía a cada palabra de su abuela. Muchas cosas le eran aún díficiles de digerir, pero no por ello le emocionaban menos. Al contrario, el hecho de saber que ella ya había descubierto no una sino tres capacidades, la hacía preguntarse cuántas más podría encontrar de camino. Sin embargo, algo le preocupaba y no quería aún discutirlo con su abuela. Si había gente que tenía capacidades para el mal, si el accidente de sus padres no fue realmente eso. ¿Cómo saber qué capacidades terribles podrían desarrollar? Incluso ella misma, ¿cómo estar segura de que algún día, sin querer, no lastimaría a alguien?
-Babu, yo te agradezco que me digas todo ésto. Que me hayas cuidado, que me sigas cuidando. Haré lo mejor que pueda para desarrollar estos dones y usarlos para el bien. Tengo miedo de muchas cosas pero nada demasiado grave, es sólo la exitación de tener estas habilidades y de que el mundo ahora parezca algo tan distinto.
Miró la hora y dijo:
-Mejor vamos a dormir. Mañana me levantaré y practicaré, por decirlo así, un poco más y además quiero comprar unas cosas.
No, todavía no le contaría de mis miedos, todavía no... pensó la joven, más preocupada por la salud de su babu que de todo lo demás. No quería preocuparla, quería hacer todo bien.
Mar de Ajó, Partido de la costa
Domingo 13 de Junio de 2010
Amalia, Babu, miró con cierta sorpresa, aunque no tanta, la escena que se desarrollaba en la cocina.
-Hablemos entonces- dijo con una sonrisa y con bastante excitación en la voz
Layka se sentó y esperó a que su abuela hiciese otro tanto. Miró a Paco quedamente como corroborando que el gato estaba ahí en la posición opuesta del cuchillo que quedaba desde el otro sitio de la cocina, bajo la heladera.
-Babu, creo que puedo mover cosas con la mente y también creo que entré a tu sueño anoche. No sé cómo lo hice.
La chica se mordió el labio inferior, nerviosa.
-Pero está conectado a mi concentración y a mis emociones. Recién arrojé un cuchillo directamente hacia atrás sin tocarlo, todo por el terror que me dió de que se clavara sobre Paco.
Layka respira lentamente pero se siente agitada.
-Babu, esto me está asustando... ¿cuál es el límite, como lo controlo, cuántas cosas más puedo llegar a hacer?
Amalia mira a su nieta con expresión reflexiva y luego responde ?Si tu abuelo o tu padre estuviesen acá seguro podrían explicarte muchas más cosas. Pero bueno ? dice alejando los malos recuerdos que amenazaban con obscurecer sus pensamientos ?Ahora no vale la pena lamentarse ni preocuparse por eso. Lo que sé de los límites es que dependen mucho de cada persona, de sus creencias y sus autolimitaciones. Al menos esto es lo que decía tu abuelo. Solía decir que para alcanzar el poder no había más que superar la limitaciones que los demás y uno mismo se impone. Según él cualquier persona era capaz de desarrollar estas... capacidades. Esa era su forma de pensar, su teoría personal digamos. Quizás porque él era mucho más poderoso, más fuerte que yo y con una mente muy capaz, muy inquieta- en las palabras de Babu se notaba la admiración que la mujer había sentido y seguía sintiendo por aquel hombre. ?Yo sé que tengo un limite, o varios. A ver si me explico mejor- Hizo un silencio buscando las palabras. ?Por un lado el uso de estas habilidades me cansa, me agota y eso no sólo tiene que ver con el tiempo que las use, sino también con la... potencia, podría decir. No es lo mismo, por ejemplo, hablar telepáticamente con vos, que hacerlo con un desconocido y mucho más difícil es hacerlo con alguien que se resiste a esta comunicación. En lo que refiere a la cantidad de habilidades que una persona pueda tener, bueno, eso no lo sé, pero si sé por ejemplo que a mi me cuesta menos mover cosas que ?empujar? la mente de una persona. En cambio tu abuelo era muy bueno ?empujando? mentes y podía lograr cosas sorprendentes- una sonrisa, producto de una buen recuerdo asomó en su rostro. ?Me acuerdo de una vez que fuimos a comer a un restaurante muy paquete, con mucho lujo y cuando tuvimos que pagar la cuenta tu abuelo agarró una servilleta, la dobló y la puso sobre esa carpetita de cuero donde nos habían dejado la cuenta. Cuando el mozo vino a buscarla tu abuelo lo miro y mientras lo ?empujaba? le dijo: ?El vuelto es para la caja de empleados?. El mozo abrió disimuladamente la carpetita y abrió los ojos. Yo no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero después tu abuelo me contó que había ?empujado? la mente del hombre y del que atendía la caja haciéndoles creer que había exactamente el doble de lo que había salido la cena- Amalia se rió divertida e inmediatamente excusó a su abuelo ?Ojo, mirá que no era un ladrón ni nada por el estilo, al contrario, renegaba de usar sus capacidades para su propio beneficio. Aquello fue una broma, le gustaba divertirse y bromear- Luego hizo silencio súbitamente, su cara no reflejaba emoción alguna, pero Laika supo que su abuela reprimía en aquel preciso instante la angustia que la ausencia de su compañero le provocaba.
