Hace ya bastante tiempo que no consigo ni dirigir ni jugar una partida en condiciones. El trabajo, la familia, todas esas cosas que no nos permiten tener el tiempo necesario para echar una buena partida (Ni tan siquiera por el foro) me lo impiden, pero no pierdo la esperanza de ponerme a ello nuevamente. De hecho, apenas entraba por el foro, y en los últimos tiempos lo hacía directamente a la única partida en que jugaba, sin pasar por la web. Un día con algo más de tiempo me dió por pasar, y bueno, me ha servido al menos para ver que las ganas están ahí.
A lo que iba: Para la última partida que intenté dirigir (y que no llegó a jugarse) me encontré con que varios jugadores no conocían la ambientación, y alguno la conocía pero ya no recordaba muchas cosas. Yo mismo me doy cuenta de que, habiendo leído todo lo que pude encontrar de Moorcock en su día (No solo Elric, u otras encarnaciones del Campeón Eterno, si no también joyas como "Behold the Man"), empiezo a necesitar "refrescar" estos temas (No en vano hace ya más de diez años de la última vez que leí a Moorcock, creo...). Así que copio aquí lo que les escribí acerca de las religiones en los Reinos Jóvenes, para que si os apetece lo pulamos un poco y sirva como referencia para aquellos que van a jugar a este juego tan estupendo sin conocer en profundidad el mundo, o que ya no recuerdan tan bien como deberían...
El mensaje original:
Thorontir escribió:La religión en los Reinos Jóvenes
Una breve introducción
En los reinos jóvenes, por lo general, la pregunta no es si crees en dioses o no, o en cuales crees. Los dioses existen, mal que les pese a algunos. Uno puede adorar a un dios -o a varios- o ignorarlo y esperar, con suerte, que el dios haga otro tanto. Uno puede maldecir usando el nombre de un dios, o de un señor elemental, pero por lo general no irá más allá. Y, desde luego, también hay gente que dedica su vida a estas deidades, convirtiendose en miembro de la iglesia de determinado dios, en agente de su culto, o en otras variantes. Aquellos más poderosos de entre los miembros de las iglesias pueden, cuando la necesidad es apremiante, implorar la intervención de sus señores. Y estos, si así lo deciden, pueden aparecer y, quizá, decidir el sino de multitud de hombres. Así pues, los personajes pueden adorar a un dios, señor elemental, señor de las bestias, cualquier cosa, si lo desean. Del mismo modo, pueden no adorar a ninguno. Aun en el último caso, probablemente los nombres de algunas deidades irán asociados a ciertas maldiciones. O ciertos destinos, pues todos aquellos que, navegando por los mares, se ahoguen, tendrán muy probablemente que permanecer el resto de la eternidad moviendo los remos de los infernales barcos de Pyaray, honren a tan horrendo señor o no. O quizás Straasha se apiade de alguno de ellos, y lo salve, aunque los señores elementales -Straasha es el señor del agua- suelen poseer menos poder que los grandes señores del caos.
Algunas veces, cuando un dios necesita peones que cumplan una determinada tarea, puede aparecer ante ellos y asignarles tal empresa. Elric de Melniboné, por ejemplo, fue durante mucho tiempo, a su pesar, poco más que un siervo de Arioco [Arioch], Duque del Caos, Caballero de las Espadas. Corum Jhaelen Irsei, por su parte, sufrió en sus carnes -así como toda su raza- las maquinaciones del propio Arioco, de Mabelrode, y de Xiombarg. Tomó toda su habilidad, toda su rabia, toda su determinación, y acabó desterrando de los planos a los que podía acceder a esos tres señores del Caos. Esto es importante: un dios no es igual de poderoso en todos los planos, e incluso puede no existir en algunos de ellos.
Tambien hay ciertos tipos de deidades -por considerarlos en esta parte- como los Diez Profetas Negros de Nihrain, que no sólo no son adorados, si no que intentan pasar desapercibidos, revelándose sólo cuando es necesario, y sólo ante aquellos que consideran oportuno.
La propia Tormentosa [Stormbringer] puede considerarse un dios, aunque en el plano de Elric se vea confinada en la forma de una enorme espada negra. ¿Quien sabe que poder puede poseer en otros planos?
