Nikolas Uronios [Prólogo NRM18]

Desde que el gran archimago Ged desapareciera en las espaldas del dragón hace ya unos cuantos años, las cosas en Terramar comenzaron a cambiar, lenta pero continuamente. La escuela de Roke está en alerta, sus magos peregrinan por el archipiélago en busca de pistas que les permitan entender que es lo que está pasando y poder tomar un curso de acción definitivo.
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rj
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Nikolas Uronios [Prólogo NRM18]

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Nikolas Uranios
Isla de Syros, Grecia insular
Lunes 7 de Junio de 2010


Nikolas había descubierto casi sin querer a la metafísica. Lo había hecho entre sus lecturas, extrañas para un niño de su edad, a medida que su subconsciente absorbía conocimientos que quedarían allí esperando durante años ese clic, ese momento de iluminación, de inspiración que atase todos los cabos, que uniese todas las ideas en apariencia inconexas y que armonice las ilusorias paradojas y contradicciones. Aquel momento llegó luego de una década y un lustro de espera, apareció de súbito y lo tomó por sorpresa el día en que el laboratorio se incendió.
Su mente se encontraba centrada en la idea de encender el mechero, pero a su vez comenzó, casi sin darse cuenta, a visualizar cómo se producía el fuego, qué procesos químicos y físicos estaban detrás de la oxidación o combustión.
Reacción exotérmica, punto de ignición, comburente, combustible, velocidad de la reacción, catalizador.
Las combustiones se diferenciaban de las oxidaciones justamente por la velocidad del proceso. Al producirse a gran velocidad la reacción exotérmica de la oxidación no permitía que el cuerpo que se oxidaba disipase el calor generado, la temperatura se elevaba y cuando alcanzaba el punto de ignición se encendía la llama.
Nicolás disponía del comburente, de hecho estaba rodeado de él y lo consumía cada vez que respiraba, también tenía el combustible, el metano que manaba del mechero abierto, sólo le faltaba un catalizador que diese comienzo a la reacción. De repente se su mente se iluminó, también poseía una catalizador, estaba rodeado de él. Fue en ese instante cuando pudo darse cuenta de que sus percepciones se habían alterado, de un instante a otro fue capaz de ?sentir? la presencia del oxigeno, del metano y de la electricidad estática que le rodeaba, sin saber exactamente como, guiándose quizás por el instinto o, para reflejarlo mejor, por un conocimiento adquirido que esperaba latente en su inconciente, dirigió así su poder, su voluntad hacia esa fuente de energía y provocó la chispa.
El catalizador actuó, el metano comenzó a oxidarse alcanzando rápidamente el punto de ignición, la reacción se volvió auto sustentable pues el calor emanado de ella era tal que no permitía que la misma se enfriase. Mientras esto sucedía comenzó a sentir que se debilitaba, parecía que la reacción estaba succionando su energía para mantenerse, sin embargo era incapaz de controlarlo, la llama comenzó a crecer en intensidad y tamaño y pronto comenzó a producir un incendio que se alimentaba con voracidad de Nikolas. Con temor, con terror quizás, observó como el sistema antiincendio se activaba y comenzaba a rociar una mezcla de polvos y agentes químicos para contener el incendio. El fuego luchaba fervientemente por mantenerse y devorar la habitación consumiendo cada vez más energía del cuerpo de Nicolás que se debilitaba cada vez más. Su vista se nubló, se sintió mareado y sus músculos comenzaron a dolerle como si hubiese practicado una intensa actividad física, la habitación en llamas giraba vertiginosamente a su alrededor.
De golpe todo se volvió negro.

La luz llegó tiempo más tarde, desconcertado Nikolas abrió los ojos y observó el lugar en el que se encontraba, era una sala de hospital, a su izquierda se encontró con la mirada perdida de un hombre con graves quemaduras en su rostro.
Recordó de inmediato el incendio e instintivamente palpó su cara. No había vendajes, aquello lo tranquilizó un poco. Miró su cuerpo, brazos, pecho y piernas se encontraban intactas, no sentía un dolor muy intenso aunque si un gran cansancio, de repente se sintió débil y mareado y, como ocurriese en el laboratorio, todo se tornó obscuro nuevamente.
Así pasó el resto de aquel día, recuperando y perdiendo la conciencia. Pese a que hizo tremendos esfuerzos por mantenerse despierto, el enorme gasto de energías en el que había incurrido lo había debilitado muchísimo y su cuerpo necesitaba dormir y reponerse antes de poder albergar completamente su alma.

Desde aquel incidente había pasado ya un año, tiempo que Nikolas utilizó para profundizar sus estudios. Leyó más sobre aquellos temas que lo habían cautivado de pequeño y trato de reproducir lo sucedido en el laboratorio. Sin embargo el temor ante aquella fuerza que no lograba controlar hacía que el experimento fallara una y otra vez al punto que llegó a sospechar si todo aquello no había sido producto de una alucinación provocada por alguna intoxicación por los humos inhalados. Aún con aquella duda sembrada en su mente racional continuó con sus practicas y aprendió poco a poco a ejercer su voluntad sobre los elementos, si bien su poder no era excepcional, Nikolas, notó que este crecía poco a poco.