Layka asentía a cada palabra de su abuela. Muchas cosas le eran aún díficiles de digerir, pero no por ello le emocionaban menos. Al contrario, el hecho de saber que ella ya había descubierto no una sino tres capacidades, la hacía preguntarse cuántas más podría encontrar de camino. Sin embargo, algo le preocupaba y no quería aún discutirlo con su abuela. Si había gente que tenía capacidades para el mal, si el accidente de sus padres no fue realmente eso. ¿Cómo saber qué capacidades terribles podrían desarrollar? Incluso ella misma, ¿cómo estar segura de que algún día, sin querer, no lastimaría a alguien?
-Babu, yo te agradezco que me digas todo ésto. Que me hayas cuidado, que me sigas cuidando. Haré lo mejor que pueda para desarrollar estos dones y usarlos para el bien. Tengo miedo de muchas cosas pero nada demasiado grave, es sólo la exitación de tener estas habilidades y de que el mundo ahora parezca algo tan distinto.
Miró la hora y dijo:
-Mejor vamos a dormir. Mañana me levantaré y practicaré, por decirlo así, un poco más y además quiero comprar unas cosas.
No, todavía no le contaría de mis miedos, todavía no... pensó la joven, más preocupada por la salud de su babu que de todo lo demás. No quería preocuparla, quería hacer todo bien.
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Martes 15 de Junio de 2010
El lunes simplemente no me salió nada, pero nada. Ni intentar meterme en la cabeza de babu. Y eso que mi abuela había expresado que no tenía problemas, que ella confiaba en mí tanto para meterme en sus sueños o leer sus pensamientos. Que, de todos modos, ella y yo éramos una. Tanto me quería, tanto, que no ocultaba nada a mí. O quizás es que sabía que siendo tan novata, por decirlo así, sería imposible que viera más allá de lo que Babu quisiera mostrarme.
Este martes estaba irritada. Me había ido hasta el supermercado para abastecerme nuevamente de las cosas más elementales. Y había una de esas colas para la caja que no te imaginas, al menos veinte personas y todos con los carritos llenos.
Para colmo había comprado comida para Paco y quería llevársela pronto porque anoche no le había podido alimentar bien. La comida que compré anteriormente se me había terminado antes de tiempo. Es que era un gato glotón.
"Vamoooos, genteeeeeeee, tengo que ir a casa"
Comencé a mover las piernas nerviosamente. Miraba el reloj, eran ya pasadas las tres de la tarde. Tenía que ir a casa a alimentar a Paco, tenía que hacerle su té a la abuela, tenía que practicar. Y para colmo, ahora una señora se quejaba de que el precio que le cobraba la cajera no era el precio de lista.
"Ay por Dios, ¡déjense de joder! Son sólo dos pesos de diferencia, no es como que no tengas plata...." Dije eso porque la mujer estaba muy bien vestida.
Entonces pasó: entré en la mente de la mujer.
"Quién se cree que es esta chiruza estúpida, cajerita de mierda. A mí me devolvés los dos pesos o me quedo acá hasta que te pudras."
Me quedé tan nerviosa con esa soberbia de la mujer que la miré con odio, realmente con encono por su manera de maltratar a la empleada y ahí pasó lo otro. De un fogonazo se corto la luz adentro del super... y no me pregunten por qué, pero yo estaba segura de que había sido mi culpa.
Mar de Ajó, Partido de la costa
Martes 15 de Junio de 2010
El lunes simplemente no me salió nada, pero nada. Ni intentar meterme en la cabeza de babu. Y eso que mi abuela había expresado que no tenía problemas, que ella confiaba en mí tanto para meterme en sus sueños o leer sus pensamientos. Que, de todos modos, ella y yo éramos una. Tanto me quería, tanto, que no ocultaba nada a mí. O quizás es que sabía que siendo tan novata, por decirlo así, sería imposible que viera más allá de lo que Babu quisiera mostrarme.
Este martes estaba irritada. Me había ido hasta el supermercado para abastecerme nuevamente de las cosas más elementales. Y había una de esas colas para la caja que no te imaginas, al menos veinte personas y todos con los carritos llenos.
Para colmo había comprado comida para Paco y quería llevársela pronto porque anoche no le había podido alimentar bien. La comida que compré anteriormente se me había terminado antes de tiempo. Es que era un gato glotón.