Si las vidas de los mortales están plagadas de azares, de ambiciones, de guerras, victorias y derrotas, las de los dioses no lo están menos. Ley y Caos se enfrentan en cada plano, y como los propios dioses, no tienen el mismo poder en todos. Sólo en aquellos en los que las fuerzas están en cierto equilibrio perdura la vida: si la balanza se inclina demasiado de alguno de los lados, la vida -y todo en ese plano- termina. La Ley es inmutabilidad: Elric visita un plano en el que la ley exterminó por completo al Caos, y ese plano acabó convertido en un limbo gris, en el que nada sucedía, nada existía, ni siquiera los dioses vencedores. El Caos, por el contrario, es el cambio más infinito, la mutación, el azar. La Ley se asocia a la tecnología, el Caos, por su parte, suele estar asociado a la magia. Los demonios pertenecen al caos, las Virtudes a la Ley.
Hablaba antes de la balanza, y de como se inclina. Hay quienes creen que es la tercera fuerza en discordia: la Balanza Cósmica, que lucha por nivelar aquellos planos en los que Ley o Caos tienen demasiada ventaja. Supuestamente es a la Balanza a quienes sirven algunos de los mayores héroes de todos los planos, incluso el Campeón Eterno, aun cuando en algunas de sus encarnciones sea un campeón del Caos, y en otras de la ley. Cuenta la leyenda que, en el fin de los tiempos, el portador de la Tormentosa y el de Bastón Rúnico se encontrarán en Tanelorn, en la verdadera y única Tanelorn, y que destruirán a la Balanza Cósmica tras haber acabado con Ley y Caos. Se dice que, en ese momento, los hombres serán por fin libres, pues no quedarán dioses que los puedan manipular.
Algunos creen, además, en dioses más antiguos que la Ley, que el Caos, o incluso que la Balanza Cósmica, surgida de los conflictos entre los dos primeros. Estos dioses antiguos han sido, por lo general, olvidados, y pocas pruebas -si es que acaso queda alguna- quedan hoy de su existencia. Salvo en las Crónicas de la Espada Negra, que contienen toda la historia pasada, la actual, y la que está por venir.
La Ley
El pueblo llano apenas conoce a los Señores de la Ley. Si es bien conocido su símbolo: un triangulo equilátero. No hay nada más perfecto, más resistente, más inmutable, que un triángulo rectángulo.
Goldar sea probablemente el más conocido, pero sólo por que es en sus templos donde suelen acuñarse las monedas. Los comerciantes suelen estar bajo su patronato, y en la Isla de las Ciudades Púrpura, consagrada al comercio desde tiempos inmemoriales, se le considera el Dios Supremo.
Donblas es el dios de la justicia, y los jueces suelen declararse siervos suyos. En la mayoria de las ciudades de paises en los que la Ley tiene poder, la policía suele estar bajo mando de sacerdotes de Donblas. Un sacerdote de este dios puede ser muy peligroso, pues aunará su entrenamiento en cuestión de armas con los poderes otorgados por las Virtudes.
Existen otros dioses, pero en los Reinos Jóvenes carecen de poder. Es por esto que apenas se les conoce. Todo colegio, universidad, o similar suele estar consagrado a la Ley. Todo conocimiento -salvo el del manejo de las armas, que es útil pero no un fin en si mismo- está protegido por la Ley, salvo la magia. La magia es Caos, y por tanto debe ser perseguida.
Cuentan que en un lejano castillo, aislada del mundo, habita Myshella, una hechicera de edad desconocida -pero que parece haber estado presente a lo largo de toda la historia de los Reinos Jóvenes- que es la lider suprema de todas las iglesias de la Ley en los Reinos Jóvenes.
Como nota final, los "conversos" existen. Un adorador del Caos será bien acogido en una iglesia de la Ley, si consigue que crean que su conversión es sincera. Si un miembro de la iglesia de la Ley se convierte en cultista del Caos... Bueno, más le vale no encontrar a ningún viejo conocido.
El Caos
En todas aquellas naciones donde el dominio de la Ley no es absoluto, existen templos de las iglesias de Caos. Al contrario que con la ley, existen multitud de Señores del Caos. Todos ellos tienen como símbolo el propio del caos: Un octógono, con ocho flechas que surgen del centro y se dirigen a los vértices. Hasta los propios hechiceros del caos utilizan el símbolo de la Ley para encerrar el propio del Caos cuando invocan demonios. El Caos es muy poderoso, y un hechicero no querrá nunca que el demonio que acaba de invocar le rebane el pescuezo, ni le haga nada aun peor.
Los demonios, como siervos menores del Caos, estando en un plano dominado por este, son relativamente comunes. Por supuesto no los más poderosos, pero si los demonios de poder más bajo. Un noble, o un comerciante adinerado, probablemente dispondrá de armas y armaduras no demasiado mundanas. Los más afortunados incluso dispondrán de una concubina demonio, capaz de cambiar su apariencia para satisfacer a su señor en cualquier momento.