Un nuevo incidente ocurrió hace escasos tres días. Nikolas se encontraba descansando tranquilamente sobre una piedra en una suerte de playa rocosa. Le gustaba estar al sol, sentía que el astro rey recargaba sus fuerzas más rápidamente por lo que solía ir allí y meditar sobre su poder.
Pensaba en la fuerza del agua, en el poderío de las tempestades y las olas cuando de repente un grito lo expulsó de su meditación. Se incorporó veloz y observó hacia el mar, unos cuantos metros más adelante un pequeño velero conducido por una joven muchacha se zarandeaba sobre las olas. Fue entonces cuando se percató de que el hasta entonces apacible mar se había transformado en un coliseo donde las grandes olas parecían combatir entre si entrecruzándose unas con otras, además el viento iba y venía cambiando rápidamente de dirección y haciendo que a la muchacha le costase mucho mantener el control de la vela. En escasos segundos una fuerte ráfaga de aire golpeó la barca de costado, el velamen se hincho rápidamente y azotó el mástil haciéndolo girar y golpeando a la mujer en la cabeza quién se desplomó hacia el océano. Al ver que la mujer no emergía, Nikolas, se lanzó al agua y la halló hundiéndose precipitadamente hacia el fondo rocoso del océano.
La mujer iba a ahogarse.
Presa del pánico su mente comenzó a trabajar veloz, miles de formulas llenaron su conciencia, de repente surgió la palabra.
?Electrólisis, proceso mediante el cual se separan los átomos constituyentes de una molécula a través del uso de una corriente eléctrica y continua?
Ante la mirada atónita de Nikolas el agua comenzó a burbujear alrededor de la cabeza de la mujer, algunas de las burbujas ascendían con vertiginosa velocidad hacia la superficie, otras se juntaban y acumulaban alrededor de su cabeza formando una especie de escafandra.
La energía de Nikolas comenzó a ser drenada nuevamente, esta vez no podía permitirse perder el control, si lo hacía tanto el como la mujer morirían ahogados. Nadó hacia la muchacha y pudo ver como la gran ampolla que cubría su cabeza comenzaba a romperse mientras el perdía la concentración. Se detuvo un instante, volvió a refrescar el proceso electrolítico en su mente y a azuzarlo con su voluntad.
La burbuja se recompuso.
Apresurándose Nikolas nadó, tomó la mano de la mujer y ascendió a la superficie, una vez allí dejó de concentrarse en la imagen de la escafandra de oxígeno y el poder se desvaneció. Llevó a la mujer inconciente hasta la playa y la recostó sobre la arena. Supo, cuando esta despertó que se llamaba Fedora y que había salido a pasear en el pequeño barco de su padre.
Fedora se tendió exhausta en la arena rocosa y respiró con profundidad mientras se recuperaba de la experiencia, al parecer no había percibido nada de lo que hiciese Nikolas pues el golpe que le había propinado el velamen la había dejado inconciente antes de alcanzar el agua.
El mar se había calmado nuevamente y todo había vuelto a la normalidad tan súbitamente como había comenzado.
Así comienza la historia de Nikolas, en una solitaria playa rocosa bañada por las aguas del egeo y acompañado de la joven Fedora a quién acaba de salvarle la vida
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Shukei
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Re: Nikolas Uronios [Prólogo NRM18]

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Nikolas Uranios
Isla de Syros, Grecia insular
Lunes 7 de Junio de 2010


Respiraba agitadamente. Casi no sentia otra cosa que mi corazón latir fuertemente allí postrado a cuatro patas en la arena mientras el agua caía de mis cabellos a la arena donde a un palmo de distancia descansaba la mujer que a punto había estado de ahogarse. Jadeaba con los intensos latidos. Ahora podía escucharme jadear mientras el corazón se me ralentizaba.

-¿Estás bien? Conseguí balbucear finalmente. -¿Cómo se te ocurre salir al mar sola?

Me dejé caer en la arena finalmente, dejando que el sol calentase mi cuerpo mojado, casi sintiendo los rayos introducirse en mi cuerpo y darme parte de su energía para restablecerme. Mi brazo se posó sobre mis ojos para evitar que la luz me diese directamente. Podía escuchar a la chica a mi lado respirar. Estaba asustada y temblaba del frio tambien. Me acerqué a ella e intenté relajarla, frotando mis brazos por sus hombros para que entrase en calor.

-No te preocupes ya ha pasado todo. Me llamo Nikolas.



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rj
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Re: Nikolas Uronios [Prólogo NRM18]

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Nikolas Uranios
Isla de Syros, Grecia insular
Lunes 7 de Junio de 2010


-¿Por qué no?- respondió la joven? Lo hago desde que era una niña. -Si no hubiese sido por esa repentina ráfaga que sacudió el velero nada de esto habría pasado. ?

La muchacha se incorporó y se zambulló nuevamente en el agua nadando veloz hacia la embarcación que se mecía en las ahora tranquilas aguas del océano. Nikolas se quedó estupefacto viendo cuán rápido se había recuperado la joven. Sintiéndose incapaz de darle alcance y necesitando todavía recuperar fuerzas se sentó en la arena. Mientras tanto Fedora alcanzaba su velero, subían en él con gráciles movimientos haciendo que aquella tarea pareciese sencilla y comenzaba a dirigir la vela nuevamente. Luego estiró la mano y saludó a Nikolas con una sonrisa mientras acercaba la embarcación todo lo que el calado de la misma le permitía. Se detuvo, ancló y mirando al joven directamente a los ojos le dijo.

-¿Quieres ir a navegar un rato? O es que le temes al agua. Venga, tengo salvavidas-
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