"Vamoooos, genteeeeeeee, tengo que ir a casa"
Comencé a mover las piernas nerviosamente. Miraba el reloj, eran ya pasadas las tres de la tarde. Tenía que ir a casa a alimentar a Paco, tenía que hacerle su té a la abuela, tenía que practicar. Y para colmo, ahora una señora se quejaba de que el precio que le cobraba la cajera no era el precio de lista.
"Ay por Dios, ¡déjense de joder! Son sólo dos pesos de diferencia, no es como que no tengas plata...." Dije eso porque la mujer estaba muy bien vestida.
Entonces pasó: entré en la mente de la mujer.
"Quién se cree que es esta chiruza estúpida, cajerita de mierda. A mí me devolvés los dos pesos o me quedo acá hasta que te pudras."
Me quedé tan nerviosa con esa soberbia de la mujer que la miré con odio, realmente con encono por su manera de maltratar a la empleada y ahí pasó lo otro. De un fogonazo se corto la luz adentro del super... y no me pregunten por qué, pero yo estaba segura de que había sido mi culpa.
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Oft=> rj dame una pista de qué postear el miércoles
heeeeeeeeey
heeeeeeeeey
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.
Re: Angeles Diaz [Prólogo NRM18]
Ángeles Diaz, "Laika"
Mar de Ajó, Partido de la costa
Miércoles 16 de Junio de 2010
Me levanté temprano, tenía ganas de correr junto al mar. Busqué mi pantalón de gimnasia, una remera de mangas largas y un buzo gris, porque evidentemente iba a hacer frío. Antes de salir, pasé a ver a mi abuela y le dije:
-Babu, me voy a trotar cerca del mar. Cualquier cosa llevo el celular. Y si no te acordás del número o algo, aunque te lo dejé anotado en un papel al lado de tu celular... que sería bueno que alguna vez aprendieses a usar ¿sabés? -le dí un beso en la mejilla -cualquier cosa en dos horas estoy de vuelta y preparamos la comida.. Babu me sonrió con esa cara de que todo iba bien en el mundo y salí.
El viento fresco me hizo volar en cabello así que lo até en una cola de caballo y me puse una vincha en la frente. También me puse unas zapatillas de esas gastadas pero que precisamente por eso, me hacían confiar en ellas.
Eran las 8 y media de la mañana cuando ya estaba al lado del mar corriendo. Había poca gente, pero también no era una época alta, muy por lo contrario. Comencé a correr y sentir ese aire despejando mis ideas era toda una bendición. Unas gaviotas remolonas cazaban su desayuno. Pensé en muchas cosas, en cómo estaba ahora acá, en esos pájaros haciendo lo que tenían que hacer, libres para volar pero presos de su necesidad de alimentarse y me sentí un poco como ellos.
Era lindo igual, mucho, estar allí. Me sentí agradecida de poder disfrutar este momento. Algo en mi cabeza me decía que no iban a ser tantos los momentos de paz. No me salió ningún poder aquella mañana, pero logré una relajación que hace tiempo no tenía. Eso, al menos por ahora, era suficiente.
Mar de Ajó, Partido de la costa
Miércoles 16 de Junio de 2010
Me levanté temprano, tenía ganas de correr junto al mar. Busqué mi pantalón de gimnasia, una remera de mangas largas y un buzo gris, porque evidentemente iba a hacer frío. Antes de salir, pasé a ver a mi abuela y le dije:
-Babu, me voy a trotar cerca del mar. Cualquier cosa llevo el celular. Y si no te acordás del número o algo, aunque te lo dejé anotado en un papel al lado de tu celular... que sería bueno que alguna vez aprendieses a usar ¿sabés? -le dí un beso en la mejilla -cualquier cosa en dos horas estoy de vuelta y preparamos la comida.. Babu me sonrió con esa cara de que todo iba bien en el mundo y salí.
El viento fresco me hizo volar en cabello así que lo até en una cola de caballo y me puse una vincha en la frente. También me puse unas zapatillas de esas gastadas pero que precisamente por eso, me hacían confiar en ellas.
Eran las 8 y media de la mañana cuando ya estaba al lado del mar corriendo. Había poca gente, pero también no era una época alta, muy por lo contrario. Comencé a correr y sentir ese aire despejando mis ideas era toda una bendición. Unas gaviotas remolonas cazaban su desayuno. Pensé en muchas cosas, en cómo estaba ahora acá, en esos pájaros haciendo lo que tenían que hacer, libres para volar pero presos de su necesidad de alimentarse y me sentí un poco como ellos.
Era lindo igual, mucho, estar allí. Me sentí agradecida de poder disfrutar este momento. Algo en mi cabeza me decía que no iban a ser tantos los momentos de paz. No me salió ningún poder aquella mañana, pero logré una relajación que hace tiempo no tenía. Eso, al menos por ahora, era suficiente.
A dog doesn?t care if you are rich or poor, what kind of car you drive or if you have the latest designer jeans? Give him your heart and he?ll give you his.