Los señores del Caos con más poder en los Reinos Jóvenes -y del mismo modo los más adorados- son:
Arioco/Arioch: Traicionero, ladino, retorcido... puede ser descrito de muchas maneras. Es capaz de hacer trabajar para sí a personajes tan importantes como el propio Elric. Durante mucho tiempo fue patrón de Melniboné, y esta isla dominaba el mundo, por lo su culto está muy extendido. Puede adoptar apariencias increiblemente atractivas o asquerosamente desagradables, según del humor del que se encuentre. Confiar en Arioco, como en cualquier dios del Caos, es confiar en el azar. Traicionar a un amigo, o hacer que muera por simple desgana puede granjearle a un personaje el amor de Arioco. Un hechicero que se dedique a liberar demonios peligrosos en mitad de una escuela será al instante favorito para que el Señor de las Espadas se fije en él...
Pyaray: El Señor de las Profundidades comanda la Armada del Caos, que surgirá del fondo del mar cuando la batalla final se aproxime. Todo hombre ahogado en el mar se une a su tripulación, todo barco hundido engrosa su flota. Sus agentes no dudarán en hundir un barco en el que ellos mismos viajen, si con ello logran contentar a su señor. Por supuesto, un adorador de Pyaray dificilmente conseguirá pasaje en un barco...
Chardhros: El Segador se define con una palabra: Muerte. Chardhros no exije de sus seguidores honor marcial, justicia, ni ninguna cosa tan absurda. Exige únicamente muerte. Tanto le vale que sus siervos maten a un soldado que a una mujer, que a un niño. Ejecutar a un grupo de hombres desvalidos es tan bueno como participar en una batalla. Un verdugo, lo sepa o no, es un siervo de Chardhros.
Xiombarg o Mabelrode son otros nombres que os deberian sonar, pero en los Reinos Jóvenes su poder se ha desvanecido un tanto. Xiombarg es la Reina de las Espadas, mientras que Mabelrode, el Sin Rostro, es el Rey de las Espadas. Junto a Arioco reinan en los planos de los Vadagh, Corum, el Príncipe de la Túnica Escarlata, bien puede atestiguarlo. Pero en los Reinos Jóvenes lo que queda de sus cultos es más bien el recuerdo, o las ruinas de su poder.
Ahora, dos casos "especiales":
Narjhan es el dios de los mendigos. Aunque nadie -o casi nadie- lo sabe, está encerrado bajo la propia ciudad de Nadsokor. Urish, el Rey Mendigo, lo mantiene allí prisionero, alimentandolo de aquellos a quienes condena a muerte. Si esto es así por voluntad del propio Narjhan, nadie lo sabe. Narjhan odia Tanelorn, y todo aquel que la ataque será bien recibido en Nadsokor. Lo que Narjhan no desea es que se mate: se debe mutilar, desfigurar, etcétera, para obligar a las víctimas a sobrevivir de la mendicidad.
Balo es una especie de "dios bromista". Les cae pesado tanto a sus compañeros entre los Señores del Caos como entre los Señores de la Ley. Que demonios, le cae pesado a casi todo ser sobrenatural, y es algo que se gana a pulso. Aparece ocasionalmente en los Reinos Jóvenes, pues no pocas veces es desterrado por el resto de los Señores de la Entropía.
Deidades no asociadas a la Ley ni al Caos
Que un dios no se cuente entre los señores de la Ley ni del Caos no implica que sirvan a la balanza. Quizá lo hagan. Quizá no.
De este grupo podriamos hablar de dos grandes subgrupos: los Señores Elementales, y los Señores de las Bestias.
Señores Elementales
Grome es el Señor de la Tierra. Un acto tan sencillo como enterrar una moneda en la tierra es una forma de rendirle culto. Enterrar a los muertos también lo es. Grome suele estár en pleitos con Lassa, Señora de los Elementales del Aire. Grome es el Señor de los Gnomos, siendo este el nombre que reciben los Elementales de Tierra. Los Gnomos vienen a ser como Gólems, hombres de piedra sin rasgos. Esto define muy bien al propio Grome: fuerza bruta si, cerebro... bueno, no es su fuerte. Como sucede con los dioses de la Ley, algunas profesiones están bajo el patronato de Grome, habitualmente campesinos, arquitectos, herreros, joyeros, alfareros, y enterradores, estarán bajo el patronato de Grome.
Straasha es el Señor del Agua. Al contrario que Grome, no da valor al dinero, por lo que sus templos no suelen contener riquezas, ni sus adoradores hacen ofrendas monetarias. Straasha no se lleva demasiado bien con Kakatal Señor del Fuego, ni con Pyaray del Caos, pues ambos pretenden reinar sobre los mares. Las ondinas son las elementales de agua, bellas formas de mujer, que suelen hacer perder la cabeza a algunos marineros y pescadores. Hasta que tocan su piel, similar a la de una rana, claro. Straasha es el patrón de los pescadores, marineros, pintores y, en algunos lugares, de los campesinos, pues a Straasha se le asocia con la vida y la fertilidad.
Lassa es la señora del viento. Además, es la madre de Misha y Graoll, los Gigantes del Viento. Sus siervos, los silfos son muchas veces invisibles, cuando no, son meras formas en el aire, nada demasiado definido. Si Straasha no hace particular caso de las monedas, Lassa directamente hace que sus siervos abandonen toda riqueza. Cantantes, oradores, artistas, quizá por esa falta de dinero, suelen declararse bajo el patronato de Lassa. Los artesanos, los cazadores, los vidrieros, y en general cualquiera que viva de su destreza también es muy probable que sea visto como sirviente de Lassa.
Kakatal es el Señor del Fuego, y con diferencia, el más violento de los Señores Elementales. Quizá sea por esto que sus elementales, los Salamandras, son las más utilizadas por los hechiceros cuando deben imbuir un arma y no son capaces de atar demonios. Un impresionante mandoble que acaba en un círculo de llamas desde luego que puede causar destrucción. Los mineros y todos aquellos que se dedican a la metalurgia están bajo su patronato, así como, paradójicamente, los médicos. A Kakatal se le adora de un único modo: quemando cosas. ¿Como le ofreces algo? Quemándolo. Esto le granjea disputas con Grome, pues en lugar de enterrar a sus muertos, los seguidores de Kakatal los incineran, ofreciendoselos a su señor. Además, se lleva fatal con Straasha.
Señores de las Bestias
Cada grupo de bestias suele tener un dios, y en ocasiones son invocados por humanos. Aun así, no son especialmente adorados. En cualquier caso, como ejemplo, algunos de los Señores de las Bestias que tenian pactos con Melniboné -y a los que recurrió Elric en algunos casos- son Meerclaw, Señor de los Gatos, Haaashaastaak, Señor de los Lagartos, Fileet, Señora de las Aves, Roofdrak, Señor de los Perros -y los chacales, y los lobos, etc- o Nnuuurrrr'c'c, Señor de los insectos. Como nota adicional, a los Señores de las Bestias se les suele invocar mediante versos, como
"Tus hijos fueron padres de los hombres
¡Haaashaastaak, Príncipe de los Reptiles,
ven ahora en auxilio de tu nieto!
¡Haaashaastaak, Padre Escamoso,
engendrador de la vida de sangre fría..."
[En este punto se cortaba la invocación, que no estaba completa...
otra:
"Rey con alas!
¡Señor de todo lo que trabaja sin ser visto,
de cuyo trabajo depende todo lo demás!
¡Nnuuuurrrrr'c'c del Pueblo de los Insectos, yo te invoco!"
Otros
En algunos lugares subsisten cultos "marginales". Por ejemplo en el Desierto de las Lágrimas mucho bárbaros adoran a los espíritus de las piedras, de los árboles, de las montañas, o de los animales. Los orgianos adoran a... lo que quiera que adoren. A nadie le importa. En Myrrhyn, entre los hombres alados, se adora a dioses de los cielos que no están presentes en los Reinos Jóvenes. Existen más casos, pero como digo, son marginales.
Está escrito en un tono un tanto informal, que espero no os diguste. Lo dicho, si os apetece que creemos una "referencia de ambientación", o simplemente que intercambiemos puntos de vista, yo encantado
Eso si, me temo que será un debate un tanto lento, al menos por mi parte: probablemente no pueda pasar por aquí de nuevo hasta el lunes, y no suelo ir muy sobrado de tiempo, pero lo dicho, si le damos un poco de vidilla al foro y de paso preparamos algo que sirva para que la gente tenga un primer contacto, fenomenal.¡Nos leemos!
pero tengo intención de ponerle remedio. La verdad es que no tengo mucho tiempo libre para leer, y cuando lo tengo, se lo suelo dedicar a los juegos de rol. 
(en serio, molaria un módulo tuyo...)
... Ya he dicho por ahí que no tengo mucho tiempo para leer y cuando lo tengo, tiro de manuales de rol, pero ten por seguro que las novelas de Moorcock se han puesto las primeras en la lista.